Reflexión de Partido Comunista de México
Andrés
Ávila Armella
Martes, 28 de enero de 2014
Algo que no se ve todos los días: la
temporada invernal transcurrió en la Tierra Caliente de
Michoacán[i] con un grupo fuertemente armado, compuesto por civiles,
quienes identificando como enemigo a un grupo denominado “Los Caballeros Templarios”, combaten contra él en un escenario que
no requiere más elementos para ser considerado una guerra civil. El reclutamiento
es amplio, las armas circulan, la gente que participa practica tácticas
militares, se toma una, dos, tres y más presidencias municipales, toma el
control armado de cada vez extensiones más grandes del territorio michoacano, y
posteriormente se dispone a avanzar hacia concentraciones de capital y fuerza
de trabajo cada vez más grandes y significativas: se anunciaba que después de
Tancítaro, Parácuaro y Nueva Italia, seguiría Apatzingán, y tal vez después
Uruapan, Pátzcuaro e incluso se habló de Morelia[ii].
No, no es un
juego y amerita toda nuestra atención.
Cada grupo
político, académico y editorial tiene su agenda. De pronto consideran necesario
hablar o analizar determinados temas en los cuales concentran su búsqueda de
información y su emisión de opinión. Pero la realidad
suele superarnos a todos y de pronto aparecen fenómenos que parecieran
forzarnos a tomar una posición a bote pronto, aún en medio de mucha confusión,
provocada, en parte, por la incapacidad de políticos, académicos y periodistas
para saber olfatear oportunamente algunos problemas, o bien, para entenderlos
en toda su dimensión.
No es que
atender temas como la reforma energética o la lucha magisterial no fuera
importante, sin duda es necesario estar bien informado sobre esos temas y
también es necesario discutirlos, incluso, hace falta hacer mucho más de lo que
se ha hecho hasta ahora para dar esas luchas. Por otra parte, aún las
organizaciones de izquierda solemos caer en la tentación de agendar entre
nuestros temas los asuntos más por su impacto periodístico, que por las
implicaciones políticas profundas que puedan acarrear. A veces, incluso las
dirigencias sindicales y de algunos movimientos, suelen sentirse más atraídos
aquellas noticias que hablan acerca de la falta de ortografía de un
funcionario, o del vestido que usó la primera dama. El caso es que cuando
suceden eventos tan significativos como el que estamos tratando, y nos toman
desprevenidos, implica que algo no se está haciendo lo suficientemente bien.
Sin caer en un
relativismo inútil que se limita invariablemente a decir que la realidad es
compleja, es importante comprender que, cuando menos desde la perspectiva del
materialismo dialéctico, la caracterización de la realidad implica el
conocimiento de las contradicciones y las fuerzas que las impulsan; implica
comprender, entre otras cosas, que aunque existen fuerzas dominantes en la
sociedad capitalista, éstas no siempre actúan con la misma intensidad y que
hasta la fuerza más dominante encuentra algunas contra-tendencias. Suponer que
tan sólo viendo las notas periodísticas de actualidad, los artículos
improvisados de algunos periódicos o siguiendo las llamadas “redes sociales” se va a tener elementos
suficientes para caracterizar lo que sucede en la Tierra Caliente michoacana,
es una propia de quien no comprende ni teórica ni históricamente lo que
implica, por principio, el hecho de que un grupo civil organizado pueda tener
superioridad táctica con respecto al aparato represivo del Estado.
Es tanto lo que
nos ha rebasado a todos la situación, que esto que acontece no corresponde al
esquema de ninguna de las fuerzas políticas que podrían soñar con manejar dicho
fenómeno: ni se trata de un paramilitarismo dirigido por el Estado mexicano, ni
se trata de una rebelión popular, o mucho menos una revolución dirigida por una
organización marxista; tampoco se trata de un mero grupo criminal que combate
contra otro. A continuación señalaré algunas de las contradicciones que implica
manejar cualquiera de las tres hipótesis señaladas y que son las más nombradas
en medios periodísticos y en las llamadas “redes sociales”.
