16-09-2014
Hace 55 años, el 27 de agosto de 1959, en
Monterrey, Nuevo León, elementos de la policía militar secuestraron a Román
Guerra Montemayor y Pilar Rodríguez, ambos líderes sindicales y militantes del
Partido Comunista Mexicano, siendo conducidos al cuartel del 31 Batallón del
Ejército Mexicano. Continuaba, así, el hostigamiento, la persecución, el
encarcelamiento y el asesinato de dirigentes, cuadros y activistas del
Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, el PCM y el
Partido Obrero-Campesino Mexicano, acciones violentas que habían arrancado el
28 de marzo con la salvaje represión de la huelga general de rama del STFRM.
Román,
que en el momento de su detención era presidente del Consejo Local
Ferrocarrilero e integrante del Comité Estatal del PCM, fue objeto de bárbaras
y prolongadas sesiones de tortura, con la intención de que aceptara hacer
declaraciones que involucraran provocadoramente al movimiento ferrocarrilero y
al Partido Comunista; más los discípulos de los torturadores gringos no
lograron que se prestara a provocación alguna contra sus camaradas de sindicato
y de partido. Como consecuencia del maltrato recibido, el joven líder obrero
murió en la noche del 31 de agosto al 1 de septiembre. No contentos con el
asesinato cometido, los verdugos “arreglaron”
el cadáver con afeites para hacerlo aparecer como un crimen de homosexuales.
De
acuerdo con Marcos Leonel Posadas: “Un
periodista investigó y publicó que las huellas digitales de Román Guerra
coincidían con las de un cadáver desfigurado arrojado en la cuneta de la
carretera a Hidalgo. El cadáver ya identificado desapareció. Por mucho tiempo la madre de Román solicitó
su cuerpo pero no le fue entregado.
“La denuncia señaló que los captores iban
al mando del capitán Bonifacio Álvarez; que los acompañó el juez auxiliar
suplente Félix Estrada; y que fueron guiados por Agustín Gómez Reza y Alfonso
Escalera, miembros del grupo ‘charro’
del sindicato”.
Román
Guerra Montemayor nació en la capital nuevoleonesa el 28 de enero de 1930, y
fue hijo de Donaciano Guerra y de Guadalupe Montemayor. Cursó la educación
primaria en la Escuela “Francisco I.
Madero”, estudió dos años en la Escuela Técnica e Industrial “Álvaro Obregón”, y dos años en el
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Entró a trabajar
en la empresa Ferrocarriles Nacionales de México como “auxiliar de electricidad”. En el STFRM se integró a la lucha
obrera activa y en 1955 comenzó a militar en el PCM. En las asambleas, paros,
manifestaciones, mítines y huelgas, que condujeron a la elevación de salarios,
a la conquista de mejores prestaciones y a la democratización de los órganos
locales y generales del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la
República Mexicana en 1958 y 1959, Román destacó como militante sindical y
político. Por su participación social y partidista, fue promovido a miembro del
Comité Estatal del Partido Comunista en Nuevo León.
La primera crisis del
charrismo sindical
En
1958 el movimiento obrero mexicano desarrolló el primer empuje multisectorial
por desembarazarse de la burocracia sindical charrista, con los
ferroviarios al frente. Representantes ferrocarrileros de todo el país se
reunieron el 2 de mayo en la Ciudad de México, constituyeron la Gran Comisión
Pro Aumento General de Salarios y enarbolaron la demanda de 350 pesos mensuales
de incremento salarial por trabajador. Los líderes postizos maniobraron
levantando una demanda menor, pero no lograron convencer a los trabajadores. En
las secciones 13 de Matías Romero, 28 de Veracruz, 26 de Tonalá y 25 de Tierra
Blanca rechazaron la petición de los charros, defendieron la demanda de
350 pesos y plantearon la renovación de los comités ejecutivos, por medio del
Plan del Sureste, nacido en Veracruz. En la Sección 13 fue elegido un Comité
Ejecutivo local democrático.
Los ferrocarrileros recurrieron a los paros
escalonados y abrieron paso a la destitución de líderes burocratizados y a la
elección de comités ejecutivos representativos en varias secciones. De esta manera, una
lucha económica devino en una lucha por la democracia e independencia
sindicales. En este proceso, sobresalió el camarada Ramón Guerra Montemayor.
Las pérdidas económicas del transporte pesado, el fin de la
gestión ruizcortinista y la cercanía de las elecciones para la renovación de la
Presidencia de la República, permitieron las negociaciones del gerente de los
Ferrocarriles Nacionales de México y la dirección de la Gran Comisión.
El titular del Ejecutivo federal, Adolfo Ruiz Cortines, se
entrevistó el 1 de julio con el Comité Ejecutivo de la Gran Comisión Pro
Aumento de Salarios y ofreció 215 pesos de incremento salarial a 58,578
trabajadores activos y 100 pesos mensuales a 8,647 trabajadores en retiro.
