por Edith Na Savi
Lunes, 28 de octubre de 2013
Fuente:
Desinformémonos
México, Distrito
Federal. Cansados de los engaños de los
tres niveles de gobierno en Guerrero, miembros del Consejo de Comunidades
Damnificadas de la Montaña llamaron en la capital de México a la solidaridad
para la reconstrucción, y exigieron a las autoridades que atiendan los
problemas que les corresponde solucionar, a más de un mes de la devastación
provocada por las tormentas Ingrid y Manuel.
El pasado 23 de octubre, arribaron a la Ciudad de México alrededor de 40
miembros de al menos 11 municipios indígenas, de los 19 articulados en el
Consejo Regional de Damnificados de la Montaña de Guerrero. El propósito
principal fue volver a denunciar que ya transcurrió más de un mes del desastre
en la Montaña y las demandas urgentes de los pueblos indígenas de la región no
reciben respuesta clara. Hay gente que sigue viviendo en campamentos a la
intemperie, durmiendo bajo el lodo literalmente, y cubriéndose con plásticos.
Existió un previo acuerdo, agendado por el Centro de Derechos Humanos de la
Montaña Tlachinollan, para que Luis Enrique Miranda, subsecretario de
gobierno de la Secretaría de Gobernación, recibiera a una representación del
Consejo de Comunidades Damnificadas de la Montaña el miércoles 23 de octubre.
El funcionario no se presentó y dejó a un representante, lo que las autoridades
indígenas tomaron como una falta de respeto y de seriedad por parte de las
autoridades oficiales. Éstas siguen insensibles ante las necesidades de los
pueblos, quienes al no recibir respuesta en sus municipios, y mucho menos en el
estado, tienen que trasladarse a la capital de México a denunciar los
atropellos, usos políticos y el negocio que se hace con su desgracia.
Se hizo entrega formal de las demandas del consejo a través de un
documento con el recuento de los daños en la Montaña, dirigido al presidente
Enrique Peña Nieto. Al no recibir respuesta y con la pretensión de la SEGOB de
engañarlos nuevamente -con una cita al día siguiente-, los miembros del consejo
decidieron salir de la Secretaría al valorar que ya no tenían nada que hacer.
Lo mismo que hizo Javier Guerrero –subsecretario de la Secretaría de
Desarrollo Social (Sedesol)- en dos reuniones del Consejo en la ciudad de Tlapa
de Comonfort, lo volvieron a hacer estos funcionarios. Esto fue considerado un
trato discriminatorio hacia los pueblos. Parece que quienes que saben qué
se necesita con urgencia en la región, ó que zonas presentan mayores riesgos
por epidemias, vivienda o alimentación son los altos funcionarios, los
presidentes municipales o las instancias estatales, más no los pueblos -quienes
realmente viven al día, en la intemperie muchas veces, caminando zonas
intransitables, ó comiendo lo poco que les puede durar una “despensa”, uno o dos días dependiendo de los miembros de cada
familia.
El objetivo principal del Consejo fue hacer la denuncia pública como
pueblos, y hacer el llamado de atención a los tres órdenes de gobierno
para plantear lo que realmente pasa en la región de la Montaña: los apoyos
destinados a los lugares más afectados se desviaron en el camino ó en su caso,
a las cabeceras municipales, porque a los pueblos, definitivamente no llegan.
En el mejor de los casos, lo que llega se almacena en las bodegas de los
municipios o en casas de los propios presidentes municipales.
La otra denuncia central y quizás la más preocupante para los pueblos es el
desabasto de granos básicos en la Montaña para lo que resta del año y el
siguiente, principalmente maíz, que es la base de la alimentación. Por ello se
plantea desde el Consejo que se trabaja sobre una estrategia para el acopio de
maíz, arroz y frijol, que será lo que permita por lo pronto la subsistencia,
pues si no se prevé hay riesgo de periodos de hambruna entre pueblos ya de por
sí marginados y excluidos. También se plantea la inclusión del Consejo, órgano
de representación de los pueblos, al ya nombrado Consejo Estatal para la
Reconstrucción de Guerrero, impulsado por Enrique Peña Nieto, y donde los
presidentes municipales también participan.
