ALAI, América Latina en Movimiento
México, 2013-04-02
México, 2013-04-02
Se respira un ambiente tenso y
se vive una especie de calma chicha en el entorno social de San
Cristóbal de Las Casas. Es semejante al de los meses previos al levantamiento
armado del EZLN. Como recordarán, en el último tercio de 2012, la invasión del
predio El Ellar efectuada por indios asentados en la orillada de San
Cristóbal y luego su irrupción en el desfile del 20 de noviembre con un grupo
de choque que llevaba el rostro cubierto con pasamontañas y armados con
garrotes, terminó de crispar y desatar los históricos ánimos racistas de
los mestizos/ladinos/ coletos y de los indios. Sentimiento y
práctica social que cruza todas y cada una de sus relaciones. Cientos de coletos
vestidos de blanco se manifestaron en contra de la invasión y de la
presencia de los indios en las calles y plazas de ciudad de Las Casas. La
invasión se resolvió con la simulación de diálogo. Los indios fueron citados
para negociar en la Unidad Administrativa. Una comisión de 10 persona fue
respaldada por 100 que esperaban en la explanada del edificio. El contingente
fue rodeado por la policía y fueron a parar a la cárcel con todo y su comisión
negociadora. El predio invadido fue desalojado por la policía estatal.
En
marzo de 2013 se han sucedido tres eventos que reedita esa hostil forma de
convivencia. El martes 12 de marzo, 20 elementos policiales allanaron, robaron
y amenazaron a indígenas tzotziles en su domicilio ubicado en el Barrio de
Mexicanos cuando el grupo policiaco llegó en “busca de drogas”. El sábado 23 de marzo, pobladores de
varias comunidades de tzotziles ubicadas al sur de San Cristóbal detuvieron a
20 elementos – personal del ejército federal y de las policías estatal y
municipal -, que realizaba un operativo en esa zona y capturaron “sin justificación” a 4 indígenas. Hasta
el ese día los indios mantenían en su poder cinco patrullas de la policía
municipal y una de la estatal. El domingo 24 de marzo, habitantes de la
comunidad indígena Huitepec Las Palmas retuvieron un taxi que fue a hacer
un servicio a ese lugar. La unidad fue recuperada por un centenar de choferes
de la asociación de Radio Taxis Real Ciudad Mágica una vez que las
policías estatal y municipal se negaron a brindarles auxilio. El
encuentro entre taxistas de San Cristóbal armados de palos y machetes fue por
momentos ríspido y estuvieron a punto del enfrentamiento.
Veamos
algunos detalles de los eventos de marzo 2013:
1.- De
acuerdo con el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba),
el día 14 de ese mes, “elementos
policiales, aproximadamente 20, quienes iban encapuchados (…) se presentaron (al domicilio del señor
Celedonio López) entre las 0:00 y la 1:00
horas sin ninguna orden de cateo, sin identificarse”. Se habían presentado
para “buscar” al señor Celedonio.
Destrozaron la puerta de entrada, rompieron cristales y con gritos preguntaban:
“dónde está la droga”. Amenazaron a
una mujer de 90 años de edad. Durante el allanamiento “empezaron a revisar los cuartos, tiraron todo al suelo y se robaron la
cantidad de 150 mil pesos, producto de los ahorros de varios años (…)”. Robaron también mercancía de
Celedonio. La policía se retiró de ese domicilio 45 minutos después. Según el
Frayba, “el Estado es
responsable de múltiples violaciones a los derechos humanos (…)”.
2.- De
acuerdo a la queja que interpusieron el 19 de marzo los 4 indígenas habitantes
de las comunidades al sur de San Cristóbal ante el Consejo Estatal de Derechos
Humanos, aseguran que fueron “agredidos”
a la entrada de su comunidad por elementos que realizaban un operativo en esa
zona. Argumentan que las autoridades municipales no dieron aviso, como en otras
ocasiones, “CON RESPETO A NUESTROS USOS Y
COSTUMBRES violando el derecho que tenemos a la LIBRE DETERMINACION DE LOS
PUEBLOS”. (…) “esta vez penetraron
800 metros en nuestro territorio sin avisar una patrulla de tránsito, una
estatal y un vehículo del Ejército Mexicano”. Durante la detención de los 4
tzotziles fueron esposados y, “nos
gritaron con DISCRIMINACION: Pinches indios pendejos ya nos tienen hartos, aquí
son chingones pero allá en la base nos van a mamar la verga”. Fueron
golpeados con la cacha de las pistolas, los patearon y amenazaron de muerte: “apuntaban hacia nosotros y luego burlándose
nos DISPARABAN HACIA LOS PIES, accionando sus armas de fuego”. Otro de
ellos relató, “(…) me dijeron, ora si pinche indio mierda, ya
estamos hartos con ustedes, ora sí me van a mamar la verga y les vamos a echar
corriente”.
3.-
Los habitantes de la comunidad indígena Huitepec Las Palmas aseguraron la
unidad de la asociación de Radio Taxis Real Ciudad Mágica después de una
discusión del chofer con dos indígenas que “borrachos”
se “negaron a pagar el servicio”. Se “hicieron de palabras y llegaron a los
golpes”. Para liberar el taxi los indígenas exigían la cantidad de 14 mil
pesos para cubrir los gastos médicos de sus compañeros golpeados. La
asociación de taxistas pidió auxilio a las policías municipal y estatal.
