Al no existir más caminos que el de la rebelión social, fue invitada a participar en las nacientes FLN, nuestra querida organización. |
Esta es la historia de una compañera que vivió
por la patria. Vamos a contarla sin apasionamientos, aunque sea difícil
hacerlo. Es la vida de una compañera de vocación pacifista que se ve
obligada a defenderse; “soldados por
conciencia”, así nos calificó el Compañero
Pedro.
Nacida en un pueblo de
nuestra pictórica provincia mexicana, nació y creció junto a sus hermanas.
Siendo niña aún, sus padres se separaron y su madre, para sostener a sus
hijas, emigró sola a la gran ciudad para emplearse como cocinera de una
casa de ricos. Entregó a diversos parientes a sus hijas, para que las cuidaran
mientras volvían a reunirse.
Desde ese momento, el
único afán de nuestra compañera era el volver a reunirse con su madre y
hermanas. Para lograrlo, al concluir su primaria, ingresó a una
academia de contabilidad y taquimecanografía. Aprobó con sobresaliente los
cursos, que el director de la escuela la contrató como maestra de los
nuevos alumnos. Así como joven maestra, y sin tener aún 15 años de vida,
ese fue su primer empleo. Reunió fondos y partió a la capital para junto
con su mamá alquilar un cuarto, en una vecindad del viejo barrio de
Tacubaya y ahí ya reunida la familia, buscar empleo. Pronto la contrataron
y junto a sus compañeros de trabajo fundaron un club de excursionistas que
salían a escalar los volcanes más altos de México.
Sin embargo, las
penurias no faltaban. Para obtener un mejor salario, decidió ir a
los Estados Unidos para aprender inglés y graduarse como secretaria
bilingüe como tantos otros de nuestros paisanos que buscan una mejoría
económica. Allá también sufrió el abuso, la explotación y el desprecio de
sus patrones imperialistas. Durante varios años aprendió el idioma y
cumplió su meta de graduarse. Por fin pudo regresar a su patria. Obtuvo un
mejor empleo y junto a sus hermanas se inscribieron en la secundaria
nocturna para trabajadores. Aprobó con excelencia los cursos e ingresó a
la preparatoria nocturna, la cual acreditó sin problemas. El interés por
la historia de su pueblo, hizo que decidiera inscribirse en el curso de
Historia en la UNAM. Ahí cursaba sus estudios, cuando en 1968 el movimiento
estudiantil cimbró la conciencia de la sociedad. En la toma de Ciudad
Universitaria por el ejército, fue hecha prisionera y enviada a la cárcel
de mujeres, donde permaneció recluida varios meses y después fue liberada
por falta de méritos.
La cárcel no la doblegó.
Dedicó su tiempo a ayudar a la liberación de sus compañeros estudiantes
injustamente presos. Al no existir más caminos que el de la rebelión
social, fue invitada a participar en las nacientes FLN, nuestra querida
organización.
Con la matanza
nuevamente de estudiantes el 10 de junio de 1971, a invitación de nuestro compañero Pedro, Primer Responsable
Nacional, aceptó ir a vivir a una casa de seguridad. Fue así, la primera
compañera que se incorporó a las filas de los militantes profesionales en
el año de 1971. Fueron tiempos difíciles que le tocó vivir en la
clandestinidad. Ya descubierta nuestra existencia, el enemigo proimperialista,
destinaba sus recursos a encontrar y eliminar a los luchadores sociales,
torturándolos y desapareciéndolos. Ella, además de poner a nuestro
servicio su capacidad como mecanógrafa y traductora, se encargó de la crianza
de animales y preparar alimentos, que previamente elaborados y
deshidratados, eran enviados al núcleo guerrillero que crecía poco a poco.
Recordemos, que las FLN
no recurren a métodos violentos para obtener recursos económicos y que el
objetivo político-militar era formar un ejército del pueblo que pudiera
oponerse a los planes imperialistas, que invadía y bombardeaba sin
piedad a quien osara oponérsele. Era la época de la llamada “guerra fría” que se volvía “caliente” para los pueblos rebeldes.
