x Red Roja, 4/4/2013
La intoxicación de los medios de
desinformación capitalistas infecta a buena parte de esa izquierda que,
precisamente, se reclama anticapitalista
Una vez más desde Red Roja tenemos que lamentar que la
intoxicación de los medios de desinformación capitalistas en torno a lo que
sucede en la península de Corea infecte a buena parte de esa izquierda que, precisamente, se reclama anticapitalista. Y que impide que
estemos como debiéramos a la altura de la especial responsabilidad que nos
atañe en tanto que militantes dentro del campo de países imperialistas.
Antes que nada debemos señalar
que, si se tuviera en cuenta la brutal destrucción que los EEUU llevaron a cabo
en Corea del Norte en los años 50, muchas cosas se entenderían sin esfuerzo
alguno y sólo la desvergüenza sería el motivo para no brindar la necesaria
solidaridad que ese pueblo martirizado necesita. En 1960 Che Guevara escribió
que, de todos los países socialistas que había visitado, Corea del Norte era el
que le había impresionado más hondamente. Como bien escribió, este país fue
literalmente devastado y reducido a escombros por los EE UU, cuyas atrocidades
sin límite explican el porqué de la "intransigencia"
norcoreana. Ya Red Roja Andaluza se
hizo eco de ello recientemente en el primer número de su revista “Socialismo y Pueblo”. Desde el
movimiento comunista estamos obligados -antes que poner el acento en las
diferencias con las particularidades del sistema norcoreano- a resaltar sin
complejos la obra heroica ejemplar que ha supuesto levantar un país cuyo mayor
delito ha sido osar hacerlo sin ceder ni a capitalistas ni a imperialistas.
Como Cuba cuando la Crisis de los Misiles, Corea del Norte
tiene derecho a defenderse y enseñar los dientes. Si el imperialismo no ha
atacado aún este país, es porque lleva muchos años armándose y dispone de
medios para resistir. De no estar lo bastante armados y preparados, los
estadounidenses habrían hecho con ellos lo mismo que con Yugoslavia,
Afganistán, Irak o, más recientemente, Libia. En el caso de Corea del Norte, no
sólo estamos ante las consideraciones geoestratégicas de un imperialismo
estadounidense que quiere forzar su hegemonía de la Guerra Fría incluso dentro
de su propio campo de países capitalistas. Además, tiene un objetivo que
comparte todo el capitalismo internacional: culminar la agresión al campo
socialista que sufrió un acelerón tras la caída del Muro. En este sentido,
celebramos que Corea del Norte pueda beneficiarse de las contradicciones y
diferencias entre potencias que están agravándose en la escena internacional.
En el caso de Rusia y, sobre todo China, es claro que no les conviene que lo
que impere en toda la península coreana sea el servilismo pro-estadounidense de
Corea del Sur.
Por lo demás, e independientemente
de las intenciones "subjetivas"
que el discurso supuestamente pacifista y antinuclear tenga, ahora como cuando
la Crisis de los Misiles en Cuba,
dicho discurso objetivamente no sirve más que a los intereses del imperialismo.
Tras la guerra de Corea en 1950-1953 y el posterior curso que siguió la Guerra
Fría, a Corea del Norte no le quedaba más remedio que armarse hasta tal punto
que pudiera defenderse por sí misma si fuera preciso. En cualquier caso, y pese
a lo que diga la televisión, es evidente que Corea del Norte no está provocando
a nadie. No es Corea del Norte la que está realizando ejercicios militares en
la frontera con EE UU, sino EE UU el que lleva meses desplazando bombarderos
nucleares a sus bases de Corea del Sur y haciendo todo tipo de maniobras
amenazadoras, frente a las cuales la República Popular Democrática de Corea
está –faltaría más- legitimada para defenderse y para avisar de que, si son
invadidos, se defenderán. Cabe destacar igualmente que, al contrario de lo que
se apresuran a señalar los medios de desinformación, la RPDC ha buscado en
varios momentos llegar a un acuerdo de paz con el imperialismo estadounidense
en aras de rebajar a un mínimo la amenaza nuclear. Es EEUU quien se ha negado a
esto, poniendo en peligro el armisticio y rechazando un acuerdo de paz estable.
Como venimos insistiendo desde
hace años en el seno de Red Roja, la
clase trabajadora residente en los Estados del centro imperialista no puede
caer en la complicidad propia de la socialdemocracia europeísta, que con
pretextos "civilizadores"
más o menos burdos viene avalando todas las intervenciones militares
colonialistas e imperialistas desde hace siglos. Por vivir aquí tenemos una
responsabilidad y debemos generar un clima de movilización popular contra la
guerra imperialista y contra la OTAN y por la victoria de la resistencia
antiimperialista realmente existente, encaje o no con los tipos ideales
teorizados por la izquierda. El legítimo debate ideológico y político no es
para nada el asunto ahora. La resistencia norcoreana merece el mayor de
nuestros respetos y nuestra solidaridad militante activa.
¡Viva la resistencia antiimperialista de la
República Popular Democrática de Corea!
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