Testimonio de la experiencia de la Escuelita Zapatista, por un simpatizante solidario, comunicador independiente
Quiero iniciar este texto diciendo que jamás he sido adherente a
La Sexta Declaración de la Selva Lacandona ni tampoco de La Otra Campaña, había
sido solo un simpatizante solidario de los y las zapatistas que, como
comunicador independiente, he seguido desde el ámbito informativo a este
movimiento desde su aparición en el lejano año de 1994.
Así fue como llegué a la Escuelita Zapatista,
con muchas dudas de lo que allí está pasando, con muchas expectativas buenas y
malas, incluso llegue a pensar que así como podría quedar sorprendido también
podría terminar decepcionado.
Pero lo que voy a narrar empezó en el Caracol de
Morelia el día 8 de agosto cuando llegamos a la fiesta de aniversario de la
creación de los Caracoles y quiero ser sincero no me pareció nada fuera de lo
común, era una fiesta normal de pueblo con muchos indígenas divirtiéndose
observados por un gran número de extraños entre nacionales y extranjeros pero
nada fuera de lo normal.
Fue hasta que una mujer zapatista dio un
discurso de bienvenida a todos y todas las visitantes y un informe de todo el
trabajo que les resultó preparar esta sencilla fiesta y algunos logros que
aunque mínimos ya han tenido y todo sin el más mínimo apoyo de lo que ell@s
llaman acertadamente malos gobiernos fue en ese momento cuando empecé a darme
cuenta que estaba en territorio liberado.
El escuchar y entonar los dos himnos el nacional
y el zapatista además de arriar las dos banderas y ser trasportadas por una
humilde escolta de niñ@s desuniformados me hizo ver que ya estaba en otro mundo
fuera del mundo capitalista y falso que la escuela institucional nos presenta.
LA LLEGADA A OVENTIC
Ya terminada la fiesta nos regresamos a la Unitierra Chiapas para
registrarnos, no fue ninguna sorpresa que nos enviaran al Caracol más cercano,
el de Oventic, pues como ya se había dicho en los comunicados que a quienes
asistiéramos con menores de edad o con algún problema de salud nos dejarían en
el Caracol más cercano.
Fuimos los últimos en salir, por la noche
llegamos muy rápido a Oventic ya para esos momentos los nervios eran más
fuertes nos encontrábamos a punto de descubrir que realmente hay en territorio
zapatista incluso ver si los zapatista son reales.
Nos bajamos de los autobuses (tuvimos suerte ya
que viajamos en autobuses no como algunos compas que viajaron en redilas por
varias horas) ya era noche, por ahí de las 9, y la neblina la hacía más oscura,
antes de llegar al portón del Caracol nos topamos con una muralla humana de más
de 20 hombres zapatistas todos de negro que con la oscuridad les daba un
aspecto imponente e intimidante, nos habían dicho que seguramente nos tendría
un buen rato en la puerta ya que son muy estrictos con los y las visitantes,
así que estaba dispuesto a esperar.
Pero en solo unos minutos en lo que terminaban
de bajar todos y todas de los camiones y nos formábamos se dio la orden de
avanzar pasamos en frente de la columna de aquellos hombres serios, de aspecto
atlético y con disciplina militar que no se inmutaban ante nuestra presencia y
comenzamos a entrar.
EL RECIBIMIENTO
Ahí todo cambió, al pasar la primera columna nos internamos en un
mar de zapatistas, niñ@s, hombres, mujeres ancianos y ancianas que haciendo dos
filas larguísimas nos dieron paso entre ellas y comenzaron a aplaudirnos con
una fuerza impresionante que todavía ahorita se me enchina la piel, parecía un
recorrido interminable, se me hizo eterno el tiempo hasta llegar un sencillo
auditorio de palos, madera y lámina (al otro día que recorrí este mismo tramo
por la mañana me di cuenta que no era tan largo) allí todavía siguieron los
aplausos ya con más luz vi a los compas de alrededor que empezaban a derramar
lágrimas de emoción y no era para menos, todos coincidíamos que era un
recibimiento inmerecido y que nadie allí había tenido uno así antes en su vida.
LA ESTANCIA
El Caracol de Oventic se convirtió en un jardín de niños y niñas
de todas las edades desde preadolescentes de 11 y 12 años hasta casi bebés de 1
o 2 años, convivieron solos con sus guardianes mientras nosotros los adultos
recorríamos todo el Caracol y platicábamos con los colectivos de trabajo, las
autoridades, los promotores de la salud, de educación en fin nos mostraron todo
y como dicen hasta la cocina y hablo
literalmente.
