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Chiapas: indios cristianos contra indios cristianos (I, II y III) (Algo de historia para comprender conflictos en los Altos de Chiapas)


ALAI, América Latina en Movimiento
México, 2013-08-20

Un añoso conflicto de muchas aristas

Hace más de medio siglo: “En Oxchuc, los católicos quemaron el templo protestante en 1950 (…), pero el gobierno obligó a los católicos a reponer los daños. En cambio, en Chamula, en 1974, temiendo perder el control político sobre ese municipio, el gobierno apoyó la expulsión de los católicos liberacionistas y de los protestantes, por parte de las autoridades tradicionalistas. Esta actitud del gobierno desató una ola de expulsiones, principalmente de protestantes, en muchos municipios de Los Altos.”

(Juan Pedro Viqueira, 2002)

Antes de…

A mediados de la década de 1980, un pastor de una confesión religiosa no católica –a sabiendas que yo era un ateo declarado-, me invitó a ser padrino de bautizo de una de sus hijas en el rito católico. Fui a ver a Pablo, un fraile que es pura leña, para que bautizara a la niña del pastor. A sabiendas que el padre de la niña era un pastor y de que yo era un ateo declarado, aceptó. A la hora del sacramento estábamos frente a frente: el fraile, el pastor y el ateo bautizando a la niña. Como saben, en el rito hay que dar testimonio. Uno de ellos la fidelidad a la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Cuando el fraile nos pidió testimoniar nuestra creencia en su Iglesia, el pastor y el ateo contestamos: Sí creemos. El fraile no se contuvo y exclamó: ¡Ay Dios!

Yo tengo la versión de que los indios creen que con el bautizo, el alma y el cuerpo entran en armonía. Algo vital. Es un rito en el que forzosamente debe participar el sacerdote. Tiempo después le pregunté a Pablo por qué el pastor había bautizado a la niña en el ritual católico. Me contestó: no les somos extraños, no les somos ajenos.

Con el tiempo uno ve el conjunto de rituales que realizan los indios en sus iglesias y ermitas, muchos de ellos con la participación marginal o sin la participación del sacerdote. Actividades religiosas que se soportan en un jerárquico Sistema de Cargos de origen colonial y que constituyen el conjunto de las llamadas “Autoridades Tradicionales”. En 1992, los cargos “tradicionales” en Zinacantán recaían en 48 personas. En la estructura de Primer Grado aparecen los bankiletik: alcaldes, regidores, escribanos, los mayordomos Rey y el mesón. En el Segundo Grado, las mayordomías de sacramentos, santos, santas y vírgenes. En el Tercer Grado los alféreces de otros santos y vírgenes; 4 sacristanes son las Autoridades Internas y 4 personas las administrativas. Su labor es intensa. A lo largo del año realizan 18 festividades religiosas que corresponde, cada una, a un santo, a una santa o virgen; al carnaval, día de muertos o el nacimiento del Niño Jesús. Otros rituales son los que realizan en las montañas, cueva y manantiales. En San Juan Chamula la jerarquía religiosa, semejante a la de Zinacantán, en 1968estaba integrada por 80 personas.

Entonces, no faltó la oportunidad de preguntarle al fraile: ¿Los indios son católicos? Después de meditar un poco, su respuesta fue contundente: Católicos, apostólicos y romanos, estrictamente, no. Es muy probable que los cristianos no católicos de una docena de denominaciones, estrictamente, tampoco lo sean. Por ejemplo, un tzoztil chamula “evangelista” que se nació y creció en San Cristóbal le llegó el tiempo y se lanzó a los Estados Unidos, después de su retorno me comentó: “Cuando me fui a los Estados llevé al bankilal para que me protegiera en el camino”. Se refería al Hermano mayor del hombre que está en un tabaco silvestre que los indios preparan, mastican y tragan para obtener su protección. Además, vemos un ir y venir de confesión a confesión. Cuando a un musulmán de origen Sirio le pregunté de la vida y práctica del Islam – del sometimiento a Dios -, de los chamulas musulmanes me contestó: “Están aprendiendo”. Es decir, esos chamulas, estrictamente, no son musulmanes. Sin embargo, su religiosidad es profunda. En ese momento de la celebración que acerca a las y los indios a Dios, su postración, vocación y entrega es intensa, es total. No importa se están en la ermita, el templo o en la mezquita.

