A Alberto Patishtán Gómez y
su familia
A su equipo de Defensa jurídica
Al FRAYBA
Al Pueblo del Bosque
A la Red Contra la Represión y por la Solidaridad
Al EZLN
Al CNI
A la Sexta
A los medios libres
A la sociedad civil en México y el mundo.
A su equipo de Defensa jurídica
Al FRAYBA
Al Pueblo del Bosque
A la Red Contra la Represión y por la Solidaridad
Al EZLN
Al CNI
A la Sexta
A los medios libres
A la sociedad civil en México y el mundo.
El pasado día 12 de
septiembre el Tribunal Federal de Tuxtla Gutiérrez que tenía en sus manos
(en)cerrar 13 terribles años de ensañamiento contra una persona como Alberto
Patishtán Gómez, decidió NO concederle la libertad. No es fácil describir el
cúmulo de sentimientos que experimentamos a este lado del mundo al conocer la
noticia. No podemos decir que nos sorprenda ¿Desde cuándo el sistema de
justicia de los de arriba, ha defendido otros intereses que los de los
poderosos?
Ante las pruebas de la inocencia de Alberto, las cuales resultan
tremendamente sólidas e irrefutables, si bien no confiábamos en que los jueces
al servicio de los malos gobiernos tuviesen honestidad, al menos si esperábamos
que tuviesen vergüenza. Pero ni así.
La negación de la libertad a Alberto es una acto criminal, un retorcido
sarcasmo de tintes tercamente autoritaristas. Imaginamos las razones por las
que Freddy Gabriel Celis Fuentes, Manuel de Jesús Rosales Suárez y Arturo
Eduardo Zenteno Garduño, miembros del Tribunal, tomaron “su” decisión. ¿Puede el gobierno de México confesar que utiliza la
prisión política como arma contra quien denuncia sus corruptelas y desmanes?
¿Por cuánto tiempo más puede mantener la imagen de "democrático" un país que trata de encerrar las voces de
quienes reclaman su tierra y su territorio en todas sus acepciones?
Ante la disyuntiva de ceder a la evidencia jurídica y a la desbordante
presión social nacional e internacional, la consigna ha sido: otra vuelta de
tuerca más.
Nos indigna y nos llena de rabia el cinismo e hipocresía de quienes osan
hablar en nombre de la justicia. Pero hay un error que no parecen cansarse de
cometer quienes desde sus puestos de gobierno tratan de convertir la represión
y el oprobio en institución. Lo comete el gobierno de Peña Nieto en México, y
lo cometen los gobiernos de todo el mundo: creer que los barrotes encierran las
ideas y ahogan las voces. Sabemos que Alberto seguirá luchando desde la cárcel,
y que su familia y amigos de El Bosque, jamás van a rendirse. En el mundo
entero hay miles de voces que claman por la libertad de Alberto y las malas
noticias no van a desalentarles, repetimos jamás. Porque en México sí existen
la democracia, la libertad y la justicia. Y existen porque andan bien lejos de
las instituciones que dicen representarlas.
A cada día se constata que el camino es tomar en nuestras manos nuestras
vidas, organizarnos a todos los niveles y con ello autogobernarnos. Sin lugar a
dudas, y más ante días como el 12 de septiembre, experiencias únicas y
trascendentales como la Justicia autónoma de las Juntas de Buen Gobierno
zapatistas son las que nos hacen ir más allá de la limitante lucha de
resistencia. La lucha por echar a andar un sistema de impartición de justicia
diametralmente opuesto al que condena una vez sí, y otra también, al Profe
Patishtán. Todo ello naturalmente sustentado, como decimos, en una sociedad muy
distinta, organizada de abajo a arriba, como las Comunidades Zapatistas, por
ejemplo.
¿Qué sigue ahora?: lucha y más lucha (organizada). Alberto afirma que no
puede pedir perdón por algo que no cometió, y que espera un acto de justicia.
Llegará, sin duda, entre todas y todos vamos a arrancar ese acto. Pero como ya
sabemos, Alberto como hace más de 13 años, no se sienta a esperarlo, sino que
lo lucha cada día y cada noche. Ya lo dijeron también los Solidarios de la Voz
del Amate al recobrar su libertad el pasado julio: “organícense” les espetaban a los presos injustamente encarcelados,
especialmente indígenas, que quedan por miles por toda la geografía mexicana.
La lucha por la libertad de Alberto, es la lucha por poner patas arriba el
conformismo y la sumisión. Es la lucha por generar conciencia y contagiar
vitalidad rebelde. Entre todas y todos vamos arrancando la podredumbre de un
sistema que revienta por terrorista y suicida.
Desde la CGT mantenemos más vivo que nunca nuestro compromiso con la
palabra y los actos congruentes de nuestro hermano de camino Alberto Patishtán
Gómez, uno de nuestros profes. ¡Va por tí, va por tod@s!
¡Viva siempre Alberto Patishtán!
¡Todos con la lucha de l@s profesor@s de la CNTE!
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