Por Frida Guerrera
@fridaguerrera
Fuente: Fridaguerrea.blogspot.com
Publicado por Kaos en la red
“Yo no tengo miedo, es mi misión y jamás la dejaré”: Alejandro Solalinde
En 2007 en Ciudad Ixtepec, Oaxaca, Alejandro Solalinde Guerra, fue detenido y encarcelado, su único delito fue instalar una casa de migrantes para dar cobijo, algo de comida y sobretodo amor a los migrantes que transitaban en aquel entonces en “La Bestia”. Desde hace años, Solalinde da de comer, cura heridas y pone voz a las denuncias de miles de migrantes hondureños, salvadoreños, guatemaltecos o cubanos.
En enero de ese año, Alejandro Solalinde fue encarcelado por la policía municipal de Ciudad Ixtepec, Oaxaca, junto a 17 migrantes, tras denunciar la existencia de una red de secuestradores de centroamericanos que operaban en complicidad con las policías locales. (http://youtu.be/TexHG9Ky1pA).
El 24 de junio de 2008, un grupo de personas
influenciados por esos mismos policías municipales, quienes recibieron órdenes
del entonces presidente municipal de extracción priista, Gabino Guzmán Palomec,
para azuzar a la comunidad generando rencores mal infundados contra el conocido
Padre Solalinde, y su labor por los migrantes.
Desde entonces la lucha que Alejandro Solalinde se
ha mantenido con decenas de amenazas de muerte, hostigamientos,
descalificaciones hasta el día de hoy, sin embargo como él mismo expresa muchas
veces, es su misión y no la dejará, así se encuentre su vida en peligro.
Algo parecido sucedió hace unos días en el Albergue
Casa Humanitaria de Chahuites, extensión de Hermanos en el Camino de recién
apertura. En el Municipio de Chahuites se instaló un albergue para darles
cobijo y un poco de calma, ayuda legal, y descanso a los migrantes que desde
julio de 2014 a raíz de la implementación del Programa Frontera Sur, caminan por largas horas, abrazados por el
sol, la noche, las ampollas, las decenas de piquetes de insectos, y lo peor:
los delincuentes, quienes no pierden oportunidad para asaltarlos, violarlos,
amenazarlos, hombres y mujeres acompañados de menores de edad que buscan llegar
a ese destino maldito que es Estados Unidos, solo para acariciar el “sueño americano”. A diferencia del presidente
de Ixtepec en 2007, el presidente municipal de Chahuites, José Antonio Ruiz
Santos, movido por la empatía que tiene por los migrantes, ya que en algún
momento su familia también lo fue en Estados Unidos, decidió no permitir la
intervención del Instituto Nacional de Migración en su municipio ya que
violenta los derechos humanos de quienes solo transitan por su localidad. “No le hacen daño a nadie y si cometen
alguna infracción claro que los pondremos a disposición de INM, no de otra
manera”.
Para el presidente municipal de Chahuites el apoyo
que le brinda a los migrantes y a los defensores de derechos humanos que
colaboran en la casa no ha sido sencillo y a diferencia de muchos alcaldes o
funcionarios del país, como Patricia Peña Recio, diputada federal por el
Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Veracruz, quien declaró que los migrantes son un peligro, generando
con esto precisamente ese odio de los lugareños por quienes solo están de paso.
José Antonio Ruiz Santos, solo pretende acompañar un poco el paso de los
migrantes y eso se llama amor, empatía a quienes lo necesitan.
El día 24 de marzo de 2015, inició el Viacrusis Migrante el cual arrancó en
Rio Suchiate, Chiapas y culminará el 4 de a abril en Ciudad Ixtepec, Oaxaca, con
el único fin de seguir mostrando la vulnerabilidad con la que decenas de
hombres, mujeres y niños transitan por lo que ellos llaman el infierno: México. Aún recuerdo las palabras que me decía hace
unos meses un migrante en la casa de Chahuites después de haber sido asaltado,
humillado por un grupo de delincuentes: “el
95% de los mexicanos son buenos, nos ayudan, nos dan un taco, el otro 5% es al
que no le gusta trabajar y nos asaltan, nos desnudan”.
En algún otro momento un grupo de migrantes exhibía
una lona que decía, “solo soy migrante,
no soy delincuente, no me mates”…
El trabajo por darle un poco de cobijo y remanso a
los migrantes es de muchos, no solo es el Padre Solalinde: Fray Tomás, Alberto
Donis, Irineo Mujica, Armando, la Hermana Leticia Gutiérrez, Yesica, las patronas, Rubén Figueroa, decenas de
voluntarios que silenciosos buscan aminorar un poco el camino de quienes
huyendo de sus países de origen pretenden encontrar un trabajo en ese país que
nos escupe, que nos repudia por el simple hecho de ser quienes con esa sangre
trabajadora hacemos lo que a esa sociedad no le gusta, ensuciarse las manos,
sudar, matarse por unos dólares ganados para enviar a casa. Ahí donde se quedan
hijos, esposas, esposos, padres, madres, vidas truncadas, porque América Latina
se encuentra sumergida en la desesperanza, atrapada en narcoestados que
asesinan.
Alarmante es lo que sucedió con Carmen Aristegui
que era una de las que daban voz a los migrantes, alarmante es que a seis meses
sigamos exigiendo la aparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, estruja el
alma saber de los miles de desaparecidos en este país, de los asesinados y las
mujeres violentadas, muertas a diario en este México, envuelto en ríos de
sangre que evidencian las decenas de cuerpos sembrados en sus campos, que antes
daban vida y que hoy son el sepulcro de muchos de ellos, pero también alarmante
es el paso de decenas de migrantes que por mar y tierra desaparecen, y que a
quienes tratan de apoyarlos un poco, los denostan, los denigran, los atacan.
La vertiente de dolorosas situaciones pareciera que
nos arrastra, no sabemos para donde voltear, hacia donde gritar, lo que si
tenemos claro es que el enemigo es el estado representado por Enrique Peña
Nieto, haciéndole el trabajo a Barack Obama, a él a Peña Nieto, es a quien el
día de hoy debemos exigir que renuncie, porque lo que viene para este país y
quienes transitan por él, no es nada alentador, tal parece que la lucha es
contra las raíces, los pueblos indígenas, contra quienes cuestionan,
contra quienes defienden, defensores de derechos humanos, contra
quienes dan voz, prensa independiente.
Todo indica que ahora ellos (los poderosos) se
sienten la raza superior, como aquellos tiempos de Hitler, pretenden exterminar
a las autoridades sensibles, a los defensores, a los que piensan, a los que por
medio de una pluma, una foto, un micrófono, muestran la podredumbre que se vive
en el país que deslumbra por su belleza y sangra por su injusticia.
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