El Gobierno Federal
Autónomo
─ una propuesta para reflexionar en grupo ─
A los
interesados en el tema de las autonomías y el constituyente alternativo, le
comparto este artículo, ya viejito, de hace casi 10 años, pero actual, que en
su momento fue echado de menos por algunos y usado por otros para fines
electoreros. Tal vez sirva de algo. Como es muy largo, no los abrumo con tanto
y los remito directamente a los numerales 15 y 16. Esto con la idea de suscitar
la reflexión sobre otras formas de hacer política.
Saludos.
Juan Castro
Soto
1.
Imaginando un nuevo país
Se dibujan aquí algunas ideas para construir un nuevo país. Si usted
comprendió los Elementos de la Democracia y El Tabú de la Violencia,
entenderá El Gobierno Federal Autónomo: un gobierno nacional alternativo
y diferente, paralelo al gobierno que hoy nos oprime. Pero un proyecto del
pueblo, no de un caudillo acomodado en el poder opresivo. Se trata de que el
nuevo proyecto de nación sea hecho por mexicanos de todos los sectores
sociales, desde abajo. Que se presenten propuestas y se discutan. Que se
complementen, se sinteticen. Que dialoguemos. Y más que propuestas, queremos
poner en sus manos una provocación al debate, una llamada a imaginar el país
que cada quien quiere… Sobre todo imagine usted los modos de cómo hacerle, hace
mucha falta eso. De esta forma también se puede iniciar una revolución,
que por cierto en México ya rechina como las ruedas de un pesado tren que se
estira y despereza. Comencemos dialogando con el espejo, en la cocina, con los
comités de barrio, en las comunidades de base, en los grupos parroquiales,
capaz que hasta en el comité de su partido.
2. Los
partidos nos partieron y repartieron
Nos han hecho creer que democracia significa partidos políticos, y que
no hay de otra para participar en política. Muchos políticos se reflejan así en
la calva de Francisco I. Madero, quien creyó inútilmente que la proliferación
de los partidos solucionaría la miseria de México,[1]
al iniciar la Revolución de 1910 contra el dictador Porfirio Díaz. En ese
entonces se luchó por la soberanía nacional, el reparto de tierras a los
campesinos y no reelección, proclamaban. Pero pasaron cien años y el
nuevo sistema se pudrió sin haber madurado. Porque avorazados se comieron
verdes los frutos. Cada día la pobreza fue llenando unos pocos bolsillos que
llegaron a multimillonarios. La tierra se acaparó de nuevo en manos
extranjeras; ya no hay tierra que repartir, nos dicen. Los medios
de producción se dieron otra vez a grandes empresarios privados: materias
primas, industrias, servicios y la mano de obra mexicana, rebasando mucho lo
que hizo aquel dictador. Y esto aumentó desde la década de 1980, justo con el
nuevo auge de los partidos políticos, llevándonos todos al mismo derrotero. O
sea que la Revolución valió madres, para decirlo más apropiadamente. La
Independencia también.
3. Apachurrando
al mexicano
En efecto, el gobierno opresor entregó los energéticos como el petróleo,
gas, electricidad, biodiversidad y los mantos de agua; entregaron los medios de
comunicación como teléfonos, satélites, radios y televisoras; carreteras,
trenes, aviones; y los astilleros; entregaron los bancos; ejidos; ingenios; el
café; aseguradoras y financiadoras; la vivienda de interés social; playas,
zonas arqueológicas y lo que no hemos visto, con o sin la sonrisa de los
partidos políticos. Lo que no se entregó lo aplastaron como a una lata de
refresco: instituciones de postgrado, Conasupo, la industria del cine, etc. Y
se dejó que muchas empresas mexicanas fueran absorbidas por transnacionales.
Casi siempre violando las leyes mexicanas e internacionales, o deformándolas a
favor del gran capital. Hacia allá va la privatización del Seguro Social, la
educación, la seguridad pública quien sabe si también el ejército. Se abrazaron
deudas con el exterior que nos enflaquecen y, en suma, el neoliberalismo de los
propios gobernantes profanó nuestra patria bajo las plantas de un extraño
enemigo.
4. Partidos
políticos: la dictadura perfecta
Entonces, los partidos políticos no son la solución y sí gran parte del
problema, pues no se entiende el absurdo: que a mayor “democracia” más miseria.
Evidentemente el problema no es la democracia, que no la hay, sino los
partidos. Porque no son lo mismo. El pueblo quiere una democracia de veras, de
bienestar. En cambio los partidos, verdaderas pandillas políticas, sí que han
significado miseria, presumiendo ser el camino y único camino a la democracia.
Luego, a falta de alternativas, pues sí, eso tiene que ser una dictadura,
siendo el sistema de partidos la verdadera “dictadura
perfecta”, esa falsa democracia que arropa a un pueblo harapiento, menesteroso.
Porque la dictadura perfecta, lo que se dice perfecta, no es un partido ni es
el poder concentrado en un funcionario; no son los fraudes electorales, las
masas aborregadas o la apatía; tampoco el poder económico de políticos y
empresarios… la dictadura perfecta es todo este sistema. Dicho deportivamente:
no son los equipos lo que está mal, ni los jugadores o el árbitro ni los
espectadores, la cancha, el balón… ¡el juego mismo está equivocado!
