x carolina
25
noviembre, 2014
¿Conoces a la y los presos políticos de San Pedro
Tlanixco? Son Dominga González Martínez, Lorenzo Sánchez Berriozábal, Marco
Antonio Pérez González, Pedro Sánchez Berriozábal, Rómulo Arias Míreles y
Teófilo Pérez González.
¿Conoces a los políticamente
perseguidos de este pueblo? Se llaman Alejandro Álvarez Zetina y Rey Pérez
Martínez.
Por defender el agua de su
pueblo, han sido castigados por grupos empresariales ligados directamente con
el ex gobernador Arturo Montiel y su poderoso grupo Atlacomulco, cuyo vástago
ahora ocupa los Pinos donde vive una vida llena de obscenas riquezas (a nombre
de su esposa)—y todavía no le tiembla la mano para reprimir.
Este grupo siempre sediento de
recursos no tolera en “su” estado a
los pueblos dignos que defienden sus tierras y sus recursos. Lo mostraron en
Atenco y también en Tlanixco.
Tachado de “pueblo terrorista” antes de que el representante
de un grupo de empresarios muriera por accidente en su territorio, dando pie a
las acusaciones en contra de la y los compañeros, Tlanixco ha vivido un
verdadero reino de terror desde el 2003, el periodo más duro siendo desde el
2003 hasta el 2006.
Hay quienes pensamos que si un
gobierno terrorista tacha a un pueblo de “terrorista”,
vale la pena saber más de la lucha de este pueblo, así que varias personas
solidarias asistimos al Foro Nacional por la Libertad de l@s Defensor@s del
Territorio y Guardianes de los Pueblos, celebrado el 15-16 de noviembre en San
Pedro Tlanixco.
En esta comunidad situada en
medio de barrancas, bosques, cerros, valles, milpas, el frío de la noche no se
sentía tanto por la calidez de la gente y la abundancia de comida riquísima y
café caliente. Conocimos a un pueblo que ha recibido golpes durísimos, un
pueblo reorganizándose, un pueblo recuperando su fuerza y luchando por sus
presos con la solidaridad de Congreso Nacional Indígena (CNI) y otros grupos e
individuos.
En el Foro se reunieron
compañeros y compañeras de varias partes del México que compartieron sus
experiencias de enfrentar la prisión injusta y el despojo de sus recursos. Al
terminar, se conformó el “Movimiento por
la Libertad de l@s Defensor@s del Agua y la Vida de San Pedro Tlanixco”. Se
enfatizó que el Movimiento de Tlanixco es para la liberación de sus seres
queridos y la cancelación de órdenes de aprehensión para los dos perseguidos,
pero también por la libertad de las y los presos en todas partes del país.
Entrevista
En el transcurso del Foro,
tuve la oportunidad de hacer la siguiente entrevista con el compañero Rosario
Peralta Sánchez.
–Compañero
Rosario, ¿Nos podría decir cómo ustedes definen su pueblo?
–Nosotros somos una comunidad
indígena nahua del estado de México. Nuestro poblado es San Pedro Tlanixco que
pertenece al municipio de Tenango del Valle. Estamos ubicados en las faldas del
Nevado de Toluca y estamos en la cordillera. Nuestra comunidad es de origen
comunal incorporada en 1934 al régimen ejidal. Bueno, nuestro polígono ejidal
consta de 2, 961 hectáreas.
Aquí en
Tlanixco nacen varios arroyos, varios manantiales. Desde que yo tengo uso de la
razón, estos manantiales la gente los cuida, los protege, están pendientes de
ellos porque es ahí que nos abastecemos de agua doméstica.
–¿Cómo
era la vida aquí antes del conflicto actual?
–Antes de este conflicto,
nosotros vivíamos bien. Vivíamos felices, vivíamos contentos. Éramos una
comunidad muy organizada, una comunidad que vivía con mucha tranquilidad, se
apoyaba. La situación social era en cuanto a usos y costumbres. Antes La gente
se dedicaba meramente a cuidar los bosques, los ríos, la tierra. Sembraba mucha
gente. Se dedicaba a la siembra.
–¿Cómo se
dio el conflicto que Tlanixco ha vivido?
–Nuestro problema empieza con
la llegada de las empresas florícolas a nuestro pueblo vecino Villa Guerrero,
que nos quitan agua y ocasionan el fallecimiento de uno de sus representantes.
En los
años 80 cuando llegan las grandes empresas a Villa Guerrero, observan que
dentro del polígono ejidal de San Pedro Tlanixco, nacen arroyos, nace agua.
Ellos no tienen agua, pero para producir sus flores, necesitan agua. Entonces
vieron a San Pedro Tlanixco con buenos ojos para llevarse el agua.
