¿NUEVOS GRUPOS?, ¿NUEVAS GUERRILLAS?, 2ª Parte (por Jorge Lofredo, Centro de Documentación de los Movimientos Armados)
por Jorge Lofredo
Miércoles, 31 de Julio de 2013
http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/64442-¿nuevos-grupos?-¿nuevas-guerrillas?-2.html
Una mirada retrospectiva a la historia reciente indica que los distintos
anuncios que refieren al surgimiento de nuevos grupos armados generan
duda, desconfianza y sospecha antes que la posibilidad concreta de enfrentar
una nueva vertiente de oposición, disidencia o estrategia revolucionaria. Sin
ánimo de reiterar un trabajo anterior (v. “¿Nuevos grupos?, ¿nuevas guerrillas?”, en la página del Centro de
Documentación de los Movimientos Armados
<http://www.cedema.org/ver.php?id=5747>),
la premisa fundamental que rige al presente es que el peor escenario, en
cualquiera de las circunstancias posibles, es el del enemigo invisible,
aquel que no se le conoce ni del cual tampoco es posible saber ni admitir su
existencia; y ello debido a que la funcionalidad de los textos que presentan, o
representan, no aclara el objetivo que procuran alcanzar; ya que para este tipo
de organizaciones siempre será necesario e imprescindible que coincidan
palabras y hechos.
Tanto como genuina expresión de inconformidad
política-social o como argumento implantado para desviar el eje fundamental de
un conflicto en desarrollo y revertirlo en expresión subversiva, esta situación
que hoy se presenta puede asumirse desde múltiples lecturas. Una entre otras
implica la disparidad de fuerzas entre un poder local y cualquier comunidad,
pero esta última apela a una representación armada inexistente para esgrimir un
poder que no tiene o que aún no alcanzó a adquirir; otra es que cuente ahora en
forma efectiva con ese poder y su anuncio formará parte de la intención en
revertir la actual asimetría de poder. Una tercera es que el recurso armado no
es tal, pero se reafirma su existencia para dividir a la comunidad o bien para
aislarla y así alcanzar a sojuzgarla. Una más refiere a la táctica/estrategia
de un grupo armado real que se presenta con diversos nombres bajo obvias
cuestiones de seguridad, por un lado, o bien para representar una lógica más
extendida de inconformidad social y política, por otro. Para cualquier caso, la
referencia es tanto a una comunidad como al movimiento popular, mientras que
por grupo armado no debe asimilarse en forma automática a guerrilla sino a todas
las demás expresiones que dirimen sus términos exclusivamente a partir del uso
de armas. La diferencia entre grupo armado, que apela al terrorismo
indiscriminado, y guerrilla es que sólo esta última requiere de argumentos
políticos indispensables para justificar su actuación que, y si así no fuese,
perderá su condición de tal.
—1—
Es posible tomar como primer ejemplo de estos grupos efímeros -aquellos
que aparecen y desaparecen en un mismo momento y circunstancia o bien que no
pueden sostener a lo largo del tiempo los argumentos con los cuales cobraron
vida— a quien, finalmente, no puede ser considerado con estas mismas
características. Cuando todavía se desconocía que el Comando Popular
Revolucionario La Patria es Primero formaba parte de Tendencia Democrática
Revolucionaria (TDR), desprendimiento del Ejército Popular Revolucionario
(EPR), se adjudicó el ajusticiamiento —por recurrir a la terminología
revolucionaria— de José Rubén Robles Catalán en Acapulco, era poco probable
considerar este hecho como parte de una circunstancia que tuviese referencia en
un atentado político y, menos aún, con la posibilidad real de que un grupo
signado por lo ideológico fuese su autor. Sin embargo, poco tiempo después se
darán a conocer los pormenores de su ejecución como así también la lógica
impulsada hacia el interior y hacia fuera del movimiento armado mexicano, pues
a la víctima se le comprobó (y no sólo por grupos armados) una participación
directa en la matanza en Aguas Blancas. Este mismo grupo será, tiempo después,
el que se adjudicó otro hecho semejante pero ahora contra Miguel Ángel Mesino,
líder de la Organización Campesina de la Sierra Sur y por lo que le valió el
mote de paramilitar por parte de esta organización social que, bien vale
recordarlo, fue la castigada en aquella masacre.
