22 agosto 2015
Bueno primero hay que partir exponiendo
quienes son estas peligrosas castas capitalistas, que se encuentran agrupados
con un conjunto de transnacionales y empresas de destrucción ambiental en
Wallmapu, territorio ancestral perteneciente al pueblo Mapuche: territorio que
fue usurpado y lo sigue siendo.
Acá un
resumen de quienes son estos corruptos, de su mismo sitio web:
Desde
el año 2008 La Multigremial de La Araucanía, está conformada por ochos gremios
productivos privados:
La
Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco, SOFO, A.G., Corporación Chilena de la
Madera Araucanía, Corma, Asociación Gremial de Industriales de Malleco y
Cautín, Asimca, Salmon Chile Araucanía, Cámara Chilena de la Construcción
Delegación Temuco, CChC, Asociación de Hoteleros y Servicios Gastronómicos
Araucanía, Hotelga, Federación Gremial de Dueños de Camiones del Sur, Fedesur,
y la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Temuco, A.G.
Bueno,
ahora podrán imaginar la magnitud de dinero que les llega sobre explotando la
Madre Tierra y planeando día a día seguir desarrollando proyectos e iniciativas
capitalistas que existen en la fértil y generosa “Región de la Araucanía”, llamada por el colonialismo.
La Multigremial
agrupa a gran parte de los sectores productivos de la región, entre ellos, la
destructiva industrial forestal (CORMA), con empresas tales como ARAUCO y
MININCO, quienes sus dueños son de las familias más ricas y poderosas de este
país.
Sumándole
que las empresas forestales entregan financiamiento a gran parte de los
partidos políticos burgueses a cambio de “favores
legislativos” cuando estos llegan al gobierno, para que puedan hacer
movidas que les favorezca a sus intereses económicos, como firmar a favor del
decreto 701, que subvenciona la plantación forestal. Es decir, seguir
expandiendo la invasión forestal en el sur, afectando gravemente a la tierra,
al agua, a las comunidades y campesinos pobres. Todo convertido en un negocio
millonario para unas pocas familias que ni si quiera viven allí y no les afecta
la grave situación en que se encuentra la tierra debido a la industria del mono
cultivo forestal.
Otro punto
importante, es que la Multigremial, ha desconocido que tienen sus empresas e
instalaciones en territorio robado. Solo han hecho campañas mediáticas
construyendo una imagen de “victima de
atentados”, sin reconocer que mantener activa sus operaciones y tránsito de
camiones en zonas donde hay comunidades en proceso recuperación territorial,
solo hace que las contradicciones se agudicen y las posiciones de radicalicen.
El
pueblo mapuche ha luchado ya varias décadas por ir recuperando metro a metro su
preciado territorio, que es fundamental para desarrolla su vida cultural y
espiritual, su quehacer político y sustento económico, manteniendo siempre el
principio de equilibrio y respeto con la naturaleza y los seres vivos que allí
conviven. Territorios de alta significación en su cosmovisión milenaria,
denominados como “espacios sagrados”,
donde se desarrollan ceremonias ancestrales y actividades comunitarias, pero
claro, esto bajo el punto de vista capitalista es “no sacarle provecho a la tierra”, “esas tierras llanas y fértiles tienen que ser explotadas para provecho
del país”… Decían los columnistas del Mercurio cuando estaban preparando el
escenario social y político para justificar el genocidio y robo del territorio
en la mal llamada Pacificación de la Araucanía.
Hoy en
día la mentalidad del empresariado sigue siendo la misma, el conflicto no tiene
salida, todas las medidas que haga el gobierno de turno son para calmar
momentáneamente la situación de uno u otro lado, pero no son una solución
definitiva, que se podría alcanzar en una fase en que paulatinamente todo el
territorio usurpado vuelva a ser en la praxis del pueblo mapuche. Pero debido a
que aún existen millonarios intereses económicos y entre ellos hay políticos en
medio del botín: no hay solución posible, solo una creciente ola de violencia,
tomas de fundos y brutal represión. Medidas gubernamentales que reproducen el
espiral.
El
principal enemigo en este momento del pueblo mapuche es la industria forestal,
son ellos los que concentran el mayor número del territorio usurpado. Por
ejemplo, forestal MININCO, del grupo Matte, tienen más de un millón de
hectáreas de propiedad forestal y el total de toda la población mapuche, de la
Región de la Araucanía, no alcanza a tener más de setecientas mil hectáreas.