México pagó también su cuota de sangre. En el año de 1974, descubierta una
casa de seguridad, sufrimos las primeras bajas en combates desiguales con
el ejército opresor. Ella lloró sus vidas pero no se amilanó, como sí
ocurrió con otros militantes poco firmes en sus principios.
Nuestro compañero responsable Alfredo, la seleccionó para que lo
acompañara en la búsqueda de los compañeros del núcleo. Cumplió con su
presencia en la selva y el nuevo núcleo fue creciendo, se solucionaron los
problemas de abastecimiento y el reconocimiento de terreno de lo que
vendría a ser la futura zona de operaciones militares. Esto costaba mucho
esfuerzo y privaciones sin límite. La falta del desarrollo de servicios
médicos hizo que nuestro compañero responsable falleciera, y
algunos compañeros no firmes en su conciencia aprovecharon el hecho para
invocar que no existía garantía de éxito y defeccionaron en masa e invitaban a
los que seguían firmes a abandonar la lucha por una más sencilla, diciendo
que ellos eran “muchos”
y nosotros “muy pocos”.
La compañera Lucha no
tomó en cuenta esa lógica, ya que el compañero
Pedro nos ordenó continuar la lucha antiimperialista aunque quedara
uno sólo con vida y sin importar cuanto tiempo tomase lograrlo. Esa orden
tan sencilla pero a la vez tan visionaria, nos lleva, aun hoy, a buscar la
labor de todos los imperialismos en los sufrimientos de los pueblos, y la
Cra. Lucha, con los pocos que quedaron, siguió preparando con la
experiencia adquirida en la selva a futuros combatientes.
Así transcurrieron los años.
Con el tiempo los
reclutamientos de jóvenes campesinos indígenas de la región llegó y los
abastecimientos quedaron en manos de los pueblos que se sumaban a la
lucha. Entonces, a la Compañera Lucha se le asignó el trabajo de vivir con
ellos en casas especiales donde aprendieron los conocimientos militares,
de sanidad, intendencia, telecomunicaciones, abastecimientos logísticos,
armeros, etc. Ahí su compañerismo y paciencia aprendida 20 años antes, se
puso en práctica una vez más. Las compañeras y compañeros de esa época la
recuerdan con cariño. Años después, su salud se vio minada por una
enfermedad traicionera y mortal. En 1993 fue operada y por cinco años no
manifestó problemas. En 1998 la temida enfermedad se hizo evidente. Había
regresado, tras recibir tratamientos médicos y siempre rodeada de sus
compañeros de las FLN que la cuidaban. Escribió su último pensamiento de
aliento a sus compañeros de armas. Les manifestó el orgullo que sentía de
ser su compañera y expiró una triste madrugada del año 2000. 29
años habían transcurridos desde su incorporación. Años antes, en los 80’s,
había escrito un artículo para nuestra publicación interna Nepantla que intituló El
matrimonio en la lucha de liberación. En él daba a saber a los
compañeros de reciente ingreso que hay que romper con el régimen que
nos oprime en todas las relaciones sociales, en toda la línea de
dominación política, militar, económica e ideológica, y que toca a
nuestros pueblos hacerlo ya…
En éste aniversario de
su muerte, a ella decimos...
ARTÍCULO: EL MATRIMONIO EN LA LUCHA DE LIBERACIÓN
“… y cuando esas generaciones aparezcan,
enviarán al cuerno todo lo que nosotros
pensamos que deberían hacer. Se dictarán
a sí mismos su propia conducta… crearán
una opinión pública para juzgar la conducta
de cada uno. ¡y todo quedará hecho!”
F. Engels. El origen de la familia,
la propiedad privada y el Estado.
enviarán al cuerno todo lo que nosotros
pensamos que deberían hacer. Se dictarán
a sí mismos su propia conducta… crearán
una opinión pública para juzgar la conducta
de cada uno. ¡y todo quedará hecho!”
F. Engels. El origen de la familia,
la propiedad privada y el Estado.
