17/08/2013
Chimalaco,
Axtla de terras, San Luis Potosí
Palabras de la compañera Luz María Saldaña.
Soy avecindada de la comunidad y he sido
comisionada para traer esta palabra de la Comunidad nahua de Chimalaco,
Municipio de Axtla de terras S.L.P. a 14 de Agosto del año 2013.
Estimados hermanos del Congreso
Nacional Indígena, la nación Nahua de Chimalaco les manda un cordial saludo y a
través de este escrito queremos exponer lo siguiente, que como siempre hemos
sido objeto de injusticias de parte de dependencias del gobierno por quitarnos
nuestro territorio lo cual mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos
decidimos recuperar, desde el inicio de esta lucha fuimos encarcelados,
destruyeron nuestras rusticas viviendas pero no nos dimos por vencidos teniendo
las esperanzas de que organizados seriamos fuertes, formulamos la junta de buen
gobierno, trabajando la producción de las abejas, colectivamente recuperamos
milpas, fortalecimos las reuniones comunitarias para el buen manejo de nuestro
territorio también enseñando a nuestros niños la lengua materna para que tenga
una convicción diferente a la gente mestiza y cuidar a nuestra madre tierra que
nos da nuestro sustento y nuestra propuesta es la siguiente: hacer florecer
nuestras raíces, dejar de estarnos quejando de que nos apoye el gobierno,
fomentar el colectivismo en nuestras naciones, fortalecer el sistema de salud
en nuestra comunidad y también la educación.
Estamos aquí para cambiar el esquema
del Congreso Nacional Indígena para fortalecerlo y que salgamos adelante.
NUNCA MÁS UN MÉXICO SIN NOSOTROS.
ATENTAMENTE
Nación Nahua de Chimalaco
Pueblo
Kumiai, San José de la Zorra, Baja California
Breve mensaje de los hermanos Kumiai de San José de
la Zorra.
Queremos hacer saber a los compañeros y compañeras
reunidos en la Cátedra que los pueblos nativos de Baja California en especial
de San José de la Zorra, aunque no en su totalidad estamos y seguimos firmes en
la lucha por la recuperación, la protección y respeto de nuestras tierras,
nuestras culturas, nuestras aguas y bosques y todo lo que nos heredaron
nuestros dioses, nosotros somos los indios Mat tipay de la tiera.
Santa María
de Ostula, Michoacán, México
Al Congreso Nacional
Indígena
Al Ejército Zapatista de Liberación Nacional
A los Pueblos del Mundo
Al Ejército Zapatista de Liberación Nacional
A los Pueblos del Mundo
La comunidad indígena de Santa María de Ostula,
perteneciente al municipio de Aquila, en el estado de Michoacán, México, está
integrada por 49 encargaturas en un territorio de 19 mil hectáreas, reconocidas
en la resolución presidencial del 27 de abril de 1964.
Ante el violento despojo a manos de
ricos ganaderos mestizos de La Placita, Michoacán, propiciado por supuestos
errores técnicos en nuestro Plano Definitivo con el apoyo de los malos
gobiernos, decidimos organizarnos y luchar. En nuestra exigencia por que se
respete el territorio ancestral de nuestra comunidad, hemos sufrido de la
represión que inició el día 26 de julio de 2008 cuando fue violentamente
asesinado el comunero Diego Ramírez Domínguez, quien estaba a cargo de la
Comisión por la Defensa de los Bienes Comunales.
Ante tanta injusticia el 29 de junio de
2009 los indígenas de la comunidad de Ostula recuperamos una superficie de
1,300 hectáreas que mantenían en posesión 6 acaudalados terratenientes. Para
ello debimos reorganizar nuestra policía comunitaria y conformamos nuestra
Guardia Comunal, con el objetivo de proteger a nuestros comuneros y territorio
de los ataques con armas de alto poder por parte de grupos paramilitares
supuestamente ligados a bandas del crimen organizado, que tuvieron lugar el
mismo día de la recuperación de las tierras.
Después de ese día, comenzamos con un
supuesto proceso de negociación a través de la Secretaría de Reforma Agraria,
que de inmediato se hizo acompañar de una represión sin precedentes en nuestra
contra, iniciando con la desaparición de los comuneros Gerardo Vera Orcino y
Javier Martínez Robles, activistas en defensa de nuestras tierras.