Dicho lo anterior, en este artículo hago uso de los conceptos de indio cristiano católico y no católico sólo para tratar de encuadrar a los actores en conflicto.

Comenzamos

¿Quién lo iba a pensar? ¿Quién lo iba a decir? Ahora son los indios cristianos no católicos los que despojan, destruyen templos, secuestran, golpean y amenazan con linchar a indios cristianos católicos y bases de apoyo del EZLN. ¡Bella teología! Lugar: en el Ejido Puebla del municipio de San Pedro Chenalhó. Para las bases de apoyo: San Pedro de Polhó. En contraste, el pasado 13 de julio más de mil indios cristianos no católicos de Alas de Águila y del Ejército de Dios marcharon por las calles de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas “exigiendo” tolerancia religiosa y el cese de las expulsiones en Los Altos de Chiapas, territorio tzotzil, de los hombres murciélago.

Es un conflicto que en la historia reciente de Los Altos de Chiapas data de medio siglo atrás y que muy probablemente tuvo como punto de partida en 1969, con el asesinato de la “única familia cristiana” en un paraje de San Juan Chamula y la expulsión de los agentes de pastoral de la Misión católica de ese municipio. La Misión católica había roto los acuerdos con los Principales de San Juan que desde 1950 tenían el control casi absoluto de los que pasaba en Chamula: los misioneros predicaron fuera del Gran Templo de San Juan y apoyaron la edificación de ermitas en algunos parajes, crearon una Cooperativa de Consumo Popular, fundaron una Caja de Ahorro Popular y denunciaron las arbitrariedades del caciquismo en Chamula, es decir, la Misión estaba desafiando y actuando contra los principales instrumentos de poder de los caciques de San Juan: a) La centralidad del poder simbólico del Gran Templo de Chamula y sus rituales; b) En contra de los medios de acumulación de capital: el monopolio del comercio, del transporte y la usura, y c) Del poder político del Ayuntamiento tradicional y del Constitucional.(Pablo Iribarren, Misión Chamula.1980). Los caciques se habían erigido como los defensores de la tradición y el costumbre para mantener su poder y privilegios. Un sistema que es, hasta la fecha, fuente de poder y acumulación de capital. Los defensores de la tradición y el costumbre en Chamula han cuidado de estar al día y diversificar sus inversiones económicas y políticas asociándose con las Empresas Radicales y estrechando su relación con la corriente Neoliberal que llevó a Peña Nieto al poder político en México.

La reacción del cacicazgo chamula fue brutal centenares de indígenas cristianos católicos y no católicos fueron arrojados de sus comunidades de origen. Una práctica inhumana de humillación, asesinatos, violación de mujeres, hombres y mujeres golpeadas, injustos encarcelamientos; se destruyeron bienes, ermitas e incontables viviendas. Los agresores contaron siempre con la complicidad de Ángel Robles y Pablo Ramírez, los indigenistas de la época, y con la omisión y complicidad de los gobiernos estatal y federal. Práctica que se prolongó hasta mediados de la década de 1990.

En 1971, con el gobierno de Luis Echeverría Álvarez, de Manuel Velasco Suárez y Samuel Ruiz como obispo de la Diócesis de San Cristóbal, el cacicazgo que se gestó con el general Cárdenas fue desplazado del poder municipal. Técnicamente se trató de un golpe de estado. Retornó y floreció la Misión en San Juan Chamula que dio continuidad a su proyecto de cambios económico/sociales/político/religiosos. Los indigenistas locales pronto advirtieron que si ese proceso se consolidaba sería un ejemplo en la región y el PRI perdería el control político de Los Altos de Chiapas. En 1973, con el apoyo gubernamental y de los indigenistas locales, los caciques recuperaron el poder político en Chamula. En 1974, cientos de cristianos católicos son expulsados. En 1976, las víctimas de la expulsión fueron cientos de cristianos no católicos.