Es
decir, solo una familia de poderosos capitalistas tiene más tierra que todos
los mapuches juntos y luego reclaman por sus medios de comunicación serviles
cuando las comunidades se toman los fundos o cuando incendian camiones para
evitar que la empresa siga produciendo, saqueando y destruyendo el medio
ambiente. El escenario se hace más complejo, al comprobar hasta en tribunales,
que han habido atentados incendiarios provocados por los mismos camioneros para
cobrar seguros. Es decir, estamos en una etapa donde el conflicto trae
millonarias cifras, al igual que en la guerra, la inversión a tecnología,
seguros, aparatos y escuadrones represivos aumenta, pero estas medidas solo
alejan la solución y les sirve a los poderosos para ocultar los motivos de
fondo de estas acciones de resistencia social.
Cómo
funciona el modus operandi del neocolonialismo:
Poner
toda la atención en hechos violentos, descontextualizarlos, aislarlos,
tergiversarlos, sirve para que un proceso de defensa legítima por parte de
comunidades que están recuperando su territorio, se transforme en “hechos aislados” o “atentados terroristas”, del cual no se explica al público las
razones y motivos de estos hechos, construyendo una imagen de violencia sin
sentido o gratuita. Pero hay que dejar en claro que estas acciones son en
defensa de la tierra y contra la infraestructura y máquinas de las empresas,
para que dejen destruir bosques, cerros, montañas, prados, llanos y el rico
territorio biodiverso que existe en la Araucanía.
Quema
de camiones para que la empresa deje de operar y salga del territorio, es a
grandes rasgos el camino que han tomado muchas comunidades y organizaciones
debido a la nula voluntad política de devolver el territorio y saldar la deuda
histórica pendiente hace más de 100 años, en un sangriento periodo de expansión
de la naciente republica chilena.
No se
puede quedar de brazos cruzados mientras a fuera de tu casa destruyen a tu
madre tierra y más encima viviendo en pequeños reductos de tierra seca y desierta
por culpa de las plantaciones forestales. Los camiones quemados son la
consecuencia directa de años de robo, saqueo y violaciones sistemáticas a un
pueblo guerrero herido por la historia y el presente, pero con buena memoria y
capacidad de adaptación a los nuevos escenarios.
El
actual sistema capitalista, representado en una casta de organizaciones multigremiales,
partidos políticos y empresas transnacionales, busca la forma de reinventarse,
de legitimarse, de imponerse nuevamente, de lograr su perpetuación económica y
dominación política, a través de una serie de “medidas y reformas” que sólo hacen que se desvié la atención en “evitar las consecuencias” y no
solucionar el “origen de lo que provoca
las consecuencias”. Es decir, que se centren los cambios en instalar nuevos
y modernos mecanismos de control y seguridad, aumentar la inyección de recursos
a los usurpadores. Seudo soluciones que reproducen y fortalecen el mismo
sistema que tanto mal genera. No les interesa y conviene hacer un necesario
cambio en el modelo económico, en el cual la tierra esté mejor distribuida,
devuelta a sus habitantes originarios y que la formas de producir sean en un
marco de armonía y sustentabilidad con la tierra.
Dadas
las condiciones anteriormente expuestas, podemos reflexionar, a simple vista,
que debido a la complicidad, que existe entre la clase política burguesa, el
mercado global y la industria capitalista, podemos darnos cuenta, que este
conflicto no se resuelve haciendo una serie de “marchas de camioneros” o “teleseries
mediáticas pro empresariado” o “montajes
CAM-FARC”. Tan solo son distractores de masas, una falsa solución mediocre
que esconde el macabro negocio de la acumulación y destrucción de la tierra en
pocas manos…
Si las
empresas aumentan sus medidas de seguridad y vigilancia, no le queda otra a la
Resistencia Mapuche de seguir perfeccionándose en el arte de sabotear a sus
ladrones para lograr sus objetivos de recuperación y reivindicación
territorial.
Así es
la guerra. No es tiempo de llorar…
¡Por
un Wallmapu Libre y autónomo!
¡Sin
transnacionales capitalistas!
¡Amulepe
taiñ Weichan, Marrichiwew!
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