5.
El sistema perverso
Votos “útiles” e inútiles lo
alimentan. Este sistema de partidos que divide pueblos, comunidades y hasta
familias, generando fraudes electorales ambiciones competencia e
individualismos acaparamiento de la riqueza envidias y egoísmos soberbia
asesinatos discriminación así como todo tipo de corrupciones complicidades
venganzas y traiciones de todo tipo que incluyen a la patria, no puede tener un
apellido que no sea perverso.[2]
Perversidad que rebasa lo electoral e inunda los tres poderes de gobierno en
todos los niveles. Si usted abre su diccionario encontrará perversión: corrupción
de costumbres; modificación patológica de las tendencias afectivas y éticas
normales, que se traduce en comportamientos extraños, inmorales y antisociales.
Es ese sistema de derecha, inútil a la patria, basado en buscar el bien
personal mediante la ley del más fuerte, la ley animal. De aquí las tantas
desigualdades que han convertido al ser humano en pordiosero al tiempo que un
zopilote o un perro callejero viven más dignamente. Dicho botánicamente, a cada
árbol se le conoce por su fruto; y un gobierno de izquierda aborta en un
sistema contrario. [3]
Al pueblo triqui, sitiado por paramilitares, hostigado por el gobierno, ignorado y olvidado por otros hermanos, el camino por la autonomía le ha costado mucha sangre.
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6.
La “paz
social”
No es todo. Miles de niños mueren de hambre cada día y ¡se habla de paz
social! Millones de mexicanos se hayan gravemente heridos de pobreza, no tienen
empleo o no ganan siquiera 20 pesos diarios para el alimento de su familia,
mucho menos para consultas y medicinas o para renta luz gas colegiaturas
uniformes libros los pasajes del camión… no se diga teléfono, un funeral o
aquella costosa cirugía. ¿Cómo le hacen? Sólo tienen una opción, las promesas
de los partidos y la consiguiente pobreza que degenera en migración,
alcoholismo, desintegración familiar, vandalismo… Todo, fertilizado con la
droga gubernamental que va mucho más allá de los fármacos: el opio del fútbol y
las novelas por televisión; el opio de la lotería y los pronósticos deportivos;
múltiples religiones, horóscopos y toda esperanza que mantenga al pueblo
sentado, dormido, esperando el beneficio personal o hincado a la resignación.
Es que la dictadura es lo que es: se impone de tal modo y con tal represión que
no parece posible otro camino. Entonces, el miedo y la impotencia suben del
corazón a la cabeza y se traducen en no se puede; así son las cosas; así
quiere Dios… la dichosa “paz social”.
7.
Sin diputados
Es necesario, entonces, que la sociedad civil diseñe un sistema
diferente, opuesto. Los partidos no lo van a hacer, ni los diputados ni nadie
acomodado en el sistema que nos domina, pues no se ven afectados por las
injusticias. El razonamiento es sencillo: ellos no van a cambiar el sistema ni
se van a quitar, hay que quitarlos. Esa es la lucha nacional. Así, al excluir
la vía parlamentaria con sus diputados, la ilegalidad es la primera
característica natural y muy bella de ese nuevo sistema netamente
revolucionario, reducido a dos vías: la armada y la autonómica, cuya elección
se debate en un escándalo si no se entiende que la opresión se halla tras el
tabú de la violencia, y que sendos caminos son violentos al contravenir las
leyes del poder opresor.[4]
De hecho, varios grupos rebeldes de este país usan ambas vías: la autonómica
para cambiar las cosas, y la armada, como retaguardia que ahuyenta las
agresiones en su contra.
8.
La violencia de la autonomía
Aquí sólo veremos la vía autonómica de ese nuevo sistema llamado Gobierno
Federal Autónomo. Decimos gobierno porque camina por la vía de los
hechos. Federal porque es para todos los pueblos de la república. Y autónomo
porque se vale de sí mismo, violando las leyes de la opresión para no depender
de diputados ni de partidos políticos. Se trata de construir nuevas leyes,
otras autoridades y una cultura del bien común que renueve el país por medio de
las autonomías locales, que son la base del cambio en México y que tanto
incluyen municipios rebeldes como regiones autónomas, redes de economía
solidaria, luchas contra el neoliberalismo, etc. Se trata, pues, de un respaldo
nacional a todo eso. Se busca un justo reparto de la riqueza, modelos
económicos de verdadero desarrollo social y hasta nuevas relaciones
internacionales. En resumen, todo lo contrario al gobierno que hoy nos
apachurra “en paz”. Pero no sólo es
de imaginar un nuevo México ─que sería buen avance─ sino la violencia de
vivirlo.
9.