Todo esto sirve para estimar a cada anuncio
respecto a su genuinidad o no y cuánto tiene que ver la valoración tanto
objetiva como subjetiva que se esgrime de sus acciones a futuro; y, además, si
éstas tienen lugar o en cambio sólo se continúan a través del silencio o
desaparición. No es lo mismo, para el caso, considerar este ejemplo junto a
otros que se han ido reproduciendo y tras lo cual no volvieron a ofrecer
respuesta ni respaldo a sus primeras y a menudo únicas comunicaciones. No
obstante, y volviendo al punto nodal de la cuestión, no significa tampoco que
la continuidad de los textos vuelva genuina a una organización: hace falta que
sus dichos y hechos establezcan una referencia coherente entre sí y con lo que
aducen representar a través de sus párrafos. Por ello, ni uno ni lo otro sirve
para desmenuzar la realidad que embarga en sus iniciativas, como así tampoco
pueden considerarse idénticas a cada una de ellas aunque las contenga una
situación similar. Una simple enumeración —aunque enfrentando el riesgo de no
poder alcanzar un listado exhaustivo y menos aún definitivo— ayuda a correr el
velo de invisibilidad que las embarga y además para conocer sentar un
precedente sobre esta forma de intervención en el escenario político mexicano.
Se hace necesario remarcar que corresponde excluir del mismo a los grupos
anarquistas, que por lo menos desde 2009 a la fecha han cobrado notoriedad
diversa ya que es posible establecer un patrón delimitado acerca de ellos, pues
la diversidad de siglas, su inconexión, su actuación en número ilimitado, sus
motivaciones y la existencia fugaz determinada de antemano de las células está
orientada hacia otros objetivos, los cuales no alcanzan a ser especificados en
el presente.
—2—
Un breve repaso, a modo de recuento de siglas, alcanza para apuntar el
siguiente nomenclador bajo algunos ejes primarios.
— Repetición de siglas que en apariencia no
tienen que ver una con otras: Sumado al caso del ya mencionado ELN, también
puede mencionarse al ERS oaxaqueño, que emitió su primer comunicado en 2001,
con el guerrerense, cuyo texto se fecha en diciembre de 2009. El primero se
denomina Ejército Revolucionario del Sureste a diferencia del último que
se llamó del Sur. También, para el caso, vale la mención de la Triple
Alianza Guerrillera Indígena Nacional (TAGIN) utilizada en distintas ocasiones
y que, más aún, ésta estuvo conformada por distintas organizaciones, en
diferentes ocasiones y con fines específicos determinados, pero también
disímiles unos de otros. En Oaxaca, se hicieron conocer varios comunicados de
FAS, con distinto tenor y en un lapso más prolongado en comparación al resto
(entre 2007 y 2012). En una ocasión se denominó Frente Armado del Sur y en otro
Fuerzas Armadas del Sur. Lo destacado aquí es que en un mismo comunicado se
llamaron a sí mismos en forma indistinta.
— Siglas contemporáneas semejantes: El
caso más notorio fue el de la Organización Revolucionaria Armada del Pueblo de
Oaxaca (ORAPO) que en pleno conflicto social detonó unos petardos en el centro
de la ciudad, asemejando fonéticamente sus siglas a las de la APPO. Pero
también se supo del Comando Jaramillista de la Región Oriente, que apareció en
2004 después que de las acciones político-militares del Comado Jaramillista
Morelense, integrante de TDR. En este mismo sentido, se suman los ejemplos del
Ejército Revolucionario Insurgente Popular (ERIP), el Ejército de los Pueblos
Indios (ERPIS) y el Ejército Justiciero del Pueblo Indefenso (EJPI), todos de
notable semejanza con el ERPI, Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente.
