Babel,
Javier Hernández
Alpízar,
Zapateando
A la banda de Chanti Ollin, por su
decisión y su construcción autogestiva
Cuando los jóvenes solidarios con Chanti Ollin recuperaron
su espacio, cerca de ahí estaban mujeres y hombres desnudos de los 400 Pueblos,
que suelen ponerse en Reforma a protestar contra quienes el gobierno priista de
Veracruz les ordene y mande, como en Xalapa lo hacen en plena Plaza Lerdo para
protestar contra el gobernador de hace varios sexenios. En Reforma protestaban
contra Yunes Linares, el panista archienemigo del priismo veracruzano. Los
jóvenes no sabían quiénes eran esos hombres y mujeres desnudos, y, me cuenta
uno de los jóvenes que ante sus preguntas de curiosidad, un viejo que parece
haber estado en Veracruz les comentó un poco quiénes son los integrantes del
grupo mercenario de los 400 pueblos. (En 2001 se dedicaron a intentar
esquirolear a la marcha del Color de la Tierra, pero no sirvieron para nada en
tal chambita. Nomás declaraciones que la prensa mercenaria magnificaba, pero
puro tigre de papel.)
Más tarde, después de la
rueda de prensa en que informaron de la situación: que habían sido desalojados,
que tenían presos de conciencia, que se mantendrían en resistencia, recuperaron
su espacio mediante acción directa. Los invasores, acusaron, eran de la
Asamblea de Barrios. Vaya, rescoldos de las luchas urbanas de fines de los años
ochenta. Como muchos de estos jóvenes eran quizá niños o apenas iban a nacer,
no tienen por qué saber la microhistoria de esa organización cuya decadente
versión actual los agredió. Como el viejo aquel les platicó de los 400 Pueblos,
ahora yo, viejo que soy también, les contaré algo sobre la Asamblea de Barrios.
Después del terremoto de
1985 surgieron varias organizaciones que lucharon por el derecho a la vivienda
de habitantes de la ciudad de México damnificados. Una de ellas fue la Asamblea
de Barrios, no la única, pero tuvo algunos rasgos interesantes. Varias de ellas
integraron lo que hasta la fecha se llama Movimiento Urbano Popular. El proceso
de autonomía, solidaridad y movilización que generó el terremoto, rebasando a
las autoridades que se quedaron pasmadas ante las dimensiones de la tragedia,
fue uno de los impulsos del recamo democrático que se frustró con el fraude
electoral de 1988 contra Cuauhtémoc Cárdenas y el Frente Democrático Nacional.
El político que anunció el “triunfo” de
Carlos Salinas de Gortari ante un público que sabía que hubo fraude se llama
Manuel Bartlett Díaz. El periodista que desde Televisa se dedicaba a “informar” dando por buena la versión
oficial del asunto, como venía haciendo desde 1968 y un poco antes, se llama
Jacobo Zabludovsky. El equipo de políticos que se benefició de ese fraude y
ejerció el poder, dando continuidad al neoliberalismo iniciado con Miguel de la
Madrid, estaba integrado principalmente por un grupo “compacto” de tecnócratas que se creían los modernizadores del país:
Carlos Salinas de Gortari, los difuntos Luis Donaldo Colosio (durante su
presidencia del PRI los fraudes electorales contra el PRD, entonces recién
fundado, fueron la norma), José Francisco Ruiz Massieu (también asesinado),
Pedro Aspe Armella (llamado como asesor del GDF en materia económica ya en la
época de Ebrard), Ernesto Zedillo (el carnicero de Acteal) y Manuel Camacho
Solís (en cuyo equipo estaba Marcelo Ebrard).
Después del fraude de
1988 se fundó el PRD, se fundó el medio alternativo de video Canal 6 de Julio
(la idea era una TV Alternativa mediante videos en VHS), y en el MUP, los
grupos como Asamblea de Barrios participaban intensamente en las movilizaciones
partidarias, electorales, además de su lucha por la vivienda. Ya para los años
89 y los noventa, la Asamblea de Barrios estaba dividida, algo curioso es que
cada una de las entonces dos fracciones tenía su propio Superbarrio. La fracción más influyente entonces, la que tenía el
Superbarrio que mejor se expresaba ante auditorios masivos, con una capacidad
de comunicación que lograba sencillez sin simplificación, contaba entre sus
líderes, además de al enmascarado, a Marco Rascón, Patricia Ruiz Anchondo, Javier
Hidalgo y, no sé si en un lugar de liderazgo pero sí de visibilidad, a Nuria
Fernández.