La vía armada
La autonomía significará un gobierno paralelo al oficial, sin que se
necesite desplazarlo de inmediato por la fuerza. Eso sí, buscará que la derecha
pase a segundo término hasta reducirla a un simple acnecito en la piel de la
Tierra, o un adorno humano de mal gusto. La vía de las armas no se rechaza,
pero lleva otro camino que no necesariamente ha de terminar en sangre. Si ahora
se descarta es por la superioridad de la fuerza opresora y a falta de un plan
popular. De cualquier forma, el Gobierno Federal Autónomo debe apoyar a los
grupos armados existentes, primera reserva militar de la nueva nación. Pero se
quiere que las armas funcionen más como escudo que de bayoneta. Serán como un
botiquín de medicinas que no se espera necesitar, sólo para emergencias. Con todo,
el pueblo mexicano deberá armarse para defender su territorio ante posibles
invasiones de los extranjeros que vean afectados sus intereses neoliberales
─como los Estados Unidos y el anticristo que los dirige─, pensando en
estrategias para enfrentarlos.
En diversas geografías de Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Sonora, otros pueblos, inspirados en el ejemplo zapatista, caminan otras experiencias autonómicas.
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10.
Un solo objetivo
Muchos movimientos sociales no avanzan porque sus pliegos petitorios
incluyen las demandas particulares de cada grupo o comunidad. Y así andan por
las ramas pues van a los efectos del sistema, no a la causa de las necesidades.
Unos piden escuela otros camino, una parcela o una clínica, una caseta de
vigilancia otros un proyecto productivo, liberación de presos, etc. Lo que ha
permitido al gobierno dividirlos y manejarlos por separado para responder sólo
a la minoría que le convenga. A unos les da poco, a otros muy poco, o nada; y
quienes algo recibieron abandonan el movimiento porque no les interesan las
otras peticiones, o por miedo a perder lo conseguido. Derrumbándose la unidad.
En el Gobierno Federal Autónomo no es así porque es el único objetivo, que lo
engloba todo, desconociendo al sistema opresor raíz de todos los problemas.
Esto significa la renuncia a nuestras demandas particulares, y lo facilita,
para sumarnos al nuevo proyecto de nación. Ajá, el grano puede salvarse,
pero si muere en la tierra da mucho fruto. [5]
11.
Se requieren “locos imprudentes”
Se requieren compañeros ciertos de que las vías jurídica y parlamentaria
han estado cerradas al bien común, como lo cuenta detalladamente la historia.
No debemos repetir que el cambio sólo lo verán los nietos de nuestros nietos
pues esto nos ha llevado invariablemente a la parálisis social. Necesitamos
aprender del pasado y de otras experiencias, convencidos de que los frutos se
pueden empezar a ver ya. No toda una vida para darnos cuenta de que el gobierno
ni nos ve ni nos oye ni siquiera nos recibe, porque la siguiente
generación seguirá este cuento de nunca acabar. Y pues hay quienes llevan más
de quinientos años esperando y no han visto nada. Se debe romper ese círculo
vicioso. Pero hacen falta esos “locos
imprudentes” que no los entiende la conciencia adormecida ni la perversa.
Ya no esperemos todas las condiciones necesarias que nunca llegan... ¡a
crearlas! Eso hicieron los insurgentes y revolucionarios de nuestra historia en
aquella “paz social” que hacía
incomprensible cualquier rebeldía popular. Eso hacen los zapatistas y otros
pueblos indígenas con sus autonomías.
12.
El cuerpo del delito
Estos actores sociales saldrán de las organizaciones civiles, de los
sindicatos y las alianzas campesinas, las escuelas, de los barrios populares,
colonias y comunidades rurales... Todos a legislar, a preparar autoridades y
vivir de otra manera. Porque una de las principales demandas sociales ha sido
precisamente una nueva constitución política que organice a la sociedad de
forma más justa. ¿Cuáles serán las primeras leyes? ¿Cuáles las primeras
autoridades? ¿Cómo serían los modos de proceder? Lo definirán los diferentes
foros y congresos creados para este fin, en mesas de trabajo que reflejen las
prioridades nacionales. Mire usted que ya saltan a la vista artículos
constitucionales urgidos de la revolución ciudadana, así como posibles
autoridades rebeldes y algunos caminos a seguir. Ya no se delegue la soberanía
a una superpandilla de diputados y demás funcionarios que son el verdadero
cuerpo del delito, delincuentes incluso de sus propias leyes.
13.
¿Qué hacer con la gente de los
partidos?
No faltará gente del PRD y demás pandillas políticas que quiera
participar en el Gobierno Federal Autónomo, ya sea para desbaratar el
movimiento, ganarse simpatías, porque confunden izquierda con derecha o porque
sinceramente encontraron una mejor opción. No se les debe impedir, pero tampoco
confiar puestos importantes, pues se ignora hasta donde tienen enraizadas las
prácticas partidistas que puedan entorpecer la revolución, como serían los
protagonismos o Dios sabe qué intenciones; y pues se trata de hacer algo
distinto. Serían uno más del pueblo rebelde. Y en todo caso, sirve mucho
renunciar por escrito a la militancia partidista, públicamente, o alguna otra
medida que signifique una especie de purificación, renacimiento político o
recuperación de la dignidad, como quien toma protesta. Acaso todos debamos
hacer algo así para evitar humillaciones y, es que alguien puro no lo hay. Por
otro lado, a los funcionarios de gobierno no se les puede exigir una renuncia a
su trabajo, pero tampoco confiarles de igual manera ─a menos, quizá, que en
efecto renunciaran─, pues está difícil servir a dos amos.