Corporaciones que demandaron a los choferes que “garantizaran su seguridad” para poder intervenir.
Esa
respuesta fue interpretada por los taxistas como una negativa de apoyo y
decidieron recuperar por su cuenta su unidad con el apoyo a otra agrupación. Un
centenar de taxistas -muchos de ellos asalariados-, armados con palos, machetes
y “otros objetos” se dirigieron a la
comunidad: “Fuimos dispuestos a todo,
porque se sabe que en la citada comunidad algunos de sus habitantes tienen armas
de fuego. No había otra alternativa, fue decisión de todos actuar por nuestra
propia cuenta, aplicar la ley de la selva, la del más fuerte y de eso todos los
que fuimos estábamos conscientes de que nos podían golpear, hasta matar. Nos
dijeron que teníamos que pagar 14 mil pesos de acuerdo a sus usos y costumbres”.
A lo que los taxistas respondieron: “También
nosotros tenemos nuestras leyes y aquí vamos a ver quién es más fuerte”.
Estuvieron a punto del enfrentamiento, sin embargo, “a las 11 de la noche llegaron a un acuerdo con las autoridades de la
comunidad y pagaron (…) 2 mil pesos”
para los gastos de curación.
La
actitud, brutalidad e ilegalidad de las policías en el mundo explican la de los
agentes en la ciudad de Las Casas, sin embargo, aquí hay que añadir el racismo.
Es evidente en el allanamiento: prepotencia, destrozos, robo. Y en el
operativo: El “indio pendejo” e “indio de mierda” son clásicos, a lo que
hay que añadir, el racismo/machismo con la amenaza humillante de: “ora sí me van a mamar la verga”. En el
segundo caso, la respuesta de las comunidades fue masiva, producto de su
organización, independientemente de sus diferencias. Para los de allá los mestizos/ladinos/coletos
son unos “come manteca”.
En el
caso de Huitepec Las Palmas, la policía se hizo ojo de hormiga. Varias
de sus unidades aún estaban en poder de los pobladores de las comunidades al
sur de San Cristóbal. Ahora, si no conociéramos los abusos de los taxistas le
daríamos la razón a los indios, si no conociéramos los excesos que llegan a
cometer los indios en “sus territorios”,
le daríamos la razón a los taxistas. Aquí los dos grupos étnicos colocaron sus
fuerzas frente a frente: De “acuerdo a
sus usos y costumbres” los indios pretendían una indemnización de “14 mil pesos”, para los gastos de
curación de sus compañeros. A lo que los taxistas replicaron: “También nosotros tenemos nuestras leyes y aquí
vamos a ver quién es más fuerte”, dijeron los ladinos que
llegaron organizados como grupo de choque: “No había otra alternativa, fue decisión de todos actuar por nuestra
propia cuenta, aplicar la ley de la selva, la del más fuerte y de eso todos los
que fuimos estábamos conscientes de que nos podían golpear, hasta matar”.
Por fortuna, a punto del choque, llegaron a un acuerdo. Los indios recibieron 2
mil pesos y los taxistas recuperaron su unidad.
¿Ahí
quedó todo? Claro que no. Los agravios se acumulan. Cada grupo los tiene
guardados en su respectivo arcón de los recuerdos.
En las
décadas de 1970 y de 1980, cuando se daban hechos como los arriba mencionados,
Amado Avendaño escribía en la columna El Menú de Ana Lisis una
advertencia: “Se van a levantar los
indios”. En 1993, con Rodrigo y Nelson comentábamos lo pesado del
ambiente social. Algo que también compartía el ingeniero Rodríguez y decía:
“no se siente uno seguro al caminar por
las comunidades”. Yo comentaba los “rumores”
de un levantamiento y Rodrigo replicaba con una certeza muy coleta:
“Puede ser, pero no tenemos que olvidar
que históricamente han sido aniquilados”. En 2012, a Jorge y su
compañera les dio por pasear por comunidades en la periferia de la ciudad y me
comentaron lo pesado del ambiente. Los incidentes menudean. Los hechos
de marzo lo confirman.
No
sugiero que los eventos de marzo son indicativos de que se esté preparando otro
levantamiento. Lo que trato de decir es que si hiciéramos un recuento de
eventos de esta naturaleza de 1994 a la fecha no tendríamos duda alguna que los
indios siguen alzados. A lo mejor es la entrada de la Primavera. A lo mejor son
los resultados de la guerra no resuelta en Chiapas.
P.D. ¿Saber
cómo viven esos momentos los indios asalariados como policías o como
taxistas?
P.D. de
otros rencores y brutalidades: En la comunidad tzeltal de Yaxté, municipio de
Chilón, un hombre tzeltal, después de discutir con su padre mató a machetazos a
su abuela de 83 años, a su madrastra y a sus dos hermanas, una de 13 y otra de
4 años. Sus cuerpos fueron abandonados en un camino. El hecho fue minimizado
por una regidora de la Comisión de Seguridad de ese municipio.
P.D.
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