ALAI,
América Latina en Movimiento
2013-04-05
2013-04-05
Seis hombres se prendieron
fuego en Bulgaria y otro lo intentó en las últimas semanas. Cuatro fallecieron,
dos quedaron gravemente heridos y otro se salvó porque la policía impidió que
se quemara. Por pura desesperación y por los sufrimientos e incertidumbres que
la crisis y sus falsas soluciones causan a la población. Esos días, docenas de
miles de personas salieron a la calle manifestándose contra la pobreza y la
corrupción. Y derribaron al Gobierno.
A pesar
de que el déficit es inferior al 2% del PIB, en Bulgaria se aplica férreamente
la implacable austeridad que impone la Unión Europea. Una austeridad que ha
desintegrado el sector público, recortado la atención hospitalaria, congelado
salarios y pensiones y reducido ayudas al desempleo mientras el paro aumenta
aceleradamente. El resultado es que, según Eurostat, el 49% de búlgaros vive en
la pobreza.
2010
fue elegido por la Unión Europea como año límite para erradicar la pobreza del
continente. Pero ese año había 80 millones de personas que vivían por debajo
del umbral de pobreza. Peor aún, en 2012 ya eran 120 millones los europeos
pobres con severas privaciones materiales.
Según
el estudio de Eurostat, con Bulgaria, sufren considerable pobreza Rumanía y
Letonia con un 40% de población empobrecida; Lituania 33%; Grecia y Hungría
31%, y España y Grecia casi 22%. Docenas de millones de personas solo
sobreviven en Europa. Sobrevivir, que no es vivir. Incluso en Alemania se nota
la pobreza. Una pobreza nada casual.
Un
informe de 2011 sobre derechos sociales y económicos en Alemania, elaborado por
veinte ONG (entre ellas Amnistía Internacional), muestra que el país se ha degradado.
La Agenda 2010, definida por el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung como la
mayor amputación de derechos sociales en Alemania desde el final de la Segunda
Guerra Mundial, impuso los recortes y la austeridad que causó el retroceso.
Las
cifras oficiales dicen que hay unos 3 millones de parados. Cifra no
escandalosa, pero más de 5 millones de personas con empleo necesitan ayuda
social para vivir porque los sueldos no alcanzan para hacerlo con la dignidad
mínima exigible. La precariedad laboral establecida ha creado una nueva
categoría: pobre a pesar de tener trabajo.
Cruz
Roja y Media Luna Roja han informado de que esos pobres nuevos aumentan en
Europa. Más de 26 millones de personas no tienen empleo en esta Unión Europea
en recesión y millones de personas sufren por falta de alimentos y de
asistencia médica, pueden ser desahuciados o ya perdieron sus casas.
Oficialmente,
ser pobre es disponer de menos del 60% del salario medio de un país. En el caso
español, el umbral de pobreza para un adulto que viva solo está en 6.278 euros
anuales. Y para una familia de padres y un hijo menor, el umbral de pobreza es
11.300 € anuales. Treinta euros diarios para pagar vivienda, luz, agua,
calefacción, alimentarse, vestirse... Es decir, ser pobre.
La
austeridad como respuesta falaz a la crisis ha conseguido que millones de
europeos que antes vivían sin sobresaltos, ahora lo hagan de forma complicada y
precaria. Tener trabajo y estar en riesgo de exclusión social ya no es un
absurdo en Europa. Rebajas salariales, subidas de precios, pérdida de poder
adquisitivo, disminución y empeoramiento de servicios públicos más aumento de
inestabilidad laboral han aumentado el número de personas que, aún con empleo,
roza la pobreza. En España, por ejemplo, la tasa de esa pobreza laboral pasó
del 10,7% en 2007 al 12,7% en 2012, según un estudio de la Fundación Alternativas.
La
impuesta austeridad que ha generado toda esa pobreza en Europa consiste en
quitar dinero a la ciudadanía para rescatar bancos, financiar la crisis
bancaria con deuda pública, aprobar reformas laborales para abaratar el
despido, sustituir impuestos directos por indirectos, tolerar de hecho un
fraude fiscal enorme, privatizar lo público... La austeridad es el medio de
transferir rentas de las clases trabajadoras a la minoría rica dominante.
El
resultado de la austeridad impuesta desde 2010 en Europa para afrontar la
crisis es un innegable fracaso. Dos años después, los mercados no se han
calmado, no hay crédito, no hay recuperación económica, hay recesión, no
disminuye el déficit, crece la deuda pública, la privada es impagable,
disminuye el consumo, se cierran empresas y aumenta aceleradamente el
desempleo. Un descalabro. Esa pretendida austeridad despilfarra bienestar,
destruye empleo y dinamita la actividad económica presente y futura. Eso es
dilapidar, eso es derroche.
Xavier Caño Tamayo
Periodista y escritor
Twitter: @xcanotamayo
Twitter: @CCS_Solidarios
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