Nosotros
en 1989, carecíamos ya de agua porque la población iba creciendo. Entonces
decidimos ir a traer más agua para el uso doméstico. Y nos llevamos la sorpresa
de que cuando nosotros estábamos captándola con algunas mangueras, con nuestra
infraestructura, la gente de Villa Guerrera se inconformó, no toda la gente de
Villa de Guerrero, sino algunos cuantos que eran manipulados por las empresas
grandes. Dijeron que no podíamos hacer uso de esa agua porque ellos tenían
concesiones, que ellos tenían documentos.
–¿Qué
hicieron ustedes al respecto?
–Nosotros logramos que esta
situación se tratara de forma pacífica, dialogando, platicando. Algunos
compañeros de aquí que trabajaban en el ayuntamiento nos ayudaron abrir una
mesa de diálogo. Lo logramos. Se hizo la mesa.
En esa
mesa de diálogo estuvo la Comisión Nacional del Agua, estuvo la Subsecretaría
de Gobierno, estuvieron los representantes de los floricultores de Villa
Guerrero, estuvo el Ayuntamiento de Tenango y estuvimos nosotros. Bueno, los
representante de nosotros, porque yo no estuve en aquel entonces. Estuvieron el
Presidente del Comité del Agua Potable, los delegados, el Comisariado Ejidal, y
algunos otros grupos que formamos como el Comité por la Defensa del Agua.
Pero
mañosamente con estrategias por parte del gobierno, nos hicieron firmar un
acuerdo. En ese acuerdo se decía que nosotros no teníamos ningún derecho de
hacer uso del agua de aquí, que nosotros seríamos sancionados por cualquier uso
de las aguas del río. Se firmó. Se comprometió. Pero para que nosotros no quedáramos
sin agua, nos iban a hacer un pozo para extraer agua de aquí. Y se hizo el
pozo, pero no permitieron que tomáramos las aguas de nuestros manantiales.
–¿Cómo
reaccionó la gente a esa ‘solución’?
–En un primer momento la gente
dijo que “bueno, yo con que tenga agua,
no me interesa tanto lo demás”. No hubo tanto conflicto. Pero a medida que
iba pasando el tiempo, la gente iba pensando que no era justo.
Pasaron
cuatro o cinco años y luego notificaron a nuestros delegados de que la
asociación de floricultores que encabezó Alejandro Isaac Basso había metido una
solicitud a la Comisión Nacional del Agua para la concesión de los manantiales.
Cuando nos informaron de la solicitud, nos dimos cuenta que en el acuerdo
anterior nos habían engañado. Primero nos dijeron que ellos ya tenían las
concesiones y luego metieron la solicitud.
–¿Hubo
políticos que se beneficiaron de ese engaño?
–Las empresas estaban
coludidas con el gobierno, con la CNA, con la Subsecretaría del gobierno, con
el mismo Ayuntamiento de Tenango. Ese señor Alejandro Isaac Basso tenía mucha
relación con el gobierno. Estaba muy coludido con el gobernador Arturo Montiel
Rojas. No lo hemos investigado a fondo pero la gente de Villa Guerrero nos
comentó que Montiel tenía un rancho ahí en su pueblo. Entonces el agua que nace
en San Pedro Tlanixco llega al rancho de él.
Entonces
la gente de aquí en Tlanixco empezó a inconformarse. Al saber del engaño,
muchos se enojaron y dijeron que hay que luchar por nuestras tierras, nuestros
bosques, pero principalmente por nuestra agua. Esto fue en 1994.
–¿Cuál
fue el siguiente paso?
–Nuestros representantes
fueron a la Comisión Nacional de Agua para decir que era una injusticia lo que
estaban haciendo a Tlanixco. Entonces la Comisión nos da una concesión de
cuatro manantiales de agua. Nos concesionan cuatro: el Salitre, el Vellotal, el
Tronconal y Puente de Trozo. Pero son muy pequeños. El principal cauce del río
lo controlan ellos. Es el que llega a las empresas florícolas. El río se llama
Arroyo Grande. Pero en las concesiones de los de Villa Guerrero, cambiaron el
nombre del río. Le pusieron Río Texcaltenco.
Con la
concesión de los cuatro manantiales nos querían calmar. Pero ¿cuál era la
sorpresa?, un poco después en 1996 nos dijeron que las concesiones de los cuatro
manantiales estaban nulificadas, que se habían equivocado, que las concesiones
pertenecían a Villa Guerrero.
Al saber
de este nuevo truco el pueblo se vuelve a enojar mucho porque ya fueron
demasiado lejos. Empezamos a organizar para luchar por nuestros recursos.
Logramos reunir un buen de gente y nos sentimos con fuerza para hacer el primer
movimiento.
