SÍ FUE EL “ESTADO”: Ejército revela fotografías de los normalistas tomadas la noche de la masacre, el 26 y 27 de septiembre
25 febrero 2015
por NotiGodinez
México, 25 de febrero 2015 (NOTIGODÍNEZ).- El portal Revolución 3.0
publicó esta tarde dos fotografías de algunos normalistas en la clínica
Cristina de Iguala, Guerrero, tomadas la noche y madrugada del 26 y 27 de
septiembre de 2014, fecha en que ocurrió la masacre y posterior secuestro de 43
estudiantes de la Normal Rural “Raúl
Isidro Burgos” de Ayotzinapa.
Las fotografías, de acuerdo con el portal, fueron tomadas por elementos
del Ejército Mexicano como parte de la bitácora que elaboran de cada misión a
la que asisten, comprobándose que aquella fatídica noche los militares sí
tuvieron contacto con los estudiantes atacados, versión que ha sido negada por
las “instituciones” oficiales en
poder, claro, de los perpetradores de ese crimen.
Una de
las imágenes muestra a Édgar Andrés Vargas, el normalista que sobrevivió a un
balazo en la cara por lo que aparece chorreando sangre. Esa noche fue atendido
en el Hospital General de Iguala y posteriormente se le practicó cirugía
maxilo-facial en un nosocomio de la Ciudad de México, según detalla Revolución
3.0.
Otra fotografía muestra a varios normalistas amontonados en la inhóspita
sala de espera del mismo nosocomio en Iguala.
Refiere
Revolución 3.0 que tuvo acceso a documentos de la bitácora de misiones
correspondiente, en los que se adjuntan las fotografías arriba mostradas y se
confirma que los efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena),
adscritos al 27 Batallón de Infantería cercano a la demarcación donde los
normalistas fueron atacados, tuvieron conocimiento de los hechos y “no intervinieron”.
Uno de
los documentos citados por el medio incluye un comunicado firmado por el
comandante del 27 Batallón de Infantería, José Rodríguez Pérez, dirigido a la
Comandancia de la 35 Zona Militar, en Chilpancingo. El cable da cuenta de lo
que estaba ocurriendo en Iguala con los normalistas prácticamente en tiempo
real.
Mensaje (urgente) 22632 referente a la llegada
de los normalistas:
Apartado G. “Sobre
la carretera Iguala-Chilpancingo, frente al Palacio de Justicia, (soldados
o testigos, no queda claro) ubicaron otro
autobús, el cual fue detenido por dos patrullas de la policía municipal, los
cuales, con palabras altisonantes, les mencionaron a los estudiantes que
descendieran del autobús”.
Apartado D. “Aproximadamente
22:30 horas, arribaron al lugar tres patrullas más, a bordo de las cuales
bajaron policías vestidos de negro, encapuchados, los cuales les dijeron a los
estudiantes que se bajaran, por lo que los estudiantes les mencionaron que
tenían compañeros heridos, sin especificar de qué tipo. Aproximadamente 22:35
horas, los policías que llegaron trataron de bajar a los estudiantes del
autobús”.
En el
mismo comunicado también se denunció que el “gobierno”
de Guerrero, encabezado entonces por el perredista Ángel Aguirre Rivero, no
intervino en los hechos pese a que había “personal”
instalado en filtros a las afueras de Iguala.
Mensaje (urgente) 22636: “Manifestó, con una actitud de reserva y tratando de minimizar los
hechos, que su personal se encontraba establecido en los filtros que se ubican
en las salidas de esta ciudad; que no tenían ningún carro detenido, y que no se
habían suscitado disparos de armas de fuego”.
Por
tanto, queda de manifiesto la complicidad del Ejército Mexicano en el asesinato
y desaparición de los normalistas, pues los militares tuvieron conocimiento de
los hechos y no intervinieron por órdenes superiores. Se trata de una
institución federal facultada para proteger y defender a los estudiantes del
crimen organizado. No lo hizo.
La
periodista Anabel Hernández ya había confirmado en un extenso reportaje la
participación de la policía federal y el Ejército en los hechos violentos de
Iguala. Estas fotografías simplemente confirman una vez más la complicidad por
omisión de la Sedena en este “crimen de
Estado” –en realidad no puede llamársele “Estado” a un régimen espurio, es simplemente otra masacre de los
asesinos que se robaron el poder en 2012.
