Fuente: La Marea, 18-09-2013
El
16 de septiembre de 1976 varios grupos de tareas liderados por el general Ramón
Camps secuestraron en la ciudad de La Plata (Argentina) a seis estudiantes de
entre 16 y 18 años a los que torturaron y, posteriormente, desaparecieron.
Todos ellos militaban en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Unos días
antes ya habían secuestrado a otros dos estudiantes de secundaria. El 17 de
septiembre secuestraron a otros dos más, en el marco de una operación que hoy
se conoce como “La Noche de los Lápices”,
y que culminó con el secuestro de Pablo Díaz el 21 de septiembre. En total,
alrededor de 340 estudiantes de todo el país fueron arrancados de sus casas
para torturarlos. La mayoría continúan desaparecidos hoy.
Argentina, al igual que gran parte de Sudamérica, estuvo
altamente politizada durante la década de los sesenta y la mitad de los años
setenta. Junto con la clase obrera del país, que se había levantado para
protestar contra el golpe de Estado que obligó a exiliarse a Juan Domingo Perón
en 1955 durante 18 años, los estudiantes de todo el país protagonizaron
protestas contra las desigualdades sociales y a favor de la liberación nacional
y la lucha contra el imperialismo. Fue durante la dictadura de Juan Carlos
Onganía (1966-1969) cuando más se agudizaron estas protestas.
Durante casi 20 años, la mayoría de los argentinos lucharon
por la vuelta al poder de Perón, quien, influenciado por Evita, había aplicado
muchas medidas que contribuyeron a mejorar el día a día de la clase
trabajadora. En 1971 Perón designó a Héctor José Cámpora como delegado
personal, quien a partir de ese año comenzó a idear un plan para facilitar la
vuelta al poder del general exiliado. Tras el fracaso de la Revolución Argentina (nombre elegido por
los dictadores para denominar a su régimen, que se extendió desde 1966 hasta
1973) y la promesa de apertura del presidente de facto del país en ese
momento, Alejandro Lanusse, comenzó a gestarse la transición hacia la
democracia.
El 25 de mayo de 1973 ganó las elecciones Cámpora, que era
el paso previo para la vuelta de Perón, ya casado con Isabel Martínez, a quien
nombró como vicepresidenta. Durante esta etapa, el reelegido presidente,
influenciado por López Rega (ministro de Bienestar Social) comenzó a aplicar
políticas más asociadas a la derecha. Perduró un año en el cargo, ya que
falleció el 1 de julio de 1974, hecho este que aceleró la derechización del
gobierno electo. Fue su esposa, Isabel, quien heredó la presidencia del país, y
bajo cuyo mandato y con su consentimiento, López Rega (apodado el Brujo por su afición a lo esotérico)
creó una formación paramilitar llamada Triple A.
La Alianza Anticomunista Argentina estaba compuesta por
fracciones de la derecha peronista y miembros de la seguridad y las Fuerzas
Armadas del país. Su misión era la de secuestrar y asesinar en la
clandestinidad a todos aquellos activistas políticos y sociales de izquierdas
que supusieran una amenaza para su ideario económico. Seis meses después de la muerte
de Perón, el recién elegido ministro de Cultura y Educación, Óscar
Ivanissevich, prohibió las actividades de los centros de estudiantes
secundarios. En esa misma época, un decreto del Gobierno nacional activó el
llamado “Operativo Independencia”, con
el objetivo de aniquilar a “los elementos
subversivos” de la ciudad de Tucumán, donde se había asentado un grupo de
la guerrilla del Ejército Revolucionario del Pueblo.
Protestas por el precio del transporte
Fue
en este contexto de represión, violencia y conflictividad social en el que se
dieron las marchas por el Boleto Escolar Secundario. Tanto en La Plata como en
otras ciudades, en septiembre de 1975 se realizaron movilizaciones de jóvenes,
en su mayoría de clase obrera, que pedían una subvención para poder pagar el
transporte que los llevaba a sus institutos. El gobierno de Isabel Perón cedió
a las reivindicaciones y consintió rebajar a la mitad la tarifa del billete del
transporte para estudiantes. Una alegría que no duró demasiado.
El 24 de marzo de 1976 Rafael Videla, Emilio Massera y
Orlando Ramón Agosti lideraron un golpe de Estado, autodenominado Proceso de
Reorganización Nacional. Gracias a él, las Fuerzas Armadas, en connivencia con
la jerarquía eclesiástica del país, impusieron un régimen del terror hasta 1983
que dejó tras de sí 30.000 desaparecidos y un país en ruinas que contribuyó a
enriquecer a la oligarquía argentina y a las empresas estadounidenses que se
asentaron allí. En agosto de ese mismo año, se suspendió el boleto estudiantil
y los estudiantes volvieron a salir a la calle para protestar por esta subida.
Identificaron a los líderes de la movilización y, menos de un mes después, se
perpetró “La Noche de los Lápices”.
A Claudia Falcone, Francisco López Montaner, Horacio Ungaro,
Daniel Racero, Claudio de Acha y María Clara Ciocchini los sacaron de sus casas
entre las 00:30 horas y las 05:00 de la madrugada del día 16 de septiembre.
Ocho días antes secuestraron a Gustavo Calotti y dos días más tarde fue el
turno de Víctor Triviño. Emilee Moler y Patricia Miranda (secuestrados el 17 de
septiembre) y Pablo Díaz, secuestrado el 21 del mismo mes, completaron la lista
de “enemigos de la Patria” que fueron
chupados como represalia tanto por su militancia política, como por
haber instigado y liderado una protesta que demostró que la lucha popular
obtiene sus frutos.
