El significado esencial del espionaje masivo de EEUU: el carácter profundamente destructivo de las políticas interna e internacional implementadas violentamente por el gobierno
x James Petras
24/06/2013
Artículo original: http://petras.lahaine.org/?p=1943
–
El miedo creado sirve a los intereses de librar guerras imperiales; la
cobardía frente al estado policial solo incentiva mayores recortes en los
estándares de vida
Introducción
Las
revelaciones sobre cómo el gobierno de Obama usa a la Agencia de Seguridad Nacional
(NSA, según sus siglas en inglés) para espiar secretamente las comunicaciones
de cientos de millones de ciudadanos de EEUU y otros países ha generado
denuncias en todo el mundo. En EEUU no hubo ninguna protesta masiva, a pesar de
la amplia cobertura periodística y de la oposición de las organizaciones pro
libertades civiles. Los líderes del Congreso, tanto del partido demócrata como
del republicano, al igual que los jueces más importantes aprobaron un programa
de espionaje doméstico sin precedentes... Aún peor, cuando se hicieron públicas
las operaciones de espionaje a gran escala, los líderes principales del Senado
y del Congreso reafirmaron su respaldo a todas y a cada una de las
intromisiones en las comunicaciones electrónicas y escritas de ciudadanos
estadounidenses. El presidente Obama y su fiscal general Holder defendieron
firme y abiertamente las operaciones globales de espionaje de la NSA.
Las cuestiones que surgen de
este vasto aparato policíaco secreto y de la penetración y control que ejerce
sobre la sociedad civil, atentando contra la libertad de expresión de los
ciudadanos, va mucho más allá de meras "violaciones
de la privacidad", como la calificaron muchos expertos legales.
La mayoría de los defensores
de las libertades civiles se enfocan en las violaciones de los derechos
individuales, garantías constitucionales y derechos a la privacidad de los
ciudadanos. Estas son cuestiones legales importantes y esta postura es
correcta. Sin embargo, las críticas constitucionales-legales no van lo
suficientemente lejos: no tocan los temas fundamentales; evitan hacer
cuestionamientos políticos básicos.
¿Por qué un aparato tan masivo
de espionaje global manejado por el estado policial se volvió tan esencial para
el régimen gobernante? ¿Por qué el conjunto de los líderes de los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial hicieron declaraciones públicas en las que
repudiaron todas las garantías constitucionales de manera tan descarada? ¿Por
qué los dirigentes electos defendieron el espionaje político global contra la
ciudadanía? ¿Qué tipo de políticos existen en un estado policial? ¿Qué tipo de
políticas de largo término, de gran escala, a nivel interno e internacional son
ilegales e inconstitucionales como para justificar el desarrollo de una vasta
red de espionaje doméstico y una infraestructura de tecno-espionaje de billones
de dólares manejada por el estado corporativo en una época de "austeridad" presupuestaria
caracterizada por los recortes en los programas sociales?
El segundo grupo de preguntas
surge del uso de los datos obtenidos por el espionaje. Hasta el momento, la
mayoría de los críticos cuestionaron la existencia del espionaje masivo
implementado por el estado pero evitaron el tema crucial sobre qué medidas
toman a continuación, o como resultado del espionaje, contra los individuos,
grupos o movimientos espiados. La pregunta esencial es: ¿Qué represalias y
sanciones se producen como resultado de la "información"
que ha sido recolectada, clasificada y aplicada por estas redes de espionaje
manejadas por el estado policial? Ahora que el "secreto" del espionaje extendido realizado por el estado
policial forma parte de la conversación pública, el próximo paso debería ser la
revelación de las operaciones secretas contra aquellos espiados por las redes
de espionaje luego de haber sido rotulados como un "riesgo para la seguridad nacional".
Las políticas detrás del estado policial
La
razón fundamental para la transformación del estado en un enorme aparato de
espionaje es el carácter profundamente destructivo de las políticas interna e
internacional implementadas violentamente por el gobierno. La vasta expansión
del aparato del estado policial no es una respuesta a los atentados del 11 de
septiembre. El crecimiento geométrico de espías, presupuestos policiales
secretos y la vasta intromisión en las comunicaciones de los ciudadanos
coincide con las guerras globales. La decisión de militarizar la política
global de EEUU requiere de una redistribución radical del presupuesto, del
recorte del gasto social a favor del crecimiento del imperio; de la destrucción
de la salud pública y del seguro social para beneficio de Wall Street. Estas son
políticas que aumentan drásticamente las ganancias de los banqueros y de las
corporaciones mientras que castigan a los trabajadores con impuestos
regresivos.