(Párrafo agregado
por La Voz del Anáhuac)
Por
otra parte, testimonios de los sobrevivientes de la noche del 26 de septiembre
y madrugada del 27, en particular de quienes se encontraban en la Clínica
Cristina, han denunciado reiteradamente que el ejército los interrogó y
fotografió en esa clínica, a la cual se presentaron por una “llamada anónima”. Los insultaron, les
dijeron: “ustedes se lo buscaron…, eso
les pasa por andar de revoltosos, querían ponerse con hombrecitos, ahora se
aguantan…” Que les registraron sus pertenencias, les robaron lo que traían
de algún valor, incluidos sus teléfonos celulares y que al interrogarlos les
exigieron dar sus nombres verdaderos, bajo la advertencia de que si no era así “nunca los van a encontrar”. Finalmente
los obligaron a salir de esa clínica, en la que se habían refugiado de la
persecución de la policía municipal, que les disparaba, no importándoles que al
salir de ahí sus vidas corrieran peligro y que el compañero herido no recibiera
ninguna atención médica.
En vez de defenderlos, los militares apabullaron a los
normalistas aún más
Jorge Monroy
El Economista
El Economista
Aseguran
normalistas:
Los militares salieron
a intimidar a los estudiantes
La noche
del 26 de septiembre, cuando la policía municipal disparaba contra ellos, los
estudiantes pidieron ayuda pero ninguna autoridad los auxilió, los militares
aparecieron al final, sólo para amenazarlos aún más, según narra un normalista.
Aunque el
titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, consideró conveniente que los militares
del 27 Batallón de Infantería en Iguala no hayan salido la noche del ataque
contra los normalistas, estudiantes de la Normal Ayotzinapa narraron que los
militares sí salieron la noche del 26 de septiembre, cuando fueron atacados por
la policía de Iguala.
“Andaban persiguiéndonos, intimidándonos,
diciéndonos que nos iban a llevar, fotografiándonos a todos, pidieron nuestros
nombres, y nos dijeron bien claro: denos sus nombres reales, porque si nos dan
un nombre falso, nunca los van a encontrar”, narró el normalista Omar García, quien esa
noche terminó en el Hospital Cristina, ubicado en la calle Álvarez 41 en
Iguala, donde era atendido Aldo Gutiérrez Solano, el joven que aún se debate
entre la vida y la muerte por la ruptura de cráneo que le provocaron los
policías municipales.
Omar
García contó que luego de ser atacados por los elementos policiacos de Iguala,
los normalistas que pudieron corrieron hacia las casas o al cerro. En su caso,
dijo, pidió auxilio en el hospital Cristina para su compañero Aldo, lo que
también le sirvió de refugio. Luego se presentaron unos 15 elementos del
Ejército en el nosocomio y los sometieron e intimidaron.
“(Los militares) nos acusaron de
allanamiento de morada, claro que salieron, ahí estaban a unas calles. En lugar
de ayudar, nos dijeron que nos iban a echar a la policía otra vez. En lugar de
perseguir a los que nos habían agredido, nos sometieron a nosotros.
“Ellos llegaron, andaban patrullando las calles.
Los compañeros que estábamos escondidos en casas o en el hospital Cristina
dijimos: ¿y si salimos y nos entregamos al Ejército? ¿si les pedimos ayuda? Y
muchos dijimos sí, porque nos tienen que ayudar, y otros decían, no, no, peor
nos va a ir. Pero al final de cuentas tuvimos que hacerlo porque iban revisando
las casas, e iban a entrar al hospital Cristina. Por lo tanto, yo y otro
compañero bajamos al frente de todos y les dijimos que estábamos ahí porque
teníamos miedo, y porque la policía municipal nos estaba siguiendo, y empezaron
también a agredir cortando cartucho, apuntándonos con armas y diciéndonos que
nosotros nos lo habíamos buscado.
“Nos dijeron: eso les pasa por revoltosos,
querían ponerse con hombrecitos, amárrense los pantalones”.
