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Los queremos vivos, los
queremos en casa
Publicado
el 23/10/2014
Crónica visual de la marcha realizada en
la ciudad de México el 22 de octubre en la jornada global de protestas #LuzPorAyotzinapa encabezada por los
padres de familia de los normalistas de la Escuela Normal Rural "Raúl Isidro Burgos" de
Ayotzinapa, Gro.
Música: Daniel Viglietti & Mario
Benedetti - Otra voz canta/Desaparecidos
Este 22 de octubre las calles centrales la Ciudad de México se
convirtieron en ríos de personas que al unísono exigieron la presentación con
vida de los 43 normalistas desaparecidos. La segunda jornada de movilizaciones
a nivel nacional e internacional, Una
Luz por Ayotzinapa, superó a la primera, en número de asistentes y en
el nivel de indignación. Mientras que el gobierno mexicano guarda silencio y
mueve lentamente sus piezas, decenas de miles de personas salieron a
manifestarse en contra de la impunidad, la injusticia y el olvido.
Contingentes universitarios de todas las escuelas y
universidades públicas, muchos de las privadas, sindicatos, organizaciones
barriales, monjas, artistas, trabajadores y trabajadoras de todo tipo,
bailarinas, músicos, organizaciones no gubernamentales, abogados, doctores,
normalistas de varios estados del país como Aguascalientes, Zacatecas, Durango,
Puebla, Morelos, Chihuahua, Guerrero y Michoacán, maestros y personas de todo
tipo salieron a las calles con cartulinas, mantas, fotografías y lonas, para
expresar mensajes que reafirman la demanda principal de presentar con vida a
los estudiantes que desde el 26 de septiembre permanecen ausentes luego de ser
secuestrados por la policía municipal de Iguala, Guerrero.
Iguala arde
Desde
la madrugada, la Normal de Ayotzinapa recibió a grandes contingentes de
normalistas de los estados, convirtiendo de esta forma la dinámica del
internado en un alboroto de jóvenes que se preparaban para asistir a esta gran
movilización en la capital del país. Pintaban mantas en las canchas deportivas,
cortaban infinitos pliegos de volantes con pequeñas guillotinas; mujeres y
hombres iban de un lado a otro en los pasillos y la radio de la escuela
transmitía diversas informaciones sobre esta lucha que aún no encuentra
atención por parte de los funcionarios del gobierno en sus distintos niveles.
A las 6 de la mañana salieron los primeros autobuses hacia la ciudad de
Iguala, en donde se llevaría a cabo una manifestación que al mismo tiempo se
convertía en una toma simbólica de esta localidad. Se trató de la primera
incursión de los estudiantes luego de los ataques recibidos hace ya 26 días; al
igual que ese funesto viernes, los estudiantes arribaron a la ciudad en camiones.
En esta ocasión, la caravana formada por los normalistas venía acompañada de
maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero
(CETEG) y de varias organizaciones sociales guerrerenses, así como de
normalistas de otros estados.
La manifestación se desarrolló con relativa calma, sin embargo la situación
de inconformidad y enojo comenzó a rebasar las expectativas, de tal forma que
al llegar al palacio de gobierno municipal, los manifestantes decidieron
prender fuego al inmueble y de esta manera dejar clara su protesta contra la
desaparición forzada, contra la violencia que azota la región y contra una
serie de agravios que no han encontrado justicia. Su protesta no sólo fue de
ellos, de los manifestantes, el día de hoy fue de muchas más personas que
decidieron solidarizarse y salir a las calles en México y en muchas partes del
mundo.
Y en efecto, el edificio gubernamental ardió. La policía estatal que
acompañó la movilización, desconcertada al ver el gran número de asistentes,
sólo atinó a detener a algunas personas que consideró responsables y hasta el
momento son diez los consignados que esperan se determine su situación
jurídica.
En Guerrero los símbolos de la lucha son muy significativos y no es para
menos. En una sociedad en la que actualmente se vive la represión como en los
peores años de la Guerra Sucia; en la que las relaciones políticas son también
las relaciones del narcotráfico y de la delincuencia organizada; y en la que se
tienen niveles de impunidad como en el porfiriato; que el ayuntamiento de
Iguala sea quemado por una movilización como ésta es el símbolo más claro de
que el enojo está escalando y de que no habrá tranquilidad para el gobierno
local y el federal hasta que se tengan respuestas claras y sobre todo se haga
justicia.
Hasta la fecha han sido dos edificios gubernamentales los incendiados y la
sede del Partido de la Revolución Democrática (PRD) afectada por un intento
similar. No es posible saber dónde comenzarán a prenderse otros fuegos.