Las guerras internacionales
extendidas y prolongadas fueron financiadas a expensas del bienestar de los
ciudadanos. Esta política generó un deterioro en el estándar de vida de varias
decenas de millones de ciudadanos y una creciente insatisfacción en la
población. El potencial de resistencia social, como quedó evidenciado por el
movimiento de breve vida "Ocupar
Wall Street", contó con el respaldo del 80% de la población. La
respuesta positiva fue una alarma para el estado y condujo a una escalada de
las medidas tomadas por el estado policial. El espionaje masivo tiene como fin
identificar a los ciudadanos que se opongan a las guerras imperiales y a la
destrucción del sistema de asistencia social; se los rotula como "amenazas para la seguridad"
como una manera de controlarlos usando los poderes policiales arbitrarios. La
expansión de los poderes presidenciales para hacer la guerra ha sido acompañado
con el incremento del tamaño y del alcance del aparato estatal de espionaje:
cuanto más ataques con drones se
hacen en el exterior bajo órdenes presidenciales, mayor es la cantidad de
intervenciones militares, y mayor es la necesidad de una élite política
presidencial que fortalezca la vigilancia de los ciudadanos para prevenir un
contraataque popular. En este contexto, la política de espionaje masivo es
llevada a cabo como una "acción
preventiva". A mayores operaciones del estado policial, mayor será el
miedo y la inseguridad entre los ciudadanos y activistas disidentes.
El ataque al estándar de vida
de la clase trabajadora y de la clase media de EEUU con el fin de financiar las
guerras, y no la llamada "guerra contra
el terrorismo”, es la causa de que el estado haya desarrollado ataques
cibernéticos masivos contra la ciudadanía estadounidense. No se trata solamente
de la violación de la privacidad individual; sino que consiste,
fundamentalmente, en la infracción estatal de los derechos colectivos de los
ciudadanos organizados para participar libremente en la oposición pública
contra políticas socioeconómicas regresivas y para cuestionar el imperio. Junto
a la proliferación de instituciones burocráticas, con más de un millón de
recolectores de "datos de
seguridad", existen decenas de miles de "operadores de campo", analistas e inquisidores, actuando
arbitrariamente para rotular a los ciudadanos disidentes como "riesgos de seguridad" e
imponer represalias según sus necesidades políticas de sus jefes políticos.
El aparato del estado policial
tiene sus propias reglas de auto-protección y auto-perpetuación; tiene sus
propias conexiones y hasta puede llegar a competir con el Pentágono. El estado
policial se conecta y protege a los amos de Wall Street y a los propagandistas
de la clase media -¡incluso hasta cuando los espíe (porque debe hacerlo).
El estado policial es un
instrumento del Poder Ejecutivo, un canal para sus prerrogativas y poderes
arbitrarios. Sin embargo, en temas administrativos, posee un grado de "autonomía" para atacar
conductas disidentes. Lo que queda claro es el alto grado de cohesión,
disciplina vertical y defensa mutua, desde arriba hacia abajo en la jerarquía.
El hecho de que un solo denunciante de conciencia, Edward Snowden, emerja de
entre cientos de miles de espías, es una excepción solitaria que confirma la
regla: Hay menos desertores entre los millones de miembros de la red de
espionaje de EEUU que en todas las familias mafiosas de Europa y América del
Norte.
El aparato de espionaje
doméstico opera con impunidad gracias a su red de poderosos aliados internos e
internacionales. Todos los líderes legislativos de ambos partidos están
informados y son cómplices de las operaciones de espionaje. Ramas relacionadas
del gobierno, como la agencia impositiva (Internal Revenue Services, IRS)
cooperan proporcionando información y persiguiendo a los grupos o individuos
bajo vigilancia. Israel es un aliado clave del IRS, como ha sido documentado
por la prensa israelí (Haaretz, 8 de junio, 2013). Dos firmas israelíes de alta
tecnología (Verint y Narus) con conexiones con la policía secreta israelí
(MOSSAD) proveyeron el software de espionaje usado por la NSA y esto, por
supuesto, abrió una ventana hacia el espionaje israelí en EEUU contra los
estadounidenses opuestos al estado sionista. El escritor y crítico, Steve
Lendman, señala que los amos del espionaje israelí, usando sus "empresas de fachada", han
tenido desde hace tiempo la impunidad para "robar
información comercial e industrial". Y que debido al poder y a la
influencia de los presidentes de las 52 organizaciones judías-estadounidenses,
los funcionarios del Ministerio de Justicia dieron la orden de suspender
docenas de casos de espionaje israelí. Los estrechos vínculos entre Israel y el
aparato de espionaje de EEUU evitan un verdadero escrutinio de las operaciones
y de los objetivos políticos -a un precio muy alto para la seguridad de los
ciudadanos de EEUU En años recientes se destacan dos incidentes: "expertos" de seguridad
israelí fueron contratados para asesorar al Departamento de Seguridad Nacional
de Pennsylvania en su trabajo de investigación; y la represión gubernamental "estilo Stasi" contra críticos
y ambientalistas (comparados con "los
terroristas de Al Qaeda" por Israel). Cuando esto fue revelado, en
2010, tuvo que renunciar el Director James Power. En 2003, el gobernador de New
Jersey, Jim McGreevy nombró a su amante, un agente del gobierno de Israel;
después, a fines de 2004, renunció y denunció al israelí Golan Cipel por
extorsión. Estos ejemplos son una pequeña muestra para ilustrar la magnitud de
la intersección entre las tácticas del estado policial israelí y la represión
interna en EEUU
Las consecuencias políticas y económicas del
estado-espía
Las
denuncias de las operaciones masivas de espionaje son un paso positivo, hasta
ahora. Pero igualmente importante es la pregunta "¿qué viene después del acto de espiar?". Ahora sabemos
que cientos de millones de estadounidenses fueron y son espiados por el estado.
