Paso
libre en la carretera
Publicado el 17/10/2014
En la caseta de Palo
Blanco –ubicada en la entrada/salida de Chilpancingo y se dirige al sur rumbo a
Acapulco– se llevó a cabo una de las tomas de casetas anunciadas el 15 de
octubre en la Asamblea Nacional Popular, se abrió el paso a los ciudadanos en
vehículos particulares y en autobuses de línea. Policías y elementos del
ejército y marina tuvieron prohibido el paso y seguramente lo tendrán en las jornadas
de protesta posteriores.
Cada madrugada, a las 3:00 a.m., los estudiantes de Ayotzinapa comienzan
una de las guardias que mantienen en la Escuela Normal Rural «Raúl Isidro Burgos» desde los
hechos ocurridos el pasado 26 de septiembre. Se organizan por grupos y se
acomodan en los distintos accesos, la puerta principal está resguardada por la
policía comunitaria de Tixtla. La calma se combina con la tensión que impera en
el ambiente y se hace llevadera con juegos y música costeña que suena en sus
celulares. Cerca de las 6:00 a.m. se hace un pase de lista y entonces se
retiran de nuevo a los dormitorios. Esta es sólo una de las diversas responsabilidades
que los estudiantes tienen a cargo todos los días y que realizan con ánimo a
pesar del cansancio, pues la esperanza de encontrar a sus compañeros los
mantiene en pie.
|
Toma de la caseta Palo Blanco, en la entrada/salida de Chilpancingo-Acapulco. Fotografía: Cristian Leyva |
De
alcaldías y escobas
Desde que el campamento del magisterio guerrerense se instaló en la
presidencia municipal de Chilpancingo la semana pasada, esta alcaldía estaba
ganada para el movimiento. Ayer, 17 de octubre, se finalizó la toma con la
salida del personal administrativo y el aseguramiento de las instalaciones, lo
cual ocurrió en total calma. Como elemento nuevo que cubría la fachada, se
podía observar una manta gigante que acusa al senador perredista Sofío
Ramírez de ser un narcosenador; este político es el prematuro candidato de
Ángel Aguirre a la gubernatura del estado.
Mientras esto sucedía, ocurrieron también las tomas de las alcaldías de
Tlapa, Huamuxtitlán, Olinalá, San Luis Acatlán, así como las de Atenango y
Copalillo. En los próximos días se espera que las 82 municipalidades sean
ocupadas por integrantes de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la
Educación de Guerrero (CETEG). Mientras, las calles de Acapulco y las
carreteras de todo el estado se llenan de estudiantes normalistas y de personas
de varias organizaciones sociales.
A
diferencia de las versiones que la prensa no se cansa de publicar en los
diarios de circulación local –aduladores del gobierno estatal–, tanto las tomas
de alcaldías como la apertura a «paso libre» de dos casetas transcurrieron de
manera pacífica y ordenada. En el zócalo de Chilpancingo se vivió un ambiente
tranquilo, aunque con mucha actividad entre profesores y periodistas que
esperaban grandes acciones taquilleras.
En la capital del estado (Chilpancingo), alrededor de las 11:00 a.m., un
contingente de normalistas se trasladó a la entrada de la ciudad para barrer
las calles y recoger la basura. La presencia de algunos fotógrafos y reporteros
de medios como El Sur alertó a la ciudadanía y le hizo pensar que «algo» pasaría, por lo que algunos
comercios cerraron de inmediato.
Los pasajeros que iban dentro de las combis
volteaban curiosos a los camiones de los que descendían los estudiantes. Con un
aire sereno, poco más de doscientos jóvenes sacaron sus escobas y comenzaron
una jornada de limpieza e higiene que llegó hasta el zócalo de la ciudad. Así
lo habían acordado desde los patios de la Normal.
