Publicado el 26/01/2014
Por Romeo Lopcam
Ante las voces que ven en el
surgimiento y extensión de un movimiento armado de autodefensa en contra del
crimen organizado y la inacción gubernamental frente al mismo en Michoacán,
como un recrudecimiento del problema de la violencia en dicho estado, quisiera
contraponer una serie de argumentos que apuntan en dirección opuesta. Sin duda
podría ser no más que un deseo, pero sustentado en varias certidumbres que he
obtenido al consultar diversos testimonios y crónicas que desde hace un año,
más o menos, han venido recogiendo diversos medios independientes en la región.
Todo indica que las
autodefensas o los comunitarios
(como a ellos mismos les gusta llamarse) de Tierra Caliente, surgieron el 24 de
febrero de 2013, en un movimiento casi simultáneo realizado en dos poblados.
Así lo han afirmado en diversas entrevistas dos de los personajes más visibles
del mismo, don Hipólito Mora y el doctor Juan José Mireles Valverde, habitantes
de La Ruana y Tepalcatepec, respectivamente.
Como este último ha
comentado, en cierto modo ellos tomaron el ejemplo de los pueblos de la Meseta
P’urhépecha, particularmente de Cherán, en donde mediante la organización
popular se logró expulsar, no sólo a los narcotraficantes, sino también y
especialmente a los talamontes ilegales, así como de paso a los partidos
políticos, que a juicio de la gente sólo confrontaban y dividían a la
comunidad.
Al ser una población con
mayoría indígena, actualmente Cherán se rige mediante el sistema de usos y costumbres,
por lo que la presidencia municipal fue sustituida en 2011 por un consejo de 12
miembros electos en asamblea y su guardia o policía comunitaria tiene pleno
reconocimiento legal. Hoy día, aunque continúan bajo el acoso de los grupos
criminales, los habitantes de este municipio presumen de vivir en uno de los
lugares más seguros de todo Michoacán (Para saber más de este proceso no dejen
de ver el documental Guarda
Bosques, realizado por el colectivo Mano Vuelta y Radio
Fogata, este último, medio independiente de los jóvenes de Cherán).
Los poblados de Tierra
Caliente presentan, por otro lado, diferencias sustanciales respecto a los de
la Meseta P’urhépecha, cuestión que le otorga características particulares
a sus correspondientes historias aunque corran de forma paralela y estén
envueltas en problemáticas similares.
La primera es la
composición de su población, de mayoría mestiza en los primeros; la conforman
campesinos sin tierra, propietarios más o menos prósperos de huertos de
aguacate y limón, así como ganaderos, transportistas y comerciantes. Buena
parte de la actividad económica de la región está incluso orientada a la
exportación. Por todo ello, me parece que en dichos pueblos la diferenciación social
es mucho más marcada, lo cual sin embargo no impide que en el movimiento
participen personas de todas las clases sociales, dado que se han visto
afectadas en mayor o menor medida por los abusos de los grupos criminales.
El crimen persigue
fundamentalmente el dinero. Por ello, la segunda diferencia es que mientras en
Cherán aquél pretendió instalarse a instancias de los aserraderos, que buscaban
tener acceso a maderas preciosas de forma ilegal, en Tierra Caliente invadió
una multiplicidad de actividades productivas, mediante la extorsión y el cobro
de derecho de piso,
a la vez que desarrollaba un sistema de gestión y ajuste de cuentas que fue
corrompiendo y desplazando a la administración pública. Es decir, la dimensión
y diversificación de la actividad económica en esta última región, influyó en
el alcance y la complejidad del accionar de las redes criminales, que
prácticamente cooptaron cada resquicio donde se producía dinero y se ejercía el
poder.
Finalmente, en Cherán el
pueblo logró modificar su forma de gobierno y que esto le fuera reconocido
tanto a nivel estatal como federal. Sus instancias de decisión, al estar más
sujetas al sentir de la comunidad, demostraron ser menos susceptibles de ser
corroídas por el poder y el dinero de las mafias, al reactivarse la
organización comunitaria de tradición indígena para hacerles frente. En cambio
en Tierra Caliente, la resistencia al mismo se ha dado como un proceso que
discursivamente no busca anclarse tanto en una tradición, como en las
necesidades inmediatas derivadas de la atroz situación presente. No buscan
cambiar su forma de gobierno, sino hacer que éste cumpla sus funciones para
poder trabajar en paz. Deberían sin embargo, explorar dicha posibilidad. [1]
Otras diferencias, como la
estructura que han tomado los grupos de personas que asumen la seguridad de su
pueblo y reaccionan frente al crimen, así como los medios materiales con que
cuenta cada uno de éstos, se derivan de lo anterior. Más espontáneos y mejor
armados, los “comunitarios” de Tierra Caliente han suscitado mayores
suspicacias, incluso en algunos sectores de la izquierda, críticos habituales
de las omisiones y complicidades en que ha caído el Estado mexicano en su
estrategia contra los cárteles.
Sin duda, es pertinente
hacer la distinción entre “policías
comunitarias” y “autodefensas”. Francisco
López Bárcenas ha escrito al respecto:
Las policías comunitarias
forman parte de las estructuras de gobierno de los pueblos y obedecen a ellos,
quienes son los responsables de su funcionamiento; su existencia y
funcionamiento forman parte de los derechos de los pueblos indígenas. Las
autodefensas, en cambio, son grupos de ciudadanos que se organizan y arman para
procurarse seguridad, y cuando lo logran desaparecen. Pero esto último no es
fácil, porque nada asegura que la causa que los llevó a armarse desaparezca del
todo; además, no tienen más control que el que sus miembros se procuren. Y si
no desaparecen pueden convertirse en un problema. O ser utilizados por el
gobierno para controlar el descontento social.