Existe
una larga etapa intermedia: la de la lucha de liberación. En ella, la
vanguardia revolucionaria primero, y las masas después, dejan de reconocer
al estado burgués y van surgiendo normas o leyes, algunas escritas, otras
morales, más avanzadas, que determinan dialécticamente el germen de la
nueva sociedad. Por esto el combatiente revolucionario vive ya en un medio
donde la propiedad privada no existe; en donde el interés colectivo está
sobre el interés personal; en donde la igualdad entre los compañeros es
real, sin distinción de razas, sexos, edad, origen de clase. En donde el
triunfo de la causa revolucionaria es la razón de la existencia.
Basándose en el principio: “lo que es bueno para la revolución, es bueno para todos”
la Dirección de las F.L.N. instituyó desde los albores de nuestra
organización el matrimonio entre combatientes. Narraré a continuación la
forma en que se celebraban y se siguen celebrando las ceremonias
matrimoniales. En primer lugar, el noviazgo tal como se conoce en la sociedad capitalista
no se practica, principalmente por motivos políticos y por las condiciones
de clandestinidad en que se vive (no se conocen los nombres, ocupaciones,
lugares de nacimiento, edades de los compañeros); son otras las cualidades
que los militantes ven en su pareja (la entrega a la causa revolucionaria,
su actitud ante el trabajo, su arrojo, preparación política, etc.).
En segundo término, dada la igualdad entre los
miembros de la organización, la solicitud ante el compañero responsable
para contraer matrimonio puede ser presentada por hombre o mujer
sin perjuicios pequeñoburgueses; si no existe impedimento, el compañero
responsable autoriza al solicitante para que vaya con el compañero o
compañera con quien pretende contraer matrimonio para que le externe sus
sentimientos. Conocida la respuesta, el solicitante debe volver
al compañero responsable a informarle sobre la respuesta obtenida. Si ésta
es afirmativa queda a juicio de la dirección la fecha, lugar y hora en que
se celebrará la ceremonia matrimonial (se han dado casos de compañeros que
viven en distintos lugares, por lo que la ceremonia matrimonial se efectúa
únicamente en forma escrita). Los momentos que preceden a la ceremonia
matrimonial son de extrema solemnidad. Los compañeros presentes cambian sus
ropas de trabajo por ropas limpias, todos de pie escuchan el acta que por
triplicado es firmada por los contrayentes y el compañero responsable
quien los felicita seguido de todos. Autorizado el convivio, se canta,
se tocan instrumentos musicales, se declama, y el chascarrillo está a flor
de labios, pues como en alguna ocasión dijo nuestro compañero Pedro, primer responsable nacional: “todos tenemos derecho a compartir la
felicidad de los contrayentes, lo que es bueno para la revolución, es
bueno para todos”.
Copia del Acta
Matrimonial redactada por nuestro compañero primer responsable en el año
1969 que ha regido en toda esta etapa de nuestra lucha de liberación:
En la Ciudad de _______ el
día ___ de 19__ , ante mí, __________ responsable local de las F.L.N.,
comparecieron los compañeros __________ y ___________, y manifestando que es su
libre voluntad contraer matrimonio, por lo que solicitan el correspondiente permiso,
en la inteligencia de que dicha unión es benéfica para la Organización.
Por lo que interrogados sobre la
firmeza de sus propósitos y aclarado que su nueva condición no los releva de
sus obligaciones se les exhorta para que dicha unión tenga carácter permanente,
sirva de aliciente para el cumplimiento de sus labores revolucionaras, mejore
su conducta entre sí y con los demás compañeros de esta Organización, basando
su trato en el más absoluto respeto a la personalidad de cada uno de ellos, el
más acendrado compañerismo y la superación constante de ambos; que sus
relaciones no serán jamás un obstáculo para el cumplimiento de las
responsabilidades y comisiones que la Dirección de las Fuerzas de Liberación
Nacional les determine y que dadas las difíciles condiciones en que tendrán que
vivir, la confianza, la fidelidad y el sacrificio deben ser normas constantes
en el resto de su vida y que solamente de mutuo acuerdo y por bien
fundamentadas razones podrán disolver en el momento que lo deseen la presente
unión.
Y por tanto, encontrando
conveniente dicha unión, porque contribuye a afianzar la solidaridad de nuestra
Organización, se autoriza la misma.
_______________________ La Compañera
_______________________ El Compañero
_______________________ El Co. Responsable
Vivir por la Patria o Morir por la
Libertad
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