ALAI,
América Latina en Movimiento
El Salvador, 2013-04-11
El Salvador, 2013-04-11
No resulta extraño que la oligarquía salvadoreña
esté siendo señalada nuevamente por las autoridades del gobierno venezolano de
la participación directa en actos de terrorismo con el objetivo de
desestabilizar el proceso democrático construido por el comandante Chávez
y su pueblo durante los últimos catorce años.
No está de
más recordar que en el pasado reciente en El Salvador se han
generado planes terroristas apadrinados por la política de agresión de
Estados Unidos para atentar contra la vida de presidentes que se resisten
a continuar bajo el dominio del imperio y dispuestos a construir nuevos modelos
de sociedad no congruentes con el capitalismo, fundamentados en la democracia
participativa y la visión de la construcción de la patria grande mediante
procesos integracionista como lo soñó Martí, Bolívar y el presidente Chávez.
Durante
muchos años que la derecha controló el poder, inclusive durante la guerra
civil, en el periodo del presidente Duarte, quien abanderaba el plan de
contrainsurgencia de los gringos, contrataron al terrorista internacional Luis
Posada Carriles después de fugarse de una cárcel de Venezuela acusado de ser el
actor intelectual del atentado contra el avión de Cubana de Aviación en
1976, donde perdieron la vida 76 personas.
Los pasos de
Posada Carriles por El Salvador están fundamentados, contratado como asesor se
le permitió vivir en las bases militares conducidas por asesores
norteamericanos y usar vehículos blindados del ejército salvadoreño, se le
otorgó una fe de bautismo, partida de nacimiento y una cedula de identidad personal
obtenida en la Alcaldía de Tecapán en el departamento de Usulután a nombre de
Franco Rodríguez Medina, en la Alcaldía de Ilopango también obtuvo una
cédula a nombre de Ramón Medina Rodríguez. Estando destacado en la base aérea
de Ilopango planificaba sus operaciones para ayudar a la contra
nicaragüense en el envio de armas y contrataba y entrenaba a mercenarios
salvadoreños como Cruz León, Otto Rodríguez Llerena y Francisco Chávez
Abarca muy ligados al gobierno de derecha y que posteriormente participarían
en actos terroristas en La Habana y Venezuela. En los años 90 Cuba a
través del comandante Fidel Castro reveló mediante informes de inteligencia
toda la red de contactos y apoyos en El Salvador, señalando al gobierno
salvadoreño de darle cobijo.
En una ola
de atentados con bombas en hoteles en la ciudad de la Habana que dejaron como
saldo un turista italiano muerto y varios heridos. Al ser arrestados, los
actores materiales confiesan ser salvadoreños. Ernesto Cruz León fue el actor
de seis de las diez bombas que explotaron en centros turísticos, desarrollando
su primera operación el 12 de julio del 97, regresando a El Salvador
el 14 del mismo mes dejando cuantiosas pérdidas materiales en
infraestructuras y víctimas humanas. Para cumplir una segunda misión regresó a
finales de agosto del mismo año y tras los atentados resultó muerto un
empresario italiano y causando heridas en residentes y turistas extranjeros.
Cruz León después de su captura atestigua haber sido contratado por Francisco
Chávez Abarca mano derecha de Posada Carriles.
El
salvadoreño Otto Rodríguez, reclutado por Carriles, participó en
agosto del 97 en un atentado contra el hotel Habanero Meliá Cohíba, quien
por el cumplimiento de esta misión recibió 1,000.00 dólares. Rodríguez regresa
a la isla 10 meses después del atentado con la orden de ejecutar otra misión:
introducir en Cuba 1,519 gramos de explosivos C 4, dos detonadores y dos
relojes para activar los explosivos, siendo detectado en el aeropuerto y
detenido por agentes aduaneros. Ambos terroristas salvadoreños muy ligados a
sectores de poder económico fueron condenados y hoy pagan cadena perpetua
en Cuba.
En el 2010
fue detenido en Venezuela Francisco Chávez Abarca, acusado de ser la mano
derecha de Carriles y de la autoría de varios atentados con explosivos en Cuba
en los años 90s. En Venezuela intentaría en el 2010 asesinar a presidente
Chávez, en El Salvador estuvo detenido durante dos años por ser líder de una
banda que se dedicaba a robar vehículos, la justicia evitó dar sentencia por
los crímenes internacionales que se le acusaban.
