Carta de la familia de Rubén Espinosa: Buscaba siempre la verdad, darle voz a través de su imagen a los no escuchados
Publicado el 20 / agosto
/ 2015
Zapateando
Tejiendo las redes de
otra comunicación
A la
opinión pública nacional e internacional
A las
amigas y los amigos
A las
organizaciones sociales que nos han acompañado
A la
sociedad en general
México, D.F. a 19 de agosto de 2015.-
Familiares de Rubén Espinosa exigimos al presidente Enrique Peña Nieto
esclarecer el caso hasta las últimas consecuencias, por el asesinato de Rubén,
fotoperiodista desplazado de Veracruz y asesinado el pasado 31 de julio, junto
con Nadia Vera, activista, Yesenia Quiroz Alfaro, Mile Virginia Martín y Olivia
Alejandra en la colonia Narvarte.
El
Estado mexicano, es el responsable de garantizar la libertad de expresión y
derecho a la información que como ciudadanos y ciudadanas se nos ha negado ante
la creciente ola de violencia contra la prensa y las voces críticas.
Responsabilizamos a las autoridades estatales y federales de salvaguardar la
integridad y seguridad de aquellos familiares que hemos perdido a un periodista
como represalia a su labor informativa.
Hacemos
un llamado para que través de las instancias de justicia se sigan las líneas de
investigación relacionadas con la labor periodística de Rubén y el activismo de
Nadia en Veracruz, siendo estos ejes fundamentales para garantizar el derecho a
la justicia y solicitamos la reparación de daño para las víctimas así como el
reconocimiento público.
Exigimos
a Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno del Distrito Federal, que aclare la
vulnerabilidad con la que se encuentran la ciudadanía y periodistas que hablan
con la verdad, que especifique qué medidas están realizando para garantizar la
protección de periodistas desplazados, que realice un compromiso para que no se
repitan estos hechos y que el caso no quede impune.
Exigimos
una rendición de cuentas pública de Javier Duarte, gobernador de Veracruz, ya
que no aceptamos que haya más periodistas asesinados, ni más casos impunes.
Mientras, el mandatario advierte a periodistas “pórtense bien”, Veracruz es la entidad más letal para la libertad
de expresión: aquí se matan, desaparecen, y agreden a cualquier voz crítica al
gobierno local.
Familiares
de Rubén Espinosa agradecemos a los periodistas, organizaciones y ciudadanía
por su apoyo y acompañamiento en esta exigencia de búsqueda de justicia. Por
cuestiones de seguridad y procesos legales en la investigación del homicidio y
feminicidios hemos decidido -por el momento- no otorgar entrevista con medios
de comunicación, nacionales ni internacionales, dejando en manos de nuestros
abogados los procesos legales de la investigación. Apelamos a su solidaridad y
comprensión en esta decisión.
Rubén
Espinosa Becerril regresó al Distrito Federal tras ocho años de trabajar en
Xalapa, Veracruz. El 12 de junio de este año llamó a su hermana para decirle
que estaba en la Ciudad de México: “Hubo
problemas; está cabrón” -le expresó-.
Rubén
con el afán de mantener la seguridad de su familia decía poco; escondía su
miedo. Pero actuaba, se movía y confiaba en las organizaciones con las que trabajaba.
Al llegar dio entrevistas, habló con quien pudo para protegerse para buscar un
camino nuevo lejos del peligro que Veracruz le significaba.
Trabajaba
en AVC Noticias y como corresponsal de Proceso y Cuartoscuro. Su camino lo
forjó solo, sin escuela, investigando, con ideales firmes y siempre con el
respaldo de la comunidad periodística de Xalapa. Hizo de la fotografía la
manera de compartir su mundo. “Me han
hecho saber que soy un fotógrafo incómodo para el gobierno veracruzano”,
dijo Rubén entrevistado por Sin Embargo.
Buscaba
siempre la verdad, darle voz a través de su imagen a los movimientos
independientes, a las luchas, a los no escuchados. Y por ello le cerraron los
ojos, le amarraron las manos, lo torturaron y le dieron el tiro de gracia. Lo asesinaron.
Lo mataron en un departamento de la colonia Narvarte junto a cuatro mujeres.
Entre ellas una luchadora social, firme y contundente, una gran amiga de años,
Nadia Vera.
Ni
ellas ni él merecían ser asesinados. No cuando Rubén se fue al DF buscando
salvaguardar su vida de las amenazas que había recibido en el estado de
Veracruz por parte del gobierno de Javier Duarte. No, cuando dio aviso a todos
los medios que estuvieron a su alcance para advertir a las autoridades
federales y capitalinas acerca del riesgo en el que se encontraba. Él pensó que
esos gritos de auxilio lo salvarían y sin embargo no fue cobijado por el Estado.
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