El día 20 de abril de 2010, fue
secuestrado y desaparecido nuestro comisariado de Bienes Comunales Francisco de
Asís Manuel, quien encabezara la lucha por la recuperación del territorio.
Mientras el gobierno federal decía que
negociaba y escuchaba nuestro problema, alrededor de mil elementos de la
marina, ejército mexicano, policía federal y agentes estadounidenses catearon
casas de nuestra comunidad, detuvieron a varios comuneros y decomisaron armas
de la policía comunitaria y guardia comunal. Lo que no sabíamos es que unos
días después el 7 de mayo del mismo año entraría un grupo armado de alrededor
de 150 paramilitares para intimidar, amenazar y alterar la paz pública en la
cabecera comunal.
Mientras el gobierno decía que nos
respetaba, la marina realizaba encuestas en las comunidades para saber cuántos
hombres, mujeres, niños, vehículos y tiendas de abarrotes tenemos. Para nuestra
comunidad hubo una abierta estrategia contrainsurgente que fue operada no solo
por los malos gobiernos, sino por grupos paramilitares presuntamente ligados a
la delincuencia organizada.
El día 21 de septiembre de 2010 la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos dictó medidas Cautelares para
nuestra comunidad, que después se ampliaron para pedir que se dé solución al
conflicto agrario, que sigue siendo la principal demanda de nuestro pueblo, a
lo que el gobierno federal decía que tomaría cartas en el asunto, indemnizando
a los supuestos pequeños propietarios y tratar así de propiciar las condiciones
de paz.
Decía el mal gobierno que negociaba y
que decidiéramos si aceptar o no la propuesta de entregar una parte del
territorio recuperado a cambio de dinero, por lo que de acuerdo a nuestra
formas iniciamos una consulta interna en cada una de nuestras encargaturas. A
lo que el gobierno federal decía que en tanto no se concluyera no podría
proponer una solución al conflicto agrario mediante la Secretaría de la Reforma
Agraria. No logramos concluir la consulta porque mientras la realizamos costó
la vida a más de 10 líderes de nuestra comunidad. Cuando nos faltaba solo una reunión
para concluir la consulta, asistió una caravana del Movimiento por la Paz con
Justicia y Dignidad como observadores, sin embargo la consulta no se pudo
concretar pues la policía federal que venía escoltando la caravana, abandonó al
grupo y enseguida un grupo armado los emboscó, secuestrando y asesinando a Don
Trino, líder moral de nuestra lucha. Todo esto a pesar de las Medidas
Cautelares que mantenía la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Así, el gobierno federal, estatal y
municipal han facilitado que en la costa de Michoacán gobiernen abiertamente
las bandas de la delincuencia organizada, que buscan adueñarse de nuestros
recursos naturales como los minerales y maderas preciosas que han estado
extrayendo de manera clandestina, imponiendo los proyectos capitalistas de una
manera salvaje y sangrienta.
A la fecha hay un gran dolor en nuestra
gente, más de 30 asesinados, 4 desaparecidos y más de 100 familias desplazadas
que para proteger su vida han debido dejar la tierra que amamos y seguimos resistiendo
con dignidad manteniendo la vida comunitaria y la posesión de las tierras
recuperadas, pues si después de más de 5 siglos resistiendo no nos han
exterminado, no lo harán ahora.
Muchas gracias por escuchar nuestro
mensaje, dejamos un saludo respetuoso al Congreso Nacional Indígena, a la
Comandancia General del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, a los medios
de comunicación honestos y a la sociedad civil que acompaña esta Cátedra Juan
Chávez Alonso.
Muchas Gracias.
Comisión para la Defensa de los Bienes Comunales de
Santa María Ostula, municipio de Aquila, Michoacán
Palabras del
Profesor Francisco Reyes Morales (Pueblo Purepecha)
Chari sesikijimbo en´katzi ishua jaka llaminduecha.
Con el permiso de ustedes aquí presentes, con el
permiso de la Comandancia General del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional
del Congreso Nacional Indígena, de los adherentes de la Sexta Declaración de la
Selva Lacandona, Nacional e Internacional.
