Familiares, amigos, compañeros y personas
que no lo conocen personalmente pero que
se indignan ante las injusticias cometidas en contra de cualquier persona en
cualquier parte del mundo, expresan su solidaridad con Marduk Chimalli
Hernández Castro, joven estudiante con dos carreras universitarias, deportista
que practica e imparte clases de Tae Kwon-Do, además de ser dibujante, quien
acusado de “robo agravado”, sin
pruebas, en un proceso plagado de irregularidades e inconsistencias, lleva ya
más de dos meses en el Reclusorio Norte.
Sergio
Soto, su abogado está demandando el sobreseimiento del caso y la reparación del
daño, pues esta injusticia, además de haberlo privado de la libertad sin haber
cometido ningún delito, le ha negado su derecho a la presunción de inocencia,
al debido proceso, le ha truncado los estudios que simultáneamente realizaba en
la UNAM y la UACM, le niega el derecho al trabajo que realizaba impartiendo
clases de artes marciales, en suma, le coarta el derecho a construirse un
proyecto de vida digna y le pisotea sus derechos humanos.
Está
convirtiéndose el caso de Marduk en emblemático, pues pone al desnudo un
sistema judicial corrupto, que criminaliza a los jóvenes, que fabrica delitos
para mostrar estadísticamente sus “avances
en el combate a la criminalidad”. Los policías, ministerios públicos y
jueces, en un esquema “moderno” y “eficiente” son capaces de detener,
inculpar, consignar y juzgar a inocentes para percibir los incentivos de “productividad” en la aplicación del modelo
judicial de “Tolerancia Cero”. Así de
nauseabunda es la “justicia”
neoliberal que criminaliza a los jóvenes, a los pobres, a los diferentes, a los
indios, a los rebeldes.
Los
seres pensantes y sensibles que estudian, trabajan, bailan, hacen disciplina
filosófica de no violencia y respeto de la dignidad humana en el arte marcial
del Tae Kwon-Do, son seres diferentes. Son jóvenes que chocan con el
estereotipo chelero, reguetonero, broncudo, gandalla urbano.
Por
eso, cuando fortuita y desgraciadamente Marduk cae en sus manos, lo observan,
lo escrutan, lo interrogan; indudablemente no encaja en el perfil delincuencial perseguido. Pero es diferente, ergo, es o puede
ser peligroso. Por eso está en prisión.
Enrique
Dussel, rector interino de la UACM, ha visitado a Marduk en prisión. Le
preocupa la situación que vive. El cuerpo jurídico de la UACM solicitará al
gobierno capitalino revisar su caso. Enhorabuena. Esperamos que sean
escuchados.
Mientras
tanto, su familia, amigos compañeros y otros, como nosotros, indignados por la
injusticia, seguimos exigiendo:
¡Libertad inmediata para Marduk Chimalli
Hernández!
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