Brigada Callejera, organización social dedicada a la prevención combinada del VIH/sida entre trabajador@s sexuales
Escrito por Jaime Montejo/Noti-Calle
Sábado, 28 Septiembre
2013
CEMEFI acredita a Brigada Callejera en Institucionalidad y Transparencia.
Nivel óptimo de acreditación
Gracias al apoyo solidario de Home
Runs, Banamex 2013
Por Jaime Montejo
de la Agencia de Noticias Independiente Noti-Calle, México, D.F., 27 de
septiembre de 2013.- La coordinadora de Membresía del Centro Mexicano para la
Filantropía, A.C. CEMEFI, Cristina Ruiz Hernández, informó que Brigada
Callejera de Apoyo a la Mujer, E.M.A.C., alcanzó el nivel óptimo en los
Indicadores de Institucionalidad y Transparencia (IIT).
Brigada Callejera “Elisa Martínez”, es una organización de
la sociedad civil dedicada a la prevención combinada del VIH/sida entre
trabajador@s sexuales, a la defensa de los derechos sexuales de las mujeres de
todas las edades, así como a la movilización comunitaria ante la trata de
personas y la explotación sexual comercial infantil, adolescentes y adulta,
desde hace más de veinte años.
La Ceremonia
Pública de entrega de esta y otras acreditaciones en IIT, tendrá lugar el
próximo doce de noviembre a las 16 horas, en el marco de la reunión Anual de
CEMEFI, en las instalaciones del Hotel Camino Real Polanco.
El procedimiento
para obtener la Acreditación de Institucionalidad y Transparencia inicia con un
autodiagnóstico, el posterior envío de documentación de soporte, la revisión
del material probatorio y finalmente la entrega de la constancia de
acreditación, si se cubren de nueve a diez indicadores.
El pago de la
membresía que hizo posible darle curso al proceso de acreditación, fue posible
gracias al apoyo solidario de Home Runs Banamex 2012, una de las instituciones
benefactoras de la Brigada.
Brigada Callejera,
forma parte de la Red Latinoamericana y del Caribe Contra la Trata de Personas,
REDLAC, de la Alianza Global Contra la Trata de Mujeres, GAATW, por sus siglas
en inglés (The Global Alliance Against Traffic in Women is an Alliance).
Brigada también
integra el Subcomité 157 del Comité Mexicano de Atención a la Organización
Internacional para la Normalización ISO, de la Secretaría de Economía, grupo
focal del ISO/TC 157 Non-systemic contraceptives and STI barrier prophylactics.
Prevención del VIH/Sida, una práctica de libertad entre trabajadoras
sexuales
Publicado el 5 de noviembre de
2012
México DF. Prevenir el contagio del
Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y la aparición del Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida (Sida) entre las personas que se dedican al trabajo
sexual, es una forma de ejercer la libertad. Así lo confirman las experiencias
derivadas del trabajo de educación sexual y prevención de infecciones de
transmisión sexual (ITS) que durante más de 20 años han realizado los
educadores de calle de la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez”.
La prevención del VIH/Sida
involucra una serie de acciones salubristas, pero el centro de los esfuerzos
planteados está en la educación. En este sentido, existen dos posibilidades:
reproducir los esquemas pedagógicos tradicionales, lo que Paulo Freire denomina
la “educación bancaria”, o plantear
la posibilidad de una acción educativa que enfrente diferentes realidades que
coexisten en la industria sexual: la represión policíaca con el pretexto de la
lucha contra la trata de personas y la prostitución infantil, que sólo deja la
opción para reconocerse como víctimas o victimarias; la explotación material de
las trabajadoras sexuales, no sólo sexual, sino también obrero-patronal, entre
otras modalidades; el desprecio traducido en discriminación, de la cuál son objeto,
al invisibilizarse sus derechos laborales con el pretexto de “no naturalizar” a la prostitución,
vista exclusivamente como una forma de violencia hacia las mujeres, niñas,
niños y adolescentes y no como una necesidad; y el despojo de sus fuentes laborales
por proyectos de reordenamiento urbano o por la violencia criminal que la
militarización ha desatado.