Aquí estamos los pueblos originarios de
todo el país que venimos desde muy lejos en el tiempo, aquí estamos todos los
indígenas y no indígenas olvidados, mujeres y hombres simples que no contamos
para los malos gobiernos emanados de los partidos políticos. Hablar de Tata
Juan Chávez Alonso es hablar de la defensa de nuestro territorios como
naciones, tribus, comunidades y barrios, las condiciones que padecemos todos de
despojos, destrucción de la madre tierra, explotación, desprecio y humillación
por el sistema capitalista. La memoria nos une como pueblos, en este proceso de
lucha, de toma de conciencia y despertar de nuestro pueblos originarios,
hombres como Tata Juan Chávez Alonso que lucharon porque no desaparezcamos como
pueblos, vale la pena ofrecer con amor y sacrificio nuestra vida a tan digna
causa y han sido siglos de engaños y esperanzas vanas de empobrecimiento,
corrupción y miseria provocando por los ricos coludidos con los malos
gobiernos, es tiempo ya que seamos ahora los arquitectos de nuestro propio
destino, luchemos la nación entera por un nuevo país, donde quepan muchos
mundos, hagamos nuestro propio camino, busquemos formas de convivencia
racionales y desarrollo equilibrado, sin implicar la destrucción de nuestro
medio ambiente, es lo que necesitamos la humanidad entera, para el modelo
neoliberal que quiere quitarnos las fuentes de subsistencia para someternos,
quitarnos los saberes de nuestra producción de alimentos y nuestra vida
comunitaria, que es la base de la resistencia. Tata Juan, tu partida nos duele
hasta el fondo del corazón, eres un pilar el seguir por nosotros los pueblos
originarios.
NUNCA MÁS UN MÉXICO SIN NOSOTROS
Irieta
Púrepecha. (pueblo Purepecha).
Palabras de
Octavio Ignacio Castillo [delegados del pueblo phurÉpecha de Michoacán]
A todas y todos ustedes con el debido respeto.
Hermanas y hermanos habitantes de tierras insurgentes, pueblos originarios
esencia y color del México primero. Sociedad civil mexicana y de más allá de
nuestras fronteras, para ustedes todos los aquí presentes un saludo franco de
admiración y respeto de nosotros delegados del pueblo phurépecha de Michoacán y
por lo tanto de Nurío, cuna y hogar que fue de uno de nuestros hermanos
mayores, que con su ejemplo digno palabra y pensamiento nos ha traído a con
ustedes todos nosotros. En un antes como luego decimos en nuestro pueblo, damos
gracias a la comisión de jóvenes habitantes de la ciudad de México, que con
precisión, valentía y más velocidad hicieron posible nuestra llegada a tiempo a
esta Universidad de la Tierra, un reconocimiento a ellos propiamente.
Nuestra palabra conlleva matices de
pesar y esperanza, pesar por la desaparición física de nuestro hermano y gran
maestro Juan Chávez Alonso y esperanza de que con su ancestral sabiduría
inmortalizada, logremos dar un paso más hacia uno que fue su más grande anhelo,
reconstruir desde sus cimientos la gran nación p'hurépecha, sin dejar de lado el
mismo anhelo que compartió con lo demás pueblos originarios de México y el
mundo.
En ocasiones se dice que las palabras
sobran ante los hechos, solo que ahora en el homenaje que se le celebra las
palabras faltaran para describir ante ustedes la labor que este hombre realizó
en su vecindad con este mundo. Labor que inició desde muy temprana edad a favor
del pueblo en que nació y amó. Siendo lo que fuimos para con él, en no pocas
ocasiones, nos compartió su palabra, experiencia y entendimiento de la realidad
que nos oprime hoy como pueblos originarios. Teniendo claro que mucha más de su
digna labor la realizó a favor de otras tierras, otros hermanos, otros mundos.
Dejamos esa palabra a otros que con él caminaron.
