Maestros se movilizan ante represión gubernamental. El PRI-gobierno reactiva la Doctrina de la Contención Social
Rebelión, 17-09-2013
En columnas de indignados, maestros de la
Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE),
organizaciones sociales y populares, así como activistas de diverso signo, se
movilizaron en las calles de la capital mexicana en repudio al uso de la fuerza
de la Policía Federal (PF) que resultó con varios profesores heridos, detenidos
y desalojados de un plantón que sostenían en oposición a la contrarreforma
educativa del gobierno priísta de Enrique Peña Nieto.
La
marcha salió desde el monumento de la Estela
de Luz hacia el Monumento a la
Revolución en la zona céntrica de la Ciudad de México. Se unieron a la
actividad estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México,
sindicalistas electricistas del SME, el Movimiento de Jubilados y Pensionados,
así como ciudadanos indignados por el uso del monopolio de la violencia
estatal. Algunas otras manifestaciones de apoyo se realizan en varias plazas
del interior de la República.
El
pasado viernes 13, Manuel Mondragón y Kalb, Comisionado Nacional de Seguridad,
dio ultimátum a los maestros para desalojar la Plaza de la Constitución
conocida como el Zócalo, en pleno centro de la ciudad. A las 4:00 p.m., tres
mil 600 elementos de la corporación policial irrumpieron por calles aledañas
para tomar el control del lugar, seguido por una cacería contra los
manifestantes en operativos terrestres antimotines, helicópteros que
sobrevolaron por la zona y rondines de tanquetas lanza agua de dispersión
social.
Fueron
atacadas mujeres como acusó una estudiante de ciencias médicas, maestros
golpeados y heridos, y decenas de detenidos en el marco de una operación que
revela el rostro represivo del Estado mexicano que encarna el derechista
Partido Revolucionario Institucional (PRI) que gobernó por más de 70 años de
manera ininterrumpida y volvió al poder después de 12 años de gobiernos
panistas de ultraderecha.
Los
maestros han convocado a retomar la Plaza de la Constitución y a reactivar un
movimiento nacional contra la privatización de la educación básica; contra una
reforma laboral desde adentro, es decir, la flexibilización laboral de los
profesores; y contra la evaluación externa como una suerte de presión
administrativa y gerencial de la enseñanza.
El
titular del poder ejecutivo, Enrique Peña Nieto, presentó el 11 de diciembre
pasado la reforma educativa y desde entonces el magisterio independiente
mantiene movilizaciones sociales de oposición en todo el país.
Ante la
represión de la que han sido objeto en los últimos días, los maestros se
mantienen en alerta máxima. Para ellos es impostergable relanzar una política
de alianzas, movilizaciones de calle más allá de su gremio y unirse al
descontento generalizado en el país para revertir la campaña adversa del
gobierno.
La Doctrina de la Contención
Ante
escenarios de “caos social”, los
expertos en Seguridad Nacional e Inteligencia, Seguridad Hemisférica y
Antiterrorismo, y Control de Poblaciones -elementos de la Nueva Doctrina de
Seguridad Global- identifican a “actores”,
“agrupaciones” o “sujetos” en movimiento crítico, contestatario o progresista como “enemigos” del orden sistémico en un
país, región o continente.
En México, la visión de enemigos del sistema se equipara a “enemigos del orden y la estabilidad”.
La Doctrina promovida por las agencias de seguridad estadunidense se practica
ya en aquel país.
Tal es el ejemplo de la actual represión contra la CNTE,
agrupación de maestros democráticos que al oponerse a la reforma educativa del
gobierno priísta se convirtió inmediatamente en enemigo del sistema, por lo que
es tratado bajo los parámetros de la contención social y la intolerancia
estatal.
Esto significa que, como agrupación, los maestros están en
la mira de las medidas tendientes a su desarticulación interna y externa para
incorporarlos al sistema, diezmarlos, neutralizarlos o cooptarlos. En caso
extremo, destruirlos.
Con la llegada de Peña Nieto, los sistemas de contención
social se sofisticaron y trasmutaron en una suerte de legitimación del uso de
la fuerza bruta de las corporaciones castrenses y policiales, desprestigiadas
durante los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, y urgidas de
solución por el Pentágono ante “la
violencia e inseguridad por la que atraviesa México.”
En una renovada maniobra, el priísmo de nuevo cuño sacó sus
garras de su época de oro en la cual los enemigos del sistema podrían ser
quienes manifestaran oposición o desconcierto. En la actualidad, la represión
adquirió formas legales y extralegales orientadas al control social, contención
del descontento para la estabilidad del sistema.
La operación “Saldo
Blanco”, que tomó minutos para su ejecución y resultados inmediatos el
viernes pasado contra los profesores de la CNTE, se inscribe en este contexto.
Policías con formación militar y de reacción inmediata aplicaron tácticas de
cerco, barrido y detención quirúrgica de elementos visibles e investigados
previamente. No se trató de una detención masiva, sino de una detención
deliberada contra algunos miembros, como táctica, y toma de control del
territorio, como estrategia.
Bajo mecanismos de inteligencia, los policías estudiaron
previamente los escenarios y asestaron el golpe. El gobierno activó un discurso
“dialogante” en los medios, las
cuales generalizaron una matriz de opinión adversa al movimiento magisterial
colocándolo como “intransigente”.
