Por
Ana Valentina López de Cea
Agencia
Autónoma de Comunicación SubVersiones
Gustavo
Ruíz, fotoperiodista, fue liberado de
los cargos que existían en su contra, después de que fuera detenido
arbitrariamente el pasado 1 de septiembre mientras documentaba una protesta
social.
Lo primero que sentí al enterarme de la noticia por Facebook, fue una
enorme alegría, posteriormente tuve que releer el informe de Article 19, porque
no terminaba de creer lo que leía. Y entonces… todo el proceso pasó frente a
mis ojos:
Recordé primero que de igual modo, por una red social, fue que me enteré de
la detención y que casi en automático marqué el celular de Gustavo quien para
mi sorpresa atendió la llamada y comenzó a contarme como él y otros detenidos
estaban siendo paseados por Tláhuac y que lo habían golpeado.
Lo primero que pensé en ese momento fue qué era lo que debía hacer… ¿debía
colgar y llamar inmediatamente a alguien? ¿Debía pedirle más información? ¿Debía
mantenerlo en línea? ¿Y si no me volvía a contestar? ¿Y si no volvía a saber de
él? Finalmente la calma llegó a mí, a través de Flux (así le decimos a
Gustavo), quien me dio por iniciativa propia el número de placa y los nombres
de las calles por las que pasaba y supe que debía llamar a algún abogado. El
resto de ese día y los que siguieron no los contaré a detalle pero si diré que
la ansiedad y el miedo estuvieron presentes y que nuestra esperanza (la de
todos los que estuvimos cercanos a este proceso) atravesó por una montaña rusa
que sorprendentemente siempre terminaba arriba, que se sucedieron un sinfín de
irregularidades e injusticias, una auténtica pesadilla que no parecía terminar.
Gustavo Ruiz es inocente. Y decir esto hoy significa mucho.
Significa que Gustavo no debió
estar detenido en ningún momento, y eso no puede olvidarse. Debe haber
consecuencias, castigo a los responsables, reconocimiento público de esto y
tanto más.
Significa
que este hecho que hoy festejamos muchos es una victoria nuestra, que no
podemos bajo ningún concepto tomar como una graciosa concesión de las
autoridades. La justicia no es un favor nunca. Su libertad significa también la
complicidad y la impunidad de quienes nos gobiernan, expone una vez más esta
creciente y organizada ola represiva que debemos denunciar cada vez.
Nos hace
pensar en todos los presos políticos, en los desaparecidos, en la “libertad de expresión”. En todo lo que
como sociedad hemos permitido y en lo mucho, muchísimo, que hemos perdido.
¿Cuánto más?
Gustavo
tuvo el tino, no diré la suerte porque estoy segura de que no fue una
casualidad, de obtener la prueba más contundente de su liberación al
videograbar su detención arbitraria e ilegal, por ello cabe preguntarse: ¿y si
no lo hubiera hecho? ¿Y los demás detenidos? ¿Los que siguen con procesos
abiertos? ¿Los que están en Reclusorios injustamente por manifestarse? ¿Y
nosotros?
Hay que
festejar esta pequeña-gran victoria y tomarla como aliento para seguir andando.
Falta, y falta mucho y faltan muchos.
¡Gustavo
Ruíz libre! Libertad… libertad a todos los presos políticos, y a todos los
inocentes que el sistema de injusticia mexicano mantiene recluidos. Libertad
también para todos los que estamos en las calles de este país de ilegalidades
llamado México.
Testimonio de Gustavo Ruiz durante su traslado al Ministerio Público (video).
http://vimeo.com/73681563
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