14.
Una nueva constitución
De seguro habrá súbitas iniciativas para artículos fundamentales como el
2º constitucional, de los indígenas; o el 3º de la educación; el 27º de la
propiedad pública y privada; el 39º y el 41º que tratan la soberanía popular y
el aspecto electoral; o el 115º sobre los municipios; el 123º del trabajo; el
130º de la relación con la iglesia; etc. O bien iniciativas para temas o
capítulos enteros como las garantías individuales, los distintos poderes, las
funciones públicas, los estados, etc. No faltarán especialistas con visión
social entre los maestros, electricistas, obreros, médicos, abogados… sectores
que pueden organizarse para elaborar propuestas de ley en temas que les
competen, llevadas después a un congreso constituyente, autónomo y
revolucionario. Es cosa de enderezar el rumbo, porque las constituciones de
nuestra historia se hicieron para reconstruir la sociedad y combatir lo que ahora
nos ahoga: la soberanía perdida, el acaparamiento de la riqueza, el poder
absoluto en pocas manos. A rejuvenecer la nación, pues, como reflorece la
primavera o los animales cambian de piel, como el alcohólico que rehace su
vida. La naturaleza se renueva y renace también entre los seres humanos.
15.
El Congreso Autónomo Constituyente
El Congreso Autónomo Constituyente se forma con autoridades nombradas
por los ciudadanos y organizaciones adheridos al Gobierno Federal Autónomo,
representando regiones o bien organizaciones, sectores sociales, pueblos o
grupos étnicos según se pueda iniciar. Los congresistas recibirán las
propuestas de cada sector social, propondrán cambios si es necesario,
solicitarán la aprobación de los demás sectores que legislen otras materias y
les darán la forma de una ley que entienda cualquiera que arrastre la mirada en
ella. Después, cuando se tenga pleno poder y recursos, dichas aprobaciones
podrían ser en los estados, regiones o distritos representados en el Congreso.
Sólo a falta de iniciativas los congresistas legislarían en determinada
materia, pero aprobándose de igual forma. Y al menos por el momento asumirían
las funciones de los ahora senadores. Entonces la gran diferencia con el
congreso opresor es que el Congreso Autónomo no es el principal responsable de
hacer las leyes, sino que depende de las bases y sirve más de articulador.
Además, en su calidad de Asamblea General de la nación, representa la máxima
autoridad y no hay otro poder que se le iguale ─como era en las constituciones
de 1814 (Apatzingán), 1824 y 1857─; nada del “equilibrio de poderes” que tanto pelean hoy.[6]
16.
Sub-Congresos temáticos o regionales
Cada sector social puede elaborar sus iniciativas en sub-congresos
nacionales abiertos; y una vez aprobadas por los demás sectores, legislarán los
reglamentos que faciliten la práctica de esas nuevas leyes. Son las leyes de la
desobediencia civil frente a un gobierno represor. Estos sub-congresos pueden
ser en cualquier centro de la república, con un mínimo de representaciones
regionales. Por ejemplo los maestros de todo el país pueden legislar el tema de
educación, organizando un sub-congreso nacional en, digamos Aguascalientes.
Luego el Congreso hará sus observaciones y mandará esa iniciativa a los
electricistas que legislan los bienes de la nación ─por decir algo─ para que
den su visto bueno; o a distritos regionales si hubiere, cuidando que los
congresistas se limiten a coordinar el trabajo de las bases y se lleven los
resultados al Congreso Autónomo Constituyente; esto es, que manden
obedeciendo. Que uno pueda decir: ‘ah
chingao, estos canijos sí nos representan’. Así se podrá hablar de un poder
del estado, no de una pandilla de falsos políticos que deciden por el pueblo.
17.
El nuevo poder ejecutivo
El poder ejecutivo ejecuta. Obedece lo que el pueblo manda para
satisfacer las necesidades de la gente. Administra los recursos humanos,
materiales y financieros cumpliendo eficazmente y con eficiencia. Sus
integrantes deben ser prácticos, responsables, honestos. Y en un Gobierno
Federal Autónomo que comienza con pocos recursos, habrá que nombrar aquellos
que administren aunque sea un peso. Sus áreas o secretarías de trabajo serían
definidas por el Congreso Autónomo, que también nombrará a los responsables y a
su Coordinador Ejecutivo[7]
─usualmente llamado presidente de la república─: nadie de su confianza,
porque esto se traduce en corrupción y complicidades. Y la máxima autoridad
entre estos ejecutores será (después del Congreso) la junta de gobierno que
ellos mismos establezcan para las decisiones importantes. De modo que el
coordinador es uno más y tiene el mismo nivel jerárquico; incluso podría
rotarse periódicamente con el resto del equipo.
18.