La resistencia y la defensa

Para 1982, estimábamos que la población expulsada sumaba más de 3 mil personas. Ese año, con el apoyo y seguimiento de los Dominicos, fundamos el Comité de Defensa de los amenazados, perseguidos y expulsados de Chamula, la primera organización social que se ocupó de denunciar las violaciones a las libertades políticas y religiosas de los indios. La base de esa plataforma fueron los catequistas del Equipo Tzotzil. El 1984, el Comité de Defensa se sumó a la fundación del Consejo de Representantes de Los Altos de Chiapas (CRIACH) que continuó luchando contra el cacicazgo en Chamula. En el Consejo se forjó una alianza entre indios cristianos católicos y no católicos. El 7 de septiembre de 1984, el gobierno de Chiapas firmó un compromiso con el CRIACH. Se obligaba:

a) “Garantizar el regreso incondicional de todos los expulsados a sus respectivas comunidades y Municipios de Los Altos de Chiapas, en un plazo de 30 días,

b) Garantizar el pleno goce de los derechos de libertad de creencias en la inteligencia que la violación de los mismos será motivo para ejercitar acciones penales (…),

c) Evitar de manera inmediata y total las expulsiones de familias de sus respectivos parajes (…),

d) integrar a la mayor brevedad una Comisión en la que participen Dependencias Federales, Estatales y Municipales, así como diversas Representaciones de las Comunidades de los municipios de Los Altos de Chiapas para analizar las problemática (…) y buscar soluciones que garanticen la paz y la tranquilidad (…) así como que propongan programa de desarrollo Social, Económico, Político de la Región.

Pronto, los compromisos de los Tres Poderes del estado de Chiapas fueron letra muerta… y las expulsiones continuaron. Las protestas de los expulsados… también.

En julio de 1985, partió una comisión de 25 chamulas a la Ciudad de México para denunciar las expulsiones en San Juan. Durante 10 días con su vestimenta e instrumentos musicales tradicionales. Se manifestaron frente a Palacio Nacional, en el Hemiciclo a Juárez, en el Museo Nacional de Antropología e Historia, en la Casa del Lago, en el Instituto Nacional Indigenista y en la Secretaría de Gobernación. Esa Secretaría “recomendó” al gobierno de Chiapas atender el conflicto.

Presionado el gobierno de Chiapas, respondió con una práctica dilatoria y nombró una Comisión para los Expulsados Chamulas “que se encargaría de investigar si había expulsados o no”. ¡Hágame el chingao favor! El 29 de mayo de 1985, el Secretario de Gobierno, Daniel Sarmiento Rojas, entregó el informe de la Comisión al CRIACH. Según los datos obtenidos en 35 comunidades de Chamula, a esa fecha había 640 personas expulsadas de las cuales 546 vivían en San Cristóbal de Las Casas. Habían perdido 395 hectáreas de tierras, 314 viviendas y la población indirecta afectada era de 1,232 personas. Por su parte, el CRIACH, con los censos escolares de los asentamientos en las zona urbana y rural había registrado en 10 mil el número de expulsados y… las expulsiones siguieron y se generalizaron en Los Altos de Chiapas hasta alcanzar a unas 30 mil personas.

En 1988, el CRIACH fue la base para la fundación de la Organización Indígena de Los Altos de Chiapas, (ORIACH) en la que participaron indios de los municipios de Chamula, Chalchihuitán, Pantelhó, San Juan Cancuc, Chenalhó, San Cristóbal de Las Casas y Teopisca. Llegó el proceso electoral para elegir presidente de la República. Carlos Salinas envió a su avanzada con la oferta de los “compromisos de campaña” que firmó la ARIC Unión de Uniones y la Casa del Pueblo de Venustiano Carranza. El CRIACH acordó entregar en la ciudad de Las Casas, una carta donde se resumía el grave conflicto de las expulsiones y ahí que lo viera. El garridismo de Patrocinio se impuso y deshonró su palabra y compromisos con Samuel Ruiz de “resolver los problemas” y se propuso eliminar a toda oposición. Un año después Patrocinio González Garrido se encargó de descarrilar el proceso de organización. Los dirigentes de la ORIACH aceptaron la oferta política de tener una representación en el Consejo Indígena Estatal y de atender sus demandas económicas y… las expulsiones siguieron.

Con Patrocinio el cinismo y las expulsiones alcanzaron niveles de violencia sin precedentes. Para cubrirse las espaldas montó otro teatro, también, sin precedentes. En 3 abril de 1992, fue a San Juan Chamula donde fue recibido por 30 mil tzotziles en la gran Plaza Ceremonial. Les fue a anunciar su iniciativa de Ley que contemplaba:

“sanciones de prisión de cuatro a ocho años y multa de veinte a sesenta días de salario, al que mediante presiones físicas o morales, provoque o ejecute la expulsión de una o varias personas de la comunidad que tengan su domicilio habitual o transitorio, aduciendo razones políticas, religiosas o con la argumentación de diferencias en la observancia de las tradiciones, usos y costumbres comunitarias; independientemente que de dicha conducta resulten otros delitos tipificados en este código.”

