A 38 años del asesinato de Roque Dalton quien supo combinar lucha y poesía, en la teoría y en la praxis
x Txanba Payés
12/05/2013
Poesía y lucha se conjugaron para dejarnos el legado poético y literario
que ya todos conocemos.
Han
pasado 38 años –y ya son muchos- del asesinato de Roque Dalton. A estas alturas
de la historia, la inmensa mayoría de salvadoreños sabemos quiénes fueron –y
son– los responsables de la muerte del poeta. Además de los nombres, sabemos los
apellidos, y a pesar de eso, seguimos sin entender las razones, que no las
hubo, para el asesinato. Los responsables se decían revolucionarios, y no lo
eran. Indilgaban el destino de miles de guerrilleros mientras ellos yacían bajo
las faldas del imperio y quienes les seguían no atisbaron su traición.
Hoy sabemos que, de los que
participaron en el juicio y en el
posterior crimen, son –y eran– confidentes del imperio. Sí, del imperialismo
gringo. A uno de ellos lo pasean por el mundo como ‘hombre de paz’ cual Vargas Llosa centroamericano lo pasean y él
les presta un buen servicio. Se supone entonces que, ahora como ayer, sigue
siendo su confidente. Joaquín Villalobos es uno de ellos y a estas alturas
todos sabemos dónde está y a quienes defiende y atiende. A los gringos, a la
oligarquía y a la burguesía salvadoreña, en ese orden.
Hay mucho que escribir sobre
Roque. Y sí, se ha escrito mucho sobre el Poeta salvadoreño, todos sabemos por
lo que se ha escrito y por lo que él escribió, que supo combinar lucha y poesía
y eso lo supo hacer tanto en la teoría como en la praxis. Poesía y lucha se
conjugaron para dejarnos el legado poético y literario que ya todos conocemos.
Y sin quererlo, además de sus libros, nos mostró un camino a aquellos que nos
imponíamos como meta el escribir y dejar negro sobre blanco ideas, poesía,
artículos, etc.…, debíamos de seguir en teoría y praxis, lucha y poesía. La
poesía salvadoreña le debe mucho a Roque y Roque le dio mucho a la poesía.
Y porque le debemos mucho…, nos
asiste la responsabilidad –y la obligación- de exigir que los responsables del
asesinato, si la familia lo avala, sean llevados a la justicia. Pero no aquella
justicia con la que se juzgó a Roque,
no. Una justicia en toda regla. Debemos, sin embargo, exigir primero, que
entreguen los restos del poeta a sus familiares ya que llevan años reclamándolos.
Y segundo, justicia. Y se castigue a
los culpables. Mientras no se cumplan las dos, las heridas seguirán abiertas
esperando a que la justicia la cierre por completo.
Post data.
Empecemos
señalando a uno de ellos: Joaquín
Villalobos, debe de decir dónde están sus restos. Él sabe dónde están y el
porqué de su desaparición física. La boñiga también puede ser una pátina
intelectual o al menos se cubre de un lívido conocimiento y presentarse al
mundo como un intelectual “ex guerrillero”. Obtuso Villalobos,
lábil que creyó en su momento que con la desaparición física del poeta iban a
reconocerle su “valía”, craso error, con el asesinato de Roque,
empezó su declive moral, ético y sobre todo, humano, porque como tal sólo le
quedan restos, como la suciedad, se resbala por cloacas como el imperio allí
donde va. El sus compinches no son más que escoria al servicio del imperio. Eso
es lo que demostró Joaquín Villalobos y sus compinches hace 38 años.
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