La capital del país, una sola voz: ¡vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Poco antes de las 5 de la tarde, 20 autobuses repletos de normalistas llegaron al Ángel de la Independencia, lugar que de alguna forma ya estaba siendo preparado para el cierre de calles, la toma de avenida Reforma y el despliegue de decenas de miles de personas. Durante el viaje, los estudiantes comieron galletas y jugos, pasaron calor dentro de los autobuses y también se entretuvieron con algunas películas. El ambiente –sin ser festivo– no era lúgubre (como algunas noches en que los familiares de los desparecidos rezan en el altar que pusieron en la cancha principal de la Normal), tenía fuerza, hombres y mujeres sabían que tenían que mostrar fuerza y unidad en esta lucha por sus compañeros.
Poco a poco los contingentes fueron acomodándose en la avenida y los familiares se colocaron a la cabeza de la manifestación, llevaban las lonas con el rostro de sus hijos, llevaban también el gesto serio, devastado por la desesperación y el enojo. Varias cadenas humanas cercaron este contingente y lo fueron protegiendo, como se protege a quien se quiere mucho y está en una situación de riesgo, así las personas acogieron a las madres y padres, con solidaridad y respeto.
Es difícil presentar una mirada panorámica de lo que este miércoles pudo percibirse. Esta manifestación estuvo cargada de expresiones de enojo y mucha rabia contra los enemigos identificados como responsables de estas –y muchas más– desapariciones forzadas. Desde el presidente hasta los más bajos funcionaros, todos fueron señalados como responsables de desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y de todo tipo de vejaciones contra la sociedad mexicana. Lo cierto es que se encendieron antorchas en muchos contingentes y se prendieron velas en muchos rincones del mar de gente que avanzó rumbo al zócalo.
Mensajes de los familiares
En el mitin
central en el DF, al término de la movilización, quienes dieron los mensajes
principales fueron las madres y padres. De los que hablaron, cada quien se
presentó y presentó a su hijo. Con palabras sencillas fueron expresando su
origen campesino, las ganas que sus hijos tenían de estudiar en la Normal;
expresaron que esta escuela es la única que les significó realmente una opción
para que los muchachos
pudieran formarse:
Mi nombre es Bernabé y tengo tres trabajos. Yo le dije a mi hijo, ¿sabes
qué?, vas a estudiar a la Normal porque no tenemos recursos económicos,
nosotros nos dedicamos a la tierra…
¿Por qué matan estudiantes qué sólo
quieren ser alguien en la vida?
Mi hijo tenía la vocación de ser maestro, se metió a
trabajar en CONAFE y de ahí aprendió lo que es la sierra, la pobreza que tienen
allá. Él decía que quería ser maestro para ayudar a la gente de la sierra.
Ahora me lo arrebatan de esta manera tan triste.
–compartió frente al Zócalo lleno, Mario César.
Buenas noches compañeros, de antemano les pido una
disculpa, pasamos en algunas escuelas, no pudimos pasar en todas porque el
tiempo está muy saturado. Les voy a comentar de mi hijo Cristian, con mucho
orgullo me siento porque él me supo inspirar el orgullo que él me decía: «papá,
yo me siento muy orgulloso de tí porque nos has apoyado». Junto con mi esposa
hemos sacado adelante a nuestros hijos. Mis hijos son todo y a él no lo puedo
encontrar desde el 26 de septiembre […] y no he parado, vine desde el domingo
para darles a conocer, qué pinche gobierno tenemos. ¡Fuera Peña! (*)
También participaron el Frente de Pueblos en
Defensa de la Tierra y otras organizaciones sociales, como H.I.J.O.S. México,
el Frente Popular Francisco Villa Independiente, un compañero representante del
Congreso Nacional Indígena –quien llevó también la voz de solidaridad de la
comandancia del EZLN– y los estudiantes de la Escuela Normal Rural de
Ayotzinapa, quienes leyeron un comunicado que ratificó las demandas principales
de presentación con vida y juicio político al gobernador Ángel Aguirre Rivero.
En las palabras de estos estudiantes también hubo espacio para hablar de sus
compañeros caídos en años anteriores y del vacío que habían dejado en la
escuela.
Uno de los momentos más emotivos y duros del mitin
fue el pase de lista que los propios normalistas hicieron para remarcar el
lugar que tienen sus 43 compañeros y la necesidad de que sean presentados con
vida. A la mención de cada uno de los nombres de los 43, una multitud ardiente
respondió con el grito: ¡Presentación!;
tras los nombres de cada uno de los tres estudiantes asesinados el día del
ataque, la gente gritó a todo pulmón: ¡Justicia!
Finalmente, ante una plaza llena y la llegada
constante de contingentes, uno de los integrantes de la cartera de prensa de
Ayotzinapa lanzó la pregunta central: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar
en esta lucha?
Por su
parte los familiares de los 43 jóvenes que faltan emitieron un ultimátum a las
autoridades de este país: «nomás les damos dos días más, si en dos
días no aparecen nuestros hijos, vamos a tomar otras medidas». «Vivos
se los llevaron, vivos los queremos» gritaron todos los presentes, en
la fría noche en que brillaban algunas velas y antorchas en la oscuridad del
vacío.
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