Después el Congreso del Estado de Chiapas convocó a una “Audiencia Pública sobre las Expulsiones Indígenas y el Respeto a las Culturas, Costumbres y Tradiciones de esos pueblos” que se llevó a cabo los días 22 y 23 de Abril de 1992. A ese evento fueron invitadas como ponentes 45 personas: caciques, obispos, sacerdotes, pastores, intelectuales, defensores de derechos humanos, asociaciones civiles, empresarios, etc. Entre los invitados estuvieron: Socorro Zebadua de Cruz, Juan Pedro Viqueira, Felipe Arizmendi, Jacinto Arias, indio pedrano etnocentrista y doctorado en Pricenton, Pablo Salzar Mendiguchia, André Aubry, Jan de Vos, Andrés Fábregas Puig, Gonzalo Ituarte, Abdías Tovilla, Manuel Pérez Arias y su servilleta.

En la mesa redonda del 23 de abril Juan Pedro Viqueira advirtió: (…) mucho me temo que no se aprobara la Ley (…) esto sería interpretado por quienes promueven y organizan las expulsiones como una victoria suya, que se sentirían legitimados para continuar con dicha práctica”. Luego insistió y se pronunció sin recovecos para que el Congreso aprobara la Ley, expresión de “una condena clara y firme a las expulsiones”.

(Memoria de la Audiencia Pública sobre las Expulsiones Indígenas y el Respeto a las Culturas, Costumbres y Tradiciones de esos pueblos. 22 y 23 de Abril de 1992. Edición del H. Congreso del Estado de Chiapas. Mayo de 1992.)

Juan Pedro no se equivocó, de mayo a noviembre de 1993 los caciques lanzaron una brutal ola de expulsiones: en Amatenago y Aguacatenango del Valle 204 tzeltales fueron expulsados; en Las Margaritas fue asesinado un pastor presbiteriano; hubo agresiones en Zinacantán y 500 chamulas fueron expulsados de San Juan. Ese fue uno de los contextos cuando nos llegó la rebelión zapatistas.              

San Pedro se quedó sin entrañas

Como recordarán, en 1994, un grupo de cristianos no católicos creó el comando de autodefensa armado Guardián de mi Hermano por con el fin de defenderse y en su caso enfrentar a las bandas armadas de los caciques de San Juan. Los choques alcanzaron su máximo nivel con las matanzas del 11 de septiembre en Icalumtic y en Arvenza I, los días 18 y 19 de noviembre de 1995. En la primera cayeron tres cristianos no católicos, y en la segunda, por decenas los armados de los caciques. Desde entonces se las aguas se aplacaron considerablemente en Los Altos. Los cristianos no católicos vivieron con relativa calma, se asentaron con firmeza en sus parajes y construyeron, desafiantes, decenas de templos en Chamula. Uno de ellos en Arvenza I.

Mientras eso sucedía en San Juan Chamula, las tensiones en el municipio de San Pedro Chenalhó eran menores. A diferencia del férreo control del cacicazgo chamula, en Chenalhó se permitió la residencia del sacerdote católico y de familias ladinas en la cabecera municipal, y el establecimiento de las iglesias cristianas no católicas. Sus feligreses construían sus templos en relativa calma. Sin embargo, no faltaban conflictos en las aldeas. A principio de la década de 1980 vimos cómo se materializaban las diferencias, por ejemplo, en Chimix los fieles cristianos católicos se dividieron y pronto construyeron dos ermitas, es decir, no fueron precisamente diferencias religiosas las que provocaron la separación. Había diferencia y lucha en los liderazgos religiosos locales. Sin duda, esa lucha está en la base de los procesos de fragmentación de los parajes y contribuyó en los cambios de filiación religiosa. Tensiones y emergencia de nuevos liderazgos en las localidades que con el tiempo favorecieron el crecimiento de la feligresía en las iglesias cristianas no católicas. Los feligreses de los parajes formados en la tradición cristiana católica abandonaron ese campo y se fueron afiliando a las denominaciones cristianas no católicas.