Aquí se construye…
Este nuevo poder ejecutivo podría comenzar por ejemplo con brigadas
voluntarias de atención médica, alfabetización o sencillos hospitales
populares; radios comunitarias y consultas de planeación aunadas a campañas de
firmas; faenas para caminos; universidades indígenas o bibliotecas públicas;
nacionalización simbólica de los bancos, bancos de ahorro popular y vales de
papel moneda alternativo[8];
transporte colectivo con vehículos particulares; comedores sociales; tianguis
de economía solidaria o centros de abasto, comercio justo tanto como campañas
de consumo responsable y boicot a transnacionales; desconocimiento de toda
patente o propiedad intelectual y talleres de agricultura orgánica; un Diario
Oficial Autónomo; un ejército ciudadano con armas simbólicas; despachos
jurídicos solidarios así como registro civil de nacimientos, matrimonios y
defunciones; y censos; expedición provisional de títulos, escrituras y
credenciales de identificación mexicana; solidaridad en emergencia; cancelación
de la deuda externa, embajadores en el extranjero no sin alianzas con las
naciones pobres y ¡con otros gobiernos autónomos de América Latina! Por
supuesto se invitaría a las organizaciones no gubernamentales a que ofrezcan
sus actividades como parte del nuevo Gobierno. Ah, y en cada caso algo que
diga, Aquí se construye el Gobierno Federal Autónomo.
19.
El nuevo poder judicial
El poder judicial vigila y sanciona para que se cumpla la ley en el
gobierno y en la sociedad, solucionando las controversias. La Suprema Corte de Justicia,
su máxima autoridad, podría integrarse por un representante de cada estado, es
decir 33 en vez de 11, y el congreso vigilaría sus funciones. Pero que no duren
quince años, sólo seis como en la Constitución de 1857.[9] Pueden comenzar sus actividades de
manera simbólica: sancionando a los corruptos que hoy se encuentran en el poder
con multas, cárcel, exilio… organizando juicios públicos; con órdenes de
aprehensión también simbólicas o liberando asimismo a los presos políticos en
cada cárcel del país; etc. Y de seguro el pueblo le ordenará un sistema
judicial más justo, que por ejemplo sólo detenga a personas de culpabilidad
comprobada, siendo innecesarios los amparos y las fianzas que tanto protegen a
los poderosos so pena de pobres e inocentes; o digamos que nadie goce de fuero
para protegerse de la justicia, como decían las Leyes de Reforma de 1857. [10] Importa, pues, ensayar la realidad.
20.
De los estados y municipios
En los estados se puede avanzar también, nombrando de similar forma sus
tres poderes de gobierno autónomo; aunque los jueces podrían ser al igual que
el Congreso Autónomo Constituyente, uno por distrito. Y lo mismo en los
municipios: las comunidades enviarían representantes y propuestas al
ayuntamiento autónomo, éste nombraría al coordinador ejecutivo y, qué estupendo
la concientización que todo esto genera. Tanto los estados como los municipios
y aun las comunidades podrían abarcar territorios diferentes a los actuales,
siempre que la población quiera. Por ejemplo, las siete regiones de Oaxaca
podrían ser cada una un estado; o en Veracruz, la Huasteca podría ser otro
estado autónomo, abarcando municipios o comunidades de Tamaulipas, Hidalgo, San
Luis Potosí y hasta de Querétaro. Inclusive podrían elegirse otras capitales.
Lo importante es que haya autoridades autónomas que ejecutan acciones concretas
por sencillas o simbólicas que sean, desconociendo las autoridades oficiales
del gobierno opresor; un ejemplo lo dieron los zapatistas en Chiapas con Amado
Avendaño (…), Gobernador en Rebeldía.
21.
Funcionarios voluntarios
Aunque se formase un Banco Central Autónomo con aportaciones ciudadanas,
el trabajo revolucionario no debe ser pagado a nadie mientras se trate de un
gobierno paralelo que aún no controla los recursos públicos. Y cuando los
controle, hay propuestas de que ningún funcionario ─incluido el coordinador del
ejecutivo─ reciba más pago que un obrero calificado,[11] es decir, menos de diez mil pesos
mensuales, más o menos. Esto debe acordase cuanto antes ya que suprime el botín
legal, causa primera de la competencia por el poder opresor. Es un primer
filtro para que no estorben los ambiciosos que buscan el beneficio personal.
Así, quienes acepten los puestos públicos tendrían clara vocación
revolucionaria y de servicio, dejando de ser inmoral toda aspiración a dichos
puestos como hasta ahora es. Y como el nuevo gobierno aspira al pleno empleo
con salarios dignos para todos, ser funcionario público será de veras un cargo
y no un premio o un privilegio. Además, cualquier capacidad para desempeñar
tales funciones no será motivo de reconocimientos especiales, sino una
obligación ciudadana de servir. Nada de que yo estudié, yo hago o yo luché
tanto que merezco más.
22.
Cinco panes y dos peces
Así que los revolucionarios no sólo trabajarán voluntariamente, además
financiarán con trabajo, bienes o dinero la construcción del Gobierno Federal
Autónomo según puedan. El que más tenga, más aportará conocimientos,
experiencias o recursos de cualquier índole, sólo deseando la construcción de
un país nuevo, de un nuevo mundo; y todas las cosas creadas sobre la faz de
nuestra tierra serán para este servicio de justicia y fraternidad. Nada de
apoyos del gobierno represor ni de gobierno extranjero. Bien recibidos serán en
cambio los apoyos ciudadanos de México y el mundo, incluyendo préstamos que
pagaremos cuando se controle la hacienda pública, como se quiso en 1910.[12] Toda aportación de los ricos será
agradecida aunque fuere una migaja, puesto que no pueden hacer más. La gente
contenta podrá anotarse como promotor voluntario en las comisiones autónomas de
gobierno. Los extranjeros residentes en México y solidarios con esta revolución
se considerarían mexicanos, aunque sin asumir cargos públicos. Y en el momento
oportuno, se confiscarán todos los bienes de la nación al gobierno opresor, a
los empresarios monopolistas y a las empresas extranjeras. Una nueva
distribución de la riqueza habrá.