Acusó a la CNTE de tolerar la “intromisión”
de “actores ajenos al problema” y
oponerse a una reforma “para los
mexicanos”, para “las nuevas
generaciones” como justificó ante los medios el Secretario de Gobernación,
Miguel Ángel Osorio Chong.
Después vino el ultimátum público que buscó la manera de “blanquear” el uso de la fuerza estatal
con el menor saldo negativo en el marco de las festividades de la
Independencia. Una vez manipulada la opinión pública, el operativo se facturó.
Elementos policiales, inteligencia, factor psicológico aéreo y terrestre
integraron el operativo de contención social.
La represión alcanzó el nivel de dispersión del movimiento y
des-territorialización del mismo, aunque éste no fue derrotado.
El factor Mondragón
Manuel
Mondragón y Kalb fue el orquestador de la represión “Saldo Blanco” contra los maestros disidentes. A este personaje de
la política mexicana se le recuerda por la responsabilidad de la represión
contra el movimiento social opuesto a Peña Nieto en su toma de posesión del
cargo como Presidente de la República el pasado 1 de diciembre de 2012.
Ese mismo día, Mondragón tomó también formalmente el cargo
de la Secretaría de Seguridad Pública Federal. Había dejado tras de sí un plan
operativo en la ciudad de México como encargado de la seguridad pública local
coordinado con el Estado Mayor Presidencial y la Policía Federal. Es decir, él
estuvo antes, durante y después del operativo montado con 20 mil efectivos de
todas las corporaciones que reprimió las manifestaciones civiles y populares.
Como hombre de Estado, Mondragón es reciclado de la filas
navales. Es Contralmirante de la Armada de México, es decir, proviene de las
filas castrenses y hoy toma decisiones de seguridad pública. Representa a esa
camada de soldados y marinos que han migrado de las actividades militares hacia
las actividades civiles de seguridad.
En febrero de este año fue elegido como Comisionado Nacional
de Seguridad Pública. Una de sus primeras declaraciones en su nuevo cargo fue
dirigida a las organizaciones populares de auto defensa, las llamadas policías
comunitarias que velan por la seguridad de los pobladores contra el crimen
organizado y que surgieron en el país a raíz de la violencia de agrupaciones
del narcotráfico, secuestradores y paramilitares que acosaban a las poblaciones
de Michoacán y Guerrero, entre otros lugares.
Mondragón los calificó como “grupúsculos que no pueden significar un país y calificarlo de un país
violento o un país ingobernable”.
El mensaje fue claro: aplicar mecanismos de disolución y
contención social contra las organizaciones comunitarias. México, dijo, “es un país que está con toda la
gobernabilidad, la gobernabilidad absoluta, y naturalmente nosotros tenemos
como puntos especiales, como puntos gatillo, focos rojitos que se prenden, a
resolverlos”, expresó el funcionario federal.
En la IX Conferencia Nacional del Sistema Penitenciario en
agosto de este año, se comprometió a fortalecer el sistema de prisiones del
país bajo la doctrina en boga. Allí estuvieron presentes los encargados de la
seguridad del país y el coordinador del Programa del Plan Mérida para el
sistema penitenciario nacional, el diplomático estadunidense David Anthony
Carochi.
Previo a esta actividad, Mondragón ya había afirmado que con
la presencia de agentes de seguridad estadunidense en México se materializa un
mecanismo de coordinación “adecuado”.
Además de la presencia de la DEA, FBI y otros organismos de inteligencia de los
Estados Unidos, los asesoramientos sobre seguridad forman parte de los
protocolos políticos de “entendimiento”.
Diez días después de la IX Conferencia, anunció la creación
de la Gendarmería Nacional con el fin de controlar territorios de poblaciones
rurales. La extensión de los órganos de seguridad para llegar a realizar
acciones de inteligencia, monitoreo, contención y reacción inmediata si fuera
necesario, no se hizo esperar. Para 2014 estaría en funciones la nueva
corporación policial.
Defensores de los derechos humanos levantan un dosier sobre
la trayectoria del Comisionado, el cual se remonta desde los años 70, cuando se
registra como proveedor de servicios de Tae Kwon Do y otras artes marciales
para la extinta y temible Dirección Federal de Seguridad, la cual fue base de operaciones
para la desaparición de militantes políticos opositores al régimen del PRI.
El PRI y el Estado autoritario
La
vuelta del PRI al gobierno con Peña Nieto representa el ascenso y ejecución de
la Doctrina de la Contención Social que tiene como fin la estabilidad del
sistema. Bajo esta sombrilla ideológica policial, todos los movimientos
sociales de diversa concepción, historia y actuación son catalogados como
enemigos.
Se
trata de un escalamiento de las prácticas autoritarias que se han venido
fraguando en años. La represión contra los estudiantes de la UNAM en 1999 con
el uso de la Policía Federal Preventiva, la represión con esta misma
corporación a la población de Atenco en mayo de 2006 y la represión contra la
APPO a finales de ese mismo año forman los antecedentes de la cacería contra
los maestros de la CNTE.
Además
se mantiene la guerra de contrainsurgencia en Guerrero, Oaxaca, Chiapas y otros
sitios como la tenaza militar de la contención.
Rebelión ha publicado
este artículo con el permiso del autor mediante una licencia
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