Por los compañeros normalistas de Ayotzinapa: llegó la hora de ser pueblo, hacer pueblo y estar con el pueblo
Organizar,
luchar y avanzar en medio de la adversidad
La
generosidad del pueblo es vasta y sin
límites, siempre en espera de que los gobernantes correspondan a esa confianza,
pero de la misma manera su juicio histórico y social es enérgico cuando se le
traiciona. El pueblo no renuncia a su inalienable derecho de transformar el
gobierno por los medios que considere pertinente. Una vez que el pueblo ha
tomado la determinación de luchar por la construcción de una sociedad justa y
equitativa no hay marcha atrás, ser pueblo,
hacer pueblo y estar con el pueblo es la única alternativa.
Los mexicanos tenemos muchos años luchando
en la construcción de una sociedad justa y equitativa donde se respete la vida
de todos y todas y el derecho al trabajo, la educación, la salud, la recreación
y la cultura; en este proceso muchos compañeros y compañeras han caído,
asesinados o desaparecidos bajo las balas de los esbirros y sicarios de estos
malos gobiernos. Por tomar un punto de referencia histórico no borramos de
nuestra memoria a los estudiantes asesinados 1968, de ahí en adelante. Tan sólo
en el estado de Guerrero muchas masacres vienen a nuestra memoria: 21 de
octubre de 1960 en Chilpancingo contra estudiantes, 31 de diciembre de 1962 en
Iguala contra la Asociación Cívica Guerrerense (ACG), 18 de mayo de 1967 en
Atoyac de Álvarez contra el Pueblo y Lucio Cabañas, 20 de agosto de 1967 en Acapulco contra los copreros, 28
de Junio de 1995 en Aguas blancas contra la Organización Campesina de la Sierra
del Sur (OCSS), 7 de junio de 1998 en el Charco y ahora el ataque a los alumnos
de la Normal Rural de Ayotzinapa en Iguala. Lo mismo ocurre con compañeros
dirigentes reconocidos en sus comunidades y cuya lista es extensa de los cuales
mencionaré a Arturo Hernández Cardona, Armando Chavarría, Raymundo Velázquez Flores, Luis Olivares
Enríquez, Miguel Ángel Mesino Mesino y Rocío Mesino Mesino.
Otros
aún permanecen en la cárcel con acusaciones infundadas y decretadas por el
gobierno en turno con tal de utilizarlos
de rehenes contra la lucha popular, como el caso de Néstora Salgado, sin embargo,
después de miles de mexicanos asesinados, desaparecidos y prisioneros
impunemente durante décadas, es con el asesinato y secuestro de los compañeros
de Ayotzinapa, que el hartazgo de la sociedad mexicana se manifiesta en forma
significativamente activa. Hoy es claro para todos los sectores del país que
estamos gobernados por mafias y cárteles de políticos que se asocian en
partidos para operar los intereses de las transnacionales del imperio sin importar que más de 60 millones de
mexicanos que vivan en la incertidumbre
y en la miseria más atroz.
El 26 y
27 de septiembre del 2014, días en que fueron masacrados y desaparecidos
forzadamente los estudiantes normalista de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa,
Guerrero, representa un referente imprescindible en la historia de la lucha de
clases de nuestro país, queda en nuestra memoria como el momento en el que
estos jóvenes, aspirantes a maestros del pueblo se convierten en los íconos
sociales que desnudan el carácter y la naturaleza de un narco estado
terrorista, con un gobierno que sólo se sostiene privilegiando la impunidad,
corrupción, la violencia y el terror cotidiano sobre un pueblo heroico,
dispuesto y luchando por su emancipación integral.
Los
mexicanos estamos extendiendo e intensificando una gran indignación social
porque la violencia y terrorismo de estado por fin nos hartó, lo mismo se
siente agredido cualquier persona asaltada,
extorsionada, burlada, sin trabajo, sin alimento, sin techo, sin
educación, sin felicidad; es tal la magnitud de la desigualdad social que día a
día se va evidenciando que los pobres del campo y la ciudad decimos ¡BASTA YA!; sucesos como los de Iguala,
Guerrero nunca más habrán de repetirse, ese es nuestro reto y nuestra gran tarea
común, pero también decimos ni perdón ni
olvido, los responsables de estas masacres, desapariciones forzadas,
exclusión social, impunidad,... por complicidad, acción y/u omisión deben ser juzgados por crimen de lesa
humanidad.
Basta
de dudar compañeros, el crimen organizado es auspiciado y tolerado por el
gobierno en sus tres niveles, porque les aporta recursos y un ejército
irregular que asesina, secuestra y
extorsiona a dirigentes,
trabajadores, campesinos,
estudiantes y gente del pueblo indistintamente. Tan solo en estos días maestros
y maestras de una zona de Acapulco, sin ninguna filiación política, se
encuentran en paro porque la extorsión y levantones en esa zona son
insoportables, al grado que tan sólo en esa área van 19 maestros muertos por
esta razón.
Los
hechos en Iguala evidencian la
incapacidad del estado para otorgar seguridad, trabajo, salud, educación,
recreación y cultura al pueblo mexicano. La crisis que estamos viviendo es estructural, es estacional y abarca todos los
niveles de gobierno e impacta en todos los segmentos de la sociedad mexicana.
La violencia de distintas formas es el patrón cotidiano del quehacer
gubernamental al grado que la impunidad permea entre la población, sobre todo
entre los más pobres. Los funcionarios de gobierno sin importar si son del
poder ejecutivo, legislativo o judicial hacen de la corrupción su modo de
operar cotidiano y quieren que nosotros naturalicemos
tales infamias. Pero esto no es así, entre el pueblo existen decenas de
ejemplos que demuestran que llegó la hora de rebasar a las mafias que dicen
gobernar este país. Llegó la hora de reproducir los gobiernos de acuerdo a usos
y costumbres, de crear muchas Juntas de Buen Gobierno, de que el pueblo
proponga a sus gobernantes desde el pueblo y para el pueblo, basta de partidos
vendidos y corruptos. Llegó la hora de crear miles de policías comunitarias y
de autodefensa. Llegó la hora de crear los consejos ciudadanos y las asambleas
populares que vigilen su buen funcionamiento. Llegó la hora de ser pueblo, hacer pueblo y estar con el
pueblo.
No
perdamos la cabeza, vivos se los
llevaron y vivos los queremos pero la mejor manera de buscar y rescatar a
nuestros compañeros es organizarnos y luchar con firmeza, creatividad,
inteligencia y persistencia mediante la construcción y consolidación de un proyecto
alternativo de nación, para que esto no se vuelva a repetir. Seamos
intransigentes con los gobiernos corruptos pero también con nosotros mismos
para mejorar nuestra capacidad de organización. Organizarnos y Luchar con
proyecto propio, sumando todas las voluntades dispuestas y posibles, organizarnos debe ser la consigna,
es la tarea estratégica de los siguientes meses, transitando siempre con el
pueblo hacia mejores condiciones de vida y formas de gobierno de acuerdo a como
el propio pueblo lo vaya decidiendo. Como bien dicen los normalistas “esto
apenas comienza”, de ser así, nosotros decimos que más vale organizar,
luchar y avanzar en medio de la adversidad.
¡VIVOS
SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
¡LÍNEA
HONESTA Y COMBATIVA ESA ES LA ALTERNATIVA!
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