Al parecer, medio siglo de trabajo pastoral del sacerdote, de las religiosas y de los catequistas no fue suficiente para mantener la unidad en las aldeas. Puede ser que la estructura jerárquica de la iglesia católica, la Palabra y sus rituales no respondían a las expectativas de todos los creyentes. Puede ser que las denominaciones religiosas cristianas no católicas de alguna forma respondieron a esas nuevas expectativas y sirvieron de plataforma a otros y nuevos liderazgos. Puede ser que, en esas condiciones, la política de administración de las iglesias en Chiapas y en la Diócesis de San Cristóbal de la Secretaría de Gobernación haya favorecido a las denominaciones cristianas no católicas con el fin de contener los procesos sociales que se venían gestando con la Teología de la Liberación.

El asunto es, que en el

Ejido Puebla

Del municipio de San Pedro Chenalhó y para las bases de apoyo zapatistas San Pedro de Polhó. ¿Notó la división en la localidad?… Mmmh… permítanme un paréntesis. Resulta que después del levantamiento armado y de la Masacre en Ajte’al se configuraron tres grandes grupos sociales que demarcaron su territorio y se disputaron a Mol Pedro, su Santo Patrón: Los pedranos oficialistas y partidistas, los pedranos de Las Abejas de Ajte’al y los pedranos del Municipio Rebelde de San Pedro de Polhó. Todos formados en la tradición cristiana católica. Yo sabía que los tres grupos tenían un su San Pedro, su Mol Pedro, y entonces pregunté qué había pasado. Un indio me contó que habían soñado que el San Pedro que vivía en la iglesia de la cabecera municipal de Chenalhó “se había quedado sin entrañas”, entonces los rebeldes habían levantado su iglesia y llevado a su Mol Pedro. Lo mismo hicieron Las abejas. Desde entonces hay tres Mol Pedro en ese municipio. Las Abejas, además consagraron la tierra que ocupaban y empezaron a venerar a la Virgen de la Masacre. Estaba frente a mis ojos la construcción de nuevas comunidades con sus respectivas filiaciones y proyectos políticos, económicos, sociales, religiosos, en fin, culturales. Sin duda, nuevas identidades. En la fragmentación, las/os tradicionalistas/oficialistas, Las Abejas, las/os zapatistas y las/os se cristianos no católicos se estructuran, reestructuran y consolidan. Los primeros en una continuidad relativa de la tradición, los segundos con la sacralización de la masacre, la lucha por la justicia y la fragmentación interna. De Las Abejas se han desprendido dos grupos que se seguían reivindicando como tales. Los terceros se consolidan como rebeldes y en la resistencia. Los del cuarto grupo fortalecen su proceso reivindicando el abandono de la idolatría. Ya no son hijos del Mol Pedro… ya no son pedranos. Ya no son de San Pedro Chenalhó, a lo mejor son simplemente del municipio de Chenalhó. ¡Ah! Los responsables materiales y cómplices de la matanza de Ajte’al siguen en sus comunidades afiliados a alguna de las denominaciones cristianas. Dos de ellos fueron a ver a su padre que murió en el exilio, en el campamento de Xoyeb. Un hombre piadoso que se había desplazado de su comunidad por el ataque de los paramilitares.