–¿Y qué
es lo que hicieron en la lucha por sus recursos?
-Hicimos el primero bloqueo de
la Autopista Tenango a Ixtapan de la Sal en el 2000. Duró tres días. Cientos de
personas participaron.
Con esto
se logró entablar otra mesa de diálogo. En esta mesa, estuvieron los mismos
representantes de las empresas y del gobierno de la mesa anterior, y también
nuestros representantes, bien identificados, quienes ahora son presos o
perseguidos políticos. Los del gobierno nos dijeron que no éramos derecheros
del agua, que no teníamos documentos. Dijimos que no era necesario cancelar
nuestras concesiones. Nos dijeron que para que no se cancelaran las concesiones
tendríamos que conseguir buenos abogados para hacer un trámite jurídico.
Leyendo
unos periódicos nos enteramos de que un pueblo de aquí cerca también estaba
luchando por sus recursos. Era San Pedro Atlapulco. Nos contactamos con algunos
compañeros que andaban en el movimiento. Eran parte del CNI, y dijeron que
sería importante hacer denuncias por lo que se hacía en Tlanixco. Nos pusieron
en contacto con algunos abogados. Con esto, se dio el espacio para que
pudiéramos luchar de forma jurídica. Se mete un amparo por la defensa de todos
los manantiales de Tlanixco, no sólo los cuatro, sino todos, y se le da
trámite.
–¿Entonces
les iba mejor?
-Es lo que esperábamos pero a
partir de esto, empieza el hostigamiento por parte del gobierno. Meten una
demanda los empresarios de Villa Guerrero en la Procuraduría General de la
República (PGR) y en el 2002, la PGR nos demanda. Nos acusa de terroristas. Dicen que somos un pueblo terrorista.
–¿Pero
sólo por bloquear la autopista y participar en la mesa de diálogo? ¿Cómo es
posible?
– Parece increíble pero esta
es la acusación. Se documenta en este expediente [PGR/TOL/V/017/2002].
Principalmente estaban demandados nuestros representantes en la mesa. Personas
del comité de agua potable y el presidente del ejido, Rey Pérez Martínez.
Se le
informa a la comunidad y desde ahí entendimos que empezó la represión
psicológica. Desde entonces nadie quería asumir esas cargas porque se podría
meter en problemas, aunque después de este golpe recibimos un apoyo muy
significativo del CNI el 25 y 26 de enero del 2003 cuando se hizo aquí en
Tlanixco la reunión del CNI Región Centro-Pacífico.
También
en el 2003 vino un amparo. Dijeron los abogados que nadie puede meterse en las
tierras de los demás hasta que los jueces dijeran quien tenía la razón (las
empresas floricultoras o el pueblo de San Pedro Tlanixco).
–¿Cómo
ocurrió la muerte del representante empresarial?
–El 1 de abril del 2003 esos
señores metieron once personas en nuestro territorio. Eran los representantes
de las empresas de los floricultores de Villa Guerrero y los encabezaron
Alejandro Isaac Basso. Él iba en frente de ellos alegando que el agua era
espumosa, que nosotros estábamos ensuciando “su”
agua. Estaban ahí por la barranca. Es un lugar muy accidentado, con
profundidades grandes.
Los ve el
pueblo. Suenan las campanas y salen como 300 personas a platicar con ellos. La
idea era llegar a un acuerdo de que parte del agua nos correspondía a nosotros.
Pero ellos tenían una posición muy necia. Dijeron que el agua era toda para
ellos. También la gente quería que firmaran un documento para que ellos no
volvieran a meterse en Tlanixco. Alejandro Isaac Basso insultó a la gente una y
otra vez, pero la gente de aquí no quería caer en una provocación para no
desviarse de su objetivo. Sin embargo, en esta escena, por lo que platica la
gente, Alejandro Basso se molesta, resbala, cae y muere ahí en la barranca. Fue
un accidente pero a nuestros representantes, los acusaron de linchamiento, de homicidio.
–¿Hubo
una investigación de los hechos?
–Ninguna investigación. El
siguiente día, el 2 de abril, vino la represión —50 judiciales se meten en las
casas del comisariado ejidal, de los del comité de agua sin órdenes de
aprehensión en busca de “los
responsables” de la muerte del empresario Alejandro Issac Basso. A partir
de ahí empieza el terror. Policías con armas largas en las escuelas, las casas,
las calles interrogando a la gente, amenazando a la gente, golpeando a la
gente. Los judiciales vinieron muchas veces. Hacían cateos a veces en el día y
en la noche.
El 22 de
julio de 2003 vinieron 1500 policías y judiciales en alrededor de 400 carros.
