Enero
2015
S.
López
Existen dos
hechos que han marcado la agenda política mexicana en los últimos tres años: la
elección como presidente de Enrique Peña Nieto y los trágicos sucesos del 26 de
septiembre, en los cuales un grupo de estudiantes normalistas fueron disparados
por la policía, resultando 25 heridos, 5 muertos y 43 desaparecidos.
Lejos de ser un caso aislado, comienza a esbozarse una línea que conecta
a la oligarquía con los narcos. A éstos con el Gobierno y al Gobierno con los
primeros. Un país en el cual no sabes si te asesina un político y te gobierna
un narco, o viceversa, o las dos cosas.
A propósito de la charla celebrada el pasado 12 de diciembre en el
sindicato de CNT Artes Gráficas, Comunicación y Espectáculos de
Madrid sobre éstos últimos hechos, pudimos contactar con algunos de sus
ponentes, activistas vinculados al Colectivo YoSoy132-Madrid que están
denunciando la situación en nuestro país. Éste fue el resultado de nuestra
charla con Nayeli Jiménez, una de sus miembros.
Pregunta.- El Gobierno mexicano ha variado en varias ocasiones su
discurso sobre los hechos acontecidos el pasado 26 de septiembre. ¿Qué postura
mantiene en estos momentos? ¿Qué responsabilidades creéis que tiene?
Respuesta.- El gobierno Mexicano ha mantenido
una postura en la que se continúa culpando al narcotráfico como origen de la
problemática social y crisis política del país. En el caso de Iguala, el
Estado ha querido dejar claro que la responsabilidad recae en su gobierno
municipal, deslindando a los otros niveles de gobierno mexicano de sus
responsabilidades. Estas responsabilidades incluyen la omisión de la
información, ya que se tenía conocimiento previo de la relación del gobierno
municipal de Iguala con grupos criminales. El gobierno Federal tiene que
responder ante varios hechos, por ejemplo al papel del ejército en este tipo de
operaciones. El ejército tenía conocimiento de lo que sucedió la noche del 26
de septiembre, e investigaciones periodísticas recientes de la Universidad de
California indican que miembros del ejército torturaron a los declarantes que
se inculparon por la desaparición de los estudiantes. La responsabilidad es
elevada puesto que se trata de casos desaparición forzada y asesinato por
miembros de las fuerzas públicas, lo cual implica una violación a los derechos
humanos, sobre los cuales México ha firmado convenios internacionales que no
está cumpliendo.
P.- Algunos asocian los sucesos del 26S con un ataque contra
la educación normalista. ¿Pensáis que algunas ideologías son un obstáculo
incómodo para el desarrollo de cierto modelo económico?
R.- Es evidente que en México ha
existido una persecución y castigo continuo a toda acción que sea crítica y se
oponga a los planes del Gobierno. La educación normalista, sobre todo la rural,
trasciende de la esfera puramente académica ya que son escuelas donde la
formación política es evidente al ser los últimos reductos de la revolución
mexicana. Además en México existe un largo historial de persecución ante cualquier
levantamiento social. Tenemos como ejemplo las matanzas de Acteal, Tlatelolco,
Atenco. Existe también una persecución constante a los defensores de los
recursos naturales y derechos humanos que han llevado al encarcelamiento y
juicios dilatados dentro de un sistema de justicia que responde a los intereses
del poder político.
P.- ¿Qué papel juegan los narcos en la consolidación de
ciertas políticas neoliberales en México? ¿Ha sido México un laboratorio de
ideas custodiado por ellos?
R.- El narcotráfico en México ha
permeado tanto en la política mexicana que es complicado ahora distinguir los
límites de uno y otro. México ha sido una especie de laboratorio donde se han
implantado las políticas neoliberales sin restricción y quienes se oponen
encuentran la cárcel o la muerte. El neoliberalismo es un proyecto político que
opera a través de la desposesión y prueba de ello es que el Gobierno mexicano
ha preparado durante décadas el escenario que ha permitido que se implanten
políticas neoliberales. A la vez que esto sucedía, se ha fijado el combate al
narcotráfico como la principal estrategia para mantener a la población bajo una
extraña somnolencia de ‘seguridad’.
Es evidente que las políticas que se habían planeado años atrás, ahora se
cristalizan mediante la aplicación de reformas estructurales del actual gobierno
federal, las cuales son articuladas desde las cúpulas políticas que se han
organizado de una manera mafiosa y cuyos brazos también llegan hasta las
esferas del narcotráfico en todos sus niveles. México está escoltado por
políticos corruptos, por narco-políticos cuyas reformas han llevado a que la
división social sea enorme, que los pobres sean más pobres y los ricos más
ricos. En territorio mexicano encontramos al segundo hombre más rico del mundo
y a más del 50% de la población viviendo en condiciones de pobreza.
P.- Los medios de comunicación fueron duramente criticados
durante el nacimiento de YoSoy132 en las pasadas elecciones de 2012. ¿Qué
postura han tomado ante éstos sucesos? ¿Hasta dónde llega su influencia?
R.- Los medios de comunicación en
México, durante mucho tiempo representan también un brazo de la parafernalia
mediática institucional. Los grandes emporios televisivos continúan con el
discurso oficial, reproduciendo los mensajes del gobierno mexicano que no
cuestionan el papel del Estado en los hechos recientes de violencia cruenta. La
influencia de los medios de comunicación en la sociedad mexicana es
abrumadora, y no existe una democratización en ellos. Sin embargo, en los últimos
años, existen medios de comunicación que han ejercido valientemente su labor
denunciando y cuestionando a las autoridades y realizando investigaciones
patrimoniales sobre la esfera política.
P.- Durante vuestra charla, hablasteis de una gota que colmaba el vaso. Un vaso lleno de sangre. ¿Es éste el detonante de un cambio?
R.- En México existirá un antes y un
después desde el caso de los estudiantes desaparecidos. Este crimen terrible
deja en evidencia las complicidades entre el Gobierno mexicano y el crimen organizado,
la incompetencia del gobierno para manejar una crisis humanitaria y altísimo
grado de corrupción que hay en las cúpulas del poder político en México. La
situación social, las múltiples represiones a ciertos sectores de la población
y los niveles de inseguridad se han visto reflejados en el espejo de la noche
del 26 de septiembre. Las múltiples muestras de solidaridad, las miles de
personas que han salido a las calles y la organización que se está generando,
está originando una fuerza social. La gente debería de tener una participación
activa en el debate político porque no está representada, porque además de
bajos salarios también parece que el régimen político quiere seguir llenando
las fosas comunes.
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