1. “Los grupos de autodefensa son una invención
oscura del gobierno”
En estos casos, nunca faltan quienes
pretendiendo denunciar la capacidad de jugar sucio por parte de las fuerzas del
poder, llevan este hecho al extremo de afirmar que en este mundo, si un lápiz
cae al suelo es porque “se decidió en el
Pentágono”. Si bien es cierto que existen un sinnúmero de experimentos y
operaciones encubiertas por parte de la CIA y otras agencias de espionaje, no
es muy acertado atribuirles omnipotencia. Cualquiera que conozca la Tierra
Caliente de Michoacán, sabrá que es un territorio en donde la gente está
acostumbrada a convivir con las armas desde hace mucho tiempo, y cualquiera que
conozca Michoacán, sabrá que en dicha entidad existe una larga y fuerte
tradición organizativa de muchos tipos. Que surja una organización armada en la
Tierra Caliente michoacana, no necesariamente es una invención del Pentágono.
Comparar el
surgimiento de grupos paramilitares como lo son las Autodefensas Unidas
de Colombia, de carácter eminentemente reaccionario y
contrainsurgente, con estos grupos, me parece sumamente exagerado. En el caso
de Colombia, está claro que existe una insurgencia armada y revolucionaria, y
está claro que los grupos paramilitares funcionan en parte con mercenarios y en
parte con gente forzada a combatir a costa de perder su propia vida, para que
los terratenientes y capitalistas colombianos contrarresten a las fuerzas
insurgentes. Al menos hasta ahora, no se sabe de que opere en Michoacán una
organización que siquiera se aproxime en capacidad a las FARC-EP o al ELN
colombianos; y hasta ahora, ninguna organización de izquierda, ni de carácter
sindical, ni estudiantil ni campesino, ha denunciado algún tipo de amedrentamiento
de parte de las “policías comunitarias”
y “grupos de autodefensa” de la
Tierra Caliente michoacana. En cambio, sí ha habido denuncias que señalan, en
los últimos años, actividades de corte paramilitar en contra de comuneros,
sindicalistas y campesinos, por parte de las mafias de contrabandistas.
Ahora bien, esto
no significa que una vez surgidos estos grupos, no puedan derivar en aliados
políticos del Estado. Por el contrario, es muy probable que haya ahora mismo
operadores de la Secretaría de la Defensa Nacional, de la Secretaría de
Gobernación y de las altas esferas políticas en México que estén pensando en cooptar a dichos grupos y
utilizarlos a su favor, lo cual se encuentra de frente con otro hecho
contradictorio: que también hay un sinnúmero de funcionarios y burócratas del
Estado que tienen profundos nexos con las mafias de contrabandistas y no es tan
fácil romper esos compromisos.
2. “El avance de los grupos de autodefensa es un
principio de rebelión popular”
Así como existen quienes de manera alarmista
piensan que la CIA planeó todo milimétricamente, también hay quienes al ver
gente armada realizando una acción que en principio es legítima, se entusiasman
de más suponiendo que estamos ante el principio de una rebelión popular armada,
o incluso una Revolución. Sin embargo, esta suposición está también muy lejos
de ser coherente.
La región de
Tierra Caliente en Michoacán es muy drástica en lo que se refiere a la
desigualdad social: existen grandes y medianos propietarios de empresas
agroindustriales con mucho dinero, y también está la gente más pobre, como en
todo Michoacán. Los grupos de autodefensa y policías comunitarias de la Tierra
Caliente michoacana tienen un carácter pluri-clasista, en ellas participan
desde huerteros, exportadores de aguacate y medianos terratenientes, hasta
profesionistas, campesinos pobres y asalariados. Por lo que puede apreciarse,
la dirección de los mismos es eminentemente pequeño-burguesa, lo cual explica
el hecho de que hayan tenido la capacidad de amalgamar a los otros polos más
claramente diversos, por ejemplo, terratenientes y jornaleros. Como suele ser
en estos casos, la gente más combativa y arrojada es la más pobre, pero son los
propietarios de capital -dado que tienen la capacidad de financiar aspectos
logísticos y de armamento- los que suelen tener más peso en las decisiones.