Golpearon a la gente. Insultaron a la gente. Llegaron a la 1 de la mañana. Todo
el pueblo estaba lleno de judiciales. No podíamos salir. Sacaron a la gente
desnuda o semidesnuda. Cerraron la iglesia. Le pusieron candado para que nadie
pudiera tocar las campanas, una forma de comunicarnos. Esta vez tenían órdenes
de aprehensión. Les exigieron a todos que les indicaran donde estaban las casas
de los que tenían órdenes. Fue una cosa bárbara por parte del estado, una cosa
muy fea. Otras veces venían 20 o 30 agentes. Tal vez vinieron más de 50 veces
para hacer cateos entre 2003 y 2006.
–¿Tardaron
mucho en detener a los compañeros?
–Cuatro o cinco meses después
de la muerte de Basso, agarraron a los primeros compañeros: Pedro y
Teófilo. Teófilo era taxista y lo agarraron en Tenango del Valle.
Pedro iba a salir a trabajar cuando lo detuvieron. A los demás los agarraron
uno por uno. Algunos estaban trabajando en México.
En fin,
agarraron a seis compañeros. Tres de ellos han sido sentenciados a más de
cincuenta años en prisión: Pedro Sánchez Berriozábal (52), Teófilo Pérez
Gonzales (50) y Rómulo Áreas Mireles (54), por el delito de homicidio. Asimismo
Lorenzo Sánchez Berriozábal, hermano de Pedro; Marco Antonio Pérez González,
hermano de Teófilo, y la señora Dominga González Martínez, se encuentran
procesados en el mismo penal.
A Dominga
la agarraron simplemente por haber firmado el amparo. Lorenzo era el vocero,
habló con la prensa, salió en unos periódicos. Todos los demás estaban en los
comités en las reuniones, en el bloqueo de la carretera. Los identificaron
bien.
Ahora
todos están en Almoloya (Santiaguito). Ya llevan 11, 8, 7 años en la cárcel,
una eternidad para sus familias y para todos nosotros. Algunos de sus parientes
han muerto por la pura angustia.
Todavía
hay dos compañeros que no agarran: Santos Alejandro Álvarez Zetina y Rey Pérez
Martínez. No dudamos que vuelvan los policías. Supimos y nos sorprendió mucho
que los nombres de estos compañeros aparecieran en algunas instituciones de los
policías y de la PGR como los
delincuentes más buscados del estado. Ahí aparecen sus nombres. Rey y
Santos Alejandro.
–¿Cuál ha
sido el efecto de la represión sobre la comunidad y su lucha?
–9 años estuvimos aguantando.
9 años ya después de que cayeran los compañeros. 9 años vivimos con ese terror.
Antes éramos un pueblo organizado pero después de todos estos acontecimientos,
nuestro pueblo está fracturado, está roto, está dividido. Llevamos 9 años y no
hemos podido organizarnos por esa psicosis, por el miedo que nos metieron. Le
decimos a la gente apóyanos, ayúdanos pero la gente por la simple razón de ver
estas reuniones, le da miedo porque piensan que los compañeros están presos por
andar en estos movimientos. Entonces no quieren saber nada. Luego las
autoridades tienen sus grupos de choque para llevar una campaña de
desprestigio. Esto viene del gobierno para que no podamos organizar. A final de
cuentas el movimiento perdió su objetivo.
Ahora
hemos decidido regresar con los compañeros. Platicamos con algunos de ellos y
nos levantaron el ánimo. Todavía peleamos por los recursos pero ahora más por
la libertad de los compañeros. Son inocentes. Queremos que estén aquí con
nosotros.
No somos
todos. La compañera Dominga ve las cosas como nosotras. Quiere luchar por
nuestro pueblo, por nuestros recursos. Pero su familia no. Nadie de su familia
la apoya. Es una gran mujer, una gran compañera, pero está sola. No sabe leer.
No sabe escribir. Está sola.
Con los
compañeros del CNI vamos conociendo a otras personas, otras luchas, encontramos
a esa gente que es de nuestra gente, compartiendo la tristeza y el dolor, nos
dan ideas, nos dan consejos. Hemos conocido a gente que nos apoya, que se
solidariza con nosotros. Los compañeros de Xochicuautla nos han apoyado
muchísimo. Aquí están con nosotros los de Atenco, Alberto Patishtán, Érica (la
hija de Álvaro Sebastián Ramírez). Gente que han ganado algunas luchas, gente
que sigue luchando. Nos da la esperanza de que nuestros compañeros puedan
salir, pero sabemos que hay que difundir los casos. Por eso, el foro. Fuimos
con los zapatistas. Iremos al Festival de las Resistencias y la Rebeldía. La
idea es seguir en la lucha. No nos detendremos hasta tener a nuestros seres
amados aquí con nosotros.
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