El argumento del Consejo es que es necesario que los pueblos tengan voz y
voto en este espacio donde se toman las decisiones en cuanto a los presupuestos
destinados a cada región, los convenios, los acuerdos, los programas estatales
y federales que se implementarán, así como todo el presupuesto que se invertirá
para reconstruir Guerrero. Los pueblos de la Montaña no pueden quedarse
aislados, pues si bien no será el mejor espacio, seguramente mucho de este
presupuesto se justificará en su nombre pero los pueblos ni siquiera le verán
la pisada, pues se esfuma, desaparece o simplemente se destina a bolsillos
particulares.
Los pueblos ven necesario que los más afectados sean incluidos en este
espacio donde literalmente se decide lo que se destina para cada región, para
cada municipio y donde hasta el momento, los únicos que hablan en nombre de los
damnificados son los altos funcionarios. Muchos de ellos ni siquiera conocen
las condiciones reales que enfrentan los pueblos indígenas nahuas, mephaa ó ñuu
savi.
Los saldos
A más de 30 días del
paso de las tormentas Ingrid y Manuel por Guerrero, aún hay pueblos
incomunicados, como aquellos situados detrás del Cerro de la Garza: Joya Real,
Calpanapa y Dos Ríos, tan solo por mencionar al municipio de Cochoapa el
Grande.
Los caminos siguen
cortados, la gente tiene que caminar si quiere salir -lo hacen los hombres,
principalmente. En el caso de la carretera Huehuetepec–Zitlaltepec–Chilixtlahuaca,
la gente tiene que arriesgarse y dar la vuelta, porque a pesar de que trabajan
cuatro máquinas, dos no funcionan y las otras van tan lento que parece que no
les interesa terminar ese tramo carretero, uno de los más lastimados en la
Montaña, señala Antonio García Benito, de Huehuetepec.
La gente que vive en
campamentos está en condiciones inhumanas, hay niños enfermos y abuelitos
y mujeres que tienen que soportar hambre y frío, porque no hay un gobierno que
se preocupe por agilizar el estudio de reubicación. Parece que, como dijeron en
la reunión con empleadas de la Sedesol a principios de octubre, “hay que seguir
esperando y tener paciencia”.
Las zonas de riesgo aún están en dictaminación. El Centro Nacional de
Prevención de Desastres (CENAPRED) no tiene suficientes ingenieros, pero
tampoco se ve una preocupación. Hay lugares donde la gente quiere reubicarse
porque ve cómo las lluvias se siguen llevando partes de cerros, o se
intensifican las grietas. Esto es un riesgo latente en pueblos como San Marcos
y Zapote Cabezón en Metlatónoc, y Loma Canoa y San Rafael en Cochoapa el
Grande, por mencionar algunos.
A más de 30 días, los gobiernos no han implementado campañas de prevención
de enfermedades o infecciones en la región, tampoco iniciaron las campañas de
vacunación para niños –como la que recién se desarrolló a nivel nacional. La
gente se enferma de diarrea, tos y gripa, y hay riesgo de brotes de cólera por
el agua enturbiada por toda la tierra desprendida, o de dengue por la excesiva
presencia de zancudos.
A más de un mes, es necesaria la denuncia de que el uso político de los
recursos es un factor clave en este proceso de reconstrucción de los pueblos de
la Montaña, como denuncian miembros del Consejo. En Acatepec, “nosotros tuvimos que abrir la bodega donde
el presidente municipal tenía víveres, porque nuestra gente estaba con hambre y
éste señor lo tenía almacenado”, relata uno de los vecinos de ese
municipio.
