Por Heriberto Paredes
Publicado el 31-08-2013
Neri Moctezuma
Tuve
noticia de Neri porque una amiga suya denunció, no sin rabia y dolor, que ella
era la única mujer que se había quedado en la cárcel. Era un 9 de diciembre y
esta situación era una de las tantas consecuencias de la represión ocurrida el
1 de diciembre. Tanta ilegitimidad asumida como gobierno.
Pero mientras eso ocurría en las calles, Neri seguía en los pasillos de la
cárcel, en su estancia, viviendo una experiencia que sólo ella podrá recordar
con precisión. Para los que afuera manteníamos la demanda de libertad, su
fotografía y las imágenes que la mostraban momentos después de su detención,
llevada a la fuerza por un policía, se volvieron emblema. Ante la pregunta del
desconocido periodista, ¿por qué te detienen?, ella contesta con seguridad y
entereza: “por venir a expresar mi
libertad”. Ya era, en aquel entonces, alguien de quien decididamente había
que aprender.
Con mucho entusiasmo llegó el día en que por fin saldrían de la cárcel los
14 presos del 1 de diciembre. Asignado al Reclusorio Norte, me perdí la salida
de Neri y las palabras que compartió frente a las cámaras. Gracias a un
compañero pude conocer a Neri fuera de la cárcel, en los primeros minutos de su
libertad. Libertad aún incompleta porque, como el video lo expresa, Neri se
mantiene en un proceso penal que, además de ser engorroso, parece interminable.
En estas primeras escenas apresuradas, Neri se mostraba tranquila, fuerte
aunque un poco abatida por el descontrol de los hechos. Y claro, la cárcel no
ayuda en nada.
Por diversos caminos terminamos siendo amigos, así que ahora la imagen que
guardo de ella está del lado de las risas, los chistes, los momentos de
pláticas y las señales de vida que de pronto mandamos para saber que estamos
bien. Guardo mucho la manera de platicar que tiene ella, su forma de estar
seria y de pronto sonreír para iluminarlo todo. Se dice entre la gente humilde,
que las verdaderas amistades se conocen en la cárcel, los panteones y los
hospitales, así que me quedo con las circunstancias que nos llevaron a
conocernos y, por supuesto, siempre sonrío cuando me manda un mensaje o nos
encontramos en las reuniones.
Por Regina López
Publicado el 31-08-2013
Bryan
Reyes
Conocí
a Bryan en el metrobús, nos encontramos en camino hacia una reunión con algunos
de los expresos del 1° de diciembre, el objetivo de la reunión era crear
estrategias en conjunto para apoyar a los 14 compañeros que hasta ahora se
encuentran en proceso. Dicha reunión fue un precedente para la formación de lo
que hoy en día es el Colectivo 1DMX, donde Bryan participa de manera activa en
la organización y promoción de actividades, artísticas culturales, ecológicas,
entre muchas otras. Ese día sostuvimos una amena conversación y entre varias
temas, platicamos sobre ecología, de cómo podemos ir haciendo grietas al
sistema de forma práctica y pacífica. De cómo dejar de consumir lo
industrializado y producir nuestros alimentos, temas que preocupan y ocupan a
Bryan. En ese momento pude conocerlo mejor.
De entre las 14 personas que desde el 1° de diciembre enfrentan un juicio
penal, Bryan es al único que se la ha dictado una sentencia de más de dos años.
Un sentencia dictada por salir a manifestar su descontento con la clase
política del país, haciendo uso legítimo de su derecho a la protesta, mismo que
ahora vive una constante resistencia gracias a la criminalización mediática de
la que es víctima. A la fecha estamos en espera del último recurso jurídico
interpuesto por su defensa para apelar la sentencia.
Podría seguir compartiéndoles las impresiones que me han quedado de algunas
charlas que he compartido con él, y describirlo como un chico un tanto tímido,
muy consciente, siempre buscando alternativas para la autogestión y auto
sustentabilidad, sensible. Mejor los invito a ver el video, en donde Bryan
decide expresarse a través de uno de sus recursos favoritos: la música.
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