Dicho esto… regresamos. El asunto es, que en el

Ejido Puebla

Los fieles de las iglesias cristianas no católicas llegaron a ser la mayoría. Las Abejas y las bases de apoyo zapatistas la minoría. Entonces, en su momento, los cristianos no católicos actuaron exactamente igual que los “tradicionalistas” caciques de San Juan Chamula: El 29 de abril de 2013, 140 personas, encabezadas por sus autoridades, el Comisariado Ejidal, el Consejo de Vigilancia, el Agente Municipal, el Comité de Educación, Comité de Luz, Patronato de Obras y el Comité de Salud. Afiliados al PRI, al PRD y a diversas confesiones cristianas no católicas, muchos de ellos pastores de las mismas, invadieron parcialmente el predio donde se ubica la ermita católica. De esa forma interrumpieron los trabajos de remodelación del espacio católico. El 1 de julio los católicos continuaron con los trabajos y el 18 de julio los integrantes del Patronato de Obras del Ejido Puebla llegaron para demoler los avances de la obra. El 20 de julio, Mariano Méndez y Luciano Méndez, católicos y bases de apoyo zapatistas, y Juan López de la Iglesia Bautista, “fueron detenidos arbitrariamente, de manera violenta y con golpes”, argumentando que habían “envenenado el agua de la comunidad”. Según el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, Frayba, fueron arrastrados, los ataron de manos y el cuello en un poste; los amenazaron con rociarles gasolina y prenderles fuego. Los cristianos no católicos rodearon la ermita y mantuvieron cautivos a 35 católicos. Algo nuevo: las indígenas cristianas no católicas arremetieron a golpes contra Rosa Hernández, una mujer indígena católicas. Los tres hombres secuestrados y torturados en el ejido Puebla fueron llevados a San Cristóbal de Las Casas y entregados en la Fiscalía Especializada en Justicia Indígena y los acusaron de “envenenar el agua”. En un comunicado de la Junta de Buen Gobierno (JBG) de Oventik - que considera al Ejido Puebla parte del municipio Autónomo de San Pedro Polhó -, afirmó que “tiene en sus conocimientos que el problema empezó por motivos religiosos con católicos y no católicos y esa diferencia motivó a que llegara a graves problemas”. Demandaron el “cese inmediato del hostigamiento y amenazas de muerte” del Comisariado, de “otras autoridades comunitarias y de los integrantes de la iglesia evangélica” del ejido Puebla, “la inmediata libertad” de sus compañeros y denunciaron la complicidad de los tres niveles de gobierno con los agresores. (Ver: Acción Urgente del Frayba, AU No. 02, 20/07/13 y Comunicado de la JBG – Oventik, 22/07/13).

En San Cristóbal de Las Casas no se cantan pior las alabanzas, en

El ejido Los Llanos

De ese municipio, el pasado 13 de julio, más de mil indios cristianos no católicos marcharon por las calles de la ciudad, “Por la Paz y la Libertad Religiosa”. Exigieron “tolerancia religiosa y el cese de las expulsiones” en Los Altos de Chiapas. La protesta de los cristianos no católicos estuvo encabezada por la Organización de Pueblos Evangélicos de Los Alto de Chiapas que dirige Manuel Collazo y la formación religiosa denominada el Ejército de Dios fundada por el apóstol Esdras Alonso.

Denunciaron que: “110 indígenas evangélicos de las comunidades de Los Llanos y Yashtinin del municipio de San Cristóbal, de San Gregorio y Chilil del municipio de Huixtán, permanecen desplazados por motivos religiosos y acusados de no cooperar económicamente para la celebración de las fiestas católicas”. Efectivamente, ese ha sido uno de los argumentos recurrentes –injustos y arbitrarios-, para justificar las expulsiones. Sin embargo, también es recurrente que se corrompan los liderazgos políticos y religiosos y se manipulen los movimientos por tales libertades.

Por su parte, los ejidatarios católicos tradicionalistas de Los Llanos, el 24 de septiembre de 2009, enviaron un escrito a Juan Sabines, acusando al apóstol Esdras de “aprovecharse” de la “ignorancia de la gente”, “promotor satánico” y del “interés económico”. Acusaron a un ejidatario –seguidor de Esdras-, de “acumular maderas clandestinas”, denunciaron el arribo al ejido de “personas extrañas” para promocionar su “sexta” (secta). Por tal motivo despojaron de su parcela a ese ejidatario y la entregaron a “otros jóvenes que solicitan terreno para trabajar”. Los ejidatarios definen a la iglesia de Esdras como “religión de conflicto”, de “derramamiento de sangre”, de “divisionismo” y amenazaron: “no queríamos llegar a un grado mayor, (los) habitantes hombres y mujeres (llegado) el día 11 de octubre, si (los seguidores de Esdras) aún siguen profesando esa religión dentro del ejido de Los Llanos, usaremos nuestras propias leyes usos y costumbres (…). Exigieron que Esdras retire la demanda que hizo en su contra y advirtieron: “Y si no fuere así usaremos la fuerza mayor, nuestra inteligencia, rezamos ante la Virgen de Guadalupe por lo que nosotros somos menos protegidos ante la ley, manifestamos ante todas las autoridades y el público en general, (que) los enemigos de la gente indígena (son) ahora: Esdras Alonso González. Alfonso Díaz Jiménez, (la) subsecretaria religioso (a), y la procuraduría de justicia”. Se manifestaron por la “libre determinación de las comunidades” y se declararon “pueblo autónomo donde no se aceptan otras sectas”.

