Escrito por Appostol
Viernes, 22 Noviembre
2013
El proyecto
revolucionario de los anarquistas es el de luchar junto a la gente para hacerla
sublevarse contra todo abuso y toda represión, por lo tanto también contra la
cárcel. Lo que mueve a los anarquistas es el deseo de un mundo mejor, de una
vida mejor, de una dignidad y de una moral que la economía y la política han
destruido. En esta sociedad no puede haber lugar para la cárcel. Es por esto
que los anarquistas dan miedo. Es por esto que se les encierra en la cárcel.
A. Bonanno.
Victimizante
y egocéntrico, adjetivos que pudiesen aplicarse al párrafo anterior, más en el
actual contexto la persecución hacia nosotros se ha materializado en acciones
concretas y corresponde a razones específicas.
Mario
González García, anarquista secuestrado por el gobierno el 2 de Octubre
mientras se encontraba a bordo de un camión del transporte público del DF unas
horas antes de la manifestación conmemorativa, secuestrado y torturado, acusado
sin pruebas de “ataques a la paz pública”,
se le ha negado la libertad caucional (posibilidad de seguir su proceso desde
fuera de la cárcel) alegando que es un
peligro para la sociedad. En respuesta a la arbitrariedad, Mario inició una
huelga de hambre, que ha mantenido a la fecha 15/10/13-21/11/13
La clave
es “peligro para la sociedad” si
buscamos un mundo mejor, con equidad y libertad, es evidente que seamos un
peligro para la sociedad que rige, que demos miedo y se nos encierre. Siguiendo
con el análisis de sus términos, “ataque
a la paz pública” es parte del concepto de “terrorista”, término cuya ambigüedad es perfecta y útil para
perseguir y condenar a quién se muestre como un peligro para la sociedad,
aquella que teme a quienes no piden libertad, sino que luchan para
conquistarla.
El lento
y sistemático asesinato por inanición a Mario González conduce a mi memoria a “Prision Maze”, Irlanda del Norte,
cuando 23 presos se declararon en Huelga de Hambre en 1981 en contra de la
opresión Inglesa, cuyo duelo contra Margaret Tatcher condujo a 10 de ellos a
ser asesinados por inanición y a 3 a daños físicos permanentes. La respuesta de
los gobiernos en ambos casos es lógica, desean acabar con quienes sueñan y
luchan, a la vez que presumen la frialdad y la impunidad de sus crímenes,
dejarnos claro que puede asesinar a la luz pública sin temor a costes
políticos, que nuestras ofensivas en las calles, pueblos y colonias le son
indiferentes; pero sabemos que no es así.
Es
precisamente porque nos teme que nos persigue ¿por qué otra razón habrían de
subir la pena por “agredir” a un
policía a 12 años de cárcel? Sólo es su conocida práctica de acrecentar el mito
del poder y la omnipotencia policial, misma que hemos hecho pedazos cada vez
que salimos a las calles con la rabia en nuestros puños. Las máscaras no cubren
a las acciones, Raúl Salinas y Carlos Quintero caminan libres y exonerados,
mientras las Autodefensas Comunitarias engrosan las cárceles y las fosas
comunes, mientras que Mario González muere de hambre, mientras los pueblos de
México se llenan de rabia y salen a las calles no a exigir, sino a hacer
justicia.
Congruentes
con su política de miedo, el gobierno recluta más policías, da mejores armas
para intentar callar los gritos de libertad, los cubre con leyes que los traten
de proteger del hartazgo del lanza piedras, mantiene sus cárceles como señal
inequívoca de lo arbitrario del sistema.
¿Quién
decide si caminas libre o pereces enjaulado? La voluntad de un juez fue
suficiente para que Alberto Patishtán pasase 13 años encarcelado, como ahora la
palabra de la juez Celia Marín Sasaki basta para que Mario González esté al
umbral de la muerte ¿puede haber mayor arbitrariedad que el decidir sobre la
vida de alguien?
No hacen
más que recordarnos que no existe el abuso de autoridad, ella es en sí un
abuso, y mientras exista la autoridad no habrá libertad; pues tanto autoridad
como leyes existen únicamente para oprimirnos. No creamos sus palabras:
resguardar la paz, mantener el orden, obtener seguridad; vienen de los mismos
que te dicen bienestar para ti y tu familia, vamos hacia delante, me comprometo
y cumplo, el cambio es ahora: los políticos ¿tú les crees?
Mario
González no está encarcelado por que sea un peligro para las personas que
deseamos vivir en un mundo con equidad y justicia, sino por ser un peligro para
los gobernantes y su máquina de opresión: una persona de pie, un ser sin miedo,
un humano que lucha, un guerrero con rabia.
Por lo
tanto, el Estado desea eliminarlo, como hicieron con otro anarquista: Ricardo
Flores Magón, cuya conmemoración número 92 de su asesinato en prisión se dio el
21 de Noviembre, y qué realizó escritos que siguen infundiendo coraje y ardor
libertador en nosotros. Ahora es Mario quién nos está dando a todos una lección
de coraje, una muestra de convicción, y nos infunde unos deseos ardientes de
luchar con uñas y dientes; mientras que a los opresores les está demostrando
que nosotros aún amarrados, seguiremos luchando.
¡Libertad a Mario González!
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