Ante
los reproches de por qué el Ejército Mexicano no auxilió a los estudiantes la
noche del 26 de septiembre, cuando fueron atacados con disparos por parte de la
policía municipal en el centro de Iguala, a unos metros del Batallón de Infantería,
el procurador Jesús Murillo Karam consideró el viernes pasado que fue lo más
conveniente, pues el panorama habría sido peor. “El Ejército, como todos los ejércitos del mundo, se mueve sólo con
órdenes y qué bueno. Yo nada más le quiero hacer una pregunta, ¿qué hubiera
pasado si el Ejército hubiera salido en ese momento?, ¿a quién hubiera
apoyado?, obviamente a la autoridad constituida, hubiera sido un problema mucho
mayor. Qué bueno que no salió”.
Omar
García, estudiante de Ayotzinapa, afirmó: “Está
mintiendo, el Ejército sí salió. Hay mucha gente que vio al Ejército. Maestros
que estaban ahí que les pidieron sus datos”. El ataque de la policía de
Iguala contra los estudiantes que iban en autobuses provocó la muerte a seis
personas y la desaparición de 43 estudiantes que, de acuerdo con la
investigación, fueron entregados por los policías al grupo criminal de los Guerreros Unidos, quienes los
asesinaron.
Inacción militar que olió a complicidad
8 de noviembre de 2014
Reportaje Especial
(Fragmento del reportaje que se
publica en la revista Proceso
1984)
Diversos hechos y testimonios apuntan a que la inacción del 27 Batallón
de Infantería, con sede en Iguala, los pasados 26 y 27 de septiembre, no fue
casual: los jefes castrenses tenían una excelente relación con el exalcalde
José Luis Abarca y con su esposa, y el día del ataque a los normalistas no hubo
presencia militar sino hasta mucho después del tiroteo, cuando las víctimas
buscaban ayuda médica, la cual prometieron y no dieron. Hay otros datos: el año
pasado el jefe de la policía de Cocula acusó a los integrantes de ese batallón
de proteger a delincuentes y hay un caso documentado de cuando levantaron y
desaparecieron a seis jóvenes igualtecos en 2010.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La inacción del Ejército ante los hechos de Iguala, Guerrero, el 26 y 27
de septiembre pasados ha generado sospechas entre diversos sectores; el ataque
de más de tres horas a los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa –donde
tres fueron asesinados y 25 heridos por policías municipales de Iguala y Cocula
y 43 más entregados al cártel Guerreros Unidos– ocurrió a menos de tres
kilómetros de las instalaciones del 27 Batallón de Infantería.
El 19 de octubre la Comisión de Seguridad
Nacional del Congreso citó al secretario de la Defensa Nacional, Salvador
Cienfuegos, para que explique lo que sabe del caso de los normalistas y la
situación de violencia en Guerrero.
Además Human Rights Watch señaló que es
responsabilidad del gobierno responder a los cuestionamientos en torno al
comportamiento de los militares durante los ataques de la policía de Iguala
contra los estudiantes. El Centro de Derechos Humanos de la Montaña
Tlachinollan pidió investigar al Ejército por su falta de prevención de los
hechos y la ausencia de información de inteligencia acerca del modus
operandi de los grupos criminales en la zona.
Al ser cuestionado sobre la inacción del
Ejército para defender a los estudiantes, durante su conferencia de prensa del
viernes 7 el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam,
justificó: “El Ejército se mueve sólo con
órdenes. ¿Qué hubiera pasado si hubiera salido? ¿A quién hubiera apoyado?
Obviamente a la autoridad. ¡Qué bueno que no salió!”
El comportamiento del Ejército aún no ha sido
aclarado. Pero una serie de datos salta a la vista.
En Iguala están las instalaciones del 27
Batallón de Infantería. El personal de ese agrupamiento no sólo no acudió a
verificar qué pasaba afuera de sus instalaciones ese 26 de septiembre sino que
negó atención a los heridos. También se le acusa de haber obstaculizado la
búsqueda de los estudiantes.
Hay evidencias de que no atendió las denuncias
recibidas antes de la tragedia, en las cuales se señalaba por comportamiento
criminal a las policías de Iguala y Cocula y se sabe además que los militares
de esa demarcación tenían muy buena relación con el entonces alcalde de Iguala,
José Luis Abarca.
Personal de ese batallón está señalado como
culpable de la desaparición forzada de seis jóvenes en 2010.
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