x Mónica Moorehead
26/07/2013
El racismo institucionalizado, la ideología de la superioridad de la raza
blanca, son fundamentales para mantener una pequeña minoría de los más ricos en
el poder
El
Partido Workers World/Mundo Obrero se une a millones de personas dentro de
Estados Unidos y alrededor del mundo en condenar en los términos más enérgicos
el veredicto de “no culpable” en el
juicio de George Zimmerman por el asesinato en segundo grado de Trayvon Martin.
Zimmerman disparó fatalmente al desarmado joven Trayvon Martin de 17 años de
edad, el 26 de febrero de 2012.
WW/MO también saluda a las
personas de todas las nacionalidades y edades que han organizado y se han unido
a las protestas, grandes y pequeñas, para exigir justicia para Trayvon Martin.
Un factor importante de estas protestas es que han ayudado a unir una amplia
gama de expresiones que van desde el enojo, frustración y dolor, hasta el
desafío contra una flagrante parodia de justicia. Especialmente saludamos a las
protestas que desafiaban la “vida como de
costumbre”, como las que ocurrieron cuando miles de personas cerraron el
sector de Times Square el 14 de julio en Nueva York, sentándose en protesta en
las calles durante más de una hora y las cientos que cerraron la carretera núm.
10 en Los Ángeles.
En una inspiradora muestra de
solidaridad entre latinxs y negrxs, lxs Defensorxs del Sueño —un grupo de
derechos civiles liderado por jóvenes inmigrantes— ha iniciado la protesta “Martes de ocupación” una sentada de
negrxs y latinxs, incluyendo niñxs, frente a la oficina del gobernador de la
Florida en Tallahassee el martes 16 para exigir la derogación de la represiva
ley “Defienda su territorio” ('Stand Your Ground') en honor de
Trayvon.
Deploramos la vergonzosa
muestra de violencia policial durante las manifestaciones. Después de que lxs
manifestantes dejaron Times Square el 14 de julio para unirse a una protesta en
Harlem, la policía, vestida con equipo antidisturbios, arrestó a 14 jóvenes.
En Los Ángeles, la policía
utilizó balas de goma, principalmente contra jóvenes negros frustrados que
llevaron a cabo una pequeña rebelión el 15 de julio tras un mitin en el Parque
Leimert. Esta rebelión fue provocada no sólo por el veredicto de “no culpable” sino que fue también una
salida justificable para estos jóvenes, que son “todos Trayvon Martin” porque son satanizados y criminalizados
diariamente por la policía, los tribunales, las prisiones y la falta de
trabajo. Catorce jóvenes han sido detenidos hasta ahora.
WW/MO exige la amnistía
incondicional para todxs aquellxs arrestadxs o detenidxs durante las protestas.
Rebelarse no es un crimen. Es el sistema de justicia penal el que tiene la
culpa.
Trayvon, linchado no una sino dos veces
A
estas alturas todo el mundo sabe que Zimmerman, un aspirante a policía y
vigilante en una comunidad cerrada en Sanford, Florida, acechaba a Martin
debido a que era negro y vestía una sudadera con capucha. Incluso después de
que un despachador de la policía le instruyera que no confrontara a Martin,
Zimmerman lo atacó de todos modos y luego lo mató. A Zimmerman la policía y la
alta administración de la ciudad le permitieron estar libre durante seis
semanas, hasta que las protestas masivas en todo el país forzaron su arresto.
Ese fue el primer linchamiento
de Martin.
El segundo linchamiento de
Martin tuvo lugar durante el proceso judicial. La jueza puso restricciones a la
Fiscalía impidiendo que se presentara la evidencia de que Martin fue perfilado
racialmente por Zimmerman, quien tenía una historia conocida de considerar a
los jóvenes negros como “sospechosos”.
Al equipo de defensa de Zimmerman se le dio rienda suelta para enjuiciar a
Martin como el “agresor” y pintar a
su cliente como la “víctima”,
justificando así el asesinato de Martin.
Pero Martin fue la víctima, no
Zimmerman, y tenía el derecho a defenderse por cualquier medio.
La jueza permitió incluso que
la defensa expusiera al jurado durante el resumen final una indignante
animación ficticia de Martin atacando a Zimmerman, basada únicamente en la
versión de Zimmerman. Y luego hubo un jurado de seis mujeres, cinco de las
cuales eran blancas y una latina. Ni una sola persona negra fue elegida para el
jurado, aunque la población negra de Sanford es aproximadamente el 29 por ciento.