Sabemos que el espionaje masivo es una política oficial del Ejecutivo que
cuenta con la aprobación de los líderes legislativos. Pero solo tenemos
información fragmentada de las medidas represivas derivadas de la vigilancia de
"los sospechosos". Podemos
asumir que hay una división del trabajo entre los recolectores de información,
los analistas de inteligencia y los agentes que hacen trabajo de campo en la
vigilancia de "grupos e individuos
peligrosos", basado en un criterio interno que solo la policía secreta
conoce. Los agentes de espionaje clave se encargan de elaborar y aplicar los
criterios para calificar a alguien como un "riesgo
de seguridad". Los individuos y grupos que expresan posturas críticas
de la política interior y exterior del gobierno son catalogados como un "riesgo"; aquellos que
protestan activamente están en la categoría de "riesgo mayor", incluso aunque no hayan violado ninguna
ley. La cuestión de la legalidad de las acciones y posturas de un ciudadano ni
siquiera entra en la ecuación de los amos del espionaje; ni tampoco la
valoración de la legalidad de los actos de espionaje contra los ciudadanos. El
criterio determinante de un riesgo de seguridad está por encima de cualquier
consideración o defensa de la Constitución.
Sabemos por una gran cantidad
de casos públicos que personas críticas del tema legal, fueron ilegalmente
espiadas, arrestadas, sometidas a juicio y encarceladas -sus vidas y las vidas
de sus familias- y amigos sufrieron un altísimo costo . Sabemos que cientos de
hogares, sitios de trabajo de personas bajo sospecha han sufrido redadas tipo "excursiones en busca de quién sabe
qué". Sabemos que familiares, asociados, vecinos, clientes y empleados
de los "sospechosos" han
sido interrogados, presionados e intimidados. Sobre todo, sabemos que decenas
de millones de ciudadanos respetuosos de las leyes, que tienen posturas
críticas de la economía interna y de las guerras en el extranjero, han sido
censurados por el miedo, con mucho fundamento, a las operaciones masivas
ejecutadas por el estado policial. En esta atmósfera intimidatoria, cualquier
conversación crítica o palabra emitida en cualquier contexto o enviada por
algún medio puede ser interpretada, por espías sin nombre ni rostro, como una "amenaza de seguridad" -y el
nombre de uno puede entrar así en la lista secreta, y cada vez más larga, de "terroristas potenciales". La
mera presencia y dimensiones del estado policial ya es intimidante. Mientras
tanto, hay ciudadanos que sostendrían que el estado policial es necesario para
protegerlos de los terroristas. Pero, ¿cuántos se sienten obligados a respaldar
un estado terrorista solo para alejar cualquier sospecha, con el fin de no ser
incluido en la lista de sospechoso? ¿Cuántos estadounidenses con mentalidad
crítica tienen miedo del estado y jamás van a pronunciar en público lo que
susurran en casa?
Cuánto más grande sea la
policía secreta, mayor será su capacidad operativa. Cuánto más regresiva sea la
política económica interna, mayor será el miedo y el desprecio de la élite política.
Incluso mientras el presidente
Obama y sus socios demócratas y republicanos hacen alarde de su estado policial
y de su eficiencia en el cumplimiento de la "función
de seguridad", la vasta mayoría de los estadounidenses toman
conciencia de que el miedo creado hacia dentro del país sirve a los intereses
de librar guerras imperiales en el extranjero; la cobardía frente al estado
policial solo incentiva mayores recortes en los estándares de vida. ¿Cuándo se
darán cuenta que el hecho de exponer el espionaje es solamente el principio de
una solución? ¿Cuándo reconocerán que la tarea de terminar con el estado
policial es esencial para desmantelar el costoso imperio y hacer que EEUU sea
una nación segura y próspera?
Comentarios