Abarca y 21
miembros de su banda fueron arrestados bajo cargos de robo de automóviles y
estafa. Las autoridades aseguraron entonces que se trataba de "una de las principales estructuras del
crimen organizado dedicadas al robo y hurto de vehículos a nivel nacional y
centroamericano”.
El 28 de
octubre del año 2007, un juez liberó a Chávez Abarca pese a sus actividades
delictivas. Sin embargo, nunca tuvo que responder por su papel como principal
cómplice de Luis Posada Carriles en una campaña contra Cuba que no se mencionó
ante los tribunales salvadoreños a pesar de repetidas denuncias.
El 21 de
diciembre del 2010 Abarca fue condenado a 30 años de privación de
libertad por la Sala de los Delitos contra la Seguridad del Estado Provincial
Popular de la Ciudad de la Habana. Las declaraciones demostraron cómo el
acusado reclutó, adiestró, organizó y financió a ciudadanos guatemaltecos y
salvadoreños que viajaron a Cuba a finales de la década del 90 para continuar
instalando artefactos explosivos, tal como él mismo lo había hecho previamente
en hoteles de la capital cubana.
Estos
acontecimientos dan fe de la clara vinculación y participación directa de
la derecha salvadoreña con el terrorismo internacional auspiciado por el
imperialismo. Recientemente el 6 marzo el canciller venezolano Elías Jaua,
en una entrevista exclusiva con Telesur, dio a conocer el
resultado de investigaciones de organismos de inteligencia venezolanos de la
relación de la derecha opositora con grupos ultra reaccionarios de
Centroamérica con el fin de propiciar un marco desestabilizador en el contexto
de las elecciones que, según sondeos de opinión, dan como ganador a
Nicolás Maduro en los comicios del próximo 14 de abril.
De nuevo,
la inclusión de la derecha salvadoreña en actos de terrorismo se pone en
evidencia en conversaciones filtradas por organismos de inteligencia que
delatan la incorporación de mercenarios centroamericanos con una orientación
clara de generar condiciones que propicien una mayor embestida de Washington
sobre la revolución Bolivariana. Dos salvadoreños se encuentran participando de
este plan: el ex-coronel David Koch Arana y Roberto D'aubuisson, actualmente
diputado del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), hijo de Roberto
D'aubuisson, fundador de ARENA y de los escuadrones de la muerte en El
Salvador y actor intelectual de la muerte de Monseñor Oscar Arnulfo Romero en
marzo de 1980. Es hermano de Eduardo D’aubuisson diputado del Parlamento
Centroamericano asesinado en el 2007 presuntamente vinculado al narcotráfico.
Ante las
denuncias del gobierno venezolano se encendieron las alarmas en El Salvador
varios sectores, inclusive de la derecha, piden explicaciones y el
gobierno ordenó de inmediato a las autoridades de la Policía Nacional Civil
salvadoreña que inicien de oficio una investigación y de ser posible
judicializarla para deducir responsabilidades y sentar un precedente que
permita la no injerencia de grupos desestabilizadores en los procesos
democráticos de otros países, como lo hicieron en el pasado, mediante
prácticas terroristas, tanto en Cuba y Venezuela.
El gobierno
salvadoreño del presidente Funes está en la obligación de investigar y de no
permitir que se siga utilizando el Estado salvadoreño como en los 20 años
de gobiernos neoliberales donde se utilizó de puente para el terrorismo entre
la derecha y mercenarios de otros países.
Es
importante destacar la doble moral de los funcionarios de la
embajada gringa en el país que de una manera descarada en los medios
locales de derecha rechazan las denuncias del gobierno venezolano argumentando
que también a ellos se les acusa de intentar desestabilizar las elecciones del
14 de abril de 2013, razón por la cual consideran sin fundamentos las
acusaciones contra el parlamentario salvadoreño D’aubuisson. No obstante, los
Estados Unidos siguen protegiendo a Posada Carriles, prófugo de la
justicia panameña, que por indulto de la ex-presidenta Mireya Moscoso y
por orientaciones de la misión diplomática norteamericana fue puesto en
libertad después de intentar asesinar al comandante Fidel Castro durante su
visita en la cumbre iberoamericana del 2004. Posada Carriles tiene cuentas
pendientes con la justicia venezolana, cubana y la salvadoreña de su
participación directa como agente de la CIA en actos de terrorismo.
Rudis Yilmar Flores Hernández: Profesor Investigador de la Universidad de El Salvador (Facultad
Multidisciplinaria Oriental, San Miguel), miembro del Comité Directivo a la
Asociación Latinoamericana de Sociología y de la Red de Investigadores
para la Democracia y la Paz.
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