Los ferroviarios estuvieron de acuerdo. De este modo, el movimiento obtuvo un
enorme triunfo.
La VI Convención Nacional Extraordinaria del sindicato
ferroviario se verificó del 12 al 14 de julio, resolviendo elegir el Comité
Ejecutivo General del STFRM, con Demetrio Vallejo a la cabeza. Las autoridades
no reconocieron este CEG del STFRM, por lo que los rieleros realizaron paros
para alcanzar este objetivo.
Dirigentes sindicales auténticos, autoridades
gubernamentales y jerarcas oficialistas, luego de importantes acciones de
masas, acordaron como salida al conflicto realizar elecciones antes de 15 días,
liberar a los detenidos, indemnizar a los familiares de los muertos y cesar la
represión. Las elecciones se efectuaron del 7 al 22 de agosto, con dos
planillas: la encabezada por Demetrio Vallejo y la que presidía José María
Lara. La planilla clasista obtuvo 59,759 votos, y la de los charros
nueve votos. El 27 de agosto Demetrio Vallejo tomó posesión de la
Secretaría General del CEG del STFRM.
Con la victoria ferrocarrilera, el movimiento obrero
mexicano contó con el sindicato nacional de industria más importante de ese
entonces, fuera del control gubernamental y con una dirección de izquierda,
cuyos integrantes mayoritariamente militaban en el POCM, el Partido Popular y
el PCM. Después de la instauración del charrismo sindical en 1948-1950,
era la victoria más destacada del proletariado mexicano. El régimen del Partido
Revolucionario Institucional se vio impugnado en una de sus bases de sustento:
el control sobre la organización obrera.
La represión
gubernamental masiva
En
marzo de 1959, una huelga ferroviaria de empresa, se transformó, sin el control
pleno de la dirigencia del STFRM, en una huelga general de rama que fue
enfrentada por el gobierno de Adolfo López Mateos con toda la fuerza del
Estado: Demetrio Vallejo Martínez, otros líderes y trabajadores rieleros fueron
detenidos, miles de compañeros despedidos y los centros de trabajo de la rama
del transporte pesado ocupados por el Ejército. Además, los dirigentes del POCM
y el PCM fueron perseguidos y algunos de ellos encarcelados. A tres diplomáticos
soviéticos se les declaró personas non
gratas. De hecho, se estableció el estado de sitio. En esas condiciones,
Román Guerra Montemayor perseveró con valentía y coraje en la actividad
sindical en la Sección 19 del STFRM.
La Comisión Política del Comité Central del PCM expresó en
forma casi gráfica: “Aprehensión ilegal
en toda la República de más de ocho mil trabajadores ferrocarrileros,
militantes sindicales de otras ramas de la industria y dirigentes populares; la
Procuraduría General de Justicia apenas ha confesado que fueron más de tres mil
seiscientas personas detenidas; incomunicación de los aprehendidos y
confinamiento de los mismos en cuarteles y campos militares; violación
flagrante de los plazos legales; asalto, cateo y ocupación, absolutamente al
margen de la ley, de partidos democráticos; el local del Comité Central del
Partido Comunista Mexicano permanece aún ocupado por la policía después de más
de 30 días de que fue asaltado; secuestro de decenas de ciudadanos que no
aparecen todavía en las largas listas de consignados y procesados por
‘disolución social’, ‘asonada o motín’, ‘ataques a las vías generales de
comunicación’, ‘atentados contra la economía’, ‘amenazas’, ‘resistencia a la
autoridad’; designación unas cuantas horas después de la aprehensión de
Demetrio Vallejo y demás dirigentes sindicales auténticos del STFRM, del
tristemente célebre ‘cuadrilátero’ de charros
sindicales a quien el ejército y la policía entregaron el mando ‘provisional’ del propio sindicato ferrocarrilero;
imposición gubernamental de nuevos dirigentes sindicales y de espurio Comité
Ejecutivo General del sindicato ferrocarrilero, cuyo nombramiento, producto de
la destrucción de la independencia y la democracia sindicales por medio de la injerencia
y abierta intromisión del gobierno se hizo con toda celeridad a base de
mantener la incomunicación hasta la designación del nuevo Ejecutivo General
impuesto por el gobierno. Ahora en la penitenciaría se ha vuelto a imponer de
hecho la incomunicación”.
