Escrito por #NoTenemosFeria
Lunes, 24 Febrero 2014
Monterrey, NL, 23 febrero. 2014.- Dos camiones con
tiras antimotín se estacionan junto a la Alameda a las tres en punto. La plaza
está llena de gente de San Luis, Puebla, Tamaulipas, que sin opción se chuta el
discurso enardecido de un predicador cristiano (quien por cierto, nunca tiene
inconvenientes para conectar su potente sistema de sonido a la electricidad
municipal): “Jotos, mariguanos,
lesbianas, ateos y demás pestes arderán en el infierno, no les quede duda
alguna”, es lo menos que se escucha. La asamblea popular escogió este punto
de partida por la afluencia de raza que utiliza el transporte público y con la
intención de reapropiarse un poco de la ciudad que los patrullajes continuos
y las requisas de rutina han robado a los transeúntes.
Tras la marcha pasada, diversas cosas ocurren respecto a las alzas en el
transporte. En esta ciudad con dos líneas del metro, una “ecovía” que es todo menos sustentable o eficiente y tarifas de
camión en hasta 17 pesos en las zonas conurbadas de Monterrey (aunque te bajes
en la calle siguiente), parece que el gobierno tiene ganas de todo menos de
comprender la situación a fondo. Y como se niegan a aceptar el problema,
incluso las medidas “de contención”
se convierten en episodios surreales, que de no atestiguar difícilmente creería.
Así fue como el comandante Felipe de Jesús Gallo, comisario de Fuerza Civil (la
corporación policíaca creada tras la explosión del negocio de la guerra y el
narcotráfico en nuestro estado) se acercó al pequeño contingente que comenzó a
tomar formación para marchar por las calles del centro de la ciudad: “¡Buenas tardes, jóvenes! ¡Estamos aquí para
garantizarles seguridad al marchar!”. El buen humor le duró poco. Estalló
en cólera a una calle, cuando los manifestantes se negaron a informarle la ruta
que seguiría la marcha.
30 minutos después de partir, la movilización hizo un alto frente al
Mercado Juárez, con la intención de realizar un breve bloqueo de la vialidad.
Si me pregunta el porqué de la “brevedad”,
le comento, amable lector: Tras los narcobloqueos de 2011, en donde raza
encapuchada reclamaba al gobierno del estado la presencia de la Sedena en la
ciudad, el congreso legisló a favor de considerar delitos graves aquellas
manifestaciones de cualquier índole que obstruyan la vialidad. Sobra decirle
que tres años atrás, la policía no fue desplegada con la rapidez y volatilidad
con que pasearon hoy los muchachos de Don Gallo.
De vuelta en la Avenida Juárez, la postal se dibuja con jóvenes tomados
de las manos, listos para dar paso a la intervención cultural: gracias a la
propaganda de las televisoras, que se esmeraron en bordar el bloqueo de la
marcha anterior con todos los elementos para identificar “una situación de riesgo como la vivida en los narcobloqueos”, se
tomaron las artes como fusil no menos provocador y efectivo. La mano-cadena
tenía por objetivo atestiguar el performance de Alix, una compa que colectaba
escupitajos entre la gente para verterlos en una pistola con agua. Sí,
escupitajos. Igual de repulsivos y aberrantes que la respuesta de la
corporación que está “para proteger y
servir”: exactamente a los 5 minutos de bloqueo, comenzaron las intentonas
de detención de un par de asistentes que sostenían una manta. Los jaloneos
resultaron efectivos y no se cargaron a nadie.
En la concentración posterior a la marcha, solicita el micrófono un
hombre joven en silla de ruedas. Con la voz entrecortada, se identifica como
trabajador de la Ecovía. Habla de un accidente laboral. De cero pesos de
indemnización. De cuántas ganas tiene de volver a caminar y de también de
cuánto duda que pueda hacerlo.
La plaza se mantiene resguardada por toda la fuerza antimotín que
enviaron para la protesta. Se escuchan las risas terapéuticas con el teatro
popular del Colectivo Juglaresas,
suenan las rimas y el hip hop de Bajoh,
se baila son jarocho, suena la salsa en voz de una cantante venezolana, se la
rifa Tesla Trip y la plaza estalla
con la cumbia colombiana de Dinastía del
Regreso Vallenato: se arma la rueda y el grito a una sola voz: ¡Ni un peso más!
Cae la noche con los Riddim Cats
y un par de turistas acapulqueños me preguntan si así es siempre de movida la
agenda cultural en la ciudad. Me faltan las palabras, me sobra el cansancio,
así que les pregunto cuánto pagan en el puerto pa’ moverse. Cuando les cuento
que acá, en la ciudad del progreso,
las latas de sardinas que se deshacen a cada kilómetro nos cuestan 12 pinches e
impagables pesos, abren los ojos como platos y preguntan si pueden cooperar
para el sonido: vinieron a pasar la mejor tarde de sus vacaciones en un baile
de resistencia, porque les negaron la entrada a un restaurante en el centro de
la ciudad pues ambos calzaban sandalias.
Antimotines en #mty vs #notenemosferia
Publicado el 23/02/2014
Incursión de antimotines
de la fuerza civil, en la protesta de #notenemosferia #23fmx #monterrey -
Video capturado en vivo con Ustream
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