Instrucciones contra “la agresión marxista”
Un
año después, en 1977, el ministro de Educación publicó un documento llamado “Subversión en el ámbito educativo
(conozcamos a nuestro enemigo)”, que se impuso como lectura obligatoria en
las escuelas de Argentina. Con él, pretendían criminalizar las huelgas, los
sindicatos, las movilizaciones o la petición de derechos, definidos como parte
del adoctrinamiento de izquierdas calificado como “la agresión marxista”. En este documento se explicaba que había un
enemigo infiltrado en la sociedad, el comunismo y el marxismo, contra el que se
debía luchar ya que atentaba contra los valores esenciales de la nación: los
espirituales, religiosos, morales y políticos, las Fuerzas Armadas o la
organización de la vida económica y familiar. Mediante este documento, además,
se invitaba a la vigilancia y la denuncia entre los miembros de la misma
comunidad educativa.
Pablo Díaz, Gustavo Calotti y Emilee Moler sobrevivieron a
las torturas y fueron puestos en libertad algunos meses después de su
desaparición. Fueron ellos, especialmente Calotti y Moler, quienes denunciaron
que estas detenciones ilegales se habían producido por la militancia política
de los jóvenes, y no por una reivindicación aislada sobre el precio de un
billete de autobús. Hoy, en toda Argentina, están previstos diferentes actos en
memoria de este operativo que simboliza la crueldad de la Junta Militar a la
hora de erradicar la ideología de izquierdas e imponer el neoliberalismo sin
obstáculos sociales.
Homenaje a las
víctimas de La Noche de los Lápices. Con los responsables presos
Fuente: Página12, 18-09-2013
Se conmemoró a las víctimas
de La Noche de los Lápices, como se
conoce al episodio en el que fueron secuestrados estudiantes secundarios de La
Plata entre el 15 y el 16 de septiembre de 1976.
“La particularidad que
tiene esta fecha, este año, es que los principales represores de ese episodio
están presos”,
destacó Emilce Moler, una de las sobrevivientes de La Noche de los Lápices, como se conoce a la sucesión de secuestros
de diez alumnos de la Escuela Normal Nº 3 de La Plata, de los cuales seis
siguen desaparecidos. Al cumplirse ayer 37 años de aquellos episodios de
persecución de quienes militaban por sus derechos como estudiantes, hubo actos,
marchas y expresiones de conmemoración no sólo en territorio platense, sino en
distintos puntos el país. En todos lados fue reivindicada la militancia juvenil
y el voto a los 16 años. “Hay que valorar
estos logros colectivos que tanto costaron defender en su momento”,
enfatizó Moler.
Los jóvenes que fueron víctimas de La Noche de los Lápices tenían entre 14 y 18 años y varios
militaban en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Entre el 15 y el 16 de
septiembre de 1976, fueron secuestrados por un grupo de tareas del Batallón de
Inteligencia 601 del Ejército y de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Daniel Alberto Racero, Horacio Ángel Ungaro, Francisco López Muntaner, María
Claudia Falcone, Claudio de Acha y María Clara Ciocchini continúan
desaparecidos. Los cuatro sobrevivientes son Moler, Pablo Díaz, Patricia
Miranda y Gustavo Calotti. Estuvieron detenidos en centros clandestinos del
llamado Circuito Camps.
Ramón Camps, quien fue jefe de la Policía de la Provincia de
Buenos Aires, murió en 1994, indultado por el ex presidente Carlos Menem. A
raíz de la reapertura de los juicios por los crímenes del terrorismo de Estado,
en diciembre del año pasado fueron condenados por el Tribunal Oral Federal Nº 1
de La Plata 23 represores por 280 crímenes de lesa humanidad en el Circuito Camps, entre los que se incluyen
el secuestro, torturas y desaparición de los estudiantes platenses. Miguel
Wolk, conocido como “el Nazi”, quien
fuera el jefe del Pozo de Banfield, uno de los centros de detención por donde
pasaron, estuvo prófugo y hasta fingió su muerte, pero fue recapturado este año
y será juzgado.
Por esta situación, Moler destacó el hecho de que los
represores de este caso estén en prisión tras “una conjunción de años de lucha y una decisión política de poner los
temas de derechos humanos como agenda de Estado”. Emilio López Muntaner y
Santiago Plaza homenajearon a sus hermanos, Francisco y Juan Domingo, dos de
los estudiantes desaparecidos.
En La Plata, los estudiantes secundarios hicieron dos
movilizaciones. “La mejor forma de
recordar aquella noche es reivindicando la política como herramienta de cambio
social”, dijo Lucas Clarke, titular de la UES. Otra de las referentes, Abril
de Rosas, estudiante de la Facultad de Bellas Artes, clamó que “los chicos de La Noche de los Lápices
tuvieron que ser la resistencia a un gobierno que reprimía brutalmente sus
ideas” y propuso homenajearlos desde “la
militancia activa”, “levantando sus
banderas y militando con memoria”.
En todo el país hubo centros de estudiantes y militantes de
Unidos y Organizados nucleados en la Federación de Estudiantes Secundarios que
realizaron jornadas, festivales y movilizaciones. El secretario de Derechos
Humanos, Martín Fresneda, participó del acto que se hizo en Córdoba.
La noche de
los lápices
Publicado el 26/10/2012
La represión del régimen
militar se descargó con especial virulencia sobre el Movimiento estudiantil
secundario.
Centenares
de adolescentes fueron secuestrados, torturados y asesinados. En la madrugada
del 16 de septiembre de 1976, con los secuestros sucesivos de dirigentes
secundarios de La Plata, se inició el episodio principal y la referencia
inevitable para analizar ese plan represivo.
Cargado por Partido Comunista Obrero Español. Sinopsis en http://www.pcoe.net/CINE/videos.html
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