por Erwin Flores Contreras (Historiador marxista)
Lunes, 09 de septiembre de 2013
El movimiento magisterial en
el país contra la reforma laboral que impulsa el Estado mexicano contra los
derechos laborales de los trabajadores de la educación, está siendo detonante
de la unificación de un frente social que incluye a sindicalistas, obreros,
estudiantes, desocupados y campesinos del país.
En este escenario hoy por hoy no existe fuerza gremial ni política que
emerja en un movimiento de masas auténtico como el generado por los
trabajadores de la educación del país, aun así, que sea en respuesta a una
reforma que entregara el sector educativo a las reglas mezquinas de la
ganancia. El magisterio en insurgencia, ha convocado a la construcción de un
frente de lucha que abandere la oposición a las leyes impuestas por el actual
régimen partidista pro burgués unificado en el llamado "pacto por México".
Es pertinente enmarcar el papel del grupo político llamado MORENA
encabezado por Andrés Manuel López Obrador quien en una posición oficialista en
su programa y discurso contra la reforma energética se mantiene al margen del
verdadero movimiento de masas abanderado por el gremio magisterial. En la mente
de Obrador tal parece que el magisterio no existe, como no existen los miles de
mexicanos que se han dado cuenta que no hay condiciones para derrotar a los
liberales del pacto por México en las urnas, y han girado
sobre el camino legítimo del pueblo vilipendiado de cambiar el régimen y
mejorar las condiciones de vida por la vía política de la movilización de
masas. Para los militantes de MORENA no les queda más que esperar las próximas
elecciones de Estado y ser simples espectadores del rumbo que tome el pueblo
mexicano o por el contrario incorporarse de lleno a la insurgencia del país.
La clase política ha perdido legitimidad y echa mano ante la falta de creatividad
de una vieja práctica "la
traición" esta táctica está a la orden del día, la disyuntiva está en
definir qué política mezquina es más vigente para convencer a los oponentes; la
vía del poder del dinero o la vía de la acción fascista en la imposición del
terror, en pocas palabras el encarcelamiento, hasta su desaparición física de
militantes anticapitalistas.
La importante reacción de la clase campesina y de su metamorfosis de
pasar a ejercer el poder comunal en sus comunidades y dada las circunstancias
de impunidad, violencia y narcotráfico en el país asumir el papel de guarda de
la seguridad en sus pueblos y periferias en el sur y occidente del país, han
dado un tremendo golpe al régimen partidista al menguar así más su legitimidad
y su economía ilícita (narcotráfico, bandas de secuestradores, servidores
públicos corruptos, asaltantes, ladrones) que muchos dividendos les ha generado
a la clase política oficial. Con el actuar en legítima defensa de los grupos de
comunitarios y la inoportuna respuesta bélica del estado sobre ellos,
atacándolos con numerosos contingentes de marinos y elementos de infantería del
ejército mexicano coordinados con escuadrones de policías de los tres niveles
de gobierno y grupos de sicarios, ha quedado al descubierto la etiqueta
delincuencial de quienes legitiman hoy al Estado mexicano. Es así como el
sector más politizado del campesinado mexicano mantiene una firme convicción,
sin Mesías, de unificar la lucha
contra el régimen actual, asumiendo que son el gran problema a superar.
Es así que la reacción de las bases magisteriales (no ajenas a la lucha
campesina en el país en defensa de la tierra y el agua contra proyectos
hidroeléctricos, de generadores de energía, de la industria maderera, en y de
la minera depredadora, ni ajenas a las luchas sindicales contra una ley que
dejan en indefensión jurídica a los trabajadores) están empujando más allá de
los acuerdos sectoriales de sus líderes con el gobierno federal; esto nos da un
síntoma de que políticamente los trabajadores del país van acumulando con los
años una experiencia política y de lucha inmensa que hacen que sus líderes se
desdibujen o en consecuencia asuman la necesidad histórica de incorporarse en
la lucha política para derrotar a la clase burguesa y sus aliados y dar al
mundo un empuje más hacia una revolución socialista que es la única alternativa
viable al capitalismo y que dignificaría la permanencia natural y social de la
especie humana en este planeta.
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