Viernes,
05 Abril 2013
Gabino Cué arribó al poder estatal en medio de
una coyuntura, sin ella y sin las relaciones con la “izquierda” electoral, principalmente con Andrés Manuel López
Obrador no hubiera logrado acceder a la gubernatura.
Formado
académicamente fuera del estado, no es un tipo que sobresalga por su
inteligencia, apasionado por la cultura española, se inició en la política
estando el PRI en el gobierno con Diódoro Carrasco como gobernador.
Su
carrera política lo llevo a abandonar el PRI para luchar por la presidencia
municipal en el año 2000 en el recién creado partido “Convergencia” patrocinado principalmente por empresarios (de hecho
inició la forma de hacer campaña bajo asociaciones civiles antes de los tiempos
electorales, tan comunes hoy en día), durante su periodo de presidente
municipal inició una batalla “política”
con el entonces gobernador José Murat que incluso llegaron a amenazas directas
contra su familia.
Para
el año 2004 luchó por la gubernatura del estado con la coalición Convergencia,
PAN y PRD contra el priísta Ulises Ruiz y perdió, se habló de fraude, nada
trascendió e inclusive se armó un “teatro”
donde sería detenido por supuestos fraudes y malos manejos durante su
administración municipal.
En
el año 2006 durante el conflicto de la Asamblea Popular de los Pueblos de
Oaxaca no tuvo ninguna injerencia, pero salió beneficiado para ser senador por
la coalición “por el bien de todos”,
pues el pueblo de Oaxaca había llamado a un voto de castigo al PRI, su “popularidad” y el amplio número de
votos que lo alejaban de sus competidores respondían al hartazgo social más que
a su carisma.
Su
campaña política para la gubernatura la inició el día que tomo protesta como
senador, principalmente al lado del “gobierno
legítimo” de AMLO, el estado se encontraba en un momento de confrontación
por el conflicto del 2006, ante el panorama que se venía se le sumaron muchos
personajes “ilustres oaxaqueños” a su
campaña, al mismo estilo priísta de apoyar en la campaña para cobrar estando en
el gobierno, Cué participó con la primera coalición que unió al partido de
derecha con los de izquierda, Gabino nunca se autonombro de izquierda, siempre
se definió “progresista”, incluso sin
tener claro lo que eso significa.
Mucha
gente harta del caciquismo priísta opto por un cambio, la gubernatura
llegó, el cambio requería de una sola
jugada política para poder legitimarse: Justicia para el pueblo de Oaxaca que
consistía en la aprehensión de Ulises Ruiz Ortiz y compinches.
La
promesa estaba hecha, pero nunca se cumplió, el gabinete se llenó de los
personajes “ilustres” que cobraban el
apoyo económico brindado, pero que poco o nada sabían del “progreso” que tanto se había hablado en campaña, sin embargo mucho
tenían de priístas, de esos llamados chapulines que brincan según el que está
en el poder, incluso retó a la sección 22 que es la fuerza política más
importante del estado y que había llamado, una vez más, al voto de castigo al
PRI, poniendo a personas non gratas para el magisterio en cargos importantes
como la secretaria de educación y la de gobierno.
Su
justicia para el pueblo consistió en amenazas contra Ulises y su gente, a pesar
de que anunciaron con bombo y platillo las pruebas que los inculpaban, que
incluso no eran necesarias; esa advertencia solo sirvió para que los ulisistas se ahuyentaran por un tiempo
del estado.
Su
gobierno no tendió a solucionar conflictos sino a agudizarlos, a dos meses de
acceder al poder recibió al ex presidente Felipe Calderón ante el enojo de la
sección 22 y peor aún para inaugurar una escuela privada, en ese momento se
rompió toda buena relación entre gobierno y sindicato.
Su
“progreso” españolizado le hizo traer
de vuelta las corridas de toros que antes había prohibido el “máximo” exponente oaxaqueño Benito
Juárez, otra serie de protestas lo hizo recular a su tan gustado espectáculo de
muerte.
Dio
apertura a tiendas transnacionales a sabiendas que parte de la cultura
oaxaqueña radica en sus mercados, autorizo megaproyectos mineros, carreteros,
hidroeléctricos, eólicos, etc. sin consultar a los pueblos y que ha dejado
varios muertos en la defensa de sus territorios.
No
ha corregido una serie de problemas entre pueblos creado por el priísmo como
San Juan Copala e incluso debido a sus políticas han surgido más problemas,
para colmo de males su partido postula para diputaciones a golpeadores y
paramilitares de dichos pueblos.
El
gobierno de la paz y el progreso poco o nada ha hecho para lograr el eslogan
que tanto presumen, los conflictos entre pueblos oaxaqueños como San José del
Progreso o San Dionisio del Mar y empresas españolas y canadienses ha puesto al
gobierno en jaque al apoyar a las transnacionales por la supuesta inversión que
dan al estado, la aprobación de parte del gobierno sin la consulta pública de
las comunidades los ha llevado a dar declaraciones fuera de lugar, qué como en el caso del Istmo fueron
revertidas de maneras convincentes al decir que los opositores no superaban los
50 y tras un intento de desalojo fueron repelidos por la comunidad.
En
los últimos meses el gobierno al no resolverle los problemas a las empresas que
intentan saquear Oaxaca ha iniciado una campaña de acallar todas las voces que
se oponen a su forma de gobernar, utilizando las tácticas de PRI donde fue
formado: la represión, el encarcelamiento de opositores, campañas acusatorias
mediáticas, etc.
La
sección 22 también se encuentra en batalla constante ante la aprobación de la
reforma educativa, ante ello respondieron con el PTEO del cual el gobierno
aliancista ha tomado poca importancia, las acciones no se han hecho esperar y
se espera radicalización de ellas.
La
detención de activistas y opositores, el desmantelamiento de radios
comunitarias y al ataque a instalaciones de derechos humanos han aumentado en
las últimas semanas, la embestida del gobierno se agudiza ante un cercano
proceso electoral, donde el priísmo comienza a posicionarse dentro de la
política estatal con las dependencias federales.
Hace
un tiempo el padre Uvi hablaba del “bono
democrático” con el que había llegado este gobierno, hoy en día no existe
tal, la situación en Oaxaca es parecida (no se sabe si igual, peor o menor) a
la que había en el gobierno de Ulises Ruiz, hay encono social y condiciones
para un movimiento como el del 2006, el gobierno se encuentra entre un ataque
entre el priísmo que quiere regresar a tomar el poder y la izquierda no
electoral que quiere un cambio social verdadero.
Si
hace dos años y meses la jugada para lograr crecer y demostrar un verdadero
cambio político consistía en la detención de un exgobernador hoy la justicia y
el cambio para el pueblo de Oaxaca necesita que se aplique la justicia sobre
los dos últimos gobernadores.
Es claro que está justicia jamás vendrá
de la política electorera, el pueblo tendrá que irla construyendo, el sistema
se mantiene con un partido u otro en el poder y parece que los pueblos lo van
entendiendo.
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