Junto a ello cabe mencionar el del caso más reciente, ERP (Ejército
Revolucionario del Pueblo), que se dice desprendimiento del EPR. Capítulo
aparte merece el Ejército Villista de Liberación Nacional (EVLN), que fue utilizado
en dos ocasiones distintas (primero en Aguascalientes), pero que después sirvió
para provocar la caída de la primera cúpula del ERPI y, además, con el que se
prestó a confusión por su parecido con el Ejército Villista Revolucionario del
Pueblo, EVRP, ruptura del EPR.
— Utilización de las mismas figuras
históricas: Varios son los grupos que recurren a una misma figura histórica
para asumir un posicionamiento público. El caso más destacado es el de Flores
Magón. Aparecen así el Ejército Popular Magonista de Liberación Nacional, el
Movimiento Armado Revolucionario Ricardo Flores Magón, ambos en el mismo 2012,
aunque uno en enero y el otro en diciembre, y donde cada uno señala que se
trata del primer comunicado de la respectiva organización. En el caso de la
denominación Movimiento Armado Revolucionario vale aclarar que ya hubo
de ser utilizada en 2006 en Oaxaca, aunque sin la referencia histórica. Además
de ellas, no debe olvidarse a otras organizaciones que no son efímeras,
como las Milicias Insurgentes Ricardo Flores Magón, la Unidad Popular
Revolucionaria Magonista o el Comando Magonista de Liberación, las cuales estas
últimas pertenecen a las estructuras de TDR y, ahora, de la Coordinación
Revolucionaria.
— Recurrencia militarizada: El término Ejército
se impone en la mayoría de los casos en lo que refiere a la adopción de un
nombre organizativo, al cual refieren en 21 ocasiones sobre un total de 57. En
seis veces apelaron a Movimiento, en otras tantas a Comando,
cinco veces a Frente y es al menos llamativo que entre las que
concitaron apenas dos menciones son Célula y Red, en tanto que
una sola refiere a Organización. Por su parte, Revolucionario, Armado,
Popular/Pueblo, Liberación, Nacional e Insurgente/Insurgencia
son los denominadores comunes en la mayoría de los casos, aun por sobre México/Mexicano
o Socialista/Socialismo.
— Año y lugar de aparición: De cincuenta
y siete ejemplos que dan a conocer su primer texto o mencionan su primera
acción, puede discriminarse la tabla siguiente: Una en 2013, cuatro en 2012,
cuatro en 2011, cuatro en 2010, siete en 2009, cinco en 2008, cinco en 2007,
cinco en 2006, tres en 2005, dos en 2004, dos en 2003, ninguno en 2002, dos en
2001, dos en el 2000 y nueve entre 1996 y 1999. No obstante, respecto al lugar
de mención, la tabulación establece que el orden es Guerrero, Oaxaca, República
Mexicana, Chiapas, estados del norte de la República y no determinados (desde
algún lugar, estamos en todos lados, en todo el país y en
toda la república son las menciones habituales).
—3—
Se corre el riesgo de involucrar en un mismo lugar fenómenos emergentes
procedentes de situaciones disímiles; sin embargo, el denominador común es que
la totalidad de ellas se presentan como organizaciones armadas revolucionarias.
Ahora bien, que no haya vuelto a saberse de ellas, ¿significa que decidieron
sumergirse en una clandestinidad estricta o, por el contrario, son
inexistentes?; y con estos elementos reunidos, de cualquiera de las dos
maneras, ¿es posible considerarlas tales como se presentan a sí mismas? Usadas
por el narco, por conflictos pre/poselectorales, en el contexto de conflictos
sociales, en la dinámica político-militar, como táctica para marcar
bases de organizaciones insurgentes, o por cualquier otra razón, lo cierto es
que su aparición siempre generará desconcierto antes que la afirmación por
alguna nueva forma de expresión armada.
Finalmente, y volviendo a lo mencionado más
arriba, sólo cuando el reclamo escrito y las acciones que se emprenden en pos
de ese objetivo se correspondan íntimamente entre sí y con el contexto en el
cual surgen, se disipará toda duda respecto a cada uno de los anuncios que
refieren a organizaciones armadas. Mientras tanto, sólo restará un acercamiento
a este fenómeno, comparándolo, evaluándolo, conociéndolo y tomando la distancia
necesaria para disipar toda duda.
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