LAS COMPAÑERAS ULTRAJADAS EN ATENCO
SIENTAN AL REPRESOR GOBIERNO DE PEÑA NIETO AL BANQUILLO DE LOS ACUSADOS ANTE LA
CIDH, LO OBLIGAN A DISCULPARSE PÚBLICAMENTE Y RECHAZAN SU “SOLUCIÓN AMISTOSA”
Miedo, tristeza,
angustia, dolor, desórdenes emocionales, torturas psicológicas, amagos de
muerte, anulación de la personalidad, desnudas, violadas, vejadas, y además de
todo esto, criminalizadas. Es el aterrador testimonio de Bárbara Italia Méndez,
una de las decenas de mujeres que fueron ultrajadas el 3 y 4 de mayo de 2006 en
Texcoco y en Atenco, ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos
(CIDH) este 14 de marzo en Washington D.C., y que tiene en el banquillo de los
acusados al gobierno represor de Enrique Peña Nieto.
Después
de ver y escuchar el tan estremecedor relato uno no puede menos que decir que
éste no es un texto lopezobradorista, por lo tanto pido que marginen por un
momento el carácter lacayuno hacia la burguesía cimarrona y extranjera del
represor presidente de México, Enrique Peña Nieto; que hagan abstracción de su
sujeción al fraude, al desatino y a la inepcia, todo indudablemente cierto, y
que piensen mejor en cómo es posible que nuestro país tenga un presidente que
porta como divisa y emblema en su copetuda frente la brutalidad para gobernar.
Es increíble que una persona de tal calaña y tan baja estofa sea el presidente
de la República. Es un atentado a la humanidad.
Y es
que su vocación sanguinaria la mostró en mayo de 2006 como virrey del Estado de
México cuando asumió con alarde e insolencia su responsabilidad en la represión
en Texcoco y en Atenco (solapado por el PRD y por el PAN), con el viejo cuento
de restablecer el “orden y el estado de
Derecho” en la Nación de los Machetes; y después confirmó su autoritarismo
en lo que se constituiría como su árbol de la noche triste en una ibérica
mañana universitaria, cuando un grupo de estudiantes lo increpó sobre el caso
Atenco, y el entonces torpe candidatillo del PRI refrendó su autoría como
represor en ese insumiso municipio. De ahí surgió el movimiento #YoSoy131 y el
#YoSoy132.
En
ambos casos Peña Nieto se vio prepotente, insultante, imprudente, como
cualquier Calígula de pacotilla, pero ahora, sentado en el banquillo de los
acusados (a través de sus comisionados), ante CIDH, ha cambiado su discurso. De
violador de derechos humanos, ahora con un baño de pureza, su mano represora la
extiende (como Díaz Ordaz) a las torturadas por su policía, por órdenes
directas de él (sobre nuestro compañero Kuykendall aún no se pronuncia).
Manifiesta su profunda solidaridad con las víctimas de Atenco, reconoce las
violaciones a los derechos humanos por su aparato policial y judicial, y ofrece
una disculpa pública a las demandantes de justicia, busca encontrar reparación
integral en pleno cumplimiento de sus obligaciones internacionales, y sostiene
que su gobierno es “moderno y
democrático”, por lo cual propone un acuerdo amistoso, ofreciendo —¡que
cinismo!— la protección de las nuevas leyes sobre derechos humanos, garantías
de no repetición de las violaciones, justicia restaurativa; ¡hasta
vivienda y otras prebendas ofreció con tal de llegar a una solución “amistosa”!.
Pero la
respuesta de Bárbara Italia Méndez, a nombre de otras 11 denunciantes y de ella
misma fue tajante y contundente: no aceptan ningún tipo de solución amistosa.
Esto significaría la impunidad a los jefes policiacos que estuvieron al mando
de los operativos y del propio Peña Nieto quien públicamente se responsabilizó
de tales hechos. Porque tales hechos relatados en las distintas denuncias de las
mujeres violadas son irrefutables e irrebatibles; porque además de ser objetos
de tortura sexual fueron acusadas como vulgares delincuentes, además porque los
mismos violadores ¡fueron los testigos de los delitos de las víctimas! ¡Qué
mundo! Violan y todavía acusan a las detenidas-violadas de ataques a las vías
de comunicación. Éste es el dilecto “delito”
del gobierno para criminalizar la protesta social, es el pretexto preferido por
las autoridades para “deshacerse” de
los líderes sociales. La honra y dignidad, mostrada y demostrada por Bárbara
Italia es un golpe a la imagen democrática de este gobierno priista; así, a 7
años de esos dolorosos acontecimientos estas mujeres que se atrevieron a
sostener la mirada a un gobierno criminal, trascendieron las fronteras y tienen
en apuros a sus represores. Ellas como muchos más continúan en la lucha.
ESTE ES EL ESTREMECEDOR RELATO DE BÁRBARA ITALIA MÉNDEZ:
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