Se pusieron en boga los superhéroes en la política, en Xalapa,
con el movimiento antinuclear surgió el Ecologista
Universal. Con el tiempo, la idea fue degenerando, el PT tuvo en sus
inicios una heroína en minifalda que se llamaba Súper Trabajo o algo así. (Es buena la anécdota de cuando los
fundadores del PT recibieron el espaldarazo de Salinas: “necesitamos un partido de izquierda”. Y Cárdenas los acusaba de
fundar un partido para quitarle votos a él y al PRD. En todo caso sus
fundadores fueron maoístas de la misma secta donde estaban los Salinas, ¿no
sabían de ese pasado “izquierdista”
de los Salinas?)
Entre otras cosas,
además de que algunas gentes lograron tener vivienda, en unidades
habitacionales hechas con modelos estandarizados, donde llegaban a vivir y
sencillamente se desmovilizaban, la Asamblea de Barrios, militante del PRD de
la época, participó en impulsar una consulta ciudadana para lograr que en el DF
hubiera un gobernante electo, antes de ello el regente de la ciudad era un
delegado del Presidente de la República. Camacho Solís fue el regente de la
ciudad o jefe del DDF de Salinas. Era el negociador, el que dialogaba con las
izquierdas: cardenistas, perredistas, bejaranistas… Los zapatistas en 1994
dialogaron con él, porque la sociedad civil se movilizó contra la guerra y por
el diálogo, y luego le pintaron caracolitos
a sus propuestas pronasoleras.
En las competencias
electorales internas en el PRD participaban candidatos del Movimiento Urbano
Popular. En la Asamblea de Barrios, a quien consideraban el enemigo perverso a
vencer, tanto dentro del MUP como en las elecciones internas del PRD, era a la
Unión Popular Nueva Tenochtitlán, encabezada por René Bejarano y Dolores
Padierna. Ya ante un sector crítico del PRD eran considerados corruptos. En lo
que todas ellas se parecían, al menos la mayoría, era en que construían
unidades habitacionales, desmovilizadoras de los habitantes y promotoras
después de la urbanización salvaje.
De esa Asamblea de
Barrios, que solía reunirse en un foro al aire libre cerca del metro Normal,
había cosas interesantes, sobre todo performativamente hablando: el enmascarado
Superbarrio, por el cual en 1988 dijo
Cárdenas que él votó. Alguna vez Marco Rascón se puso una máscara de cerdo y
habló en tribuna como Tiro Loco McGraw;
otra vez, Patricia Ruiz Anchondo dijo en tribuna que faltaba un homenaje que se
les había pasado por alto a los diputados y sacó una grabación para que escucharan
Imagina de John Lennon. Javier
Hidalgo intentaba ser ameno como Superbarrio
pero estaba lejos, muy lejos, de su espontaneidad, al grado que algunos
integrantes de la Asamblea lo llamaban “Chabelo”.
Algunos se quedaron con la idea falsa de que Marco Rascón se ponía la máscara
de Superbarrio. No. Había un
militante de la Asamblea que encarnaba el personaje, excepto cuando hacían
performances de lucha libre y se veía claramente que otro, un poco más gordo y
que sabía de llaves y contrallaves, usaba el traje del héroe.
La Asamblea de Barrios
tuvo inicios combativos, porque impedían desalojos apoyándose mutuamente. Se
convocaban usando cohetones o campanas. (Lástima que ahora algunos de sus
remanentes en vez de evitar desalojos vayan de golpeadores a desalojar a
otros). Solamente un par de anécdotas para redondear esta semblanza no pedida:
Una escena es en el monumento a los Niños Héroes en Chapultepec. La foto en La
Jornada con la que se contaba era de Superbarrio
frente a Nuria Fernández, ambos de pie y él con la mirada hacia abajo, viendo
lo que le permitía la minifalda de ella. La anécdota es que mientras esperaban
para una actividad pública llegaron jóvenes vendedores a denunciar que la
camioneta del DDF les estaba robando su mercancía. Fue allá inmediatamente Superbarrio, seguido de prensa, e
impidió el robo. Acción directa y un encapuchado, y nadie los satanizaba, al
contrario, un superhéroe parecía
salir de los cómics a la ciudad
realmente existente. Otras anécdotas son también sintomáticas: El Fisgón pintando,
supongo que al óleo, un cuadro representando la Catedral. Superbarrio toma el pincel y traza, o eso aparenta, y toman la
foto. Al día siguiente, en La Jornada aparece la foto como si Superbarrio hubiera pintado el cuadro.
Una ocasión integrantes de la Asamblea fueron a la embajada de Guatemala a
protestar por las graves violaciones a los derechos humanos allá. No los
recibieron porque no hablaban con enmascarados,
Superbarrio deslizó un documento por
debajo de la puerta. La foto en La Jornada era de ese momento. Esto ya fue
después del alzamiento zapatista de 1994. Una más, acerca de una supuesta
licitación de un canal de TV. Superbarrio
hizo un acto mediático: se presentó de traje y con un maletín que parecía lleno
de dinero, pero eran billetes sólo arriba, abajo era papel periódico recortado.