Por lo que a nosotros toca, resumo
brevemente lo que de él conocimos de palabra y obra: Inició poniendo el acento
a la lucha por la recuperación de tierras comunales enajenadas con plan
orquestado por terratenientes municipales, lucha que inició cuando fue testigo
presencial de un acto de abuso a la dignidad de la mujer p'hurépecha, en el que
un terrateniente, dueño de la cosecha impidió cumplir la tradición de regalar
un chiquihuite de maíz a las comideras, pisando con su bota la mano de la
esposa del mediero –como se llamaba a quien sembraba tierra ajena-.
Enfrentó el acoso de autoridades
judiciales y agrarias corruptas en compañía de un grupo de valientes compañeros
que purgaron penas condenatorias por estos hechos. Demostrando su amor por la
madre tierra, organizó y realizó plantaciones forestales locales y regionales,
reforestaciones que hoy en día conserva y aprovecha la comunidad en todo su
entorno.
Y qué decir de su lucha por establecer
centros educativos que impartieran enseñanza en nuestra lengua en primer término
y no propiciar la extinción de ella, desde las aulas, su sacrificio fue en
aumento conforme más entendía el proceder del sistema opresor, cambió las
formas de pelear entre comunidades vecinas y hermanas por la posesión de
tierras comunales, motivando la construcción en la comunidad de la primera
unidad deportiva regional con la idea de fomentar una convivencia y competencia
sana entre todos los pueblos vecinos. Continúo su incansable labor recorriendo
las cuatro regiones que componen la nación p’urhépecha logrando fundar en la
comunidad la primera escuela secundaria técnica de la región, misma que inició
labores albergando estudiantes de comunidades aledañas y de más lejos que
contaban con pocas posibilidades de estudiar por sus precarias condiciones económicas.
Sin detenerse, continuó con su proyecto educativo alterno “Nuriohuen” educación con rumbo y respeto a la madre tierra,
proyecto inconcluso por la intromisión del sistema educativo estatal y el
desentendimiento de autoridades locales –debemos reconocerlo-, prosiguió por
las cuatro regiones del pueblo purépecha orientando la aspiración de establecer
otro u otros centros educativos de nivel superior, gestión que motivó la
fundación del Instituto Tecnológico Superior P’urhépecha, establecido en territorio
de la comunidad de Cherán. Asimismo obtuvo la anuencia de la mayoría de las
autoridades purépechas para fundar la Universidad Autónoma Verdadera de
Michoacán misma que terminó estableciéndose en territorio de la comunidad
hermana de Pichataro que por diversas razones y opciones no se concluyó en Nurío.
Como anticipamos falta la memoria y las
palabras para completar la exposición de la obra y pensamiento de este luchador
social que ahora en la inmortalidad de su ancestral sabiduría se ha colocado su
imagen en nuestra jefatura y sala de consejo a lado de héroes de la talla de
Zapata, Morelos e Hidalgo, con las reservas, queda pues para nosotros, los que
le sobrevivimos un ejemplo a seguir y una gran tarea que cumplir. Sin agregar
más palabras que se reducen ante los hechos le saludamos hoy aquí en la
Universidad de la Tierra en San Cristóbal de las Casas a 17 días del mes de agosto
2013.
Palabras de
Juan Chávez Alonso Rodríguez
Hermanas, hermanos
Muy buenos días tengan ustedes, reciban un saludo
cordial del pueblo p’urhépecha. Saludamos a la Comandancia General del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional, al Congreso Nacional Indígena, a la sociedad
Civil Nacional e Internacional aquí presentes.
Nuestro hermano mayor, Juan Chávez
Alonso quien físicamente no está presente con nosotros, pero su pensamiento, su
digna sabiduría, su corazón se encuentra en cada uno de nosotros.
Quiero compartir los momentos en los
que con él siempre compartimos en la vida, nos enseñó el aprecio por la madre
Tierra, el valor que tiene nuestro maíz sagrado, el aprecio a todo el hábitat,
los bosques los ríos, las plantas, los mares, los minerales, todo lo que
compone un territorio verdadero de los pueblos originarios de este planeta
Tierra.
