“me
convierto en pena clavada
en
carne vacía
en
perseguido persiguiéndote
cavador
de gritos
en
habitante
de este
cuerpo
desierto”.
Susana Chávez
Susana Chávez Castillo, poeta, activista contra los feminicidios en Ciudad
Juárez, Chihuahua, donde nació el 5 de noviembre de 1974, fue asesinada el 11
de enero de 2011.
No sólo estaba involucrada
en la denuncia de los feminicidios en Ciudad Juárez, sino también en el movimiento
de liberación lésbico-gay.
“Luchar contra lo establecido, a mi punto de ver, está cabrón y se puede
dar la vida en ello, ya que son más los que tienen el poder y también los
dormidos; si todos despertáramos, nuestras vidas serían muy diferentes y creo
que llegaría la paz tan deseada”, escribió en
2007.
“Mujer
lejana,
improbable
disfrazada de razón,
fuerza sin sangre.
Hechicera mocosa echada a sus sienes
a quien le nombran incertidumbre.
Abismal de lo interno que no sabe ademanes
cautivante con sus silencios.
Atroz,
irresistible al deseo de morder la noche
vacilante en desencantos
embellecida por cuentos
reposada en la distancia.
Mujer instante, hacha
que arrastras,
que cortas lenguas esparciéndolas
en la mano de Dios, que se retuerce de risa contigo.
Fugitiva de tu captura saldré
sabiendo perfectamente
que eres invencible.”
Susana Chávez
Luchando contra la muerte perdió la vida, pero Susana muere para vivir
siempre, como viven las tantas mujeres asesinadas en Juárez, en Ecatepec, en la
ciudad de México, en la geografía inmensa de esta pequeña patria, en un planeta
que sucumbe condenado por ambiciones enfermizas, irracionales, inhumanas.
Susana fue asesinada, le
arrancaron la vida y la sonrisa, pero no apagaron su palabra. Ahora recorre en
espacio, grita a todo pulmón su convicción para encontrar oídos receptivos,
corazones palpitantes, esperanzados: algo de humanidad queda en los seres que
habitan este planeta moribundo. Una mirada, un escucha, un pensamiento que se
niega a sucumbir, una porfiada acción del activismo incansable, persistente
escucha la palabra se Susana, la siente, la vive y echa a andar por el azaroso
e incierto camino de lucha contra la muerte, quizá para encontrarla, tal vez morir
para vivir sea el destino.
Aquí estás Susana, tus gritos
en las marchas, en los mítines, en las protestas contra el feminicidio siguen,
seguirán exigiendo: “¡Ni una más!”
Susana: a través de tus
poesías estarás siempre entre nosotros.
Más poesía de Susana Chávez
Castillo en:
Les dejamos leyendo “Ocaso”:
(La Voz del Anáhuac)
OCASO
Para Linda
Escobedo
He perdido la cuenta de tus huesos
introduciendo mi palabra al tiempo
entonces me fui a alguna parte
con el apetito dormido.
Fuiste tú el sitio del crimen,
quién me volvió clandestina melodía,
a quien contemplo mezclada de imágenes
sentada en una butaca del cine
para ver mí sombra.
Nos enredamos en el vacío
y de la nada surge tu boca
a desprenderme a Dios del aliento
en un espejismo que me brota
por un rumor indefinido.
Surges despuntando tu lengua
liberando a Sofía de tu interior.
Aquí estás, embalsamada,
casi real entre los árboles.
Pareces un chacal,
un alebríje que me conquista
más allá de lo intocable.
Te veo desatada en una ventana
alrededor de mi otra parte
dándole a mis ojos el cierre final.
A veces, también te veo
atrapada en un secreto
que duele entre mi carne.
Así voy avanzando paso a paso
tomando de una mano tu ruptura
y acariciando con la otra
los cabellos de alguien
por quien toco la magnánima vehemencia.
Así voy en mi misma
perdiendo la cuenta de tus huesos.
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