23.
Incautación de los bienes nacionales
Serán propiedad de la nación autónoma los bancos, la industria
energética, las comunicaciones y todo lo estratégico, incluyendo las fuentes de
materia prima, principalmente las agrícolas. Todos estos medios de producción
que se hallen acaparados por una élite empresarial, serán incautados sin
indemnización ya que han ocasionado la miseria de millones de mexicanos y el
atraso social, negociando a espaldas del pueblo o traicionando la patria en pos
de beneficios personales, corrompiendo leyes y autoridades.[13] Serán además privados de su libertad,
recibiendo empero un oficio con salario digno para que mantengan a su familia.
Más que castigo, será una prevención a fin de que no entorpezcan el desarrollo
social. Y la pena de muerte que ahora reza el artículo 22 constitucional será
abolida para su buena suerte. Quienes entreguen sus bienes al Gobierno Federal
Autónomo, quedarán libres incluyendo los narcotraficantes, a quienes se les
invita a financiar así esta revolución a cambio de su libertad. Sólo en casos especiales
se indemnizarán los bienes nacionales con la tercera parte de lo que pagaron
por ellos. Así las cosas, decía Zapata, para que se mejore en todo la falta
de prosperidad y bienestar de los mexicanos.[14]
24.
La relación con la iglesia
Las distintas iglesias también serán juzgadas por su papel en esta
revolución, y lo mismo se les invita a impulsar la victoria secundando a los
padres de nuestra Independencia como Miguel Hidalgo, José María Morelos,
Ignacio López Rayón, Mariano Matamoros, José Sixto Verduzco, José María Cos…
todos ellos sacerdotes del “bajo” clero, cuyos tesoros eran los pobres. Vaya,
agradarán al gobierno autónomo las iglesias que NO fomenten la competencia, el
individualismo, la apatía política, la resignación a la suerte de miseria, la
obediencia a las falsas autoridades, la justicia en otra vida o todo lo que se
considere opio y enajenación del pueblo. Queremos que repitan lo que dijo
Hidalgo: A la independencia de México yo la vi en el evangelio. Que
exhorten al gobierno a cesar la represión como hizo Monseñor Romero en El
Salvador. Queremos iglesias cuyos estandartes enarbolen la liberación popular,
como hicieron con la virgen de Guadalupe dichos padres de la patria. Iglesias
insurgentes de la religión que sea, no del hombro con los opresores que se
corroen y apolillan sino con los pobres. Así que no caerá en gracia la iglesia
enraizada con los ricos que aborrezca la revolución traicionando el evangelio.[15] Ni serán agradables las sectas
infiltradas al país para ocasionar ruptura social y división entre los
mexicanos.
25.
No más acaparamiento del capital
El nuevo gobierno desbaratará todos aquellos mecanismos del sistema
capitalista que causan la concentración de la riqueza en pocas manos, tales
como: El DESPOJO, inicio de la acumulación capitalista (eche un ojo a la
historia). El sistema de COMPETENCIA que desplaza al más débil: individualismo,
libertad irresponsable, riqueza sin límites (y pobreza sin límites). MEDIOS DE
PRODUCCIÓN en pocas manos. RENTA DE BIENES Y SERVICIOS: gente con muchas
propiedades cobra sin trabajar. INTERESES sobre créditos o préstamos.
ANATOCISMO: intereses sobre intereses. Ciertas HERENCIAS y traspasos. BAJOS
SALARIOS, en especial al campesino y al obrero. PLUSVALÍA o ganancias del
empresario gracias a precios injustos. Más UTILIDADES o ganancias a los mayores
accionistas. ECONOMÍAS DE ESCALA: producción masiva cuyos bajos costos eliminan
a pequeños productores. PRODUCTOS MAL PAGADOS, en especial del campo. Exceso de
INTERMEDIARIOS o comerciantes entre productor y consumidor. CONSUMISMO, casi
siempre superfluo. LUCRO de acciones en el mercado bursátil (bolsa de valores).
Cobro de REGALÍAS o derechos de patente. MONOPOLIO en producción y comercio, en
especial de productos estratégicos. Cómo marea todo esto. SUBSIDIOS Y
FACILIDADES a grandes empresarios. PRIVATIZACIÓN de servicios públicos.
IMPUESTOS INJUSTOS y EVASIÓN FISCAL de grandes empresarios. GASTO SOCIAL a
beneficio de proyectos capitalistas como el Plan Puebla-Panamá. LEYES INJUSTAS
que favorecen la lucha de clases y la desigualdad. VIOLACIÓN A LAS LEYES en
pactos sociales y logros de los trabajadores, en sus principios éticos, etc.