Convivimos con nuestros guardianes todo el
tiempo nosotros tuvimos 2: una jovencita de 17 años con una bebé de solo un año
y un jovencito de 16 recién egresado de la Secundaria Autónoma Zapatista, ell@s
nos trataron de explicar y responder todas nuestra dudas y nos cuidaron con
mucho empeño.
También convivimos con los demás guardianes y
guardianas estuvimos tratando de aprender hasta donde nos fue posible su lengua
(el tzotzil) y conocer lo más que fue posible su forma de vida, de resistencia
y de lucha.
Conocimos algunos compas promotores de educación
con un extraordinaria claridad y formación política algo así como los cuadros
más avanzados dentro del zapatismo que me dejaron con la boca abierta –en ese
momento por dentro decía como no tuviera mi hija un maestro o maestra como este
compa- su hospital me impresionó pero no la construcción ni los aparatos que
por cierto son muy básicos y algunos ya obsoletos para los actuales, lo
impresionante fue ver a indígenas que apenas si pueden hablar el español
manipulando las máquinas y explicándonos todo su sistema de salud usando
términos médicos que algunos ni conocemos.
Todo esto que les cuento ni yo lo creería si no
lo hubiera visto con mis propios ojos, esto es algo que los y las zapatistas
llaman reiteradamente en sus conversaciones cotidianas; autonomía y esto es
para ellos la libertad según los y las zapatistas.
LA DESPEDIDA
Los 5 días de recorridos por el Caracol de Oventic se fueron
volando el viernes por la noche teníamos que salir pero no sin antes pasar por
una fiesta y baile como ell@s acostumbran estábamos muy tristes de que esta
extraordinaria experiencia terminara tan rápido pero en pleno baile nos dijeron
que la salida sería hasta el otro día por la mañana.
Algunos lograron tomar el micrófono y despedirse, cuando digo que lograron tomar el micrófono no es por no nos dejaran hacerlo sino más bien fue que los que pudieron sacar la fuerza para hablar en un momento tan emotivo lo hicieron, nuestros votanes me dijeron que yo hablara pero les dije que no podría que mejor trataría de escribir después ya con la emoción controlada.
Algunos lograron tomar el micrófono y despedirse, cuando digo que lograron tomar el micrófono no es por no nos dejaran hacerlo sino más bien fue que los que pudieron sacar la fuerza para hablar en un momento tan emotivo lo hicieron, nuestros votanes me dijeron que yo hablara pero les dije que no podría que mejor trataría de escribir después ya con la emoción controlada.
Y eso es lo que acabo de hacer pero no con la
emoción controlada que al recordar la cara encapuchada de nuestros ya ahora
amig@s y herman@s zapatista llenarse de lágrimas por unos extraños que fueron a
convivir y vivir solo 5 días con ellos y ellas y que fue suficiente para
estrechar lazos tan profundos de amistad y compromiso me llena de emoción pero
también me implica una gran responsabilidad de seguir intentando día con día
cambiar esta realidad que hoy nos tiene en unas condiciones pésimas a casi
todos.
Lo que estos hombres y mujeres han logrado es
inspirador es realmente impresionante pero para quienes estamos por aquí en
esta geografía como dicen ell@s con todas las condiciones no tan desfavorables
como ell@s es un deber hacer por lo menos lo mismo que han hecho, mandar a la
chingada a este mal gobierno con todos sus putrefactas instituciones y sus
asquerosos partidos políticos y empezar a gobernaos nosotros y nosotras por sí
mismos.
Nunca más un México sin los y las zapatistas.
Nunca más un México sin los y las indígenas.
Nunca más un México sin nosotr@s.
KANTOLIBRE:
Espacio de comunicación comunitaria;
Independiente y autónomo.
E-mail: cantolibre75@gmail.com
Blog: http://kantolibre.wordpress.com
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Nunca más un México sin los y las indígenas.
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Adjuntos: Kantolibre N°
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Comentarios
Celebro que haya al menos algunos espacios en este país secuestrado, donde aún perciste la libertad y, con ello, la esperanza de que este estado fallido que es nuestra Nación, aún puede, quizás, tener algún remedio...
¡¡ Enhorabuena !!