Colectivo La Digna Voz, 12-04-2013
El veneno contenido en la
reforma educativa empieza a surtir efecto. Al igual que con el golpe
autoritario contra el Sindicato Mexicano de Electricistas, que tuvo como
verdadero motivo el negocio de la fibra óptica- la embestida mediática y
política en contra de la disidencia magisterial tiene la misión de generar
condiciones para una privatización del sistema de educación básica, desplazando
del escenario a los maestros ‘incómodos’.
Esa y no la idea peregrina de la educación de calidad es el problema de fondo.
Y si no
me cree revise usted las recientes declaraciones de la Coparmex, que amarra navajas para 'salvar la educación' al proponer clases extramuros, pagadas por la
derecha patronal. Su presidente, un tal Juan Castañón, en el colmo de la
demagogia declaró: “No vamos a permitir
que un grupo de personas con privilegios e intereses personales se imponga en
detrimento del derecho de los niños y jóvenes a recibir educación” ¿Desde
cuándo los empresarios mexicanos han defendido los derechos de las mayorías y
los bienes comunes? ¿Desde que pretenden abrir oportunidades para hacer
negocios y lucrar con los derechos sociales? ¿Habrá en nuestro país personas
con más privilegios que los grandes empresarios?
Por
parte de los gobernantes la cosa no cambia mucho. Un personaje que encarna la
corrupción mejor que nadie, Emilio Chuayffet, declara que “no hay derecho contra el derecho”. Supongo que se refiere al
derecho de los poderosos a hacer lo que quieran y su jefe, el copete ensillado,
suelta una amenaza velada al afirmar que “no
va a permitir” presiones ni retrocesos. Remember
Atenco. El desalojo de la autopista del Sol y su declaración asumiendo la
responsabilidad del hecho no dejan lugar a dudas de su posición al respecto. El
costo político no parece preocuparle ni mucho menos la posibilidad de un
surgimiento popular en Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Michoacán. Tal vea así,
calcula el presidente, pueda justificar más ampliamente la represión y
desaparición de la corriente magisterial disidente al corrupto Sindicato Nacional
Trabajadores de la Educación, que después de su descabezamiento no pasa por sus
mejores momentos.
Así las
cosas me pregunto: ¿No fue el estado mexicano y sus dueños, con el partidazo a
la cabeza, el mayor beneficiado con la corrupción que auspició en los
sindicatos en México? ¿No fueron ellos quienes fomentaron y fomentan la venta
de plazas, las licencias indefinidas y el enriquecimiento de sus líderes a
cambio de votos? ¿No fueron y son ellos quienes desvían los recursos públicos
destinados a la educación básica para desmantelar las escuelas en las que
estudiamos usted y yo, y que eran las mejores, responsabilizando a los maestros
por el abandono y las paupérrimas condiciones en las que se encuentran?
Y ahora
le pregunto a usted, indignado lector; ¿De veras cree que la reforma mejorará
la educación? ¿De veras cree que Peña y Chuayffet tienen calidad moral para
darse baños de pureza? De veras cree que los únicos responsables de la
situación es de los maestros? ¿De veras cree que la privatización y los
empresarios mantendrán la educación laica y mejoraran su calidad? ¿Está
dispuesto a que un cura defina los planes de estudio de sus hijos y además
tenga que pagar por ello? Deje de cargarle
el muerto los maestros y dirija su mirada a los lobos disfrazados de
ovejas, a los políticos y grandes empresarios a quienes les incomoda que los
maestros se opongan a los planes de privatización largamente acariciados. Son
ellos los que nos han llevado a la situación en la que nos encontramos con la
finalidad de seguir mejorando sus ganancias. Suponer que los maestros son la
fuente de todos los problemas en la educación básica es tratar de tapar el sol
con un dedo y desviar la atención del verdadero origen del conflicto. La verdad
no peca pero incomoda. Usted disculpe.
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