16 de
agosto de 2015
A días de comenzar el ciclo escolar, el 14
de agosto maestros de varias secciones sindicales se movilizaron en diversos
estados del país, en una nueva jornada nacional de lucha convocada por la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) contra la reforma
educativa de Peña Nieto y los partidos del Congreso.
En el
Distrito Federal, la marcha estuvo encabezada por maestros de las secciones 9 y
10 del SNTE, que agrupan a profesores de primaria, secundaria y bachillerato
incorporado a la DGETI (Dirección General de Educación Tecnológica e
Industrial); también participaron maestros de Guerrero, del Estado de México,
de diferentes bachilleratos, trabajadores de la salud y organizaciones
solidarias, que recorrieron Reforma desde el Ángel de la Independencia hasta el
Monumento a la Revolución.
El
gobierno del Distrito Federal, como ya se le ha hecho costumbre en las últimas
movilizaciones, desplegó un número abrumador de granaderos y policías de
tránsito para custodiar y cercar a los contingentes de maestros que
participamos en la marcha, también sacó a relucir vehículos y equipo
antimotines para tratar de intimidar a los maestros. Esto pone en evidencia el
carácter represor del gobierno perredista de Miguel A. Mancera, aliado de Peña
Nieto.
En
estados como Michoacán, Chiapas, Morelos, Durango, Sonora, Oaxaca y Guerrero
también hubo movilizaciones, muchas de ellas multitudinarias. Los maestros
disidentes exigen la cancelación de las evaluaciones punitivas que contempla la
contra reforma educativa, el cese de la represión contra el magisterio
disidente; la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa y el
restablecimiento de la mesa de diálogo entre la Secretaría de Gobernación y la
CNTE.
El
magisterio combativo está demostrando que a pesar de los golpes recibidos no
está derrotado y sigue dispuesto a luchar, amenazando la “paz social” que pretenden imponer el gobierno y sus aliados para
continuar con sus planes anti obreros y anti populares.
Unidad
magisterial y obrera contra la reforma educativa
La contra reforma educativa de Enrique Peña
Nieto es parte de un conjunto de reformas estructurales que amenazan los
derechos laborales y sociales del pueblo trabajador, como la salud y la
educación públicas, la soberanía, la industria y los recursos naturales
nacionales.
Los
empresarios y sus representantes políticos en el gobierno y el régimen buscan
imponer a sangre y fuego esta reforma y sus mecanismos, como las evaluaciones
punitivas y las nuevas condiciones laborales que implica en estados como
Oaxaca, con la reestructuración del Instituto Estatal de Educación Pública de
Oaxaca (IEEPO). Apenas tuvo la oportunidad, el gobernador perredista Gabino
Cué, mostró de qué lado está, exigiendo al gobierno federal la militarización
del estado y golpeando a los maestros con la “reestructuración” del IEEPO, respaldada por Peña Nieto.
Quieren
someter al principal referente de los maestros disidentes, la CNTE y en
especial a la sección XXII de Oaxaca, uno de los principales bastiones de la
Coordinadora, para dar una lección a todos los que luchan y acallar el
descontento magisterial que existe todo el país.
Frente
a la alianza reaccionaria de los empresarios, acaudillados por Claudio X.
González y Mexicanos Primero, sus
medios de comunicación, el Estado y sus fuerzas represivas en contra de los
maestros, se hace necesaria la más amplia unidad del magisterio, con los padres
de familia, los trabajadores de otros sectores y el pueblo pobre.
La CNTE
llamó a impulsar un gran frente contra las reformas estructurales y avanzar
hacia la huelga nacional. Pero no basta con declararlo, hay que dar pasos
concretos para avanzar en su organización y puesta en marcha. Ello requiere
apostar con todo a fortalecer y extender la lucha, sin depositar confianza en
las instituciones y partidos del régimen político; sumando y organizando a
contingentes cada vez más numerosos de maestros y maestras a partir del trabajo
y la discusión desde las bases en las escuelas y centros de trabajo; cuestionar
y enfrentar al charrismo sindical y empeñarse consecuentemente en la
recuperación del sindicato para ponerlo al servicio de la lucha; así como a
conquistar el apoyo de los padres de familia y otros sectores de trabajadores,
haciéndoles ver que la lucha es también en defensa de la educación pública y en
contra del resto de los planes hambreadores del gobierno y los partidos
patronales.
Los
sindicatos que se dicen opositores deben impulsar ya un plan de acción acordado
y coordinado con la CNTE, así como dar pasos concretos para organizar y ponerle
fecha al paro nacional en apoyo al magisterio y todas las luchas, contra la represión
y contra las reformas estructurales.
Comentarios