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Rebelión, 10-04-2013
1. Los
maestros de la Coordinadora (CNTE) siguen firmes en su lucha contra una reforma
educativa que irresponsablemente no fue puesta al análisis ni a la discusión de
los maestros, que son el motor de la educación en México y en el mundo. La calentura
de un nuevo gobierno del PRI llevó a inventar e imponer "una reforma" con arreglos legislativos pactados con
partidos para aprobarla Se olvidó que lo más importante en el proceso han sido
los alumnos, los estudiantes, porque sin ellos no habría materia educativa y
que hasta hoy el factor esencial transmisor o coordinador es el maestro. El
apresuramiento, la autoconfianza, el autoritarismo, llevó a despreciar a los
profesores que durante décadas han tenido muchas ideas y propuestas.
2. El día
de hoy las cosas parecen empantanadas: el gobierno, llámese Peña, Osorio o
Chauyffet y sus apoyadores, quieren demostrar su autoridad gritando que no
darán ni un paso atrás, y los profesores de la CNTE -que llevan más de tres
décadas luchando por un educación al servicio del pueblo- siguen batallando
como siempre porque sean tomadas en cuenta. En Oaxaca, Guerrero, Michoacán,
Chiapas, los profesores han sufrido por sus batallas mucha represión,
encarcelamientos y hasta asesinatos. En estos estados, así como en cinco o seis
más, no están dispuestos a permitir que los maestros sigan siendo una simple "correa de transmisión" de la
ideología de la clase dominante; quieren demostrar que tienen ideas y mucha
dignidad que debe ser respetada.
3. ¿Qué
salida inmediata propondría a los compañeros de la CNTE para su discusión? En
primer lugar que se subraye que los profesores nunca se han opuesto a ser
evaluados, pero el método y los objetivos de la evaluación deben ser analizados
y discutidos por los funcionarios y los profesores para evitar cualquier
unilateralidad. Para dicha evaluación debe anteceder por lo menos dos cursos de
actualización en cada una de las zonas escolares del país con la orientación de
investigadores y estudiosos de la problemática económica y educativa del país.
En estos cursos se analizará lo que es la evaluación y su significado, así como
de la evaluación del sistema educativo del país. Estos cursos organizados por
zona se supone que deben ser obligatorios.
4. En
segundo lugar la presentación por cada maestro de un informe anual bien
elaborado que analice las condiciones económicas de la comunidad y la labor del
maestro en el proceso de transformación de la misma. Este trabajo -elaborado
con mucha paciencia sobre la vida de los niños y sus padres- deberá ser
entregado como parte de la evaluación anual de cada maestro. El peligro es que
después de dos o tres años este documento se convierta en burocrático o
repetitivo, muy lejano al espíritu creador del magisterio; pero no hay duda de
que un trabajo así -guiado por cursos de actualización- podría convertirse a la
larga en una interesantísima historia de la comunidad.
5. Con
estos antecedentes: cursos de actualización y un informe de labor comunitaria,
cualquier evaluación de conocimientos, destrezas y habilidades, será superada
con suma facilidad. Los maestros estarían siempre listos cada año para ser
evaluados cada año y seguramente los sínodos se divertirán con la nuevas
experiencias de los maestros como escritores. Pienso que en una semana, la última
de agosto, se podrían impartir los cursos, entregar los informes y cumplir con
el formulismo de la evaluación. Es realmente un formulismo porque nunca un
tonto examen podrá medir las distintas facetas de un maestro. Pero dado que
todavía los calculistas, los matemáticos, los partidarios de las ciencias
exactas siguen midiendo a los humanos como si fueran cosas, démosles chance.
6. Pero
alguien me preguntaría: ¿Cómo va a garantizar el gobierno que los maestros
logren la capacidad y la preparación para comprender nuevos planes y programas
hacia un profundo giro privatizador de la educación? ¿Cómo equiparar los
programas a los elaborados por los TLC, el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional? ¿Cómo deshacerse de los profesores rebeldes que mantienen una
permanente oposición a las medidas privatizadoras del régimen, así como de los
que exigen respeto a la educación pública, gratuita, laica y obligatoria? Los
maestros tienen que seguir luchando en las calles porque es la única garantía
para lograr avances que junto a sus alumnos y los padres de familia, necesitan.
La tres propuestas sólo son para discutir.
Rebelión ha publicado
este artículo con el permiso del autor mediante una licencia
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