Sin embargo considero que es válido preguntarse. ¿Son las
policías comunitarias sólo posibles en comunidades de población de mayoría
indígena? ¿Podrían las autodefensas evolucionar al grado de constituirse como
tales, es decir, como parte de organismos de gobierno que respondan a los
dictados de sus comunidades? ¿Les queda otra alternativa ante la facilidad para
corromperse que han mostrado una y otra vez las estructuras de gobierno
municipales, estatales y federales?
Porque lo que no debemos olvidar es que todos los temores, válidos sin
duda, acerca de que los grupos de autodefensa puedan ser manipulados y
supeditados a la agenda de actores indeseables, llámense políticos corruptos,
otros cárteles, caciques, grandes empresas, etcétera, ya se cumplieron en el
caso de varias corporaciones del Estado que se supone le tendrían que haber
brindado seguridad a las comunidades, como en el caso de las policías
municipales, algunos sectores de la federal y otros más del ejército.
En ese sentido, la sospecha de que
dichos grupos han sido alentados, o en el mejor de los casos, tolerados por el
propio Estado o sectores del mismo, para revolver el río y pescar en aguas
turbulentas, me parece que desconfía en exceso de la capacidad de la gente para
rebelarse ante un estado de las cosas a todas luces insostenible. Quienes
arguyen esto olvidan que la supuesta tolerancia gubernamental, ha incluido
varios operativos de desarme dirigidos hacia los “comunitarios” antes que contra los miembros de los cárteles, en
donde varios de sus miembros han sido detenidos y encarcelados, e incluso en un
par de casos por lo menos, asesinados por soldados del ejército mexicano.
Tanto el gobierno federal como el estatal, han aceptado la existencia y la
presencia de este movimiento de autodefensa muy a regañadientes, básicamente
porque no les ha quedado de otra. Lo cual no quiere decir que no intenten
infiltrarlo, usarlo y manipularlo para cumplir sus propias agendas,
implementando una suerte de modelo colombiano. Por ello sería deseable
que sus miembros reflexionaran y estudiaran otras experiencias, con miras a
organizarse y establecer formas de autogobierno en sus comunidades, que
respondan a sus propias necesidades, lo que los blindaría ante tan nefastas
aspiraciones, así como contra el resurgimiento de viejas y nuevas mafias.
Todos los actores políticos que enarbolan un proyecto que implica la
gestión y el control de las vidas ajenas por parte de una élite, apuestan por
el fracaso de las autodefensas. ¿Por qué? Porque su éxito puede dar pie a la
construcción de autonomías en ámbitos que rebasan el de la seguridad. Ante
esto, el temor de aquellos que defienden el “monopolio
de la violencia” por parte del Estado, así sea éste un espacio para la
rapiña, es mayor que el que les suscita cualquier grupo criminal. Y dicho temor
es real.
El hecho de que los grupos de autodefensa de Tierra Caliente en Michoacán,
se llamen a sí mismos “comunitarios”,
así como que éstos hayan constituido un Consejo Ciudadano
poco después de que el gobierno estatal y federal desarmara y encarcelara a
decenas de miembros de la incipiente autodefensa de la comunidad de Aquila, en
donde la mayoría de la población, indígena por cierto, se organizó para
confrontar los abusos de una empresa minera; apuntan a que formas de
organización civil frente al crimen y la inacción del Estado, como las que se
han desarrollado tanto en la Meseta P’urhépecha como en Tierra Caliente, pueden
confluir, aprender una de la otra y apoyarse.
[1]. Los
habitantes de Tierra Caliente podrían sin duda extraer algunas lecciones de su
pasado, no exento de rebeliones. Véanse por favor algunos de los libros que
recomienda Fernando Pérez Montesinos, en la nota “Para comenzar a entender Tierra Caliente”.
REFERENCIAS
Camacho
Servín, Fernando. (2014) “Nos defendimos
de los delincuentes y decenas fuimos aprehendidos, lamentan en La Ruana” en
La
Jornada, 24 de enero.
López
Bárcenas, Francisco. (2014) “Policías
comunitarias y autodefensas: una distinción necesaria” en La
Jornada, 23 de enero.
Mano
Vuelta y Radio Fogata. (2013) Guarda Bosques. Disponible en:
Montiel
T., Fernando. (2014) “Las autodefensas
que no son”, en Gatorpardo, 15 de enero.
Pérez
Montesinos, Fernando. (2014) “Para comenzar
a entender Tierra Caliente” en El presente del pasado, 24 de enero.
Sin
Embargo/Redacción. (2014) “AMLO asegura
que la creación de grupos de autodefensa en Michoacán es parte de una
estrategia de EPN”, en Sin Embargo, 16
de enero.
SubVersiones–Agencia
Autónoma de Comunicación. (2013) “Nos
cansamos de no poder decidir y de tanta violencia: Hipólito Mora”.
Disponible en: http://vimeo.com/78542182
SubVersiones–Agencia Autónoma de Comunicación. (2013) “Autodefensa ciudadana en Michoacán, primera parte: ‘un movimiento
rápido y simultáneo contra el crimen organizado’” Disponible en: http://vimeo.com/68021319
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