Tal vez esta actividad –muestra de respeto por
parte de los normalistas– no aparezca en las primeras planas, sobre todo de
aquellos diarios que tratan de imponer una percepción desfavorable de la lucha
de los estudiantes y que han publicado, en los últimos días, titulares como: «Reprueba la sociedad capitalina actos
vandálicos y de terrorismo» (Diario de Guerrero), «Siguen los desmanes» (Periódico de la tarde), «Ocho horas de furia, desafío y anarquía» (Vértice), «Jornada de violencia» (Diario de
Guerrero), por mencionar algunos.
Paso libre en la carretera
En la caseta de Palo Blanco, ubicada en el camino de Chilpancingo hacia
Acapulco, se realizó una de las tomas de casetas anunciadas el 15 de octubre en
la Asamblea Nacional Popular y se permitió el libre tránsito a vehículos
particulares y autobuses de línea. Policías, elementos del ejército y de la
marina tuvieron prohibido el paso; lo que seguramente se repetirá en
posteriores jornadas de protesta.
Nuestra estancia en este punto nos permitió
advertir aspectos que, por la velocidad de los acontecimientos y la ceguera de
la prensa comercial, no han sido observados con detenimiento. Lo primero, es la
capacidad para implementar un modo estratégico de recaudación de fondos en las
vías de comunicación, al resguardo de carriles y plumas para el paso de
vehículos, mientras el flujo vehicular no deja de circular.
Jornada de recaudación de
fondos y difusión del movimiento. Fotografía: Heriberto Paredes
|
A cada
vehículo se le pedía una cooperación voluntaria, considerando que si las
personas pensaban pasar por esta autopista es porque tenían dinero para pagar
la cuota oficial. Además, a los pasajeros se les explicaba la razón de esta
acción mientras se le entregaba el volante central acordado en las discusiones
del día anterior. Salvo raras excepciones, los automovilistas se mostraron muy
receptivos a la lucha de los normalistas y a la necesidad de solidarizarse y
dieron muestras de apoyo, los pasajeros de los autobuses recibían la
información y escuchaban con atención al maestro que caminaba alzando la voz
por el pasillo.
Estas actividades son parte de
la implementación del plan de acción anunciado apenas hace un par de días.
Fotografía: Heriberto Paredes
|
El epílogo de la manta
Este 16 de octubre comenzaron las acciones correspondientes al plan de
acción en apoyo a los estudiantes normalistas y familiares de los 43
desparecidos, construido en conjunto con el sector magisterial y otras
organizaciones sociales. Se tiene gran expectativa para la movilización de este
viernes en el puerto de Acapulco, «joya
del estado» en donde despacha el todavía gobernador Ángel Aguirre.
Un hecho congeló a muchos funcionarios del gobierno
estatal: una manta atribuida a Guerreros
Unidos (GU) y firmada por uno de
sus integrantes, El Chucky, dio datos
de varios ediles presuntamente vinculados al crimen organizado y de esta manera
coloca en la mira, nuevamente, a la clase política local. Los mencionados por
esta manta son presidentes municipales y funcionarios: de Taxco, Salomón Majul
González y Eruviel Salado Sánchez; de Ixtapan de la Sal, Ignacio Ávila Navarrete
y Efraín Pedroza Flores; de Iguala, José Luis Abarca Velázquez y Francisco
Valladares; de Huitzuco, Héctor Vicario Castrejón, Norberto Figueroa Almozo,
Javier Duarte Núñez y Marcelo Villalba Adame; de Tepecoacuilco, Antonio Galarza
Zavaleta; de Cocula, César Miguel Peñaloza; de Teloloapan, Ignacio Valladares;
y de Apaxtla, Efraín Peña Damasio. Los firmantes aseguran que estos personajes
son quienes conforman el grupo delictivo GU.
Más allá del clima de incertidumbre, con manta o sin ella, queda claro
que hay una certera vinculación entre crimen organizado y la clase política, lo
que ha permitido que este país se vuelva un campo lleno de fosas clandestinas.
|
Comentarios