27/10/2013
x Marcha
3 años del asesinato de Mariano Ferreyra. Qué dejó el juicio, y la condena a José Pedraza. La relación entre
empresarios, dirigentes sindicales, y poder político
El domingo se cumplieron 3 años del asesinato de Mariano Ferrerya, el
militante del Partido Obrero, que muriera producto de la agresión sufrida por
una patota sindical de la Unión Ferroviaria, el 20 de octubre de 2010.
Durante aquella
jornada, un grupo de militantes de diferentes organizaciones políticas
participaba junto a trabajadores ferroviarios de la Línea Roca, en Barracas, de
un corte de vías. El reclamo era producto de la situación laboral en que se
encontraban los trabajadores. Estos exigían el pase a planta permanente y el
fin de las tercerizaciones, que entre otras cosas garantizaba sueldos de
miseria, y permitía que los trabajadores en situación de precarización cobraran
la mitad de aquellos que se encontraban encuadrados bajo el convenio
ferroviario.
Sin embargo
aquel mediodía, los trabajadores que efectuaban este reclamo, se iban a encontrar
con una brutal agresión que llevará a cabo una patota, integrado por miembros
de la Unión Ferroviaria, sindicato conducido en aquel entonces por José
Pedraza.
Mientras los
policías de la comisaria número 30 se replegaban de la estación Hipólito
Irigoyen, en Barracas, la patota, dirigida por Pablo Díaz, jefe de la Comisión
de Reclamos del Ferrocarril Roca, entró en acción, bajando a las vías y
agrediendo a piedrazos a los trabajadores y militantes que se encontraban
realizando una asamblea para decidir cómo continuar la lucha.
Es en ese
momento que el cordón policial se abre, y deja pasar a dos tiradores que
integraban la patota. Uno de ellos portando un arma calibre 38 y otro un arma
calibre 22. De los disparos efectuados uno hirió mortalmente a Mariano Ferrerya,
y otros ocasionaron lesiones a Elsa Rodríguez, también militante del Partid
Obrero, a Ariel Pintos y Nelson Aguirre.
Ese mismo día y
posteriores, sectores de trabajadores, y estudiantes se movilizaron para
reclamar el esclarecimiento del hecho, y castigo a los responsables del
asesinato, tanto a aquellos que integraban la patota, como a los instigadores,
entre quienes se culpaba al ya mencionado José Pedraza, y al segundo del gremio
la Unión Ferroviaria, Juan Carlos gallego Fernández.
La causa iniciada
por el asesinato de Ferrreyra, recayó en el Tribunal Oral 21, quien el 19 de
abril pasado, dictaría sentencia, contabilizando 14 condenas y 3 absoluciones.
Entre los condenados se encontraron José Pedraza y el gallego Fernández,
condenados a 15 años de prisión por ser encontrados responsables de instigar el
hecho. Cristian Favale y Gabriel Sánchez condenados a 18 años de prisión por
ser encontrados autores materiales de la muerte de Ferrreyra. Pablo Díaz
condenado a 18 años de prisión, por ser quien conducía la patota sindical.
También se condenó a al ex comisario de Luis Mansilla, jefe del operativo aquel
20 diciembre, a 10 años de prisión, al igual que Jorge Ferrerya, otro de los
encargados del operativo.
El transcurrir
del juicio se dio un clima que contó por un lado con intentos de José Pedraza y
los dirigentes de la Unión Ferroviaria, de detener el avance de la
investigación, recurriendo por ejemplo a amenazas y amedrentamientos, como los
llevadas realizadas contra la fiscal de la causa Cristina Caamaño, como tras el
fallo de esta estrategia, la búsqueda de coimear jueces y fiscales, y adulterar
pruebas. Esto finalmente le terminaría valiendo al perito Roberto Locles, la
acusación por “destrucción de prueba”.
El asesinato de
Mariano Ferrreyra, la movilización que provocó su muerte, y posteriormente el
desarrollo del juicio, desnudó ante la opinión pública la relación existente
entre empresarios, tercerizaciones, y dirigentes sindicales. Aquellos vínculos
siempre denunciados, se mostraron con toda su crudeza en el caso de Mariano
Ferreyra. También mostró hasta donde el poder político es parte de este
andamiaje. La ventilación de las escuchas telefónicas entre Carlos Tomada,
ministro de Trabajo, Noemí Rial, vice ministra, y José Pedraza dan cuenta de esto.
Por otro lado,
se pudo observar que si bien las tercerizaciones representaron desde la década
de los 90’, nuevas formas de sometimiento laboral, también fueron aprovechadas
por algunos dirigentes sindicales, como la oportunidad de incursionar en nuevos
terrenos. Tal es así, el lugar que ocupaba la Unión Ferroviaria en UGOFE
(Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia), una de las empresas
encargadas del manejo del ferrocarril Roca.
En este caso, el
mantener el statu quo en el régimen de contratación laboral, no sólo era en
beneficio de los empresarios a cargo de la concesión del ferrocarril, sino que
permitía a los sindicalistas participar en empresas sostenidas por ellos
mismos, que realizaban trabajos tercerizados.
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