Rebelión,
03-07-2013
En
los últimos días, el gobierno de EE.UU. canta victoria en su objetivo de aislar
a Snowden. La cacería se inició oficialmente el viernes 21 de junio, cuando se
abrió un juicio en su contra y se le revocó su pasaporte. Snowden logró salir
ese mismo día de Hong Kong a Moscú, en cuyo aeropuerto quedó en un limbo, por
carecer de documento de viaje.
Snowden aparentemente confiaba en el documento expedido por
el cónsul de Ecuador en Londres, pero el presidente Correa decidió desautorizar
el documento, atribuyéndolo a un error cometido por el funcionario.
Rusia dijo que ayudaría a Snowden siempre y cuando deje de "perjudicar a Estados Unidos".
En respuesta, Snowden retiró su pedido de asilo a Rusia
La mayoría de los demás países a los que Snowden solicitó
asilo aludieron el mismo argumento legal que Ecuador: "no podemos considerar la solicitud de asilo si no se halla en
nuestro territorio". Y por otra parte, nadie le ofrece el
salvoconducto de viaje necesario para que llegue a "nuestro territorio".
¿Qué es primero:
el huevo o la gallina?
El
salvoconducto de viaje podría ser expedido por el consulado de cualquiera de
esos países en Rusia. No se trata de un asunto legal sin solución. Se trata de
un asunto político.
Estados Unidos ha lanzado sus pesos pesados tras Snowden.
Desde el presidente Obama, el vicepresidente Biden, el canciller Kerry hasta
los líderes del Senado y del Congreso, de Nancy Pelosi a Diane Feinstein, al
igual que voceros del poder judicial.
El brazo del imperio es largo y no se toleran
las filtraciones, es
el mensaje de Washington a Snowden. Pero el mensaje tiene otros destinatarios:
cualquier estadounidense que por razones de conciencia decida revelar políticas
secretas de su gobierno que vayan en perjuicio de la sociedad.
Para reforzar el mensaje, está el caso ejemplificador que se
hizo con el soldado Bradley Manning, torturado, encarcelado y enfrentando un
juicio cuyo desenlace podría ser la pena de muerte.
Sin patria e
indocumentado
El
nazismo para exterminar a los alemanes de origen judío, primero los despojó de
su derecho a la ciudadanía alemana, los convirtió en "apátridas", luego los encerró en guetos y de ahí los
pasó a campos de concentración y exterminio. Despojar a una persona del derecho
a su nacionalidad, es una vieja táctica fascista revitalizada por las
dictaduras militares de décadas pasadas en América Latina. Por su parte, Israel
la usó contra el pueblo palestino para despojarlo de su territorio. EE.UU. hizo
y hace lo mismo con los denunciantes de conciencia, y existe un ensañamiento
particularmente cruel con aquellos que pertenecieron al aparato de
inteligencia.
En 1969 Philip Agee desertó de la CIA publicando vastas
cantidades de documentos probatorios de la injerencia de la Agencia de
Inteligencia de EE.UU. en América Latina y de la complicidad traidora de
presidentes, vicepresidentes, jefes de la policía y de las fuerzas armadas de
Uruguay, Ecuador, México y otros países latinoamericanos. La respuesta de
EE.UU. fue revocar el pasaporte de Agee y hacer que fuera expulsado de una
larga lista de países. Agee terminó sus días en Cuba. Su libro Dentro de la
Compañía: Diario de la CIA publicado en 1975 expuso a más de 250
funcionarios, compañías de "fachada"
de la CIA y agentes en el extranjero. Expuso cientos de operaciones
clandestinas de la CIA en lo que representó la mayor filtración en la historia
de la agencia.
¿Por qué arriesgó todo para hacerlo? La respuesta quizás
resida en una de las entradas del Diario: estando en oficinas de la policía de
Montevideo, escuchó quejidos provenientes de la sala contigua. Los quejidos se
convirtieron en gritos; alguien estaba siendo torturado. Agee escuchó esa voz
durante mucho tiempo... Dijo sentirse "destruido
por la culpa".
Ayer Agee, hoy
Snowden
Las
revelaciones de Snowden por su parte, expusieron la red de espionaje masivo
operada por la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA, según sus siglas
en inglés) que tiene acceso directo a las redes Facebook, Skype, Apple,
Microsoft, Yahoo. Snowden continúa filtrando información relevante sobre el
espionaje realizado por el gobierno de EE.UU. Las últimas revelaciones, fueron
aún más allá; no se limitó a exponer el espionaje de comunicaciones en Alemania
y Francia y el resto de Europa o de las intervenciones de las comunicaciones de
la ONU en Nueva York, sino que denunció ataques cibernéticos de la NSA contra
sistemas de computación en China.
¿Quién ayudará a
Snowden?
Aparte
de su aliado natural, WikiLeaks -la organización por la transparencia en la
información, que le proporciona asesoramiento legal- no queda en claro si algún
estado u organización lo ayudará. Gobiernos, medios e instituciones recibieron
la información proporcionada por Snowden, hicieron y hacen declaraciones en
contra del espionaje masivo pero... nada concreto en cuanto a otorgarle un
salvoconducto de viaje y posterior asilo. Se hizo un silencio atronador, en el
mejor de los casos. Puesto que Putin, por ejemplo, no perdió un minuto en poner
condiciones para ayudar a Snowden: "Que
no continúe perjudicando a Estados Unidos". (Podríamos parafrasear a
Romario diciendo: "Putin cuando
calla, es un poeta".)
La inmensa mayoría de las autoridades de los 21 países que
recibieron la solicitud de asilo de inmediato respondieron con negativas, ya
sea categóricas (como India, que expresó además su apoyo al programa de
espionaje) o aludieron errores o problemas legales. Brasil, por su parte dio la
desconcertante respuesta de que "no
responderán". Hasta el momento, entre las escasas reacciones que
podrían darle esperanzas a Snowden figuran la del Presidente Maduro, de
Venezuela, la del Presidente Evo Morales, de Bolivia, y muy pocas más.
El gobierno de Obama y sus partidarios, al igual que la
oposición republicana, no cejarán en el propósito de acallar o destruir al
denunciante de conciencia. Si no se produce una fuerte movilización social a
favor de Snowden, la cacería continuará. A juzgar por la apatía del pueblo de
EE.UU., parece altamente improbable que los estadounidenses se movilicen de
manera contundente por la defensa de su conciudadano.
Dadas estas circunstancias, como lo sugirió el presidente
venezolano, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR) debería hacerse cargo de la protección de Snowden. Al esfuerzo deberían
sumarse Amnistía Internacional y otras organizaciones por los derechos humanos.
Si Snowden continuara en el limbo legal de un aeropuerto
moscovita, ¡qué falsas sonarían todas esas declaraciones de repudio al
espionaje masivo de EE.UU.!
Rebelión ha publicado
este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia
de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
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