por
Mumia Abu-Jamal
Saludos a los integrantes y delegados
del Gremio Nacional de Abogados (NLG) que participan en el Congreso “Ley para el Pueblo” en San Juan, Puerto Rico.
Al pensar en este evento,
no pude evitar pensar en la condición de los puertorriqueños como parte del
imperio de Estados Unidos.
Los puertorriqueños son,
por supuesto, ciudadanos estadounidenses por nacimiento, pero, ¿qué clase de
ciudadanos? Por ley y costumbre en Estados Unidos, son algo diferente que la
mayoría de los norteamericanos, porque aún cuando tienen la opción de
inscribirse en el ejército, les prohíben (mientras vivan en la isla) votar
por el presidente del país o tener un diputado en el Congreso que pueda votar
fuera de comité.
Esta distinción de Puerto
Rico como un pueblo aparte de Estados Unidos, seguramente tiene su génesis en
la toma de la isla de España en 1898. Un poco después la idea se
convirtió en realidad con el dictamen de 1922 de la Suprema Corte en el caso Balzac
vs Porto Rico [258 U.S. 298], que les negó a los puertorriqueños el derecho
a juicios con jurado, diciendo, en esencia, que los puertorriqueños no estaban
preparados para tal innovación.
Por si dudan de mi
razonamiento, por favor lean el siguiente extracto del dictamen:
El sistema de jurado
necesita ciudadanos capacitados para ejercer la responsabilidad de jurado. En
los países de derecho consuetudinario, siglos de tradición han desarrollado un
concepto de las actitudes imparciales que los miembros de jurados deben asumir.
El sistema de jurado postula un deber consciente de la participación en la
maquinaria de justicia que es difícil de adquirir para las personas no educadas
en los gobiernos fundamentalmente populares. Una de las mayores ventajas es la
seguridad que da a los ciudadanos el saber que ellos, como miembros reales o
posibles de jurados, son parte del sistema judicial del país y pueden impedir
su uso arbitrario o abuso. El Congreso ha pensado que a pueblos como el
filipino o el puertorriqueño, acostumbrados a un sistema judicial que no conoce
los jurados, que viven en comunidades compactas y antiguas con costumbres y
conceptos políticos definitivamente formados, se debe permitir que ellos mismos
determinen hasta qué punto desean adoptar esta institución de origen
anglosajón, y cuándo. . . [pp.310-311]
Evidentemente los
puertorriqueños no eran lo suficientemente anglo sajones para participar en un juicio por jurado (y al
parecer, los filipinos tampoco).
Y aún cuando es cierto que
los tiempos han cambiado (vemos que hoy la Suprema Corte se presume de tener
una juez puertorriqueña), todavía existe la perspectiva imperial de distinción,
de diferencia, de la deferencia que las colonias le deben al imperio.
Para millones de
puertorriqueños, y especialmente para sus presos políticos desde los comienzos
del siglo XX hasta la fecha, el derecho de independencia nacional vale mil
veces más que la ciudadanía de segunda clase dentro del imperio estadounidense.
En 1950 y en 1954, combatientes por la independencia de Puerto Rico
abrieron fuego al Presidente Harry Truman y a diputados del Congreso
de Estados Unidos para resaltar su apoyo a la independencia. [http://www.youtube.com/watch?v=Pom5iJlVLrk]
Lolita Lebrón y Rafael
Cancel Miranda, entre otros, pasaron décadas en las prisiones estadounidenses
por estos actos.
Una nueva generación de
independentistas surgió después de los años 60’, y en los 80’ del siglo
pasado, y 11 personas encarceladas fueron liberadas en la era de Clinton,
cuyo motivo seguramente era conseguir apoyo para Hillary Clinton en su campaña
para el Senado en Nueva York.
Algunos siguen en prisión,
como Oscar López Rivera, uno de los presos políticos más longevos del mundo.
No nos dejemos engañar.
Aunque Puerto Rico lleva ropa de gala, es una colonia. Como una joya
tomada después de que España fue obligada a retirarse de ahí al perder
Cuba, la isla aún no es libre.
Tal vez los puertorriqueños
todavía no son suficientemente anglosajones.
Desde la nación
encarcelada, soy Mumia Abu-Jamal.
Súmate
a una jornada de actividades que culminará en un acto político-cultural afuera
de la embajada de Estados Unidos en México el lunes 9 de diciembre a
las 12 del día para exigir la libertad inmediata de Mumia Abu-Jamal y todos
los y las presos políticos.
¡MUERTE AL SISTEMA CARCELARIO!
Comentarios