FUERZA PÚBLICA que reprime la protesta social y protege el robo capitalista.
CORRUPCIÓN con el presupuesto: peculado, desviación de recursos, nepotismo; y
administración arbitraria de la justicia. PRIVILEGIOS a altos funcionarios:
grandes sueldos y prestaciones, bonos y gratificaciones, aguinaldos,
adjudicación de contratos, fuero e impunidad, etc. DEUDA EXTERNA e intereses pagados
con recursos naturales y soberanía (políticas públicas). TRATADOS
INTERNACIONALES injustos: desiguales, impositivos, sin consulta. GUERRAS
provocadas por invasores: despojo de bienes; concesiones exclusivas de
inversión en armamento, reconstrucción, alimentos. JUEGOS DE AZAR:
Loterías, rifas, casinos. IDEOLOGÍA INDIVIDUALISTA: culto al amor propio y a la
superación personal, al poder de la mente, a la personalidad y a la salvación
individual; desconfianza del otro; ser “original”,
el mejor; etc.
26.
Nuevo reparto de la riqueza
Una de las estrategias para distribuir mejor la riqueza nacional será
promover cooperativas en lugar de las organizaciones capitalistas llamadas “Sociedad Anónima”. Así, con buena
supervisión y asesoría, se repartirán los ingresos más equitativamente y de
forma automática entre los trabajadores, según la cantidad de trabajo realizado
sin importar su tipo; porque todos los participantes serán dueños de la empresa
y, qué padre, todos los trabajos serán igualmente dignos. La actual Ley Federal
del Trabajo pasará a los museos si bien le va. No hay patrón, no hay chalanes
ni necesidad de sindicatos. No hay jerarquías económicas ni valen para ello
títulos de ningún tipo, todos parejos. Que los tabuladores de sueldos no
motiven envidias y ambiciones entre los servidores públicos; que la diferencia
entre el salario mínimo y el máximo ─si no puede evitarse─ no rebase el
cincuenta por ciento, es decir, si el mínimo fuera de 100 pesos, el máximo
sería de 150; pero de preferencia que esa desigualdad sea porque trabajan más,
no por el tipo de responsabilidad o de trabajo.
27.
Desigualdades hasta cierto punto
Desde luego el nuevo Estado no impedirá las desigualdades fruto del
esfuerzo, como es el mayor trabajo, el sacrificio, el ahorro o debido a que un
trabajador deba mantener una numerosa familia restringiendo comodidades y
consumo ─lo cual será responsabilidad de su propia planificación familiar─. Sin
embargo, el nuevo orden económico pondrá límites a la pobreza y a la riqueza
como lo soñaba Morelos,[16]
evitando toda pobreza extrema y toda acumulación excesiva de capital. Que
ninguna familia carezca de empleo o necesite más de un salario para sus
necesidades básicas de vivienda, transporte, alimentación, salud, vestido,
educación, recreación, etc. Que los jóvenes tengan asegurado un empleo al
formar una familia. Que toda persona en la república goce de Seguro Social y
atención médica de primera calidad. Y que nadie se exceda en lo superfluo si
ocasiona pobrezas a los demás, directa o indirectamente.
28.
Cómo empezar
Aunque la revolución del nuevo gobierno inició por lo menos desde el año
2000, con el hartazgo ciudadano, es tarea del Gobierno Autónomo encauzar esa
energía social hacia un verdadero cambio. La sociedad civil ya emprende
iniciativas que se articulan a nivel nacional en cierto modo, como los
municipios y regiones autónomas, las alianzas obreras y campesinas, los
distintos frentes y promotoras, etc., eslabones todos de la cadena que atará al
neoliberalismo en México. Será necesario convocar a las organizaciones de la
sociedad civil en rebeldía, a fin de diseñar juntos una consulta y un primer
Congreso Autónomo Constituyente, provisional, cuya asamblea establecerá en una
Acta Constitutiva las principios fundamentales (apoyados en dicha consulta), y
elaborará una agenda inmediata de trabajo para los primeros representantes, a
quienes dará posesión en la continuidad del Gobierno Federal Autónomo; ellos
deberán tener un de mínimo respaldo popular y organizativo que les pueda enviar
las primeras iniciativas de ley. Conviene que esto sea antes de las elecciones
del 2006 para no entrar en competencias. Poco a poco la revolución arrebatará
la soberanía al congreso opresor, devolviendo a los diputados las leyes de los
diputados, y dando al pueblo lo que es del pueblo.
29.
Posible consulta
El Gobierno Federal Autónomo caminaría preguntando, como los zapatistas.
Algunas preguntas para consultar pueden ser:
1) Considerando el rumbo al
precipicio que lleva nuestro gobierno, ¿está usted de acuerdo en que se
necesita un Gobierno Federal Autónomo para cambiar de camino.
2) Considerando que los partidos
políticos han causado división y desigualdades al pueblo mexicano, ¿está
usted de acuerdo en evitar los mecanismos de competencia política?
3) Considerando que la
competencia se ha dado principalmente por la ambición de poder y riquezas, ¿está
usted de acuerdo en que los salarios de los funcionarios en un Gobierno Federal
Autónomo no provoquen la ambición ni la envidia?