En medio de ese contexto local se intentó continuar con los proyectos de desarrollo turístico en el Sureste Mexicano. Uno de ellos, la autopista de San Cristóbal de Las Casas a Palenque. El trazo pasaba, entre otros poblados, por Mitzitón y Los Llanos. En 2010, para ir haciendo brecha, el gobierno de Juan Sabines se apoyó en el apóstol Esdras que contaba con una feligresía en varias comunidades del rumbo. El apóstol Esdras, como otros dirigentes, recibía una dieta mensual de 50 a 100 mil pesos de una partida que manejó la Secretaría General de Gobierno para el “apoyo a las organizaciones sociales”. Esdras negoció y repartió dineros entre sus fieles para apoyar el proyecto de la autopista. Los conflictos con la feligresía católica y su exclusión de reparto detonó el conflicto caracterizado erróneamente como “religioso”. Resultado, una treintena de fieles al apóstol Esdras fueron expulsados por los ejidatarios. El apóstol gestionó que el gobierno de Sabines destinara “recursos económicos para el apoyo de los expulsados”. Eso le permitió al apóstol Esdras “administrar” los dineros y “facturar lo que quisiera en gastos”, en complicidad de la encargada de recibir la “comprobación” de los “fondos de apoyo”. Por supuesto que la funcionaria recibía su respectivo porcentaje. De esa forma el apóstol Esdras sumaba dineros a la dieta mensual que recibía de la Secretaria cuyo titular fue Noé Castañón.

Se dice que con el desfalco y endeudamiento de Chiapas que se gestó durante el gobierno de Sabines –denuncia de Horacio Culebro Borrayas en la PGR, Averiguación Previa 008/2013, con la “venia” de Pablo Salazar-, la “bolsa de apoyos” se desinfló. Esdras se quedó sin dieta mensual y los expulsados sin apoyo. Eso explica que Esdras y Collazo organizaran el retorno de la población expulsada de Los Llanos el pasado 25 de junio. En el intento, ambos fueron retenidos, humillados, golpeados, rociados con gasolina y amenazados de ser linchados, por los ejidatarios cristianos católicos tradicionalistas de Los Llanos. Noé Castañón intervino y fueron liberados -junto con un delegado de la Secretaría de Gobierno- después que entregaron 1 millón 300 mil pesos.

El Príncipe de la Iglesia

En ese contexto el Obispo de la Iglesia Católica intervino. En entrevista publicada el 18 de julio Felipe Arizmendi declaró: “Chiapas no es un estado de intolerancia religiosa”, que “los pocos conflictos que han sido señalados como religiosos, son una mezcla de cuestiones políticas, agrarias y sociales”, “Son casos aislados… en Chiapas hay paz en general…”. “De nueva cuenta se está acusando a católicos de ser intolerantes con quienes practican una religión diferente, sólo porque los protestantes no quieren cooperar para las fiestas religiosas”. Sin embargo, el Príncipe de la Iglesia recurrió al gastado discurso de los antropólogos para explicar parte del conflicto: “Los pueblos indígenas son muy celosos de cuidar la ‘unidad’ comunitaria”. Defendiendo a su feligresía el obispo afirmó: “No es verdad que los hayan rociado con gasolina y que hayan intentado quemar a los evangélicos”. El comal le dijo a la olla… por ningún lugar vemos el ecumenismo.

Por lo pronto hay dos versiones del destino de los compañeros bases de apoyo y de Las Abejas que fueron puestos en libertad por la Fiscalía Especial Indígena en San Cristóbal de las Casas. Una es que no habían regresado al ejido Puebla, que unos se refugiaron en La Nueva Primavera y otros en el municipio autónomo de Polhó. Otra es que ya habían retornado al ejido.

Me parece que las iglesias y los gobiernos están a tiempo para evitar la escalada de los conflictos. Tienen los medios.

Indios cristianos no católicos radicalizados

¿No les digo…? cuando la burra es parda… Terminaba el II de esta serie con las versiones de la ubicación de las familias que se habían desplazado del ejido Puebla y advertía del riesgo de una escalada de violencia: “Una es que no habían regresado al ejido Puebla, que unos se refugiaron en La Nueva Primavera y otros en el municipio autónomo de Polhó. Otra es que ya habían retornado al ejido.  Me parece que las iglesias y los gobiernos están a tiempo para evitar la escalada de los conflictos. Tienen los medios”.

