Golpes, tratos degradantes y exhibición de personas detenidas exhiben deterioro de Derechos Humanos en Yucatán
Comunicado del Equipo
Indignación
Chablekal, Yucatán, 16
de abril de 2013
Golpes, tratos crueles, inhumanos y degradantes
cometidos por distintos cuerpos policíacos de Yucatán, municipales y estatal,
así como la frecuente práctica de exhibir a personas detenidas exhiben un
deterioro de los derechos humanos en Yucatán y son permanente preocupación del
equipo Indignación.
A los reportes que nos han llegado recientemente
de Ticul, Tekax e Izamal, entre otros, se suma la información obtenida por
distintos medios, como la nota que divulga hoy golpes y tratos crueles contra
menores de edad cometidos por la Policía Municipal de Progreso. Habrían incluso
obligado a desnudarse a una menor de edad, lo que constituye un trato
degradante inaceptable y hace incurrir al policía o los policías responsables
en un delito.
En Ticul, la semana pasada una familia denunció
golpes y abuso de autoridad de la Policía Municipal al detener a un menor de
edad.
En los casos de los que Indignación ha tenido
conocimiento directo se han interpuesto quejas en la Comisión de Derechos
Humanos de Yucatán y denuncias ante la Fiscalía General del Estado.
Los alcaldes suelen contribuir a la impunidad
negando los hechos u omitiendo investigaciones que debieran iniciar de
inmediato y sancionar a los responsables.
La Fiscalía, los ministerios públicos que se
encuentran en los municipios, encubren a su vez o dilatan de tal manera la
investigación que no se llega a juzgar a los responsables.
La tolerancia hacia quienes incurren en tratos
degradantes, golpes o incluso tortura; el encubrimiento, la impunidad,
perpetúan esta aberrante práctica.
El caso de Roberth Tzab, quien falleció en
agosto de 2010 en Tekax en condiciones que nos obligan a sospechar tortura,
continúa impune.
Lamentablemente el Ombudsman local carece de
interés y compromiso con la vigencia de los derechos humanos y se preocupa
únicamente de hacer declaraciones inocuas que le eviten roces con cualquier
autoridad o institución.
Su función, que es precisamente enfrentar los
abusos del Estado, sus instituciones, sus agentes, se encuentra pervertida y en
Yucatán se deteriora cada día la vigencia de los derechos humanos.
Su inacción ha contribuido a la invisibilización
de la exigencia de respeto a derechos humanos. La frívola e ineficaz "formación a policías", la
distante y burocrática relación con las víctimas y la cercanía con personajes
del poder es evidente, tanto como su alejamiento de las causas y las agendas
ciudadanas.
Sus recomendaciones son inocuas y no las
publicita. No se divulga la reflexión desde los derechos humanos que sustente
las recomendaciones y haga intolerables las violaciones.
Un juicio político contra el Ombudsman local ha
sido desatendido por dos legislaturas. Ni siquiera se han molestado en
calificar la procedencia incumpliendo con su elemental obligación.
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