Durante este sexenio se han
conjugado además políticas públicas que incitan a la violencia feminicida hacia
las trabajadoras sexual, al postular la promoción del desprecio social hacia la
prostitución, que en la práctica se ha traducido en el desprecio de las
trabajadoras sexuales. Y una violencia extrema por parte del narcotráfico, que
no sólo cobra derecho de piso y esclaviza sexualmente a mujeres migrantes; sino
que está despojando a los empresarios del sexo de sus negocios e imponiendo la
ley de los sicarios en cada “plaza”
controlada. Otro ejemplo de violencia de género hacia las trabajadoras sexuales
es el uso de la prostitución como un arma contrainsurgente, como ocurre en los
Altos de Chiapas, en las zonas de influencia del Ejercito Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN), donde la presencia militar ha demandado más trata
sexual en Ocosingo y Palenque, entre otros lugares.
La represión, explotación,
desprecio y despojo, plantearon el reto inicial de formular cada acción
educativa, cada plática, cada taller, cada sesión básica, cada contenido
programático y cada objetivo curricular, en los términos de una educación que
permitiera a las trabajadoras sexuales, soñar con mundo diferente al que han
vivido, libre de todo tipo de violencia hacia ellas, sus familias, hijos e
hijas. Negar el carácter patriarcal de las relaciones sociales que se dan en
torno al sexo comercial, equivaldría a legitimar todas las formas de violencia
que se conjuntan en esta institución social, que forma parte del mercado de los
emparejamientos sexuales. La otra cara está compuesta por las relaciones de
pareja heterosexual que han optado por el matrimonio o la unión libre. El
matrimonio y la unión libre han sido reglamentados desde el siglo veinte para
garantizar menores índices de violencia hacia las mujeres y sus hijos e hijas;
sin embargo, se cuestiona la legalización del trabajo sexual con argumentos que
infantilizan a las mujeres y las dejan en manos de sus “rescatadoras”.
La prevención del VIH/Sida
como una práctica de la libertad debe facilitar las condiciones para que las
trabajadoras sexuales expresen su palabra y al hacerlo reflexionen sobre sus
vivencias cotidianas, sobre la negociación del uso del condón con sus clientes
y parejas, y sobre aquéllas condiciones laborales que hacen posible o
dificultan el ejercicio consensuado del sexo seguro y el sexo protegido en
todas y cada una de sus relaciones sexuales, sea con clientes, parejas
sentimentales, hombres o mujeres, constantes o eventuales.
Cuando la trabajadora sexual
dialoga con sus compañeras, cuenta su historia, habla con los educadores de
calle de sus necesidades, comienza a expresar su propia palabra y no la de quienes
pretenden educarla. Eso facilita que comparta su experiencia, sus necesidades
personales y colectivas, que cuente su historia y narre las anécdotas de su
trabajo, las formas concretas de despojo del producto de su trabajo por parte
de sus líderes, autoridades, pareja y familiares directos.
Nombrándose a sí mismas, las
trabajadoras sexuales dicen su palabra, mostrando el rostro verdadero de la
explotación material, económica, obrero – patronal y sexual de este sector de
la clase trabajadora. También nos muestran que al ser consideradas todas y cada
una de ellas como víctimas de trata sexual, al pretender otros sujetos sociales
“rescatarlas” del sufrimiento en el
que viven inmersas según sus salvadoras católicas, cristianas y feministas por
igual, al nombrarlas como mujeres en situación de prostitución y otros
eufemismos, las invisibilizan y naturalizan su discriminación que ha sido
perpetuada por prejuicios morales que niegan la posibilidad de que ellas puedan
elegir trabajar en el sexo o no hacerlo.
Las trabajadoras sexuales se
nombran a sí mismas, al mundo que les rodea y a los sueños que aspiran,
mientras que las educadoras de calle de Brigada Callejera toman nota con ellas
sobre los temas que faciliten la discusión sobre qué hacer en torno a los problemas
que les aquejan en su vida cotidiana.