La represión del gobierno burgués introdujo la crisis en las
filas del partido de Carlos Sánchez Cárdenas. El 11 de abril, en la reunión de
la Comisión Ejecutiva del POCM se resolvió: “Condenando
con la mayor energía la brutal represión gubernamental, y la vil provocación
antisoviética urdida por las fuerzas más reaccionarias del gobierno, la forma
vengativa como Benjamín Méndez ha echado a la calle a millares de trabajadores
y sin disminuir la responsabilidad del gobierno por estas acciones reaccionarias,
la Comisión Ejecutiva considera
evidente que la causa fundamental de la derrota del Sindicato de Trabajadores
Ferrocarrileros han sido los errores en la conducción de la huelga y la táctica
de los paros, inadecuada en las condiciones del momento y que se explica por la
ausencia de un examen completo de la nueva situación, diferente a la que
existía a mediados del año pasado y aun a las del 25 de febrero, originados en
la aplicación de una política permanentemente sectaria, izquierdista, puesta en
práctica no obstante las prevenciones del pleno de noviembre de 1958 y
de la reunión efectuada por la Comisión Ejecutiva el 5 de marzo de 1959”.
Con la anterior resolución se inconformaron Valentín Campa y
Consuelo Uranga. En tales circunstancias, apareció la lucha interna en el “Poquito”, que a fines de año y en la
primera mitad de 1960 conduciría a la escisión de la organización.
La represión
gubernamental selectiva
Después
del 12 de abril, cuando dio inicio la normalización del servicio
ferroviario, la administración lopezmateísta desencadenó la represión
selectiva, con los objetivos precisos de liquidar toda posibilidad inmediata de
recomposición del STFRM e impedir la actuación abierta del Partido Comunista y
el POCM. El 15 de abril, fue ocupada la imprenta donde se editaba La Voz de
México, órgano central del PCM, cuya última edición fue secuestrada, y
varios integrantes del personal del periódico, trabajadores gráficos y clientes
fueron detenidos. El 20 de junio se produjo la detención de Gilberto Rojo Robles,
y por esas fechas, Alberto Lumbreras, secretario general del POCM, fue
aprehendido y declarado formalmente preso.
Posteriormente, tras la detención y muerte de Román Guerra
Montemayor, prosiguió la represión selectiva. El 2 de septiembre fue arrestado
Dionisio Encina, ex secretario general del PCM, en Torreón, Coahuila, siendo
declarado formalmente preso el día 6 del mismo mes. El 24 de octubre, fue
apresado Miguel Aroche Parra, dirigente del POCM. El 19 de mayo de 1960, fue
aprehendido Valentín Campa, jefe del ala izquierda del POCM la cual había
acordado la disolución de éste y el ingreso y reingreso de los militantes del
Partido Obrero-Campesino al PCM.
Para el Partido Comunista, el Consejo Nacional
Ferrocarrilero y el movimiento obrero clasista la liquidación física de Ramón
Guerra Montemayor representó, sin duda, un fuerte golpe del cual fue difícil
reponerse. Sin embargo, en los años 70, con Demetrio Vallejo como líder del
Movimiento Sindical Ferrocarrilero, los socios de base de la Sección 19 del
STFRM se incorporarían en forma amplia a la lucha por la democratización del
sindicato; por la unidad combativa con los siderúrgicos del sindicato minero,
la Sección de Agua y Drenaje del Sindicato de Trabajadores Electricistas de la
República Mexicana y otros destacamentos de la clase obrera de Monterrey;
contra el charrismo sindical, el sindicalismo blanco, el imperialismo
norteamericano y la antidemocracia priista; por la restructuración del
movimiento obrero, y por la conquista de un régimen democrático. La muerte de
Ramón Guerra Montemayor debe considerarse como parte importante de la represión
violenta contra el movimiento ferrocarrilero y su liderazgo clasista, entre el
28 de marzo de 1959 y el 19 de mayo de 1960.
1968: 10 años después del movimiento ferrocarrilero, el movimiento estudiantil levantó la demanda de libertad a los presos políticos, el más emblemático era, sin duda, Demetrio Vallejo. |
BIBLIOHEMEROGRAFÍA BÁSICA
Libros, folletos y tesis:
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Obrero-Campesino Mexicano, mecano [México, Ed. de la Casa Chata, 1990].
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“La primera crisis del
corporativismo sindical. El movimiento ferrocarrilero de 1958-1959 y las luchas
magisteriales de 1956-1960”,
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XX.
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causas que originaron la derrota del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros,
adoptada en la sesión del 11 de abril de 1959, con la asistencia de todos sus
miembros, a excepción de los compañeros que están presos, mecano, Fondo Carlos Sánchez Cárdenas
(CEMOS).
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Topete, Jesús, Terror en el riel, México, Ed.
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El Rielero,
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La Voz de México,
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Noviembre,
órgano central del POCM.
Peláez Ramos, Gerardo, “Valentín
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Tiempo,
revista dirigida por Martín Luis Guzmán.
Unificación ferroviaria, órgano del STFRM.
Velasco, Miguel A., “Ferrocarriles
y ferrocarrileros en México”, en Revista Mexicana de Ciencias Políticas
y Sociales, a. XXXIII, núm. 39, julio-septiembre de 1977.
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