También nos enseñó a fortalecer nuestra
cultura verdadera, de seguir siendo los pueblos que somos, de saber ejercer
nuestros derechos, a la libre determinación en base a la autonomía para poder
decidir nuestro destino, en beneficio de nuestras necesidades, tomando en
cuenta todos estos deseos que él anhelaba están reflejados en los Acuerdos de
San Andrés Sacamch’en de los pobres firmados por el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional, el Gobierno Federal y la Cocopa en el año de 1996.
Por la reconstitución integral de los pueblos
originarios.
“NUNCA MÁS UN MÉXICO SIN NOSOTROS”.
Palabras de
Fortino Domínguez [zoques de Jalisco]
17 de
agosto de 2013, CIDECI Universidad de la Tierra, Chiapas.
Humanidad Saya akuit. Buenas tardes
humanidad. Reciban un caluroso saludo desde nuestros corazones.
Con el permiso de mis mayores y con la
autorización de los hombres y mujeres zoques que ahora vivimos en Jalisco voy a
tomar la palabra. Mi nombre es Fortino Domínguez Rueda, zoque de Chapultenango
y desplazado a la ciudad de Guadalajara.
La historia de los zoques del norte de
Chiapas, México es de una cuenta larga. Estamos presentes en estas tierras
desde los primeros días de la Mesoamérica profunda. Una de tantas es la de los
zoques de Chapultenango, mismos que hemos padecido desde hace más de 500 años
el proceso de conquista y exterminio. Padecimos terriblemente el proceso de
conquista europea, la brutalidad del período colonial, la supuesta
independencia y la revolución mexicana. Lamentablemente las últimas décadas no
han sido nada fáciles. Para ello, basta recordar la terrible experiencia de la
erupción del volcán Chichón, nombrado erróneamente por Jacobo Zawludoswki como Chichonal.
La fiesta de la piowachuwe “tomó por sorpresa” a las instancias
gubernamentales del Estado de Chiapas que hicieron caso omiso a las voces de
alerta que los zoques articulamos con mucho tiempo de anticipación. Por
ejemplo, hacia 1964, la actividad volcánica comenzaba a ser muy notoria en la
zona. Los pobladores de los alrededores del volcán observaron que desde
numerosas grietas de las laderas se despedían gases y por mucho tiempo
persistió un fuerte olor azufroso. Una cresta del cono del Chichón se incendió
y los temblores no cesaron durante los cinco años siguientes. Entre enero y
marzo de 1982 las cosas se recrudecieron. Ocurrieron entre 30 y 40 temblores.
Esto presagiaba un presente nada alentador para los zoques serranos.
Desafortunadamente, el 28 de marzo de ese año, el volcán Chichón entró en
fase eruptiva, arrojando material piroclástico a una distancia de 37 mil
kilómetros cuadrados y a una altura de 17 kilómetros. Semejaba un inmenso hongo
de más de 100 kilómetros de diámetro, devastando vegetación, campos de cultivo
y 14 poblados que se encontraban a 12 kilómetros a la redonda, principalmente
los poblados de Chapultenango, Guadalupe Victoria, Esquipulas Guayabal y
Francisco León.
El volcán tuvo tres fases eruptivas
hasta el 4 de abril de 1982. El área más dañada fue de diez kilómetros de radio
a partir del cráter, en la que desapareció toda existencia de vida animal y
la población que no logró salir falleció atrapada por la lava del volcán.
Las tierras quedaron incultivables esto repercutió en daños ecológicos y
económicos para las poblaciones que realizaban práctica agrícola de
monocultivos como medio primario de subsistencia. La muerte y la desolación
hicieron presa de la población zoque asentada en el norte de Chiapas. El
desastre afectó un total de 35 mil 599 hectáreas; las restantes 2 mil 133 de
propiedad privada -cultivadas de maíz y café-, así como las tierras designadas
al ganado, también colapsaron. Los daños económicos fueron valuados en más de
117 millones de dólares, principalmente en los municipios de Francisco León y
Chapultenango. Un total de 22 mil 351 personas de siete municipios fueron
evacuadas de la zona, de las cuales 15 mil fueron albergadas temporalmente en
37 sedes distribuidas por Villahermosa, Cárdenas y Huimanguillo, en el estado
de Tabasco; y Pichucalco, Ixtacomitán, Bochil y Tuxtla Gutiérrez, en el estado
de Chiapas. Por su parte, el censo del Instituto de Geografía de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) reveló que las familias afectadas ascendían
a 9 mil 451. Extraoficialmente, entre mil 770 y 2 mil personas perdieron la
vida durante las tres erupciones del volcán, lo que trajo graves consecuencias
para los afectados, por el abandono de sus tierras y el desplazamiento forzado
hacia otras regiones de contextos culturales y ecológicos diferentes a la
región zoque del norte de Chiapas.
