Vistas y vistos en grupo tienen esa atmósfera, esa
luminosidad, esa bruma y esa alegría desatada de quienes sueñan y construyen en
colectivo y están a punto de lloverse. Luchan, sueñan, aman, conspiran,
inspiran, seducen, trabajan, suspiran, buscan nuevas formas de hacer y decir y
por donde andan ya se ven pedazos de los mundos nuevos.
A lo largo y ancho del país habitan y
luchan, pequeñas y grandes comunidades que construyen otra cosa, otros caminos.
No son homogéneas, son diversas y también de diversas generaciones, muchas
veces también hay generaciones combinadas entre ellas.
En este pueblo, en aquella colonia, en
aquel caserío, en aquella escuela y esas universidades, en esa tierra ocupada,
en esa fábrica, en esas coaliciones de familiares de desaparecidos y de
víctimas de guerra, en esos grupos de teatro, en aquellas revistas
independientes, en éstas organizaciones sociales y en aquellas colectivas
feministas habitan. También en esos grupos de educación popular, en aquellos
colectivos de comunicación de lucha y en aquellas coaliciones de arte y
resistencia.
Son esas comunidades de gente que
sueña, de diversas generaciones, lo mismo las abuelas y los abuelos que han
estado en todas las luchas y que van haciendo corte de caja, tendiendo puentes
y heredando a quienes siguen, que las jóvenas y los jóvenes que ya se
despiertan a la consciencia y se van inventando nuevas formas de luchar, hacer,
decir y construir, y van haciendo el relevo.
Y siempre es emocionante y
conmocionante encontrar esas comunidades, mirarles a los ojos, ver sus fuegos
de rebeldía y reconocerse en ellas. Y ver que no somos pocos y pocas, sino más
bien muchos y muchas a lo largo y ancho del país y del mundo.
La comunidad de quienes luchan es una
comunidad de ideas de rebeldía y de liberación. Una comunidad de saberes
insurrectos. Una comunidad de búsqueda en las prácticas concretas. Comunidad en
el apoyo mutuo, el compartir saberes y de solidaridad en tiempos de represión.
La comunidad en el afán de construcción y en el insistir en ello, en no cejar,
en no rendirse.
Como de por sí son rebeldes también se
pelean entre ellos y ellas, hacen puchero, ya luego se contentan, dudan, mucho
y muchas veces, se preguntan en colectivo, tienen la pregunta como método.
Hacen un ejercicio constante de nombrar un nosotros y nosotras.
La comunidad de quienes luchan tiene el
reto de no agotarse en el autoconsumo, de sumar a más, de inspirar el
nacimiento de nuevos espacios de comunidad de la rebeldía aquí y allá, de
generar canales de participación para todos y todas, porque cuando vienen los
cambios, los cambios son de todos y todas, no de unos pocos, y la comunidad de
quienes se indignan y luchan se convierte de la comunidad de quienes luchan en
la comunidad de la humanidad que se transforma.
La comunidad de quienes luchan tiene
también el reto de gestionar mejor las salidas temporales, para que quienes
temporalmente se van sepan que siempre pueden regresar y volver a sumarse a la
lucha, sin rompimientos para siempre y de por vida.
La comunidad de quienes luchan sobre la
acción muestra ya como se ven los mundos nuevos. Sostiene y es puente de
tradiciones de lucha, pero también busca e inventa nuevas formas y herramientas
en los procesos de liberación.
La comunidad de quienes luchan inspira
a otros y otras a luchar. Genera nuevas relaciones sociales liberadoras sobre
la acción.
La existencia y persistencia de la
comunidad de quienes luchan en la historia es en sí una victoria, porque el
sueño y la acción no han sido liquidados. La comunidad de quienes luchan ya
aniquiló en su seno el conformismo y la inmovilidad y ello es inspiración para
seguir luchando y que un día el conformismo y la inmovilidad no sean más en el
mundo.
Se miran a los ojos y se ríen y hablan duro sus
sueños, y los caminan, y con los días, los meses y los años los van
construyendo. A veces corren rápido y bailan agitadamente y siguen riendo,
otras veces se detienen, miran el horizonte y las nubes y vuelven a reírse. Se
hacen bromas, se ríen montón de sí mismas y de sí mismos. Unos días ya son
jóvenes, ya crecen, un día tienen familias, un día ya son abuelos y abuelas, un
día también se mueren, dicen quienes les han visto que cuando se mueren también
se mueren sonriendo.
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