La noticia decía que Superbarrio
compraría un canal de TV si se lo permitían. Golpes de teatro como noticias.
Aun hace años vi un
video de la Asamblea de Barrios, en VHS, donde protestaban muy
performanceramente contra las agresiones a los zapatistas. Lanzaban avioncitos
de papel y se decían un ejército de la sociedad civil, se llamaban entre sí los
líderes, como Javier Hidalgo, “comandantes”.
Todo muy de risa y pachanga.
La debilidad de la
Asamblea de Barrios, una de ellas, estaba en que no había formación política.
La gente iba a asambleas puramente informativas de arriba hacia abajo y a
movilizaciones para apoyar a Cárdenas y a la Asamblea dentro del PRD. Incluso
cuando se acercaban elecciones internas se afiliaban masivamente para votar:
había que evitar que el lado malo, los Bejarano, las Padierna, etc., ganaran.
En los casos en que lograron unidades habitacionales para algunos de los
militantes, inmediatamente se desmovilizaban.
Marco Rascón siguió
siendo crítico del salinismo, incluso del salinismo trasplantado al
lópezobradorismo (Camacho y Ebrard) hasta que primero La Jornada lo orilló a
dejar sus páginas por criticar a los columnistas que linchaban a Javier Sicilia
y hacerles la “grave acusación” de
ser lópezobradoristas y luego él se medio reconcilió con el perredismo y casi
con el amloísmo por su esposa Puri Carpinteyro, a la que defendió de negocios
con conflicto de interés diciendo que era una “bruja de la edad mediática”. Hace poco salía él en Canal Once TV
en programas sobre comida. La Asamblea de Barrios se siguió fragmentando.
Bejarano y Dolores Padierna fueron piezas clave en gobiernos del PRD hasta la
fecha, por los sexenios de los sexenios. Canal 6 de Julio hizo un video
tratando de disminuir la responsabilidad de Bejarano por el caso Ahumada. Los
salinistas que filtraron el video a Brozo
habían puesto unas ligas en lugar de una palm,
para burlarse de Bejarano como “el Señor
de las Ligas”. El dinero no era truco, corrupción real en el GDF, corrupción
de verdad la de Bejarano, la de Imaz, la de Ponce, la de Rosario Robles y la de
AMLO, pero claro como todo era un compló…
nadie hizo caso del asunto. Siempre hay unos muy malos contra quienes votar.
Después, perredistas y amloístas han venido engarzando mentira tras mentira. Y
excusa tras excusa. Y difamando a sus críticos.
Toda esta cadena de
anécdotas y un retrato muy general de la Asamblea de Barrios para introducir
este triste párrafo dolorosamente cierto sobre la decadencia de esa izquierda
partidaria:
Cuando, en 2003, las
bases de apoyo zapatistas denunciaron que en Zinacantán habían sido agredidas a
tiros por paramilitares del PRD, mientras con una marcha pacífica intentaban
llevar agua a una comunidad zapatista a la que autoridades perredistas les
habían cortado, el perredista y líder de la Asamblea de Barrios Javier Hidalgo
dijo a la prensa: “Debe haber una
confusión”. El 7 de enero de este 2015 por la mañana, golpeadores
integrantes de una facción de las varias en las que se desmembró la Asamblea de
Barrios actuaron como grupo de choque para desalojar a la comunidad Chanti
Ollin, apoyados por policías del GDF-perredista. Si alguien le pidiera hoy su
opinión a Javier Hidalgo ya no podría alegar que hay una confusión: el PRD terminó en donde empezaron sus líderes
priistas, en la derecha y la contrainsurgencia. Esos son hechos y no
evaluaciones subjetivas, la única confusión está en la cabeza de quienes
pretender seguir llamando izquierda
al priismo remozado que hoy se reparte en el PRD, Morena, Movimiento Ciudadano
y en otras franquicias electorales de menor cuantía…
La Asamblea de Barrios,
o alguna de las facciones que aun sobrevivan en medio de la decadente izquierda perredista en el DF, no ha
dicho sí ni no. Normalmente en el PRD estas cosas no importan: apuestan al
tiempo y al olvido.
Los nombres de los
personajes no han sido alterados. Si algunos de ellos siguen en la izquierda
(me parece que Nuria Fernández sigue en la izquierda a lado de los zapatistas),
la gente que los conoce lo sabe. Y si ahora están haciéndole el juego a la
derecha desde alguna franquicia electoral, la gente lo sabe o lo sabrá a su
tiempo.
Comentarios