México, DF: Jorge Barrera Jiménez, uno de los detenidos injustificadamente el 1DMX, sigue bajo proceso
Por
Heriberto Paredes Coronel
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Tuve noticia de Jorge a partir de las listas de detenidos que anunciaban a
los que permanecerían recluidos en el Reclusorio Norte (ReNo). Antes de este
momento no había reparado en él, no por desconsiderado sino porque la
brutalidad de aquellos días era alarmante y lo cubría todo.
Pero una llamada cambió la situación de
impersonalidad y dotó de una historia futura la relación con Jorge: una amiga
en común me contactó para pedirme ayuda en la difusión de su caso, para
explicarme que él, era un hombre de bien que había estudiado en la misma
escuela y en la misma carrera. Era un gran amigo y necesitaba que por todos los
medios se diera a conocer la injusticia que se cometía al no ponerlo en
libertad.
Poco a poco fui conociendo más sobre la vida de
Jorge, supe, por ejemplo, que tenía compañera y una hija pequeña a la que
quiere más que a todo en la vida; supe -y esto a través de una entrevista a su
compañera- que le gustaba correr y que era un buen lector. Supe que habíamos
compartido, sin saberlo en aquel entonces, los ideales y algunos episodios de
aquella lejana huelga universitaria de 1999-2000; a través de estas primeras
comunicaciones fui haciéndome un retrato de un Jorge que permanecía preso
injustamente.
A pesar de los intentos para ingresar a la
visita y conocerlo, su imagen no se desvaneció y se mantenía a través de las
palabras que su familia o que sus amigos me comentaban a la salida, en la
explanada de ese reclusorio. A partir de pláticas con nuestra amiga en común me
enteré también que Jorge era hasta el día de su detención funcionario público y
desde entonces no se me quitó de la mente lo complejo que puede ser vivir este
encierro y esta criminalización, junto con el dilema de tener que trabajar para
una institución y al mismo tiempo comulgar con ideas políticas de verdadera izquierda.
Sobrevivir bajo este dilema no es nada fácil y quien esté libre de pecado que
tire la primera piedra.
Pero tan sólo se trata de escribir un poco de
la persona que aún sigue en proceso penal y que corre el riesgo de ser
sentenciada negativamente, se trata de mostrar cómo ahora, a la distancia de
aquel encierro y nuestro encuentro sellado con unas cervezas, las cosas se
complejizan, se prolongan y se estancan. Su libertad total está determinada por
un sistema de justicia injusto. Haremos lo posible para que la realidad de
nuestro amigo sea la de una vida con las posibilidades aún por experimentar,
una vida sin condenas que purgar.
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