MALCOLM X: TRAGEDIA Y DIGNIDAD. siempre fue un luchador, un rebelde, y sobre todo, la encarnación de la dignidad
20
marzo, 2015
de
guerrillacmx
Por: Pablo A. Pozzi
Historiador,
docente titular de “Historia de Estados
Unidos” -UBA
Que su recuerdo es factor de conflicto
se ve claramente cuando consideramos que varios docentes secundarios
norteamericanos, durante el mes de “Historia
de los Negros”, prohibieron que sus alumnos escribieran sobre su historia.
Al mismo tiempo, la historia oficial, ya sea la del “establishment” blanco o la de los organismos afroamericanos,
siempre se vieron en problemas para “olvidarlo”
y por ende lo tratan como un “elocuente,
rabioso, y confundido” producto de la marginalidad criminal. Para ellos
Malcolm fue producto del racismo, pero su furia ante la discriminación lo llevó
siempre por caminos equivocados.
¿Estaba equivocado
Malcolm X? ¿Era simplemente un producto del lumpenproletariado?
Malcolm Little nació en
1925, hijo de dos obreros nacionalistas negros, discípulos del jamaiquino
Marcus Garvey. Este no sólo reivindicaba la dignidad y el derecho a la
autodeterminación de los afronorteamericanos, sino también que retornaran al
África. Al mismo tiempo los garveyitas fueron importantes (junto con los
socialistas de la IWW) en la organización de los trabajadores negros y en la
lucha frontal contra el Klu Klux Klan.
Malcolm se educó en ese ambiente y se forjó en las luchas de los trabajadores
negros por la autodeterminación de la década de 1940. Tanto la huelga de
portuarios negros de Seattle, en la que el trotskismo fue influyente, como las
luchas de la Liga de Aparceros del Sur, dirigida por los comunistas, impactaron
en su generación. Malcolm se desarrolló como obrero carpintero, y luego como
camarero de tren y activista de uno de los sindicatos negros y socialistas más
importantes de la época: la Hermandad de los Camareros de Trenes Dormitorios.
Sin embargo, la discriminación, el racismo, y la pobreza lo fueron llevando
hasta al submundo criminal de Harlem y de Boston donde se dedicó a raterías y a
la prostitución para terminar condenado a varios años de prisión.
Fue en la cárcel que
descubrió las enseñanzas de Elijah Muhammad, el “profeta” de la Nación de Islam (NOI), uno de los principales
nacionalistas negros norteamericanos. La NOI se basaba en una peculiar
interpretación del Islam para reivindicar la negritud a partir de plantear que “todos los blancos eran opresores de los
negros” aunque éstos fueran “los
seres humanos originales”, y por ende los negros deberían tener su
autonomía y sus propios comercios e industrias. La idea básica era que era
mejor que un negro sea explotado por otro negro que por un blanco. En realidad
la NOI era, y es, la expresión de una pequeño burguesía negra, que utiliza una
forma de racismo invertido en función de su propia acumulación de capital.
La NOI y el nacionalismo
negro fueron la gran tragedia de Malcolm. Este se convirtió en un dirigente
carismático y el gran vocero de la NOI. Sus planteos reflejaban con claridad
los intereses y la cultura de los obreros afroamericanos, y por ende tendían a
chocar con los de la pequeño burguesía hegemónica en su movimiento. Por
ejemplo, Malcolm reivindicaba la autodefensa de su comunidad frente a un
aparato estatal que ejercía una violencia despiadada sobre los trabajadores
negros. Así organizó el Fruit of Islam,
un grupo de jóvenes negros que disciplinadamente protegieran las movilizaciones
de la NOI y fueran capaces de enfrentarse exitosamente al KKK y la policía. El
resultado fue concreto: los medios de comunicación, el gobierno, los organismos
de derechos civiles y el empresariado negro lo acusaron de “violento” y “extremista”.
Malcolm planteó, claramente, que “seremos
pacíficos, educados, obedecemos la ley, respetamos a todo el mundo; pero si
alguien nos pone la mano encima lo vamos a enviar al cementerio”. Para la
dirigencia del NOI, más interesados en sus negocios que en los derechos de los
trabajadores negros, Malcolm representaba una postura digna y ética dispuesta a
pagar todos los costos necesarios para obtener la libertad y la igualdad.
Hostigado por la dirigencia del NOI y perseguido por la policía (en particular
por el programa COINTELPRO del FBI) y por los grupos racistas, Malcolm fue
evolucionando hacia posiciones cada vez menos nacionalistas y cada vez más
crítico de todos aquellos que suponían que el racismo se podía superar dentro
del capitalismo. Capitalistas negros y blancos coincidieron que este luchador
contra el racismo era un problema, sobre todo porque era clasista.
Los últimos dos años de su
vida lo vieron acercarse cada vez más a posturas revolucionarias. Por un lado
su contacto con el argelino Ahmed Ben Bella y el ghanaiano Kwame Nkrumah lo
acercaron a la radicalización tercermundista. Por otro, su labor y serie de
conferencias en el Militant Labor Forum
(auspiciado por el Socialist Workers Party de Estados Unidos) le incorporaron
una fuerte crítica al capitalismo. Esto lo llevó a plantear que la revuelta de
los negros no era un problema racial sino más bien una lucha de oprimidos
contra opresores, ya que todo capitalista “es
un chupasangre” que utiliza el racismo para explotar a los pobres y por
ende “somos hermanos de sangre con Cuba”.
Una vez un periodista le preguntó qué pensaba del socialismo. Malcolm lo miró y
le dijo si eso era bueno para gente de color y los pobres. El periodista le
respondió que sí, entonces Malcolm declaró que él estaba a favor del
socialismo.
Sus posturas lo llevaron a
separarse del NOI y formar su propia organización, hasta que en el año 1965 fue
asesinado mientras hacía un discurso en medio de un acto público. Aun hoy no se
sabe exactamente quién ordenó su muerte, pero la noción más aceptada es que
hubo una confabulación entre la policía y el FBI, que facilitaron el acceso del
los asesinos, y el NOI que envió a varios de sus activistas a cometerlo. No fue
el único: cada vez que un dirigente negro, como Martin Luther King o Medgar
Evers, planteaban formas de luchas más radicalizadas y se acercaban a la
izquierda, eran asesinados. Sin embargo, Malcolm continúa hasta el día de hoy
(junto con Luther King) como una de las figuras más importantes de la comunidad
afronorteamericana. El famoso director Spike Lee en su película Do the Right Thing muestra esta
importancia: uno de sus personajes se pasa la película vendiendo fotos de “Malcolm y Martin” en Harlem, de alguna
manera equiparándolos. Ningún blanco o universitario negro haría la misma
equiparación, prefiriendo siempre a Martin Luther King olvidando que este
reivindicaba las luchas de descolonización y a los vietnamitas. En su campaña de
desprestigio, hoy los estudiosos de la academia discuten si Malcolm tuvo o no
una relación gay, en la suposición de que “eso es malo”. Sin embargo, para los
oprimidos afroamericanos lo importante de Malcolm X no era esto (y aquí la
homofobia no parece funcionarle al sistema de opresión) sino que siempre
representó el luchador, el rebelde, y sobre todo la encarnación de la dignidad.
Y esa es la misma razón por lo que el establishment
norteamericano trata aun hoy de desprestigiarlo y de bastardear su legado.
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