Después circuló la información de que algunas familias iban a retornar a su comunidad por su cuenta y riesgo pues las autoridades de los gobiernos federal y estatal no asumían su responsabilidad. El anuncio del retorno se hizo en las oficinas del Frayba mediante una conferencia de prensa (19/08/13). El intento de retorno fracasó pues un grupo de jóvenes beligerantes lo impidió. Los cristianos católicos iban acompañados por una caravana de grupos solidarios, de la prensa, del Subsecretario de Asuntos Religiosos y una patrulla de la Policía Estatal Preventiva (Frayba –AU- 20/08/13). Después corrió la información de que el párroco (ojo) indígena tzotzil de San Pedro Chenalhó había sido secuestrado y amenazado de linchamiento por los cristianos no católicos del ejido Puebla de cuando acudió a ese lugar a firmar un “acuerdo de distensión” junto con funcionarios de los gobiernos del estado y municipal . La acción urgente del Frayba denunció: “Detienen, golpean y amenazan de muerte en el ejido Puebla a Manuel Pérez Gómez párroco de Chenalhó” (Frayba – AU – 21/08/13). El cura católico tzotzil fue liberado después de que el ahora Subsecretario de Gobierno, Mariano Díaz Ochoa, “realizó un operativo en las inmediaciones del ejido Puebla, con más de un centenar de agentes de la Policía Estatal Preventiva.” El Frayba, “Informó que la diócesis de San Cristóbal solicitó la intervención de las autoridades para ‘rescatar’ al sacerdote y los funcionarios” 


El sacerdote fue liberado ayer 21 de agosto a las 23 horas, informó el director del Frayba.

Es muy probable que la decisión del retorno haya sido apresurada. Que no se haya valorado con claridad la situación concreta, sobrevalorado la correlación de fuerzas, ni creado las condiciones necesarias.  Como recordarán hace un poco más de dos meses, el 4 de junio de 2013, el Frayba dio a conocer la denuncia del “despojo que está sufriendo la comunidad católica de la Col. Puebla del terreno donde se encuentra su ermita”. Una de las primeras reacciones fue la peregrinación de los creyentes católicos en contra de la agresión y en apoyo a sus hermanos. El 1 de julio los creyentes católicos anunciaron reiniciar las obras de reconstrucción de su templo.


El 4 de julio el gobierno de Manuel Velasco liberó a 9 presos compañeros del profe Patishtán.  El 22 de julio la Junta de Buen Gobierno de Oventik denunció “la violencia contra Bases de Apoyo Zapatista en el ejido Puebla, Municipio Autónomo de San Pedro Polhó”.


El 23 de julio fueron liberados los tres ejidatarios acusados de envenenar el agua en la colonia Puebla. Más tarde, el 12 de agosto dio inicio la Escuelita zapatista y concluyó el día 17. Dos días después se anunció el retorno. Es muy probable que con la interlocución del Frayba con algunas autoridades del gobierno del estado  haya derivado en la intervención del Subsecretario de Asuntos Religiosos y la escolta de una patrulla de la Policía Estatal Preventiva a la caravana el día del retorno. Es probable que hayan valorado que la coyuntura era favorable. No fue así.    

Es común que nuestro marco de análisis nos lleve a concluir estas confrontaciones se deriven de la estrategia de guerra de contrainsurgencia, más aún, si el 10 de marzo pasado fueron puestos en libertad 15 involucrados más en la matanza de Acteal. Así nos queremos explicar todo. Si tenemos frente a nosotros el conflicto en el ejido Los Llanos donde son los cristianos católicos tradicionalistas los que expulsaron a una treintena de “evangélicos” seguidores de Esdras el “promotor satánico”. A lo mejor conviene construir otros escenario donde los actores locales actúan sin importar lo que suceda a su alrededor.

Para ejemplificar con un ejemplo muy lejano a la realidad alteña de Chiapas, me parece que a los agresores de los marinos mexicanos en Polonia les valió un cacahuate toda la política internacional de ese país y sus relaciones con México. Los agresores solamente vieron la invasión de sus playas por unos hombres de baja estatura y de piel morena. De la misma forma que a los creyentes no católicos del ejido Puebla les valió magres el entorno político y la interpretación de la realidad en la que se soportó el retorno frustrado, tan es así, que les valió magres agredir al sacerdote tzotzil de Chenalhó.

A lo mejor conviene recordar la frase del genial Don Durito de la Lacandonia: “El problema con la realidad, es que no sabe nada de teoría”.

P.D. ¿Será que en los calendarios de arriba se ha marcado la fecha para la liberación del profe?     

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