4) Considerando que las leyes
que nos gobiernan no han sido diseñadas por el pueblo, ¿está usted de
acuerdo en que las leyes injustas sean abolidas tanto como las injusticias que
han provocado?
5) Considerando que nuestros
actuales funcionarios representan a los grandes capitalistas de un gobierno
opresor, ¿está usted de acuerdo en que se nombren verdaderos representantes
populares que no sean funcionarios de gobierno ni de partido?
Desde luego se caminará con aquellos que respondan sí, la revolución no pide permiso.
Desde luego se caminará con aquellos que respondan sí, la revolución no pide permiso.
30.
La violencia del uniforme
El uniforme de los revolucionarios de Francisco I. Madero era un listón
tricolor [17] que lo mismo convendría
a los participantes del Gobierno Federal Autónomo; o bien algún otro distintivo
fácil de ponerse que se pueda llevar siempre al trabajo o a la escuela, al
templo, al parque, al cine. Así de fácil como un listón a la izquierda, donde
está el corazón y el sentido de la lucha. Y puede ser asimismo tricolor para
recuperar lo que fue usurpado, ultrajado y prostituido por el PRI; o digamos blanco,
para decir que buscamos la paz. Esto dará al militante un compromiso, una
identificación social, y él encontrará en quien lo porte un hermano solidario.
Sólo portarlo es una osadía, un desafío, un ultimátum para el gobierno opresor.
Pero será el trabajo revolucionario lo que distinga del infiltrado al verdadero
militante. Es que no se trata de una organización cerrada o clandestina sino
muy abierta, y al crecer el número de listones por todos los estados quizá los
gobernantes huyan sin necesidad de mayor violencia. O tal vez no tan pronto,
pero de que se van, se van.
"Si nos tocan a uno nos tocan a todos"
Movimiento por la Liberación de las Deudas
Movimiento por la Liberación de las Deudas
México. Enero del 2005
NOTAS:
[1] Cfr. Francisco I. MADERO, La sucesión
presidencial en 1910.
[2] Desde la Revolución de Ayutla que derrocó al
dictador Santa Anna en 1855, se advertía con tristeza la división que causan
los partidos a un pueblo, y eso que sólo había dos: el Conservador
(monárquico) y el Liberal (republicano). Mas aquello no era todavía un
sistema de partidos organizado a propósito, sino fruto natural de las luchas de
independencia que continuaron después de 1821 entre centralistas y federalistas.
Cfr. Plan de Ayutla, 1854, 5º considerando.
[3] Ver Elementos de la Democracia, numerales 2, 3, 4.
[4] Ver El Tabú de la Violencia, numerales 2,
4, 5, 6.
[5] Cfr.
Jn 12, 24.
[6] Cfr. Emilio RABASA, La Evolución
Constitucional de México, 1920, UNAM, 1ª Ed. México, 2004, Cap. 3,5 y 6.
[7] Los funcionarios del ejecutivo dependieron del Congreso legislativo,
pero Porfirio Díaz propondría después que no fuera así, en el Plan de la
Noria de 1871; y ya como dictador fue dando al ejecutivo más atribuciones,
generándose una guerra de poderes. Cfr. Constitución de 1857, artículos 72. 85,
103 y 105. Cfr. Plan de Ayutla, artículo 5º.
[8] Ver Luis LOPEZLLERA; “Renacen símbolos de valor social”, en Dinero Comunitario en
México, Ed. La otra bolsa de valores, México, 2000, P. 62.
[9] Aquel criterio para ampliar la duración de los
jueces, todavía lo escuchamos entre políticos e intelectuales: hacer atractivo
el puesto a los ilustrados. Cfr. Ricardo GARCÏA Granados. La Constitución de
1857 y las Leyes de Reforma, 1906. UNAM, México, 2001. Cap. IV, p. 47.
[10] Cfr. Benito JUÁREZ G., “Ley Juárez”, de
la Constitución de 1857.
[11] Promotora Nacional contra el Neoliberalismo; Primer
Diálogo Nacional por un nuevo proyecto de nación, con libertad, justicia y
democracia; Mesa 3) Nuevos modelos de democracia. México, D. F.
27-sep-2004.
[12] Cfr. MADERO, Op. Cit., artículo 11.
[13] Cfr. Porfirio DÍAZ, Plan de Tuxtepec,
considerandos; 1876.
[14] Cfr. Emiliano ZAPATA, Plan de Ayala,
1911, Artículo 7º.
[15] Cfr. Lc 16, 13. Más aún, la iglesia católica no
tendría calidad moral para reprochar cualquier violencia de este Gobierno
Federal Autónomo, ahí está la historia para decírselo: las cruzadas, la
inquisición y la contrainsurgencia española, la Guerra de Reforma, los
cristeros… Porque si le ha valido defender sus privilegios y sus poderes
exclusivos mediante las armas, más legítima es la lucha de un pueblo por el
bien común.
[16] Cfr. José María MORELOS, Sentimientos de la
Nación, Chilpancingo, 1813. Numeral 15.
[17] Cfr. Francisco I. MADERO, Plan de San Luis;
1910, transitorio D.
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