Muchos zoques fueron
reubicados-desplazados por el gobierno en diversos municipios de Chiapas, otros
más, migramos a los estados de Jalisco, Veracruz, Distrito Federal, Quintana
Roo y desde hace 15 años muchos compañeros han partido hacia Boston,
Massachusset en los Estados Unidos. A estas alturas el desplazamiento y
estancia zoque en los diversos puntos de llegada comienza a adquirir un rostro
multifacético, pero todo ello marcado por un creciente contexto urbano.
El presente urbano zoque.
A más de tres décadas, la situación de los zoques
afectados por la erupción y desplazados de nuestro territorio ancestral no ha
cambiado mucho. El acceso a la salud, vivienda, trabajo digno y calidad de vida
se han esfumado como las fumarolas del volcán. Las condiciones de vida en los
nuevos puntos de residencia (rural y urbana) demuestran que todo cambió para
seguir igual, ya que la exclusión y el racismo siguen operando como ordenadores
sociales que determinan nuestro presente. Aquí vale la pena decirlo con todas
sus letras, en el México de ahora el color de la piel sigue siendo un elemento
de diferenciación y excusa perfecta para despreciarnos y humillarnos. Nosotros
sabemos que todo ello tiene una lógica para deshumanizarnos, sin embargo, no
podrán ya que la resistencia y la humildad de lucha habitan entre los hombres y
mujeres zoques.
Nuestro territorio se colapsó y ahora,
desde diferentes calendarios y geografías, estamos reconstruyéndonos. Los fenómenos
naturales como las erupciones volcánicas, el desplazamiento forzoso de
damnificados, las reformas neoliberales al artículo 27 y los diversos procesos
migratorios, han reconfigurado la cultura e identidad de los zoques.
Sin embargo, la digna rebeldía se ha
mantenido. Un ejemplo es el proceso organizativo que desde el 2007 llevamos a
cabo los zoques residentes en Jalisco. Este proceso se ha unido con el de los
compañeros zoques que actualmente residen en Chiapas. Es así como en el 2012,
en la conmemoración de los 30 años de la erupción del volcán, juntamos la
palabra de los zoques residentes en Chiapas, Jalisco y Veracruz, mediante un
enlace virtual. Con ello buscamos echar la palabra e intercambiar experiencias
de lucha para la reconstitución de nuestro pueblo. A la par, los compañeros
zoques de Jalisco hemos participado en las reuniones del Congreso Nacional
Indígena región Centro – Pacifico. La razón principal para participar en este
espacio de lucha es que la defensa de la madre tierra es fundamental, y
nosotros que fuimos arrancados de ella, sabemos a cabalidad las consecuencias
así como el dolor que ello provoca en nuestros corazones.
Por todo lo anterior, los zoques que
vivimos en la diáspora apuntamos a construir una sociedad que reconozca la diversidad
de los diversos; una sociedad que entienda la importancia de reconocer a los
pueblos indios como sujetos de derecho, aun cuando su territorio ancestral esté
devastado y en proceso de reconstrucción. Que no nos juzguen por ser
desplazados. Que entiendan que no existió otra salida más que el éxodo forzoso.
Como dicen los compañeros zapatistas: somos de antes, sí, pero somos
nuevos. Tanto así, que estamos juntando nuestros pasos con otras y otros.
Ahora sabemos que habitar en la ciudad puede convertirse en un elemento que
puede ayudarnos en el proceso de liberación de nuestros pueblos. Debemos sumar
esfuerzos y así proclamar a cabalidad la frase del Congreso Nacional indígena:
Nunca más un México sin nosotros, nunca más sin los hombres y mujeres que del
color de la tierra somos.
Yuskuroya
Gracias
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