En un escenario demasiado
familiar, Trayvon Martin, de apenas 17 años de edad con una lata de té helado
en una mano y una bolsa de dulces en la otra, un joven contemplando un futuro
con muchas posibilidades, vio su vida trágicamente cortada por una sociedad
racista donde los jóvenes de color son calificados como menos que humanos. Es
un triste recordatorio de que el legado de opresión de la esclavitud y el
racismo está vivo y coleando en los Estados Unidos, donde vigilantes como
Zimmerman, así como la policía han declarado la guerra a la juventud pobre,
especialmente si es negra, latina, árabe, musulmana o indígena.
Así que el jurado, la jueza,
la defensa y hasta la fiscalía, quienes tenían sonrisas de satisfacción en sus
rostros durante una conferencia de prensa tras el veredicto del 13 de julio,
fueron actores voluntarixs en un injusto sistema de “justicia”, que está estructuralmente envenenado con un racismo
virulento y otras formas de prejuicios de clase para mantener a la clase obrera
multinacional dividida y débil.
¿Cómo puede explicarse este
doble rasero en el que atletas negros de fútbol bien pagados como Michael Vick
y Plaxico Burress han tenido que pasar varios años en la cárcel — uno por
abusar de los perros y el otro por dispararse un tiro en la pierna, mientras
que un racista como Zimmerman no pasa ni un día en la cárcel después de matar a
un ser humano sólo porque se sentía “amenazado”?
Esto va más allá de los límites de la razón.
El verdadero asesino de Trayvon Martin
El
sistema capitalista es el responsable en última instancia por el asesinato de
Trayvon Martin y de muchos otros cuyo único “crimen”
es ser un joven de color. El racismo institucionalizado, basado en la antigua
ideología de la superioridad de la raza blanca, es fundamental para mantener
una pequeña minoría de los sectores más ricos en el poder al empobrecer a más y
más trabajadorxs a través de salarios bajos, ejecuciones hipotecarias, cierres
de escuelas y hospitales, desempleo, subempleo, encarcelación masiva y
deportaciones.
El movimiento de Ocupar Wall
Street que surgió hace casi dos años fue un barómetro importante que mostraba
cómo el capitalismo ya no puede ofrecer un futuro luminoso de prosperidad a un
sector una vez privilegiado de la juventud blanca. Estxs jóvenes se están haciendo
más conscientes del hecho que tienen más en común con lxs jóvenes de color, que
con los banqueros corporativos y los patronos conocidos popularmente como el
1%.
Si el capitalismo, lenta pero
seguramente está llegando a un callejón sin salida, ¿qué lo puede reemplazar?
Hay sólo una solución a largo plazo: organizar a escala masiva para desarraigar
el sistema actual del capitalismo y crear un sistema económico que pueda
establecer la base para erradicar la opresión profundamente arraigada de la gente
de color, las mujeres, las personas lesbianas- gay- bi-trans-queer, y lxs
inmigrantes.
El capitalismo necesita
fomentar constantemente la desigualdad y los prejuicios para mantener su
control sobre todxs lxs trabajadorxs que explota. Para acabar con la explotación
y todas las formas de opresión, tenemos que luchar por el socialismo, un
sistema en el cual lxs trabajadorxs se convertirían en lxs dueñxs de los
grandes medios de producción.
Tenemos que romper las cadenas
de la esclavitud del salario y de cualquier vestigio de las relaciones
feudales, y utilizar la capacidad de trabajar de la clase obrera para
satisfacer las necesidades de toda la sociedad a través de la cooperación. La
lucha para empoderar a lxs trabajadorxs y oprimidxs, no las elecciones, es el
único instrumento por el cual se puede realizar una igualdad verdadera. Una
forma para organizar este poder es por medio de asambleas del poder popular y
de lxs trabajadorxs, las cuales ya han tenido lugar en ciudades como Baltimore
y San Diego, y a través del estado de Carolina de Norte.
Si bien la lucha por un futuro
socialista es la meta de muchxs revolucionarixs, debemos seguir observando cómo
se desarrolla la justa ira tras el veredicto de Zimmerman en los próximos días,
semanas y meses, y formar estrategias sobre la mejor manera de ayudar a
canalizar esta ira hacia una lucha amplia y organizada.
La imagen de Trayvon Martin
continuará siendo un símbolo nacional de lo que teme cada joven de color y sus
familias: ser satanizado/a y deshumanizado/a por el terror legal y extralegal
bajo el capitalismo, fomentado por el racismo.
La justicia para Trayvon
Martin debe convertirse en un llamado a todxs lxs que quieran unir todas las
luchas en una muestra de solidaridad de clase — como un poderoso puño levantado
contra un sistema que no puede ofrecer nada sino guerra, racismo y opresión.
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