Con respecto al material
didáctico, aprovechamos un estudio de mercado hecho por universitarios para
promover la marca de condones Encanto, propiedad de Brigada Callejera, donde se
muestran los hábitos regulares de las trabajadoras sexuales con quienes se
trabajó, que en su mayoría son jefas de familia, de nivel socioeconómico bajo,
con precaria escolaridad y con un promedio de uno a tres hijos. Una de las
conclusiones del estudio es que “por lo
general las trabajadoras sexuales, sus parejas y clientes, leen revistas de
bolsillo, por ser económicas y de lectura fácil e incluir historias e imágenes
estereotipadas, con las que se identifican plenamente”, algo que ya había
sido señalado por Chery Owers y Paulo Longo de la Red Mundial de Trabajadoras
Sexuales en el manual Haciendo el trabajo sexual, seguro.
Por ello, desde 1995 brigada
Callejera ha elaborado cartones en mantas, a modo de papelógrafos, e
historietas desde el año 2001, pues este tipo de materiales, por sus
características, interesan no sólo a las trabajadoras sexuales, sino también a
sus parejas y clientes; atraen sus miradas voyeristas sin gran esfuerzo y, como
“entran por los ojos”, se constituyen
en vehículos transmisores de estereotipos masculinos y femeninos que
paradójicamente confrontan con las diferentes situaciones presentadas, donde
emerge de manera visual y en forma de texto escrito, la necesidad apremiante de
empoderar a las mujeres contra la violencia ejercida hacia ellas. Así mismo,
destacan en este trabajo los cuerpos turgentes y perfectos de hombres y
mujeres, dibujados con todo lujo de detalles y gran carga erótica. Los papeles
asignados a las mujeres son casi siempre el de protagonista principal, mujeres
inteligentes, dueñas de su vida y su futuro en lucha permanente contra el
sexismo y la violencia hacia las mujeres.
Otro recurso educativo, han
sido los audio cuentos, narrados a modo de radionovela, la narración oral, el
teatro y pequeñas notas informativas donde se abordan dichos temas generadores
y luego de someten a discusión.
Algunas palabras y temas
generadores de discusión son las siguientes: Ocuparse, separos, razias, la
zona, el punto, la camioneta (de la policía), la identidad (prostituta,
sexoservidora, trabajadora sexual, mujeres en situación de prostitución),
autoridades (policía, médico, psicólogo, ministerio público, juez cívico,
trabajadora social), riesgos (violencia, infecciones de transmisión sexual,
feminicidio, falsas acusaciones por robo, pérdida de la patria potestad de sus
hijos e hijas menores de 12 años por ejercer el trabajo sexual), fichar, posar,
trabajo limpio, trabajo sucio, su chavo, el padrote, la tortilla, la carnala,
el negocio (donde trabaja), sus herramientas de trabajo, sus herramientas de
prevención del VIH/Sida e ITS.
Después de más de 20 años de
trabajo para la prevención del SIDA y contra la trata de personas, la
prostitución forzada y la prostitución infantil, queda claro que sólo las
trabajadoras sexuales se pueden liberar a sí mismas de la explotación material
de que son objeto y de los diferentes tipos y modalidades de violencia que les
impiden tener una vida plena. También queda claro que no es suficiente que las
relaciones sociales que se fundamentan en el sentido de propiedad desaparezcan,
para que desaparezca la trata de personas y los diferentes tipos de explotación
de los que son objeto las trabajadoras sexuales. Si no se le da continuidad a
una revolución cultural que cuestione las relaciones patriarcales en las cuales
están inmersos la mayoría de sujetos sociales en México, poco avanzaremos, ya
que uno de los pilares de la trata sexual en el país está inmerso en relaciones
comunitarias ancestrales basadas en el culto a la madre tierra, que los valores
judeo- cristianos han trastocado, facilitando la venta de mujeres y su
concepción exclusiva como objeto sexual, en contextos de extrema miseria y
violencia de género.
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