Eric Ortiz denuncia que “a San Marcos
llegaron los funcionarios a pedir credenciales de elector para solicitar más
víveres para el pueblo, y la gente necesitada les dio sus papeles”. Son tan
sólo ejemplos de lo que sucede con los víveres. Los partidos, los funcionarios,
los presidentes municipales y hasta los líderes caciquiles de la región, los
almacenan seguramente de cara a los comicios electorales del próximo año.
Debido a las denuncias de los pueblos todos los días llegan víveres de
ciudadanos solidarios de otros estados, y organizaciones no gubernamentales
(ONGs) que confían en que su ayuda llegará. Eso no se puede asegurar. Es
necesario ir a las cabeceras municipales y preguntar a la gente cómo se
distribuyen los víveres.
Recientemente, se canceló la visita programada por el presidente
Enrique Peña Nieto -el jueves 24 de octubre- a la región de la Montaña, una de
las zonas más afectadas en todo el estado de Guerrero. A más de 30 días
no se ha ido a asomar, el argumento es que “no
hay condiciones políticas ni sociales” para la visita[1]; la
visita se trasladó a la Costa Chica. ¿Qué esperaba encontrar Peña Nieto, si la
gente sigue indignada? Les sorprende el orgullo, la dignidad y la palabra de
los pueblos, como se le mencionó a la secretaria de Desarrollo Social, Rosario
Robles, cuando visitó la región: “No
venimos aquí por gusto, sino por una gran necesidad y no queremos que se lucre
con lo que pasó, ni que se haga negocio con la desgracia de los pueblos ya de
por sí marginados. Sólo queremos justicia y lo justo es por lo que nuestros
pueblos alzan la voz porque es nuestro derecho”.
Después de la contingencia del
gobierno, viene la “reconstrucción por
los pueblos”
La contingencia aún no
ha pasado. Ahora viene todo el proceso de reubicación y reconstrucción de muchos
pueblos que tendrán que irse de sus actuales zonas de vivienda. El Consejo de
Damnificados pidió “que no sea pretexto
para desplazar a la gente”. Se exige que, los estudios y los peritajes
realizados por geólogos e ingenieros de CENAPRED se entreguen en tiempo y en
forma, pero a los comisarios de los pueblos, no para almacenarse ni archivarse
en los municipios.
Los pueblos reubicados se irán pero no de su territorio, señala. Seguirán
cuidando sus montañas, pues las acechan las mineras transnacionales con un
proyecto denominado “Reserva de la biósfera”. Si bien ahora hay un momento
crítico, sólo la unidad como pueblo les permitirá salir adelante.
Para los pueblos es momento de reorganizarse y caminar a la reconstrucción.
Se necesitará de trabajos solidarios de México y de otras partes del mundo. Los
pueblos hacen un llamado a la solidaridad para la Montaña a través del Consejo.
El Consejo de Comunidades Damnificadas de la Montaña de Guerrero no seguirá
esperando a que el gobierno resuelva todo, porque nunca lo han hecho, pero sí
exigirá lo que por derecho les corresponde. También llamará a solidarizarse con
los pueblos ñuu savi, nauas y mephaa de Guerrero, que apenas inician la
reconstrucción de esta montaña sagrada y dolida, pero en la que late con fuerza
la vida.
La Tormenta en la Montaña
Publicado
el 24/10/2013
Entre el 14 y 17 de septiembre
de 2013, los huracanes Ingrid y Manuel pasaron por la Montaña de Guerrero
dejando una devastación severa en casas, caminos, cultivos, redes de
distribución de agua potable y luz eléctrica, así como el fallecimiento de
alrededor de 40 personas, entre las que se encuentran menores de edad.
La tormenta en la Montaña de
Guerrero ha puesto de relieve el desprecio con el que los gobiernos
municipales, estatal y federal, atienden las contingencias en las comunidades
indígenas, siempre desde el cálculo político, lejos de la realidad y las
necesidades más sentidas de las personas afectadas. Esta forma de ejercer el
poder, ha provocado que a más de un mes del paso de la tormenta la Montaña de
Guerrero permanezca hoy bajo el lodo y discriminada.
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