Aun cuando haya
campesinos pobres y asalariados en las filas de las autodefensas,
lo cierto es que sus demandas son todavía muy limitadas y no cuentan con un
programa propio que apunte a combatir la explotación. Sólo se oponen a los
métodos que han empleado las mafias de contrabandistas y lo han hecho en
alianza con sus claros enemigos de clase.
Ahora bien, esto
no significa que el movimiento no pueda evolucionar, fraccionarse o incluso radicalizarse.
De hecho, me parece que si el Estado mexicano y su aparato represivo no ha
tomado acciones más fuertes en contra de dichos grupos de autodefensa, es
porque implica un riesgo muy grande el tratar como enemigo a alguien que no te
considera como tal, y que dicho sea de paso, ha demostrado tener una nada
despreciable capacidad organizativa, logística e incluso militar.
3. “Los grupos de autodefensa son sólo un cártel
más”
Esta hipótesis también es débil, pues
precisamente lo que ha lucido de dichos grupos es que existe gente que pelea
dentro de ellos sin sueldo ni obligación, sino por convicción, lo cual les
aporta una especie de plus en el combate: la legitimidad ante
el pueblo y el dominio territorial. Esta hipótesis, al igual que la primera,
parte de una enorme desestimación de la capacidad combativa del pueblo, y
supone de antemano, siempre, que si algo pasa es sólo porque el gobierno o
alguna parte de la burguesía así lo quiso.
Esto tampoco
significa que sea imposible que alguno de los cárteles rivales de quienes han
controlado la región desde hace años, pueda facilitar directa o indirectamente
algunas situaciones relacionadas con estos grupos. No está de más recordar que
al ser un movimiento tan amplio en todos los sentidos, es muy predecible que se
encuentre infiltrado, además de ser susceptible de cometer errores propios de
la indefinición política y la inexperiencia.
A manera de síntesis:
- Es importante reconocer que por ahora,
cuando menos, siguen muchas dudas abiertas y que nadie puede presumir de poder
caracterizar con toda precisión esta situación.
- Las fuerzas que por su movimiento han
provocado el choque que nos muestra esta síntesis concreta de la realidad,
siguen en movimiento, lo cual implica que nada está decidido aún. Los grupos de
autodefensas pueden derivar en cualquiera de las suposiciones que aquí se
presentan como hipótesis, incluso en todas ellas simultáneamente, pues como he
dicho, en ellas subsisten conflictos que por su esencia son irreconciliables.
- Por ahora es evidente que ninguna de las
fuerzas políticas que aspiran a controlar y a darle un curso favorable a este
movimiento, tenga ya en el bolsillo la solución o la capacidad de moverlo a su
antojo.
- El Estado mexicano y la burguesía pagan
en este momento el costo de los métodos de dominación y explotación que han
utilizado: han abusado de la corrupción y de las operaciones ilegales, han
reproducido una burocracia política tan corrupta y mercenaria que todo
funcionario sabe que es susceptible de ser traicionado por otro, cuestión que
los mantiene entre el miedo y el error.
- Las organizaciones que aspiran a
dirigir los procesos de lucha popular y elevar su carácter político, nuevamente
se encuentran fuera de juego, pues han apostado por otros escenarios y por lo
tanto, poco podrán hacer para darle una nueva orientación política a este
movimiento. Así que muchos esperarán simplemente el siguiente tema de moda para
hablar de él. Inevitablemente la realidad sigue su curso más allá de la comprensión
subjetiva de la misma.
NOTAS
[i] Estamos
hablando de una región que mayormente se ubica geográficamente en la “Cuenca del Balsas”, como parte de la
Sierra Madre Occidental. Se trata de una región calurosa y agreste donde existe
una activa producción de cultivos de frutas, muchas de ellas de exportación,
con serias disparidades socioeconómicas.
[ii] Poblaciones como Tancítaro, Aguililla y Parácuaro, son
sitios que ya se consideran urbanos, pero que no llegan a los diez mil
habitantes, pero por ejemplo Nueva Italia tiene una población de 32mil
habitantes. Apatzingán ya es una ciudad de casi 100mil habitantes, y Uruapan
tiene cerca de 270mil habitantes. Morelia, la capital de Michoacán, tiene una
población cercana a los 600 mil habitantes. Todo según datos de INEGI.
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